Aleyda Quevedo Rojas.
Poeta,
periodista, ensayista y gestora cultural (Quito, Ecuador, 1972). Ha
publicado los libros de poesía: ‘Cambio en los climas del
corazón’, 1989; ‘La actitud del fuego’, 1994; ‘Algunas rosas
verdes’, 1996; ‘Espacio vacío’, 2001 y 2008; ‘Soy mi
cuerpo’, 2006; ‘Dos encendidos’, 2008 y 2010; ‘La otra, la
misma de Dios’, 2011; ‘Jardín de dagas’, 2014 y 2015; y las
antologías que reúnen parte de su poesía bajo los títulos: Música
Oscura,
(2004) Amanecer
de Fiebre
(2011) y El
cielo de mi cuerpo, (2014)
que
aparecieron en Almería, Guayaquil y La Habana, respectivamente.
Obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade” en
1996. Ha representado a su país en los más importantes encuentros y
festivales internacionales de escritores en España, México,
Argentina, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico, Perú, República
Dominicana, Venezuela, Francia, Cuba, Chile y Brasil. Ha sido
curadora de las antologías literarias: “13 poetas ecuatorianos”;
Mordiendo el frío y otros poemas” del poeta Edwin Madrid; “Hacer
el amor (humor) es difícil pero se aprende” del escritor Fernando
Iwasaki. Es coordinadora editorial del sello independiente Ediciones
de la Línea Imaginaria
que tiene en su catálogo 28 volúmenes de poesía Latinoamericana.
Colabora con revistas de cultura y literatura de Ecuador. Ha sido
traducida al francés, inglés, hebreo, portugués e italiano.
Mantiene un libro inédito.
22
poemas
Cortadas
a media noche,
las
flores de verano iluminan la habitación del hotel.
Las
de color naranja excitan
hasta
afectar,
en
esa zona que las mujeres confunden con:
Deseo,
desgarro,
defectos.
Las
flores fucsia y las excesivamente moradas
distraen
y llegan a enervar.
Pero
estoy húmeda,
lista
para la noche en este hotel del mundo.
Piso
un jardín de intimidades.
A
las ramas verdes del follaje,
las
chupo una por una.
Y
la clorofila aceitada me va dejando,
las
ganas de ir hasta el fondo.
Mas
lo que hago antes de dormir
es
leer los poemas de Szymborska.
Nunca
las vi detenidamente ―aunque siempre estuvieron―
y
son las mismas a pesar de haber mudado de pétalos.
Jamás
es la misma flor luego del granizo.
Algo
modifica sus ojos secos y el destello del cáliz,
tan
misteriosamente dispuestas en el mismo jardín.
Sus
cuerpos me hablan cuando preparo mi daga
―cortes
exactos―.
Algo
que congele la belleza de la pasiflora o el romerito negro.
Limón
perfumado
Soy
mi cuerpo
atrapado
por partículas
de
otros cuerpos
Cuerpo
que
enjabono en el mar
reconociendo
suciedades
y
miedos
Miedos
míos
enjuagados
con
el
agua que todo lo cura
la
sal de mi sudor
los
celos bien guardados
los
dulces jugos
y
de nuevo el agua
que
me concede
un
cuerpo nuevo cada día
Cuerpo
fresco
tendido
en la cama
como
limón al filo
de
la ventana
Y
el sol quemando
el
vidrio
la
madera
el
limón
perfumado
y desnudo
de
la ventana que soy
¿Sé
quién soy?
me
miro
en
el largo espejo del baño
tengo
33 años
nunca
estuve tremendamente sola
abandono
de perras
que
te marca y deja sin curiosidades
Lloro
y mis piernas blancas
se
vuelven negrura profunda
que
bloquea los sentidos
Quién
es mi cuerpo
puede
afrontar sus propias
desgracias
incluso
las más asfixiantes horas
ansiedad
falta
de ti
horas
cuando me fundo con un monstruo
que
conozco bien
Cuerpo
mío
pólvoracielo
intenso
estallido
de
lámparas que filtran tu claridad
sobre
mi pecho
Soy
este cuerpo mío.
Centrífuga
¡Oh
Señor!
concédeme
el
don de callar a tiempo
y
así llegar
a
mis máximos estruendos
sin
el más mínimo sonido.
Arrodillada
yo
Pongo
las manos
al
Hermano Gregorio
él
es mi intermediario
Centrípeta
llena
de mí
riñones
uréter
vejiga
me
entrego a la más honda fe.
Ventana
Todo
en tu mente
es
el cuerpo me dice Robert Creeley
La
piel campo de batalla
los
ojos un bosque extenso
y
a partir del sentimiento una punzada
al
corazón de cuando niña
La
serpiente de la enfermedad
rasgando
tus tejidos
Las
costillas desdoblándose para escribir
sobre
plantas e hijas bienamadas
Felicidad
alcanzada por instantes
Con
forma de un hombre de manos tibias
que
retiene tus senos como pájaros blancos
Un
río místico
ancho
imantado y turbio que llega a ser etéreo
intentando
salvarte a ti misma
pero
regresa a tu cuerpo que es tu mente
y
a partir de allí construye tu vejez en ese río.
Aparición
Me
abandono a la virgen
Tomo
sus manos de porcelana
y
las llevo suavemente hacia mí
Hasta
quemar con su frío mi piel
Ahora que ellos me tienen
en
sus tentáculos de acero
reescribiendo
mi destino
Me
abandono desnuda
a
ese manto que he mirado desde niña.
TODAVÍA
NO APRENDO A DISTINGUIR
el
vértice donde se topan
la
realidad y los sentimientos que soñamos.
Lo
mismo me pasa,
cuando
intento guiar
la hiedra.
Esa
liviana planta que tanto afecta
el
muro de mi (tu) soledad.
Plantas
y sentimientos bizarros
que
me atraen, y poco logro entender.
Excepto
la sobriedad de la hiedra,
están
las plantas inflamadas del jardín:
lirios
de sangre blanca,
farol
chino que aprisiona deseos,
y
la menta, húmeda calma que le da sentido
a
mis otros sueños, donde no hay confusión,
y
me es posible suspirar,
para
empezar el nuevo día.
ME
ARRODILLO ANTE EL ROSTRO DEL AMOR
en
el fondo del pozo,
justo
en su vórtice
oliendo
la oscuridad.
Lamiéndome
como gacela perdida
que
conoce el punto exacto del dolor.
No
me he separado de mí misma,
estoy
en el fondo del pozo,
conociendo
las heridas de amor,
perfectamente
adheridas al cuerpo.
ARRANCO
TODAS LAS FLORES DE MI CUERPO
para
ofrecértelas, Señor.
Allá
voy, más desnuda sin las diminutas flores
del
torso, más desvestida que nunca
sin
las dalias que crecían en mi espalda.
Voy
saltando las piedras ciegas de la desdicha
y
el viento me ayuda a alcanzar la arena.
Señor
de las Angustias, todopoderoso mío,
me
despojo incluso de la flor pasionaria
y
de la corona de heliconias que adorna mi pubis.
Desnudísima,
para entregarme a ti,
sin
los lirios de la nuca o los girasoles de las nalgas,
pulcra,
tal vez insondable isla de misterios
Y
no más rosas, ni margaritas, ni violetas
encandiladas
en mis senos.
Limpia
estoy, vuelta promesa.
Brillante
y sola para entregarme a ti
sin
las astromelias del sexo,
sin
la flor azul del corazón.
¡SEÑOR!,
NO ME ABANDONES
en
arenas de almas en movimiento.
Guárdame
de la locura y de los gusanos de pus.
Mírame,
soy la misma de los excesos,
la
otra que te mandaba mensajes desde el salitre.
Líbrame
de todo mal
y
de su amor que llevo con cuchillos entre las piernas,
de
mis desbordadas maneras de buscarlo
en
la oscuridad profunda del mar,
de
las acciones de libertad obsesivas.
Líbrame
de mí misma, Señor.
Nada
queda ya de la niña que fui
ni
rezos, ni incienso,
quizá
apenas el mismo brillo en los ojos.
No
me abandones todopoderoso mío
ahora
que el sexo lo tengo
justo
a la altura del corazón
y
recorro sábanas de arena
peinada
con una corona de espinas verdes.
AGUIJÓN
Una
caja
encierra
siete escorpiones
La
destapo con mis manos frías
Grabo
en la retina sus cuerpos negros
y
el aguijón dispuesto como una interrogante
Siento
el poder de su pregunta
atrapada
por el miedo y la belleza.
MÚSICA
JAPONESA
¡Ah!
de las horribles pasiones que recorren mi cuerpo
insoportables
cuando los ojos de otros miran
En
nombre del Señor, el más poderoso
voy
hacia el despeñadero de cuerpos desconocidos
que
me aman y emocionan
Señor,
no me abandones en arenas
de
almas en movimiento
soy
tuya
camino
descalza y pulcra en mitad del desierto
preparada
para el goce o la muerte
Más
allá de la seducción
guía
mis pasos en el amor.
LA
NOCHE BLANCA
En
un inmenso hospital
un
cuerpo vestido de espinas
Soy
virtualmente la virgen del desierto
estampa
desmayada sobre el miedo
Nada
más yo
con
las manos llenas de clavos calientes
caminando
descalza entre las dunas
Un
inmenso hospital es un desierto blanco
De
mi boca sale el mensaje divino
pero
aquí nadie me oye.
POEMA
DE CAVAFIS
Despacio
sueltas
tu calor
Tu
lengua
ejerce
la función
para
la que fue creada
y
cumples con el acto
de
volverme animal sensible
tan
parecido
al
poema infinito
que
escribiera Cavafis.
ALGUNAS ROSAS VERDES
Esta
mujer de hechizos
de
mentiras y
yeso
teje
las medias
más
cálidas
para
el día
de
su muerte
Una
cruz
una
caja de madera
algunas
rosas verdes
esperan
por ella
No
hay temor
a
la muerte
Solo
pido
sea
justa.
VIRILVIDRIO
Aún
hierve el vidrio
en
mi boca
la
lengua indefensa
te
busca
cristal
fatídico
Destrozaste
mis
labios
HAI-KAI
DE LOS PÁJAROS
Cuidaré
tus pájaros
pero
me niego
a
hacer el amor en la jaula.
TIGRES
EN LA HABITACIÓN
Un mundo de agua
me
recorre como navaja
igual
que tu insurrecto cuerpo
cuando
me hace arder
y
los tigres aparecen en la habitación
al
acecho de la carne
Qué
necesaria
es
esta navaja
que
aún cuando no estoy desnuda
me
humedece.
¡Oh,
Señor de la Poesía!
que
tu ardor inflame mis metáforas.
Como
los tulipanes que decoran
mi
vientre ya cansado.
Ven
a mí con tu manto de palabras elásticas
para
cantar a los pobres de la tierra.
No
soy la única que siente tu presencia.
Estás
en los versos al mar y en las perras
rosadas
de los prados.
En
los poemas a las montañas y a la noche cubierta de helechos.
Pienso
en los poetas y sus cuchillos.
En
sus versos y suicidios por tu ardor, Señor.
La
soledad es mi regalo.
La
absoluta soledad de una acuariana mujer.
¡Y
esa daga brillante del jardín de mi muerte
también
es tuya, mi Señor!
El
arte de perder ―ya profundizó Bishop―:
Casas,
amigos, países, amores, libros, viajes…
Hasta
que un día miras sin reconocerte en los
difusos
bordes de la que fuiste.
¡Oh,
Señor de la Poesía!
que
tu ardor inflame mis metáforas.
Como
los tulipanes que decoran
mi
vientre ya cansado.
Ven
a mí con tu manto de palabras elásticas
para
cantar a los pobres de la tierra.
No
soy la única que siente tu presencia.
Estás
en los versos al mar y en las perras
rosadas
de los prados.
En
los poemas a las montañas y a la noche cubierta de helechos.
Pienso
en los poetas y sus cuchillos.
En
sus versos y suicidios por tu ardor, Señor.
La
soledad es mi regalo.
La
absoluta soledad de una acuariana mujer.
¡Y
esa daga brillante del jardín de mi muerte
también
es tuya, mi Señor!
2.- Adriana
Zapparoli
(Campinas - São Paulo - Brasil) es escritora, poeta y traductora. Ha
realizado estudios de post-doctorado en la Universidad Estadual de
Campinas (SP). Sus poemas han sido publicados en revistas de arte y
literatura en diversos países. Es autora de los libros A FLOR DA
ABISSÍNIA (versión bilingüe) en 2007; COCATRIZ en 2008; VIOLETA DE
SOFIA en 2009; TÍLIAS E TULIPAS (versión bilingüe) en 2010, O LEÃO
DE NEMÉIA en 2011; FLOR DE LÍRIO (versión bilingüe) en 2012, FLOR
DE LÓTUS (versión bilingüe) en el año 2013, EL ORNITORRINCO
NARANJA (2014), FLOR-CADÁVER, 2015 todos han sido editados por Lumme
Editor (Bauru - SP). COMPOTA EM MANGABA por Edições Debalde
(Portugal).
Edita
el blog: http://zappazine.blogspot.com.br
- una vida en preñez de posibilidades. una espera áspera que acecha. una arena árida de guijarros demasiadamente humana, de sensibilidad nómada. en protección diaria : el amor no nace o sobrevive. es una sombra sórdida que se colla a las entrelineas de las emociones y de los asombros naturales. una oscuridad metamorfoseándose en larva y pupa, lavando magmas de odio, para mariposas. sus capullos en cedros, espesos de hernias, sus mitades. sus contratiempos...y el cielo continúa en los tonos de los adulterios en una fosa de flora fósil en tiempos de lluvia y lindas mariposas.
-
uma vida em prenhez de possibilidades. uma espera áspera que
espreita. uma arena árida de seixos demasiadamente humana, de
sensibilidade nômada, em proteção diária: o amor não nasce ou
sobrevive. é uma sombra sórdida que cola nas entrelinhas das
emoções e dos assombros naturais. um escuro metamorfoseando em
larva e pupa, lavando magmas de ódio, para borboletas. seus casulos
em cedros, espessos de hérnias, suas metades. seus contratempos ...
e o céu continua nos tons dos adultérios em uma fossa de flora
fóssil em tempos de chuva e lindas borboletas.
(orquídea
e vasilisa, inédito)
-
las piedras de los demonios envueltos en azúcar/ moldean su piel en
pasado-remoto-oscuro, verde-gris./ entonces, venga mi amor,/ no tenga
miedo./ lastimará sólo, y un poco, las crostas-escaras y las
úlceras por decúbito... /... porque el amor tiene ojos verdes, es
tatuado con flores y tiene una cicatriz en la fissura occipital del
cráneo ...
-
as pedras dos demônios envoltos em açúcar/ moldeiam sua pele em
passado-remoto-escuro, verde-gris./ então, venha meu amor,/ não
tenha medo./ lastimará só, e um pouco, as crostas-escaras e as
úlceras por decúbito... /... porque o amor tem olhos verdes, é
tatuado com flores e tem uma cicatriz na fissura occipital do crânio
...
(tulipanes
negros, inédito)
animales comen el umbral situado en eco, en jardin, en axilas. hacen señal en triángulo o en pentagrama [en círculo son tan agrários de un verde bituminoso y monótono]; son rotos en escleróticas en ojos gris-tamarindos; son ojos de lémures de un ser ajeno; son patas y carne en tránsito, en carne [cúpula-limo] en su sentencia abisal:
por el amor, ahora,
traducido
en sus ojos
castaños
...
animais
comem o umbral situado em eco, em jardim, em axilas. fazem sinal em
triângulo ou em pentagrama [em círculo são tão agrários de um
verde betuminoso e monótono]; são rotos em escleróticas em olhos
gris-tamarindos; são olhos lêmures de um ser alienígena; são
patas e carne em transito, em carne [cúpula-limo] em sua sentença
abissal:
pelo
amor, agora,
traduzido em seus olhos
castanhos ...
(tulipanes negros, inédito)
---
les temía. los verdes - entre tanto - de los leones que estaban así
desfrazados en peces-
vulgares... sus pequeños rostros rosados - desdichados - en los ojos sin párpados, tan poco incapaces de expresíon, asfálticos :
vulgares... sus pequeños rostros rosados - desdichados - en los ojos sin párpados, tan poco incapaces de expresíon, asfálticos :
y
alejo... es un hombre y una imagen, ahora de piedra rosa,
sin comunicacíon.
sin comunicacíon.
--- lhes temia. os verdes - entretanto - dos leões que estavam assim disfarçados em peixes-vulgares... seus rostos pequenos rosados - desgraçados – em olhos sem pálpebras, tão pouco incapazes de expressão, asfálticas:
e
alheio ... é um homem, agora de pedra rosa,
sem comunicação .
sem comunicação .
(tulipanes
negros, inédito)
-
mientras beso el león de nemea:
leonella
- conservada en el formol del vacío, bajo la mirada progámica de
regiones tectónicas que lloran ... llora donde orquídeas blancas
levitan... en aguas topacias, los truenos distantes son apenas las
señales, en un piar triste, de un ave nocturna. sus monstruos,
ramadijos pasivos, de Triphyophyllum, contenidas en las formas
depresivas de los colores, alrededor
de un vientre de melancolía en flor, del destino, pues ambiguo es
luchar, por ahora, hablar con el dolor advenido del fondo de una
víscera encogida. y siendo ella, cualquier víscera, acoplando lo
oculto de las cosas, entre otras cosas, en otras dimensiones. es
tarántula el dolor justa de las gambas y de las mamas de la leona
amarrada por fibras de yute y guita, acompañando su gaita que grita
en circunstancia ...
***
- enquanto beijo o leão de neméia:
- enquanto beijo o leão de neméia:
leonella-
conservada no formol do vazio, sob o olhar progâmico de regiões
tectônicas que choram... chora onde orquídeas brancas levitam... em
águas topázias, os trovões longínquos são a(s)penas os sinais,
num piar triste, de uma ave noturna.os seus monstros, são armadilhas
passivas, de triphyophyllum, contidas nas formas depressivas das
cores, ao redor dum ventre de melancolia em flor, do destino, pois
ambíguo é lutar, por ora, falar com a dor advinda do fundo duma
víscera encolhida. e sendo ela, qualquer víscera, acoplando o
oculto das coisas, entre outras coisas, em outras dimensões. é
taranta a dor justa das coxas e das mamas da leoa amarrada por fibras
de juta e guita, acompanhando a sua gaita que grita em
circunstância...
(o leão de neméia, lumme editor, 2011)
avallon
de
las espumas del cuerpo. de los cuentos. la mordida de govinda.
del.
desnuda, describiera lo junto a la biografia de la pierna. en la
ranura que divide el desbordar de la pupila.una fécula excesivamente
adornada por la excitación, por el entendimiento que disimula,
adentro…
avallon
das espumas do corpo. dos contos. a mordida de govinda. dele. desnuda, descrevera-o junto à biografia da perna. na ranhura que limita o transbordar da pupila.
uma fécula excessivamente ornada pelo excitamento, pelo entendimento que dissimula, dentro...
das espumas do corpo. dos contos. a mordida de govinda. dele. desnuda, descrevera-o junto à biografia da perna. na ranhura que limita o transbordar da pupila.
uma fécula excessivamente ornada pelo excitamento, pelo entendimento que dissimula, dentro...
(a
flor da abissínia, lumme editor, 2007)
en
un fin de la tarde, para tulio son tulipanes
deduzco
pájaros jilgueros de almendras chilenas, que sobrevuelan espacios,
de canoros rubios (sì, ellos son otros pájaros). el cacahuate
colorido sobre comida china que carga el libre-arbitrio en la
movilidad de las cosas buenas y nuestro mivimientos peristálticos de
otras...poesías, zurdos de libros, hilos a los pedazosen un circuito
fechado dentro de esas conversaciones,en tubos galvanizados y dentro
de las células, más allá de la ciudad de nieve.
em
um fim de tarde, para túlio são tulipas
deduzo
pássaros pintassilgados de amêndoa chilena, que sobrevoam espaços,
de canoros rubiáceos [sim, eles são outros pássaros]. ou amendoim
colorido sobre comida chinesa que carrega o livre-arbítrio na
mobilidade das coisas boas, e nos movimentos peristálticos
de outras... poesias, canhotos de livros, fios aos pedaços e
um circuito fechado dentro dessas conversas, em tubos
galvanizados e dentro das células, além da cidade de neve.
(tílias
e tulipas , lumme editor, 2010)
el
ornitorrinco naranja y el varanus
komodoensis
– dragón de kómodo
estado
de conservación vulnerable el varanus sauropsida - hombre
hembra
que miraba el ornitorrinco naranja con recelo-macho: una bestia y sus
cariños.
dragones
son dóciles … hombres. el dragón endémico de
la isla de flores
y tan lagarto y tan emboscada y tan estado salvaje. la puesta
de huevos
hembras-machos-hombres – son
60 dientes serrados,
que cambian a menudo hasta centímetros de largo. su saliva manchada
de sangre y
una lengua
amarilla-bifurcada. se les ha observado asustando ciervas-hombres
embarazadas con la intención de que aborten los restos
del feto-macho…
hombres-hembras-machos… y de pie sobre sus patas traseras tienden
emboscadas-hembras, arrancando grandes trozos de carne de sus
presas-hembras-hombres-machos y tragándoselos enteros mientras
sujetan el cadáver …hombres-hembras… la saliva roja
lubrica la comida, embistiendo el cadáver contra un árbol para
forzarlo a bajar por la garganta, hembras, y regurgita una
masa de cuernos-machos-hombres, cabello-hembra y dientes cubiertos de
una mucosidad maloliente: hembras-machos en una pelota gástrica …–
y
con recelo se frota la cara en la
extraña apariencia el hombre-hembra de este
mamífero macho-ovíparo, venenoso-hombre,
con hocico en forma de pico de pato-hembra,
cola de castor-hombre y
patas-machos anaranjadas ...
hembra-hombre
que las emplea para propulsarse, para maniobrar en el água-hombre,
en un área
biogeográfica-hembra
y hábitats
y climas-machos ... cismas-miedo-machos a las cosas simples.
miedo-cisma rarito-hombre-hembra ... porque el temor tiene los ojos
negros y patas anaranjadas y el amor es macho-hembra-hombre... hecho
una bestia de cariño y amor hombre-hembra.macho.
o
ornitorrinco laranja e o varanus
komodoensis –
dragão de kômodo
estado
de conservação vunerável o varanus sauropsida - homem
fêmea
que olhava o ornitorrinco laranja com receio-macho: uma besta e seus
carinhos.
dragões
são dóceis … homens. o dragão endêmico da ilha de flores e tão
lagarto e tão emboscada e tão estado selvagem. a postura de
ovos fêmas-machos-homens – são 60
dentes serrilhados,
que mudam para miúdos até centímetros de comprimento.
sua saliva manchada
de sangue e uma língua amarela-bifurcada.
se há observado assustando cervas-homens grávidas com a intenção
de que abortem os restos do feto-macho… homens-fêmeas-machos… e
em pé sobre suas patas traseiras tendem emboscadas-fêmeas,
arrancando grandes pedaços de carne de sus
presas-fêmeas-homens-machos e tragando-lhes enteiros enquanto
seguram o cadáver …homens-fêmeas… a saliva vermelha
lubrifica a
comida, batendo o cadáver contra uma arvore para forçá-lo a baixar
pela garganta, fêmeas, e regurgita uma
massa de cornos-machos-homens, cabelo-fêmea e dentes cobertos de uma
mucosidade mal cheirosa: fêmeas-machos em uma bola gástrica
…– e com
receio roça a cara na estranha aparência o homem-fêmeas desse
mamífero macho-ovíparo, venenoso-homem,
com focinho em forma de bico de pato-fêmea, cauda de castor-homem
e patas-machos alaranjadas ...
fêmea-homem que
as usa para propulsar-se, para manobrar na água-homem, em uma área
biogeográfica-fêmea e habitats e climas-machos
... cismas-medo-machos às coisas simples. medo-cisma
esquisito-homem-fêmea ... porque o temor tem os olhos negros e patas
alaranjadas y o amor é macho-fêmea-homem... feito uma besta de
carinho e amor homem-fêmea. macho.
(
el ornitorrinco naranja, lumme editor, 2014)
Valeria Pariso.
Nace en la provincia de Buenos Aires (Argentina) en 1970. Vive en Muñiz. Es abogada. Publicó"Cero sobre el nivel del mar" (2012), "Paula levanta la persiana" (2013) ambos de Ediciones AqL., “Donde termina esta casa” (2015), Ediciones de La Eterna -colección El carterista de Bressonde poesía contemporánea- y "Del otro lado de la noche", Editorial El Mono Armado.
Participó de las antologías colectivas"II Colección de
Autores contemporáneos -II Certamen de poesías, cuentos y cartas de
amor", "Poesía encontrada" (2006), "Vuelo
íntimo" (2008) y "Lunario" (2008).
Participó de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
(ediciones 2013 y 2014), del Primer festival de poesía del Atlántico
en la Feria del Libro de Mar del Plata (edición 2013) y del VI
Festival de Poesía en la Escuela (edición 2014).
Durante el 2014 coordinó el ciclo de poesía La Estación, para la
promoción y difusión de poesía contemporánea.
20
poemas
III
No sé en qué idioma me
hablan.
Qué significa: si te parece
paso.
Qué quiere decir: hay un café
muy cerca.
En casos así,
tengo la pereza de un
hipopótamo,
no me interesa averiguar y
entro en el silencio
como en un vestido.
Mi obsesión son las cosas por
su nombre.
(Del libro “Paula levanta la
persiana”, Ediciones AqL)
V
Igual que la semilla
llevada por el viento
siento que me tiraron
en la ciudad en que vivo.
Tengo la completa sensación
de estar en el lugar errado.
Soy el desvío.
(Del libro “Paula levanta la
persiana”, Ediciones AqL)
XXXIV
Habría que poner acá
y acá, algo,
algo como naranjas: acá y
acá,
y en mis manos (y aquí
dentro)
y en las tuyas, claro, (y aquí
también)
acá y aquí y ahí, algo,
cocos, o piedras, también
podrían ser bollos
de papel de diario como ponen
las vendedoras
adentro de las carteras para
que no se deformen,
algo, no sé qué,
pero algo,
algo que ocupe el espacio
que llenábamos los dos.
(De “Paula levanta la
persiana”, Ediciones AqL)
XVIII
¿Fuiste hoja alguna vez?
¿Apuntaste
la lupa sobre las nervaduras
de tu mano?
¿Y de otra mano? ¿Qué sabés
del suplicio de quemarse para
siempre
con un rayito de sol?
(Del libro Paula levanta la
persiana, Ediciones AqL)
XXVIII
En el galpón que está
enfrente de su casa
hay un depósito de papas.
Los hombres cargan sobre sus
espaldas
bolsas de arpillera de
cuarenta kilos.
En las siestas de calor,
salen a la vereda, se quitan
las remeras,
y se tiran agua fresca con una
manguera azul.
De noviembre a marzo,
a esa hora,
Paula levanta la persiana.
(Del libro Paula levanta la
persiana, Ediciones AqL)
De todas las soledades
tengo una
que no quiere
bajo ningún pretexto
estar a solas conmigo.
(Del libro Cero sobre el nivel
del mar, Ediciones AqL)
Puede parecer
que ella está evitando
la vereda del sol
o que escoge
vidrieras limpias donde
mirarse
pero no
lo cierto es que va
sorteando baldosas
con el corazón en la boca
no sea cosa que
ese amor otra vez
la encuentre
y la desordene.
(Del libro Cero sobre el nivel
del mar, Ediciones AqL)
Te soy.
Involuntariamente
como todas las cosas
naturales.
Como un sol de frente.
(Del libro Cero sobre el nivel
del mar, Ediciones AqL)
Al sur del sur
o más abajo
donde termina esta casa
en la que duermo,
en la última baldosa
debajo del cimiento
de la fosa negra
que hicieron albañiles
en los años cincuenta,
corre un río caliente
cuyo cauce
desemboca
en el sur del sur
donde termina tu casa
debajo de tu cama
en tu última baldosa.
(Del libro Cero sobre el nivel
del mar, Ediciones AqL)
Voy y vengo
una y otra vez,
como si hiciera algo.
Algo más,
además de romperme.
(Del libro Cero sobre el nivel
del mar, Ediciones AqL)
1
No para soñar/sino
para hacer memoria/
para tender al sol
como trapitos/los días y las
noches/
yo/ que no sabía escribir/
te besaba los dedos.
(Del libro “Donde termina
esta casa”, Ediciones de La Eterna)
18
La diferencia entre la espera
y el olvido/ la saben los
pájaros/
al entrar en el viento.
Ellos giran su vuelo/ para no
llorar
contracorriente.
Yo no./
yo sigo acá/ en aire/
clavada/
vaciándome.
(Del libro “Donde termina
esta casa”, Ediciones de la Eterna)
22
Como si hubiese juntado mucha
lluvia/
baldes y/ baldes y/ baldes de
agua sana/
reconstructora líquida
del cuerpo/ sales de olvido/
ella se lava el pelo mientras
llora.
(Del libro “Donde termina
esta casa”, Ediciones de la Eterna)
23
No debería tomarse como fuga
el no volver jamás
al lugar donde la dicha /
ahora/
es una huella que se cura al
sol.
Los perros hechizados por las
sombras
nunca caminan hacia atrás.
/Andamos/
malheridos de memoria/ comidos
por la luz y la alegría/
como niños que con un palito/
se marcaron
en el brazo una cruz/ un
dominio/ un
juego de abandonados/
la letra A/ la imposibilidad
del olvido.
(Del libro “Donde termina
esta casa”, Ediciones de la Eterna)
26
Donde termina esta casa
hay un poema/ que limita
con otra casa/ otro poema/
a veces/ a las casas/ les
crecen alas/
y salen volando como las
mariposas.
En esos casos/ el mundo/
tiembla.
(Del libro “Donde termina
esta casa”, Ediciones de la Eterna)
2
Si yo olvido,
si definitivamente
pasa que me olvido,
si te olvidás,
como si hubiesen muerto entre
las manos
el viento, el agua, el cielo,
lo que dura,
si juntos olvidamos para
siempre
como debieran ser todos los
olvidos,
si eso pasa,
si de una vez por todas
eso pasa,
qué nos hará temblar.
(Del libro “Del otro lado de
la noche”, Ediciones El Mono Armado)
7
Yo soy
la responsable
del desorden.
Yo escuché
la palabra
amor.
(Del libro “Del otro lado de
la noche”, Ediciones El Mono Armado)
14
Deseé un mundo con todas las
ganas.
¿Qué hacer, siglos después
de
que nos fue concedido
el pavor de un amor
que aprendió a decirse?
Yo no sé. No sé.
Como parte de mi ofrenda
te entrego este aturdimiento
mudo.
Estoy callando con todo
lo que se grita en mí.
Ya ves,
no es más trabajoso que hacer
un barco
o desplumar un pájaro.
Finjo la quietud de la sangre.
Mi silencio no te reconoce.
Con ternura de abrigo
te devuelvo al misterio.
(Del libro “Del otro lado de
la noche” Ediciones El Mono Armado)
33
Tanto cuidado, tanto ensayo,
tanto planear los bordes de la
huida,
tanto escondite gris de
refugiada,
no hicieron más que enfurecer
la forma
en que me fue lanzado.
Sin piedad, como una jabalina,
el universo me arrojó el
amor.
Y yo estaba,
ay Dios mío,
ahí.
(Del libro “Del otro lado de
la noche” Ediciones El Mono Armado)
39
Si es posible calmar
el temblor de la ausencia,
no llorar, resistir,
si es posible llamar al
invierno
y secarse de frío entre
flores azules,
si es posible volverse
paciencia,
y dudar o dudarse,
y esperar
sin que se rompa nada,
si es posible algo de esto,
tranquila,
no es amor.
(Del libro “Del otro lado de
la noche”, Ediciones El Mono Armado)
4.- CLAUDIA MASIN
Claudia Masin nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Es
escritora y psicoanalista. Vive desde 1990 en Buenos Aires. Coordina
talleres de escritura.
Publicó los libros de poesía: "Bizarría"(Nusud, Bs.As.,
1997), "Geología" (Nusud, Bs.As, 2001, reeditado por
Curandera, Bs.As., 2011), "La vista"(Visor, Madrid, 2002,
reeditado por Hilos, Bs.As., 2012) “El secreto (antología
1997-2007)" (Ed. De la Paz, Resistencia, 2007) "Abrigo"
(Bajo la luna, Bs. As., 2007), “La plenitud” (Hilos, Bs.As.,
2010, Raspabook, Murcia, 2014) y el libro de fotografías y poemas
“El verano”(Ed. De la Paz, Resistencia, 2010)
Su libro “La vista” ha obtenido por unanimidad el Premio Casa de
América de España en 2002. Su libro “Abrigo” ha obtenido una
mención del Fondo Nacional de las Artes en 2004.
Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, portugués e
italiano.
Participó en varias antologías de poesía y
ensayo, en su país y en el exterior, entre ellas “Antología de la
poesía Latinoamericana del Siglo XXI, El turno y la transición”,
Siglo XXI, México, 1997, “El arcano o el arca no. Poesía
argentina de fin de siglo”, (Ed. Casa de las Américas, La Habana,
2006) “Poetas
argentinas 1960-1980” (Ed. del Dock, Buenos Aires,
2008), “El hacer poético”
(Universidad Veracruzana, Veracruz, 2008) “Las
dificultades de la poesía” (Ed. del Dock, Buenos
Aires, 2011), “El cine y la poesía argentina”, (Ed. En danza,
Bs. As., 2011), “Penúltimos, muestra de poesía argentina”
(UNAM, México, 2014), etc.
Fue codirectora de los sellos editoriales “Abeja Reina” y
“Curandera”, dedicados a la poesía.
Geología
(Nusud, Bs.As., 2001; Curandera, Bs.As., 2011)
Geología
Toda
nuestra infancia debe ser imaginada de nuevo.
Gaston
Bachelard.
De pequeña
probablemente
pensara que la geología
era la ciencia
que enseñaba a vivir en la tierra.
Geo,
tierra, logía,
ciencia. Era razonable,
y desde
entonces Yo voy a ser
geóloga
cuando sea
grande, informaba,
como quien
dice voy a averiguar sola
lo que
nadie me sabe contar,
voy a
clasificar todos los géneros
de dolor
que conozco como si fueran piedras.
-Tal vez en
los manuales -me decía-
entre fallas y
estalactitas aparezca en una foto
yo con mi
disfraz de explorador
y en una nota
al pie, esta descripción:
nena de
piedra hallada en una cueva
muy al
norte, casi escondida,
el cuerpo
cubierto de palabras talladas,
por el
tiempo transcurrido, incomprensibles.
Poligrafía
Escribías con
una piedrita en la tierra tu nombre, palabras
al azar:
arena, río, spider man.
Como si creyeras que una historia
se escribe por
la suma, la discreta acumulación de partículas.
O como si
dibujar una casa bastara para poder habitarla. Pero
¿quién vive
una vida real en una casa dibujada?
Hay un ligero,
sutil desasosiego en las largas horas
de la siesta,
que hace que todos prefieran dormir. Aún así,
resistías
despierta. Es extraño pensar en una vigilia en pleno día,
cuando nada
escapa a la visión y cada sonido resuena
amplificado en
el silencio.
Los climas
violentos crean una sensación de inminencia,
la ilusión de
que nada va a quedar igual después del vendaval
o del calor
intenso: una fiesta que se celebra
por un
acontecimiento imaginario. Y es la imaginación,
y no los
hechos, quien te deja asombrada una y otra vez
frente a cosas
idénticas.
En esa hora en
que son intensas niñez y desdicha,
como agujas en
preciosa sincronía, ¿cuál
sería el
objeto de tu espera? ¿Un naufragio, un estallido,
acaso el
descubrimiento de la tristeza,
esa grieta que
modifica tu mundo para siempre?
No es otra
cosa que ese momento
lo que dirían
las palabras, si alguna palabra
dijera alguna
vez algo cierto.
Grafito
Una noche de
luna llena, en la hamaca del jardín,
están
sentadas. La madre canta una canción
que repite y
repite, podría decirse hasta el cansancio,
sólo que la
hija no se cansa: se encanta, se duerme.
Desde esa
noche, para la hija, escribir
será escribir
la pérdida de ese momento.
La escritura
de la canción de la madre demora
el final de la
canción misma. Las palabras
existirán
para crear esa demora, un instante
suspendido
entre la voz y el silencio. Y por eso,
la hija las
escribirá con esa facilidad dichosa
con que sólo
pueden hacerse
ciertas cosas
imposibles.
Hans
a
Susana Villalba
Vas a tomar de
las palabras lo que pueda servirte para decir
de las formas
impronunciables que adopta la tristeza.
¿Qué es lo
que quisieras decir? Tal vez que por las noches
salías a ver
cómo se formaba la tormenta,
y la
electricidad del aire te capturaba como un halo
dentro del
cual te convertías también en pura radiación,
en pura espera
decidida, tensa. O que la primera
vez que te
quedaste a solas con el aguacero pensaste
“no se cae
la noche por ser tan hermosa”,
pero sin
embargo temblaste, capturada
por esa forma
insólita de la pasión que es el miedo.
Mirabas las
ramas torcerse bajo el peso invisible
del viento, la
violencia del agua arrancando las hojas,
el jardín
expuesto en su desnudez. Un paisaje
hecho para el
sol no resiste la visita de la noche.
¿Cómo
diferenciar desastre de belleza?
Si es tan
similar la devastación que ambos dejan detrás,
el desconsuelo
que provocan al irse, si alguna vez han estado
cerca nuestro.
Eras, en la
oscuridad de la tormenta, como una exploradora
que ha
extraviado la brújula y espera, en la completa
soledad, una
señal de los astros, una complicidad azarosa
e improbable
que la lleve de regreso a casa.
No es verdad
que las exploradoras no temen
ni que la
infancia transcurre en una larga y luminosa mañana.
El miedo
otorga un nombre como una moneda falsa
para comprar
un espacio en el mundo, en el lenguaje.
Una palabra
sola y el territorio de pura luz queda vedado,
minada la
gratuidad de la única alegría real,
que es la del
cuerpo.
Resistencia
Nací en una
ciudad rodeada por defensas de tierra.
Montañas de
utilería para que cuando llueva,
el río, en su
crecida, no invada nuestras casas
y arrase la
ciudad. Pero se ha tenido la precaución
de construir
murallas precarias, abiertas. Para mantener
al enemigo
vivo. Los que hemos nacido en Resistencia
tenemos para
qué levantarnos cada mañana:
quien tiene a
qué temer ya no está solo.
Aquí, el
uniforme de guerra incluye botas de lluvia
amarillas. Nos
sentimos impermeables
cuando
caminamos por las calles, cómplices
como
sobrevivientes de un desastre secreto.
Una vez, la
lluvia nos sitió por tres días y tres noches.
Los chicos
soñábamos con la amistad del agua,
salir
descalzos a la invasión, cada gota
un disparo
fresco en el pecho. Pero permanecíamos
tras las
trincheras, cristales dibujados al vapor
con nuestros
nombres. Casa del agua.
¿Un barco
ebrio? No, mi casa era un blanco quieto.
Guardado en
una botella, como una cabaña de los Alpes,
una miniatura
olvidada en un estante.
Soñé
entonces con construir un arca, pero no llevaría
animales sino
palabras. Las elegiría al azar, por capricho.
Por la música
que despedían de sí al ser dichas.
¿No es más
importante preservar la belleza que la especie?.
Zarparía en
silencio hasta que la tierra
se perdiera de
mis ojos por la distancia y el diluvio.
¿Noé sabría
de su audacia al huir?. Soldado que huye
sirve para
huir de la próxima batalla.
¿Y si
escribir no fuera temblar en la tormenta sino
- a lo sumo-
presumir bajo el alero?
¿Y si la
crecida de las aguas no existiera?
Un mito. La
fundación de algo. De una ciudad: Resistencia.
Construida
para ofrecerse a un ataque imaginario,
a una
corriente asesina que no existe. Acuario seco
en que los
peces sofocados resistimos
hasta que las
agallas sangran. Nunca fue cierto
que en las
guerras se venciera por un arte sutil
de
resistencia.
LA VISTA
(Visor, Madrid, 2002; Hilos, Bs.As., 2012)
Madre e
hijo
Despacio,
despacio, que hasta aquí no llegue la prisa
de la muerte.
No quiero que venga la primavera,
dijiste, no
tengo ropa que ponerme. En las montañas
pareciera que
siempre está a punto de desatarse
una tormenta,
pero hay una sola tormenta en todo
el invierno.
Cuando sucede, salimos los dos
a verla. Te
tiemblan las manos como a una niña
pequeña,
siempre me pregunté si de alegría
o de miedo.
Todas las cosas únicas aterran.
A veces
quisiera protegerte, taparte los ojos,
que no
adviertas la primera gota
desprendiéndose,
inevitable, del cielo. Que no sepas
que por más
que hagamos silencio por meses,
por años
enteros, acabaremos por decirnos una
u otra
palabra, y en ese momento comenzará
a correr el
tiempo.
El regreso
¿Qué trae el padre de su largo
recorrido por los campos
amplios y planos como pasillos de
hospitales donde él,
médico viejo y cansado, pasea su
mirada pacífica, experta,
sobre todas las cosas del mundo como
si fueran suyas,
las hubiera tenido en la mano tanto
tiempo
que conociera sus exactas
concavidades y accidentes?
No hay nada nuevo para él, ¿pero y
nosotros?
¿Preguntándonos el cómo y el
porqué, desasidos como estrellas fugaces
de la generosa custodia del cielo,
nosotros cómo hacemos
para mirar las cosas sin angustia,
sin que nos sobre o nos falte
siempre algo: una medida quizás,
cuya ausencia hace imposible
caminar sin tropezarse a cada paso?
¿Qué amor
hizo descender sobre él para
después dejarlo ir,
pájaro rapaz que de un momento a
otro se volvió compasivo
y desechó los restos que le
ofrecían, con la magnanimidad
de quien ya fue llenado, está
completo? ¿Pero y nosotros,
a quienes esos restos cubrirían los
huesos? No podemos pedir,
ya se ha perdido lo que quedaba, lo
que había de más.
¿Por qué no salir a los caminos,
entonces?
Si no hay nada que él traiga en los
brazos,
¿por qué no ir yo misma a buscar,
si ese regalo que él esconde
cuidadosamente bajo la cama es una
caja vacía?
¿Qué va a ser de nosotros ahora,
si es y siempre fue mentira que de
los baúles sacaba
objetos maravillosos, que podía
enseñarte a pescar peces
de aletas brillantes como una
moneda al sol?
¿Si también es mentira que con
sólo
raspar un carboncito contra su pecho
creaba el fuego
que iluminaba la superficie curva de
la tierra,
la geometría perfecta de la casa,
o que a nuestros cuerpos pequeños,
con sólo mirarlos,
los volvía exuberantes como si
fueran plantas parásitas colmadas
por la savia de otra planta? Dame
la libertad, entonces
para soltarme de esta atadura que no
ata a nada,
que yo de todos modos ya lo sé: hay
un cielo
como hay una tierra, hay un desorden
que, extrañamente, nos cuida,
hay quien desata la peste y a veces
hay cura, hay mañanas
donde vamos a ser niños una vez,
una vez sola,
para poder ir tomados de la mano de
él,
de él que es esa tela secándose al
sol los días de buen clima,
ropa dejada por un muerto, no me
mientas,
no hubo padre ni habrá.
La ciénaga
Me preguntaste
si tenía miedo. Mejor dicho,
no preguntaste
nada. Una madre nunca revela
lo que
realmente quisiera saber. Me miraste
y algo en tu
mirada decía ¿tenés
miedo?.
Yo, a veces,
no encuentro la respuesta y callo
como si mi
corazón fuera un reloj
cuyas agujas
se detienen cada vez que tu mirada ansiosa
lo consulta.
Algunos pájaros
sobrevolaban
la pileta de aguas verdosas,
contaminadas.
Tendrías que haber renovado el agua
al terminar el
último invierno, me dijiste. Quizás es imposible
resistir la
tentación de dejar pasar el tiempo, abandonar,
quedarnos
sentados en la orilla mirando el deterioro.
Presenciar
cómo, lentamente, la simpleza
del agua
cristalina se transforma
en la
complejidad de una ciénaga. Tal vez
la única
libertad posible sea
la de negarse
a mover un dedo, aunque se te vaya
la vida en
ello. Preferiría no hacerlo,
como el
personaje del cuento. Preferiría no moverme.
Vi una vez
aquí, cerca del pueblo, un animal
agonizante.
Había caído dentro de un pozo
de agua
estancada. Imaginemos:
el animal va
muriendo día a día, de a poco.
No puede
moverse. El agua podrida
le llega hasta
el cuello, ¿le preguntarías a ese animal
si tiene
miedo? Las tragedias son vulgares, ocurren
todo el
tiempo. ¿Podrías hablarme
hasta que
llegue la noche? Quisiera que el rumor
de tu voz me
adormezca, como si fuera
la música
perezosa de las cigarras en pleno verano,
y después
quedarnos en silencio los dos, una madre
y su hijo
callados, para que el tiempo pase cerca nuestro,
apenas
rozándonos, y todo esté tan tranquilo que no advierta
que yo sigo
despierto, esperando que su paso me ignore
y me deje
aquí, al lado tuyo, abandonado.
Mi mundo privado
Yo ansié
tener un cuerpo que practicara,
como un arte,
la ignorancia de sí.
Que cayera
rendido con la levedad
con que caen
las hojas de los árboles.
Cuando fuera
inevitable,
nunca antes.
Pero de tu cuerpo no deseaba
sino lo que
había en él de frágil, de imperfecto:
la cicatriz
que te cruzaba el pómulo, las pequeñas
arrugas en la
frente. La herida
que te
asemejaba a mí. El camino es interminable,
te decía, da
vueltas y vueltas alrededor del mundo
y en alguna de
esas vueltas los que estaban
destinados a
perderse, se encuentran.
Se dice que a
la vera
de cierta ruta
que atraviesa el desierto,
es posible
hundir una caña en la tierra reseca
y en algún
momento brotará el petróleo como un géiser.
Anoche tuve un
sueño en el que viajábamos por días
y días para
encontrar el yacimiento, a la manera
de los
cazadores de fortuna del oeste. Al llegar era de noche,
no había una
sola estrella, el pozo
estaba seco.
Yo me dormía y te quedabas
al lado mío,
cuidando mi sueño. No estabas allí
a la mañana
siguiente.
En el sueño,
alguien decía:
donde
tengas tu tesoro tendrás
tu corazón.
Y yo me preguntaba
qué pasaría
si tu tesoro se perdiera,
qué pasaría
en un juego
de cajas
chinas si al llegar a la última,
la que debería
contener el objeto precioso,
esa, como
todas las otras,
estuviera
vacía.
Una película de amor
Yo comprendo la pasión de los
astrónomos,
las noches en vela, la atención
dispuesta
a captar, de entre todo lo que
existe,
cierta fosforescencia en el cielo.
Podría decir,
como ellos, que las cosas que me
importan
no suceden en el mundo. La mirada
vive, en lo que ve,
una segunda vida, más real que la
primera, más intensa.
Yo pensaba que mirándote siempre,
en todos los momentos, los instantes
preciosos
que guardabas dentro de tu cuerpo
se transferirían a mi propia
constelación
de recuerdos, y lo deseaba con tanta
fuerza que creí
ver con tus ojos –sin haberme
movido jamás de esta ciudad
o de este cuarto- los detalles de tu
casa natal, las tormentas
de nieve en un pueblito del sur, la
tierra
completamente roja en el otoño,
invadida por las hojas
de los arces, dos pies pequeños y
descalzos,
cubiertos por el barro, el rostro de
tu madre.
Quizás la intimidad entre dos
personas dura
lo que dura ese momento en que
sabemos
de los cuerpos y las cosas que otro
amó,
en otro tiempo. O tal vez nadie
alcance a rozar,
ni en su deseo, las imágenes
ajenas, y estés sola,
y yo esté solo, y sea el nuestro,
-como el recorrido de las familias
de esquimales hacia el sol,
sobre la nieve- un viaje del cual no
queda huella.
París,
Texas
Me gustaría
contarte lo que veo,
hablarte de
los hoteles abandonados
apareciendo de
la nada en el medio de la carretera,
como castillos
solitarios cuyos puentes levadizos
fueron
dinamitados hace tiempo. Me gustaría
contarte lo
que veo pero es imposible
hallar un
dolor que condescienda
a ser narrado.
¿Vale la pena entonces,
emprender tan
largo viaje para ir de un extremo
a otro del
silencio? También es imposible
callar por
completo: sé que terminaré por llamarte,
como se llama
a alguien cuando se está a oscuras,
sin el auxilio
de la voz, un estremecimiento
semejante al
de esas luciérnagas
que al chocar
contra un parabrisas en la ruta
se deshacen
esparciendo una nube pequeña
de polvo y
luz, y ésa -quizás- es su idea
de un
encuentro.
LA PLENITUD
(Hilos, Bs. As., 2010; Raspabook, Murcia, 2015)
La gracia
A veces, muy raramente, un encuentro
nos conmueve
de una forma que no puede ser
atenuada por el pensamiento
o el lenguaje. Es que trae una
memoria
de lo que fue íntimamente conocido
y deseado, pero ha sido
desplazado a un lugar inalcanzable,
de donde no sabría volver
a menos que una persona -entre
todas- lo llamara. Somos
criaturas tímidas que no han
hallado, en respuesta
a su curiosidad, a su pasión por
las cosas, más que daño
o rechazo. Como animales que han
luchado demasiado por su vida,
no sabemos qué hacer con la
alegría, y si llega,
seguimos huyendo para salvarnos. Si
lográramos vencer el terror,
si nos quedáramos, podríamos
recuperar algo
perdido hace tiempo. La dicha más
plena es una dicha física
y debería producirse sólo una vez,
antes de que conozcamos las
palabras. Su regreso es siempre
un instante de gracia que nos
devuelve el amor con el que un día
la materialidad del mundo nos ha
tocado.
La estela
Que no debía
ser tan complejo, me decías ¿Y por qué no?
¿Acaso no es
complejo el sutil mecanismo
que pone en
conexión al polen y la abeja, o las infinitas
transformaciones
químicas que sufre un pequeñísimo
grano de arena
hasta llegar a ser parte, ya irreconocible,
del cuerpo del
diamante? Es complejo encontrarnos
y perdernos,
los que andan por el fondo de la tierra
buscando el
tesoro de una cueva inexplorada lo comprenden,
no es al
heroísmo ni a la astucia sino al azar o al misterio
que se debe el
descubrimiento: ese cruce fatal, inevitable
entre quien
busca y lo buscado, ese momento de arrebato y mutua
entrega. ¿Por
qué debería ser fácil dar con aquello que esperábamos
ya de niños
en el jardín del fondo de la casa,
sin saber que
se trataba de una espera esa curiosidad honda
y atenta a
cada ruido de la siesta, a una rama
que se agrieta
en el calor, al paso de sombra de un lagarto
en la humedad
de las paredes? ¿Por qué hemos olvidado,
si lo que sí
sabíamos entonces es que es difícil
cierta clase
de belleza, dar con ella, estar despiertos
cuando cruza
por delante de nosotros, no para atraparla,
sino para
quedarnos a vivir en la estela que deja?
La lluvia
¿Viste cómo
llueve? Llovió así toda la noche
y a cada
cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras,
aunque fuera
en el extremo más inalcanzable
de la tierra.
Cuando llueve así, toda la noche, te decía
pareciera que
el mundo fuera a desprenderse de su eje,
pero la
sorpresa más inmensa es que el vendaval termina
y todo
permanece como estaba, apenas un poco de desorden
que lentamente
se transforma en armonía.
Desde niños,
vivimos sobreviviendo a catástrofes como ésa,
a los efectos
de lo que tendría que haber pasado y no pasó:
que la casa se
inunde y nuestras cosas se pierdan
arrastradas
por la marea sucia, entre piedras y palos
y restos de
animales, un desperdicio más lo que hasta entonces
ha sido
nuestra historia, los objetos
que confirman
que somos seres físicos y no un soplo
filtrándose
desde afuera de esa vida brutal de la materia
que no se
detiene jamás para incluirnos. ¿Soñaste alguna vez,
cuando llega
la violencia del aguacero,
con que el río
se salga de su cauce para siempre y nos empuje,
soñaste con
la noche en que el rayo finalmente nos alcance,
descalzos bajo
la luz, como esperando saber algo
que sólo el
impacto de una fuerza sobre el cuerpo
podría
revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó
y al día
siguiente todo sigue a salvo en el mismo lugar.
Ese es el
mayor desastre que conozco: haber estado al borde,
una noche, de
que nos fuera concedida una verdad
extraordinaria,
y al amanecer darnos cuenta
de que somos
los mismos y no sabemos nada
que no
supiéramos ya.
La helada
Quien fue dañado lleva consigo ese
daño,
como si su tarea fuera propagarlo,
hacerlo impactar
sobre aquel que se acerque
demasiado. Somos
inocentes ante esto, como es
inocente una helada
cuando devasta la cosecha: estaba en
ella su frío,
su necesidad de caer, había
esperado
-formándose lentamente en el cielo,
en el centro de un silencio que no
podemos concebir-
su tiempo de brillar, de
desplegarse. ¿Cómo soportarías
vivir con semejante peso sin ansiar
la descarga,
aunque en ese rapto destroces la
tierra,
las casas, las vidas que se
sostienen, apacibles,
en el trabajo de mantener el mundo a
salvo,
durante largas estaciones en las que
el tiempo se divide
entre los meses de siembra y los de
zafra? Pido por esa fuerza
que resiste la catástrofe y rehace
lo que fue lastimado todas las veces
que sea necesario, y también por el
daño que no puede evitarse,
porque lo que nos damos los unos a
los otros,
aún el terror o la tristeza,
viene del mismo deseo: curar y ser
curados.
El talismán
Los ojos de
los que estamos continuamente al borde de la caída
o del
tropiezo, no saben despegarse de la tierra. De qué sirve
una belleza
material que no pueda tomarse entre las manos
como una
piedra y ser llevada siempre encima del cuerpo
igual que esos
objetos insignificantes
que un niño
acarrea consigo donde vaya, y que lo hunden
en el terror o
el desconcierto si se pierden.
No hay belleza
para mí en las cosas
que no pueden
volverse talismán contra las fuerzas
del desamparo
o de la pena, y ninguna palabra podría hacer eso,
sólo la
presencia física de lo que fue elegido por un amor oscuro,
cuyas leyes
desconocemos, para preservar nuestra vida intacta
entre todos
los peligros y accidentes que la acechan, a pesar
de que es
ella, esa presencia amada, el peligro mayor,
porque no
puede protegernos de su pérdida.
La plenitud
Hay una
historia que quiero contarte: a veces,
en medio del
bosque abrupto y solitario, crece un árbol
demasiado
delicado y tímido para sobrevivir sin que las ramas
se tuerzan,
decaigan, pierdan fuerza cada día,
como si no
hubiera nacido preparado
para enfrentar
la dificultad del suelo áspero y las plagas,
y su propia
debilidad lo llevara a empequeñecerse
hasta casi
desaparecer, tapado por una vegetación
que pareciera
nutrirse de la audacia
que a él le
falta. Pero una sola vez en toda su vida
-que no es
larga- florece. Sucede en la estación de las lluvias,
y su flor es
la más extraña que pueda concebirse,
no
necesariamente bella ni cargada de polen.
Me dirás que
ceder lo más valioso que se tiene
a una forma de
vida que explota y se retrae en unas horas
no es un acto
razonable, que es mejor la lenta construcción
de una fuerza
que no pueda doblegarse y se sostenga
en lo que
acumula año tras año. Sin embargo,
imagino que no
debe existir nada más hermoso de ver
que ese
momento de plenitud, cuando la materia que parece vencida
ofrece todo su
poder de una vez a un mundo
que no lo
necesita ni lo espera, para después retirarse,
como si el
bosque fuera un cuerpo amado
e indiferente
al que va liberando suavemente de su abrazo.
Yo quisiera
ser así, capaz de soportar la plenitud
sin anhelar la
abundancia. Que eso sea todo:
el puro deseo
de dejar lo poco o mucho que se tiene
a quien se
ama, aunque no le haga falta,
y vivir por un
rato rodeada de las cosas que realmente le importan:
las tormentas,
los animales feroces, la exuberancia del verano.
LA CURA (2015,
INÉDITO)
Potrillo
Cada uno carga su
familia como los mendigos sus bolsas raídas,
esas cosas que
llegado un momento ya no sirven para nada,
pero no se pueden
abandonar: son parte del propio cuerpo,
del camino
recorrido. Es tan difícil soltar lo que nos ha acompañado
tanto tiempo,
aunque lastime y agobie, y la espalda se incline
bajo el peso.
Como si fuéramos la muesca diminuta
sobre el arma que
alguien disparó en un pasado remoto
en una tierra
desconocida decidieron por nosotros,
antes de que
naciéramos,
hasta los muertos
a los que tendríamos que llorar.
Pero si nos
acompaña una multitud a cada paso, pienso,
el aislamiento no
resuelve nada. Ni construir una cabaña
con las propias
manos en el monte impenetrable,
darle la espalda
al mundo y a los demás, volverse un paria
que ha rechazado
su lugar entre los otros para quedar libre de una deuda
que de todas
maneras va a tener que pagar. Entonces,
si todos los
cuerpos reunidos al principio
quedan atados por
un nudo que atraviesa el tiempo
y es
increíblemente firme, imposible de desatar,
¿cómo ser en la
vida algo más que una especie
de fenómeno
natural, un latigazo del cielo, un rayo, un tornado
que destroza sin
razón y sin sentido, o al revés, una lluvia suave que reverdece
el campo seco y
trae el alivio a los cultivos moribundos, pero actúa
sin voluntad de
hacer el bien ni el mal,
por puro impulso
desprendido del pasado, de los deseos, los terrores,
las pasiones de
la especie? A veces creo, pero es una cuestión de fe,
no sé si es
cierto, que se puede construir una familia
a partir de cosas
ínfimas
que no forman
parte de la historia que nos fue contada
a través de las
palabras
o del cuerpo de
los que amamos. Que podríamos descender en el tiempo
hasta el instante
en que aún no habían empezado ni la fealdad
ni el miedo, a
través de una memoria física que nos devuelva la humilde
y pura gracia de
respirar. Hablo de atarnos a detalles tan insignificantes
que no serían
jamás parte del drama
y por eso mismo
no podrían convertirse en el hueso de tu infelicidad.
Sería tan
distinto, claro, si tu familia fuera el día en que conociste el
verano,
la primera
experiencia de alegría bajo un chorro de agua en el sopor
pesado de la
siesta, el olor de la tierra mojada y el contacto
del pasto en los
pies descalzos. La risa, levantándose
como la bruma del
calor hacia lo alto. Si fuera tu destino ese punto
del pasado, ese
resplandor que quedó grabado a fuego,
clavado en tu
carne como la herradura en la pata de un caballo joven,
de un potrillo
que en el momento de entrar al establo se retoba y corre
y es capaz de
fugarse de la vida que le espera.
Sol
Es de eso que
estamos enfermos: noches donde el aire debió ser
como de cristal,
así de delicado y evanescente para todos,
pero para algunos
fue un humo negro, traído desde el fondo de los basurales,
desde esa órbita
del dolor que gira alrededor de un cuerpo
cuando está
malnutrido y tiene miedo de lo que puede venir a lastimarlo,
porque hasta la
hoja seca que trae el viento
es filosa como la
cuchilla del matadero para quien no tiene
manera de
defenderse. Es de eso: de los males que se depositaron
como granos de
arena a lo largo de los días,
hasta que
desataron por acumulación una catástrofe
que pareció
espontánea, caída por sorpresa.
No hay desastre
que no nos haya rozado antes
en forma de
tristeza, pero si no es nuestra tristeza seguimos adelante,
como si no nos
hubiera pasado así de cerca. Ay de la ingenuidad
con que a veces
pensamos que la indiferencia protege:
es un techo lleno
de goteras que va a quedar deshecho
cuando caiga un
temporal lo suficientemente fuerte sobre nuestra casa,
que no es un
rancho abandonado a su suerte
allá donde no
alcanza la vista, pero que tiene las raíces carcomidas
aunque aparente
ser un árbol robusto. A la hora en que algo se desploma,
da igual si
parecía hermoso y fuerte. Es de eso
que estamos
enfermos: de los días felices,
resplandecientes
de verano donde no faltaba nada, y crecíamos
mezquinos y
soberbios hacia el sol, sin preocuparnos
por la sombra que
dábamos,
sobre quiénes
caía, de qué luz los privaba.
Lagarto
Pero estoy a
punto de volver a los días donde me quemaba
al sol, un
lagarto comiéndose el calor, con la boca dirigida al cielo
y los ojos
cerrados, el cuerpo rugoso y pesado
plácidamente
sostenido en la rompiente del verano, justo en el punto
donde alcanza su
máximo poder para después empezar
a declinar. Es
ahí donde estoy llegando: al tiempo en que nada
había empezado
todavía a marchitarse, cuando entre los yuyos
del fondo crecía
una flor salvaje, y verla daba miedo y alegría,
porque era
espléndida, de una belleza que no se parecía en nada
a la de las
flores nacidas y criadas en el jardín, que apuntaban
altaneras hacia
la lejanía pero eran domésticas,
no sabían de los
montes desmesuradamente
fértiles en que
los árboles de troncos deformes, los animales
hoscos vivían
por el sólo placer de seguir vivos, de respirar
el aire que
quedaba a salvo de la polvareda y la sequía. Estoy
empezando a
sentir lo que sentí entonces, el trueno que sacude
a las criaturas
amansadas a la fuerza, el silbido en el aire
que precede a la
caída de la fusta sobre el lomo, el segundo
en que empieza a
cultivarse la posibilidad de la revuelta
que va a ir
filtrándose en la médula y en los huesos
como un líquido
parecido a una savia espesa esparciéndose
desde el corazón
implacable de un árbol cuya madera es tan fuerte
que resiste sin
daño el ataque de los hacheros. Estoy llegando al día
anterior a que
empezara el desorden y se diseminara el dolor
hasta cubrirlo
todo, una ráfaga de humo fétido capaz de entrar
en el alma hasta
confundirse con ella para siempre. Entonces,
justo entonces,
ahí me quedo, en el momento en que supe
que llevará toda
la vida encontrar la forma de existir sin someterse
ni hacer daño,
pero que vale la pena:
ni la mansedumbre
ni la violencia pueden
contra ese peso
que cae sobre la espalda de todos desde que se termina
el ínfimo tiempo
en que está permitido vivir fuera de la ley
según la cual lo
enfermo habrá de ser salud y viceversa.
Estoy, por fin,
entrando al torrente de la siesta donde me dormí
sin conocer
todavía el soplo de ese mal en la frente, sin temerlo.
La niñez es un
temporal que pasa rápido, y rápido hay que seguir
la estela que
dejó para no perderla. Si hay algo que está intacto
tendrá que haber
quedado ahí y hay que encontrarlo: el animal
feliz que al
llegar la crudeza del invierno se sintió acosado y solitario,
y se metió en la
sombra después de haber absorbido toda la luz,
esa es la bestia
castigada a la que hay que dejar suelta,
para que se cure
las heridas sola, y sola salga a correr
hasta que pueda
abandonar su ferocidad y su miedo monte adentro.
de Fundación de la niebla
SUS CABEZAS YACEN VENDADAS SOBRE ESTAS PLAYAS
1.
te
he llamado tantas veces –cabeza- trepando por los ríos para saber de
mí. Cabeza doblada como un plano detrás de las palabras. Respirando sin
voz. Logrando un golpe. Cabeza temblando sobre valles y entre ramas
ocultas de alhelíes. Rodando hacia la niebla en cripta. Bolsa de boxeo.
Cabeza detrás de mi mirada como una cabra. Huyendo para saber de ti.
Durmiendo para saber de ti. Buscando sobre las estrellas tu mano
flotando como un caucho de pronto enrojecido. El caucho que nos vuelve
óxido e invernadero. En fin: cabeza que no duerme en su cabeza para
sentirse viva.
2.
tantas
veces -cabeza- te encontré buscando en las estrellas tus dominios. En
los cajones de arena. En las semanas que se estrechan sobre los
caballos. Pero aún tú y yo no conocemos nada de este mundo: esa pata
vegetal que desespera en ríos más largos que nuestro cuerpo. Ni nosotros
nos conocemos. Compañeros de túnel. No hemos oído el propio llanto,
visto el propio llanto o llorado como los mastodontes que vuelven sobre
otras tierras y tocan con sus hocicos los marfiles muertos. Debajo de mi
edad sólo hay metal en llamas desplomando una selva virgen. Encima, por
supuesto, un cielo cromado donde te arrojo –cabeza- para saber de mí.
Para encontrarme un nombre.
3.
¿es
un cabello un río?, ¿un río es un rasgo interminable como un hombre?,
¿un hombre es acaso este aire que se agita levemente en tu hueco como en
una quena?
¿somos un hombre -cabeza?
¿qué es un hombre?
4.
ya
no recuerdo el día en que empezamos a volvernos este pellejo. Lo que
quiere decir un jardín. Lo que quiere decir desmesura, echándose a
dormir, desconsoladamente. Una estación, dos estaciones, tres
estaciones, cuatro estaciones te he apretado –cabeza- para saber de mí.
He tratado de exprimir toda esa suma de luz: imágenes y ruidos que
logran empujarse hasta mis pesadillas. Más tú no quieres que te hable.
¿Qué es lo que te detiene? ¿Lo que me deja aquí esperando con tu rostro
sumergido en mis propias manos? ¿Aprendes acaso a leer nuestros errores?
¿A leer a los muertos? ¿Aprendes acaso algo? ¿Qué aprendes? Y si es
así, ¿por qué no lo compartes -cabeza?
yo aún no soy nadie detrás de cada flota de preguntas por las que viajo al vacío.
un río oscuro que va dejando un sopor de aves quemadas bajo sus moliendas.
5.
y
tú no quieres oírme y yo no quiero escucharte respirando. Pero esta es
nuestra tierra: Calandria en coma. Avanzamos a tientas sin comprender lo
que hacemos. Arden nuestros pasos. Caen nuestros ojos como cometas
deshilachadas entre caña brillante. Dame un poema negro. Nadie nos toma
la mano. Los perros se retratan por sus orificios geométricos. Se forjan
en la gula. Mira cómo se dirigen hacia la corriente. Nosotros no. Nadie
toma esta mano. Dame un poema negro. No quiero levantarme, día tras
día, pensando por nosotros. Dame un poema negro. He visto sobre una
pantalla una mujer de cabellos tostados como pelaje de zorro. Ella ha de
ser mi amor. Quien detenga algún día está forma de buscarme en ti. De
hablarnos tanto. Decoloración de la piedra. Ella vive en un tiempo
distinto: laguna donde la perdiz cruje despacio. Calandria en coma. Dame
un poema negro. Dame un poema negro y no midas el paso.
6.
odio despertar junto a ti y odio tus sueños –cabeza-.
Soy solo feliz cuando has bebido tanto y tanto que no recuerdas mi nombre: un ataúd, que cargas en silencio, lleno de fantasmas.
7.
¿quién
velará por nosotros cabeza empujada al mar para sentirse pedazo de este
universo? ¿Quién dirá qué no fuimos, o lo que fuiste tú y jamás
comprendí? Esqueletos de pequeños peces liman nuestras uñas sobre la
arena entera. Aquí no habrá silencio (al menos entrenosotros nunca).
Tamiz natal. No quieres soltar este excesivo equipaje de culpas que soy
yo. Cuando la luz levanta sus redes con las manos del viento, y el
pescador no existe, pero seguimos. Como tu bufido que se borra cuando lo
pienso. Como mi voz que se borra cuando tú bufas. Dialecto marsupial.
Te acuesto sobre la arena -cabeza mojada en aceites erizados-. Te
aplasto sobre la arena sin saber qué soy.
8.
la
nube que pasa debe ser una enfermedad porque dura una mañana completa.
Me abrazo a mí mismo por largas horas. En las axilas hay un espacio para
morir. En mi pecho no habita ningún mono, ningún alacrán. En mi pecho:
un pilo de hojas secas, un hambre, un callejón chueco-oscuro, una
floresta de mármol de una pecerita abandonada. Llegamos al día -cabeza
que simulas tu entusiasmo- en que los insectos luminosos se tornan
nuestros mejores letreros. Disfrútalo. Tu bufido debe durar toda una
vida. Nuestro talento ha sido soltar la orina sobre cualquier
cordillera. Cruzar los dedos. Yo me quiero largar. Yo no comprendo nada
de lo que dices, de lo que haces. Mas no me asegura tu muerte mi piel
sellada. Yo me quiero largar. Dejar de correr un día contra mí mismo.
9.
tengo
miedo en las noches, en las mañanas, y me aferro al poema. Pero el
poema no existe -como yo-. Pienso entonces en el rostro, confitado de
cadáver, de la mujer que miré sobre una pantalla. Ella se desnuda y
desaparece, provechosamente. Nuestra armonía reposa en la distancia que
acumulemos como retratos. Torno a mi cabeza. A su crimen futuro
encerrado en las fórmulas del piano. Un árbol busca otro árbol y corren a
incrustarse, por última vez, en mis palmas abiertas. Ya nada brota de
ellas, o casi nada. Un espejismo sonámbulo: el poema. Un arañazo en la
piedra. Otra muerte incompleta: el poema. Se abre la posibilidad de
cerrar mis palmas. Ya no pregunto nada. Ya no me interesa -cabeza- me
cuentes a dónde vamos, ni por qué estamos aquí, ni lo que haremos con
esta boca llena de grillos. Te sigo. Acepto el deterioro. Permito
entonces tu entrada en esta escena:
10.
(voy a trazar un círculo sobre mi cuerpo para encontrar mi cuerpo Voy a
trazar un círculo sobre mi cuerpo para ubicar el territorio desde el
que escribo (a medias) Voy a trazar un círculo sobre mi cuerpo para
saber a dónde dirigirme Voy a trazar un círculo sobre mi cuerpo para
acordarme de todo lo que una vez amé Voy a trazar un círculo sobre mi
cuerpo para alumbrar mi nombre Voy a trazar un círculo sobre mi cuerpo
para palpar las montañas donde olvidé a mis dioses Voy a trazar un
círculo sobre mi cuerpo para escarbar el sitio donde elevé mi casa Voy a
trazar un círculo sobre mi cuerpo para saber de qué color es la
tristeza) [1]
11.
en
los nidos flota el crimen completo. Hago sombra ahora donde me da la
gana. Juego con este peso de la muerte, si es que existe. Maciza soledad
la de entregar unas palabras lisiadas para el placer de otros. Ya no
enmaraña esta cabeza; la dejo más bien correr hacia una edad diferente
donde, paraje tras paraje, su destino sea el repaso verdadero. Soplo
sobre mis manos. Trepo una cuesta que brilla. Todo lo que parece reflejo
creemos nuestro. ¿Es esta la vanidad o es esta la única forma de
sentirnos vivos? Avanzo. Muevo el triángulo del talón. Agito la tela del
cielo. Las flores parecen llamas que hunden sus narices contra los
tallos. En sus raíces también anida el crimen completo. Lo sé muy bien.
Pero no me detiene nada. Mi cabeza está en su puesto haciendo sombra.
Girando suavemente como en una estaca. Llego hasta un arroyo a mirarme
por primera vez:
12.
soy lo que queda escrito sobre papel mojado no des la vuelta
[1]bajo los jeroglíficos que pinta un indio sobre los cuerpos vuelve la jungla:
nadie soy yo/ nadie soy yo/ Nadie/
(esta escritura deforme no puede ser el mundo)
de Novela de dios
TALLER EN LAS ESTRELLAS
a José Kozer
En el Principio era el Barroco:
Las
estrellas arremolinadas haciendo migas de pan sobre la mesa
interminable del Universo. Negro el cuerpo de la mesa, pues nadie comía
allí, nadie vivía allí, más que el barroco y las vías lácteas y los
planetas desordenados como ostras de mármol entre fango y agua.
Imágenes
en libertad absoluta a las que había que ponerles una soga al cuello,
hacerlas trizas, humanizarlas. La raja de la mierda de los asteroides.
El deseo de la pulpa por romperse. Boas incineradas en tinajas de olas
cósmicas. Acuarelas y mantecas dentro del brazo. Todo nuestro presente
un trapo en llamas. Un cañerío desde el antemomento. Un chorro de metal
con una tripa de flores ondeando los gemidos del abismo como una
bandera.
En el Principio era el Barroco:
Sudaban
sangre los márgenes de las palabras, los filos del pensamiento tenían
prisa, ardían los colores dentro del casco absoluto de un vacío
demoledor hecho de hueso y números. Asimismo ríos y tropezones sexuales
había en la tibieza del maíz. Semen en las lunas y en los arcoíris
abiertos a su transexualidad y pureza. Cáscaras de nueces eran los
soles, ratones los agujeros negros, altos papagallos el plástico de los
desiertos; y el papel era el contraste entre el vacío y el agua. La
danza de las piedras en un rebote de luces. Las plantas y los animales
eran cristales morados en el ojo del delfín que era de aceite. Vuelco de
legañas en una lluvia eterna.
En el Principio era el Barroco:
La
vacada: más de 200 planetas bailando enloquecidamente alrededor de un
sol pezón como una bola de espejos. El desprendimiento de una retina
roja color hormiga roja color de llama roja color de cielo. Caían no del
cielo ni hacia la tierra, simplemente caían desde ninguna parte y hacia
ninguna parte: uñas, momentos, disfraces, corsés (¿flotaban?) y fotos
de unos tomates ahorcados en la aurora sin recrear aún. Todo lo que caía
era en su fuego un sesgo paralítico del paramecio.
En el Principio era el Barroco:
La
vacada: miles de estrellas inseminándose como algodón de pera. Chispas
en los márgenes de la Nada. Indagación filosófica de un dedo en una
vagina. Caída de mulos en un templo seseado por la fibra eléctrica que
avanza a pistoletazos por la mitad del Vacío. Cortezas de cabezas en
pilares imaginarios, con planos imaginarios, con sumas imaginarias y el
rojo que no es la alfombra sino el tropiezo.
Una
galleta haciéndose añicos contra la tapa de un frasco: avena, arena y
oxígeno coagulado cacareando una implosión fuera de juicios. Cacareando
una explosión enriquecida.
En el Principio era el Barroco:
Una
tela arrugada por tender. Una tela tendida por arrugar. La puñalada, la
sangre y la raíz. Astillas en el páramo de la muerte dibujando un
caballo. Aglomeración de burbujas en los témpanos oscuros detenidos ante
los sistemas solares como gas, gasa nuclear, cámara de ruidos, hoyo de
los mil sueños de un paralelismo migratorio. Puro movimiento sin
reventar. Vocales y minerales en efervescencia dentro de volcanes y
volcanes en fiesta prendida. Un semillero de órganos clavado en la
costilla de la noche mirada en rayos equis.
En el Principio era el Barroco:
Nuestra
casa. Cortinas aleonadas, disfraz de rey, fauna del manjar en los polos
de los árticos siderales. 600 millones de lenguas, tétricas lenguas, en
un residuo de luz. Municiones de viajes espirales en una bandeja de
peces fritos. Máscara de lo neutral en arritmia fosforescente. Nieve de
las religiones en cara de búho. Tornados de algoritmos y obesas manchas
de agua en estado embrionario. Presentimiento e Intuición en son de
fornicación rayándose las caras. Colores y matas podadas en la
penetración de una melena que tartamudeaba su tic tac allí frente a la
gran ave. La noche.
En el Principio era el Barroco:
Un
secreto mayor. Hilachas de pensamiento enredando la campana del mensaje
tatuado como argumento alquímico oyendo, pero no, la división de los
seres en millones de reses, en millones de confusiones, en centenares de
paladares, en miles y miles de corrientes de aire remarcadas en la
palma retorciendo el contenido de una metáfora.
Era el vacío al Principio:
el caos y el barroco irreductibles.
de La bestia vencida
BILLY THE KID SE HA EMPECINADO EN ENVEJECER
......................
WANTED
......................
Silver
city: el cielo de Nuevo Méjico es una ballena sangrando sobre una playa
de cactus mientras avanzo fardo tras colina árbol sobre frontera entre
prados enteros con árboles y prados dentro • en chozas donde no vuelve
ni la derrota ni el café hirviendo ni el hijo arrebatado llorando por su
madre enferma • en ríos y pedregales y huertos blancos de peras
brincando sobre la cresta de una iglesia donde vi una vez un gallo de
madera una escalera deforme y a la muerte fumar largo en su caballo
Lunas ha
mi
ropa se guindaba suavemente como una joya arrancada a esa nuca
peligrosa de los cielos • Yo era un sueño muy joven como para verme
acabar de rodillas estrangulado bajo un marco de madera... custodiado de
aves peligrosas de bandidos empecinados en reír a tripa suelta de
astros construidos por colillas • de botellas que aplaudían vacías
alzadas en estantes
Y a veces -por la tarde- tocar la pena en vitrinas llenas de humo ver los vagones de las casas que jamás partieron • buscar la infancia en mujeres de mandíbulas flexibles que aligeraban el ácido de mis copulaciones • cuidaban bien los burdeles adormeciendo caballos desmelenados y exhaustos sobre canchas de polvo • mesas ocres de teca donde jinetes vidriosos raspaban el whisky amargo atentos por la usura • estos son mis hermanos –me decía- animales agachados en montes de piedra • halcones encendidos en la hoguera de sus pillerías • homicidas hermosos que –acaso sin la ayuda de sus cuerpos- mantenían latiendo al niño en el adulto
Entonces acabarse era importante • saber que Uno era Uno y no los otros saboreándose la pulpa en los excesos • errando desde cero como un animal destrozado que no logra justificar cómo ha vivido pero que ha vivido. (Billy reapareciendo en el ojo enemigo • William H. Bonney limpiando su puñal sobre la curvatura crespa de su lengua)
Y desde Lincoln City/ desde Tascosa, Texas/ desde Clifton, Arizona donde acampé montado al siseo de la serpiente hasta que oí una noche el siseo de la serpiente: afuera está el trabajo la casa por hacerse las deudas pendientes • y el Futuro triturándolo todo -que se paseaba también con un cuchillo en la mano- subió rápidamente desde las ramas en sombra que dejaban los coyotes sobre las colinas
Subió como visiones donde lograba por fin dormir comer hablar apropiadamente sin sentir como la carne se hinchaba en la raíz de su furia • masticar el tabaco • afeitarme rumiando el tiempo de los hombres sobre canteras fulminadas y campos de trigo
Esperando el cuerpo que acabe con este cuerpo o el nombre que suplante mis nombres pendientes • que oculte al niño indigente -nacido en Nueva York- que aún me toma de las manos huyendo de las cloacas donde estrellas sepultaron sus huevecillos • donde las cucarachas lamieron el planeta cansadas de migajas y peldaños
Pero tornarse la criatura era difícil: cargar las manos crispadas -de aquí para allá- abrazando las sombras del mundo las sogas del mundo • celebrando en alto la muerte en el cráneo del pescado y la púa del agua • colgado de este lenguaje que espolea en cualquier camino disfrazado de hombre • mientras mis muertos siguen centrados en sus rodeos esperando únicamente mi agotamiento • o que diga otra tarde –Adiós a todo esto- apoyado sobre un hombro que no siente • o vuelva otra vez el polvo a mi sombrero: las aguas arremetiendo contra los potros y los potros arremetiendo contra el horizonte • la manzana disputándole al sol su brillo las enaguas de las hembras y el idioma de mi revólver que sólo ha hablado en presente...
Y aún así me preguntan si aboliré la tristeza
Si buscaré entre dibujos la caída del árbol
La emigración de las nubes
perezosas en su terso
contrabando
El apetito del sueño
que hormigueaba en la noche
claveteado a la espina
Yo he de decir aquí aparece el cielo
Yo he de decir aquí araré el principio
Yo he de fundar mi casa
y no volver a partir
sobre terreno extraño.
de Novela de dios
EL CORAZÓN DEL TIEMPO
[IV]
Sexo,
preso, asesto, meto, incendio, ofrezco, violo, acaparo, reparo, tomo,
destruyo y devuelvo, escupo todo mi miembro dentro del hueso de la vida
muerta. Húmeda la vida muerta. ¿Vas a decir que esto no soy yo gritando?
¿Que escribes tú mis palabras? ¿Que organizas mi diálogo con todo el
reciclado de un pésimo documental y mi diario privado? Frida, risa,
tiza, brisa, ceniza y remodelación. Frida, friso, rizo, atisbo, pérdida y
fascinación. Vuelo de un cavernario que sin valor vuelve a la tierra
atando mis caderas. Mi Dios es la majadería ante el colmillo del niño.
Mi Dios son estos celos; y mi Dios es celoso.
A cada quien su porción de fantasma con sus manitos gordas como dos elefantes esperando bajo una tormenta. ¿Y esto soy yo gritando? Y esto soy yo gritando. Y esto soy yo gritando: lápiz, papel, tijera, goma, cerro, canción, montón, oración, botón, muerte, muerte, muerte, mencióname como si una terrible oscuridad cayera sobre mí al decir tu nombre: muerte. Quítame este dolor: oveja del sexo opuesto ábrete entera, magulla mi pensamiento, mi pedazo de mejilla en tu rojo mango. Yo tengo la piel caliente y los orificios abotonados para que nadie me penetre y se robe mi cuerpo. La gran cicatriz que soy como una enorme vagina echada sobre la cama sin cortarme el pelo.
“Frida” –me dice el viento pero yo no respondo.
Soy una cicatriz echada sobre la cama. El mundo en llamas.
“Frida” –me dice el coro de los ángeles que son los tallos desnudos de los montes vacíos, pero yo no respondo.
Soy una cicatriz echada sobre la cama. El mundo en llamas.
“Frida” –me dice el agujero negro del tiempo, su cuerpo elástico encima de las ondas magnéticas, pero yo no respondo.
Soy una cicatriz echada sobre la cama. El mundo en llamas.
“Diego”
–me dicen- como llamándome a mí misma a través de mi muerte y entonces
sí respondo. Digo: “mándenme lo que sea que aquí habita el suicidio y el
amor arcano”. “Diego” –me gritan más fuerte- y la cicatriz que soy se
tuerce en miles de flores.
Tengo su verga en mi mano
(ápoles
salvajes)
manzanas de cualquier lado,
y
chilla como un pez el narrador de este libro que escondía su sonido
entre los orificios de las luces como una flauta de palo. Diego si pinta
a Dios se pinta a él mismo. Y esa virilidad es carnicera. Y esa
totalidad es apostólica.
Y más allá el futuro abre su pico hermoso.
Cuenta el narrador –Dios y Diego fundidos- que el mundo es siempre joven:
La
Galaxia es una extensión de la pretensión del amor de hacernos uno.
Verde que te quiero Lorca. Y esa virilidad espacial (abrigo de todas las
razas, cielo de todas las hembras, fanal de todos los machos) raja los
tiempos. Sin embargo el mundo es siempre joven. El mundo siempre será
joven mientras gente joven esté asumiendo los roles participativos de la
vida. El control de la sociedad. Las plazas de trabajo. Arrastrando
consigo mismo la cabeza de la tiranía hasta los labios rojos de la
pubertad hiriente. El mundo no envejece, solo sacude su cabello perverso
sobre el hombro de los que pasamos sin sentirlo. El mundo no envejece:
se arrastra, salva vidas, hiere en lo más hondo, asalta enormes bancos
de conciencias. El mundo no envejece:
soy húmeda vela en llamas contra su osadía.
de Monsieur Monstruo
(fragmento)
*
haber
vivido en el mundo fue una pequeña bolsa de fatigas un simulacro de
cierto día caluroso ser mi padre atrapado por la excitación de ser él
mismo polvo y anonimato en la construcción sólida de un hombre un
pequeño sobresalto en el corazón con todos al final de este viaje un
corazón (en largas vacaciones) una gran fiesta en las fogatas de la
mentira ser mi madre desprevenida y llorando como un animal ablandado
por su pudrición coágulo del árbol música persiguiendo su ortografía
pero también a veces haber vivido en el mundo fue toser entre las
páginas de un libro devorar las orillas sin subirse a un barco ser dueño
del agusanamiento de estos muebles saber pintarle al insomnio una
ventana desnudarse ante un cortejo fúnebre de mujeres psicópatas espiar
sin la palabra llorar sin la palabra ser mi hija viendo desmoronarse a
la inocencia como sello de fidelidad de nuestra especie una puerta
enterrada bajo cuatro llaves o una cabeza tendida en el cordel de los
sueños para purificar el olvido
de Verbo [bordado original]
K.O.
Round I
Esto en nosotros: amarillo vidrio sobre la cara, no encima sino debajo de las cosas.
Qué miedo a la costura a las costumbres pero en la mano el frío.
Una o dos veces este hombre en medio de sus modales una migaja:
la
locomotora del pie, la soledad, el tedio, la exageración, el
pensamiento dentro de la manga, entre los pantalones. Ahí sí un búho
negro con piedras por collar en esos ojos. El embuste.
Manera de mis cosas mis oídos mis ojos mis dientes mi sonrisa mi labio y nada más.
Canciones,
años, miles a la velocidad de la noche. ¡Exacto! Esto en mi cráneo, en
las cumbres de marte, en su galaxia única pajarera. Cortina en líneas,
lápices, manchas, la mayor frase azul; madera quizás un escarabajo, no
en las uñas pero en la lengua nada de cultura.
La vida: gota de miel, gota de metal, gota de petróleo, gota de carne, hueso en jaula de niños.
Jaula de niños: la verdad, la religión, el corazón, lo espiritual, el árbol, la casa, los volúmenes del cielo, el cielo.
El
cielo: tu esperanza y la mía en pleno fandango y la canción de nuestro
sol nuevo y cuadrado, pis y pistón entre las oraciones.
Agua
los colores. No más coraje ni tristeza: la vida en la ola scorpii y sin
el verbo: purísima levedad. El teatro primitivo en las carteleras.
Round II
¿Sin el verbo nosotros y el poema?
Huellas
de avestruces, pilas de peticiones, franjas de cemento, colillas dentro
de los ojos, no recluso con número, tanta gente en los dedos. Esos
pulgares y estos pedales.
Rojo no, nuestro diario un almanaque y estos pedales: timbre.
Mi cabeza y muchas: cine de todos los días, sombras, recados en cinta transparente, párpados y más párpados contra el caucho.
Una alfombra cebra, protuberancias, ellos y yo, tú y nosotros pista para el camino: blanco y retazos.
¿Me meme, sin nosotros?
La
protuberancia: el tramo del viejo al niño, del animal al germen, del
cielo al piso en paraguas. El río interno. La muerte: borrón y nuevo
plan. Semen de la hoja. Cuerpo las palabras sin palabras: la única
versión y traducción en el espejo. Junto al infinito.
Round III
No
en los overoles ni en las pinzas. No en las páginas rojas de la
santísima memoria. No en la podredumbre ni en el vicio. No en las
piernas ateas ni en los brazos romanos. No en la casa de Dios ni en el
cuarto de su hijo: árboles redondos y una pera sin cáscara, una luna en
su quijada, una botita.
Sí en la taza en la mano, en la leche en mi carne, en su corte de calidad ahí lo blanco y lo negro, lo gris y los aviones de guerra en la última trama: hijo, hija y yo el pelaje puro, el repechaje, lo tibio con la flor, el sueño intergaláctico, la espora maternal, esa materia, mis pies en otros pies: el aguacero.
Sí en la grasa en la lengua, otra especial ventana para los remolinos de la mente: fragmentos, agujas, colmenas, tiempo en el fondo a caballo o en la punta de las orejas siempre de puntas.
Sí en el abrazo a mi otro, ese nosotros: anillo, pájaro, más, piel aristotélica, pedazo diverso. Mancha finalmente olímpica. Chispa de lo anterior. Algo tan grande en ritmo.
Sí en el ritmo.
Round IV
Placer
efectivamente. Territorios internos. Un recetario: maíz con vino en
encías de trama imposible y una sábana pantera por cortina.
Voces y voces a diario. Lino en uñas profundas. Un mundo con olor a tabla, a sol en las dos mejillas, a ternura en ascensor, a escoba en todas las nubes.
Mi voz por esas colinas, mi voz en este disfraz: el no abecedario. El sitio de la carne al temple de un millón de clavos, luego como la noche: lata de sombras.
Yo,
el secreto de la carretera NN,
tronco de Nochebuena a carcajadas y en su biblioteca.
Libro
tras libro el musgo y el apartheid. El animal de metro y medio, luego
de medio metro, luego el animal solo. Mi historia libro tras libro: un
sordomudo.
Señales de paz, ahora, y cabinas de hielo el viento. Un telescopio el sol y toda la raza humana una flor en mí mismo.
Verbo gestual: adiós. Un romance de la imaginación estos molinos. Mis hijos y yo sobre el calor, en esas sienes, desde otra orilla.
Round V
Lo
anterior al cuerpo: un cubo de agua con un relámpago dentro. La cecina
en cables de luz, encima de los muebles, en el abanico. Todo en cuatro
segundos hacia un rojo marmóreo. El monumento de Dios, su gancho a la
memoria. El horizonte en la estampilla de los perros, abierto allí en
tirones de basura. La gorda fantasía de lo breve o lo anterior al
cuerpo: partes de otras partes de uno mismo como complicidad antigua.
Cuerpo contra cuerpo: antes y ahora. Lo anterior al lenguaje: zanja para
los huevos de la vieja neblina. Lo expansivo en sintonía del ritual de
la mancha. Esto de sustancia del Infierno en la novela virtual del
Paraíso. Exactitud alegórica contra la voluntad inexacta. Una palomita
sobre el pelo de la ciencia ficción. Alba entre metales. Lluvia blanca
de cuellos para la estampida.
Round VI
El fin de nuestra casa: frase sobre una pierna de palabras, agua del salar, la coordenada absurda en el poema.
El fin en la interrogación constante. Ese final real de este vacío. Negra Nada después de otra pregunta. Tiempo de lagartijas en completas paredes. Caries de nuestro sueño sobre su propio blanco.
Chispas por adentro: un mundo en resortes con banderas de otro mundo como un chirrido. Un mundo en la arteria contra lo irresuelto. Su cólico en su toga hacia la célula impar.
Al fin en nuestra casa el fin contra todos los verbos. Yo con ella y tú, juntos por el tallo de la imagen hacia lo infinito sin ningún presente. Qué, hacia lo probable sin contexto.
Round VII
Uno
ante el final. El Verbo sin pasado ni presente ni futuro. El Verbo sin
nosotros. El Verbo infinitesimal en estado de indefensión con árboles de
la mano, y lluvia al por mayor en un compendio de bocas y días de medio
sorbo. Puro sermón de oro. Paradigma del bienestar por una semejanza
real entre la palabra sin piel y su paréntesis humano. Gran paréntesis
dentro y detrás de la palabra. Luego el Mundo: El Verbo: Yo: El
Paradigma con piel. Lo humano. Y el mundo de la mente: rosa en la nieve
como una gota de sangre.
[pero se ubica el Verbo:
Y el mundo de la mente, roza la nieve como una gota de sangre.
de Viaje de Gorilas
[Giro 3: Si el Escritor pierde la ética todo queda en rabieta]
Uno
se da por vencido hasta volverse humano. Aplasta a un elefante: toca el
poema. Blanquea la metafísica de un pulmón parqueado en un hollín de
letras. Así he debido calentarme todo este entierro. Como las garras de
una roja cebolla envuelta en los pañuelos de mi gran abuela. Así se
cierra esta cadena de favores: un libro escrito por un gusano camina a
ser carcomido, como una balsa de párpados disfrazados de rosas
capilares, por centenares de gusanos forzados a respirar bajo una tierra
asfixiante. Esto es Geometría, Circularidad peligrosa, y una Canción de
amor soleada como la cabellera de un viejo rompeolas. Este es mi sitio:
entre la vida privada y la vida privada de mi vida. Los años iban y
venían, aún vienen y van los años, y fue imposible desaparecer nuestro
nacimiento simulando un asalto sexual forjado por el polvo como una obra
maestra. Yo enamorado de mi polvo, polvo me iba haciendo entre un
escombro exótico de tráqueas saboreadas. Apenas me conocí tenía tantas
ganas de escribir un libro sobre la vida, tantas ganas de narrar la vida
artificial de mi inteligencia, que terminé escribiendo un libro sobre
la muerte. Dios es transversal y transexual y el horror de mi escritura
es la circularidad de su palabra que ya no puede mentirme, porque a mí
me han descargado su leche los cientos de hombres que me habitan, y
llevo la cara cortada como un piano floreciendo hacia la hoguera. Yo fui
una canícula partida como una margarita sudando su tabaco y besando
pronto. Madre, ¿no te dio pena habernos partido cuando apenas teníamos
lengua para defendernos? Madre, ¿no te dio pena habernos partido cuando
apenas teníamos lengua para defendernos? Uno se da por vencido hasta
volverse humano. Aplasta a un elefante: toca el poema. Disculpa al
Cromañón que lo arrincona. Envuelve con adornos su palabra. Escribe
desde el cerco.
de Los diarios sumergidos de Calibán
LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Destapo el corazón y hay un salvaje que ruge,
defeca margaritas, pateando sus tambores africanos.
Mi madre de otro mundo -Joven NanúBurukú-
palos cuelga de espaldas sobre los terremotos modernos
y las casas enmarcadas que aún en los espacios mejorados
relámpagos contienen de sorpresa en sus blancos helechos,
en sus repentinas ganas de amoblar la cobardía:
aquí vivimos cagando en recipientes redondos
mientras la luna restalla al fondo
como un simio de piedra.
Somos una jauría que sueña un portaviones
atrincherada en los comercios donde los obreros
preparan su codicia: La Presidencia de la República/
La Tesorería Nacional/ El Viaje al Extranjero/ La Lúdica
Noticia de que estamos vivos/ El cuerpo y el carnet
vienen a ser lo mismo: algo que se llena de registros. Algo
que debe ser agujereado hasta que se torne largamente
inútil, moralmente inservible.
La muerte es a Calibán lo que la vida es a Goliat por dos cuarenta. El asco nos recorre como una lengua extranjera el filo de las patrias lleno de corazones aburridos de esa tripa que gimotea hasta el exilio. Nadie quiere ser Yo y describir su cargo y su responsabilidad en esta Patria Impuesta pero con Bandera y Escudo y Sol bien soñado de arenas donde flamea no sé cuál rama vestida de soberbia. Yo no quiere ser Nadie escupiendo hacia el silencio una bola de codornices llameando en balbuceos.
La vida es a Calibán lo que la muerte a Tutankamón: un jarrón de oro. Un jardín de oro que no podrá disfrutar por el resto de sus siglos, donde el humo se acomode solo a oír noticias. Camada de sentidos tan dispersos entre calaveras que florecen a mi parentela.
Mas, ¿cómo obtengo una voz si mi rostro es sólo un pago a estos ademanes?
Qué mujeres más locas y divertidas que son las viejas estrellas sobre este pedazo de continente tan asustado. Hablo pero corro a callarme. Amo pero corro a callarme. Sueño pero corro a callarme. Siento pero corro a callarme. Río pero corro a callarme. Hay un guardián además de los imperios estropeados en los siglos consultados con navaja:
América confía en nuestro Dios
IN GOD WE TRUST
América confía en nuestro Dios
IN GOD WE TRUST
América confía en nuestro Dios
IN GOD WE TRUST
América confía en nuestro Dios
SALVA TU TRATO
Tempera tras tempera voy a pintarme el racimo de similitudes que hay entre nosotros antes de regalarle mi vida a estos Caídos. Ruge mi salvaje mi destapado corazón aquí ante las orillas de lo que asemeja ser construido por nosotros pero ha sido construido por la sanguinaria musiquilla de una raza metálica.
La simetría de nuestros dolores debe tener la forma exacta del amor que Dios hoy piensa viene a limpiar esta odisea toda inflada de espinosos riñones y comidas populacheras y refrenados instintos: Nadie venga a arropar con demasiadas sonrisas a estos gringos pendejos y controladores. Un águila montada sobre un cóndor bajo la rama de un arrayán no concebirá hijo alguno. Cuaja como esperma nuestra tierra bajo las axilas moreteadas una sola luna. Un águila mordiendo un cóndor sobre un arrayán debe ser lo que observo mientras sangran las montañas a raudales. Un águila chupando nuestros tiernos meñiques, hundiéndonos las púas de sus policías debe ser lo que observo mientras caigo de bruces todo vestido al mundo con mi ropa de condiciones de poliéster. Un águila devorando mi canción debe ser lo que escucho cortado aquí en la plaza de los centros y metrópolis gordos de muertas nubes y alumnos de mil escuelas y universidades. Muertas nubes cargadas como búfalos dormidos cubren tu casa y la mía y nadie dice nada. Un águila se afelpa demasiado y amenaza con dormir sobre nosotros como una garúa de tuercas entre emancipadas ciudades y sueños contratados hasta que alguien dice de nosotros que no tuvimos la culpa. Que aquí estuvimos corriendo perdiéndolo todo. Que siempre estuvimos largándonos a la inconsciencia. Arriba crecen los bares y atrás los cementerios: la fiebre programada desde un tanque de guerra. Alguien se animará y también dirá de nosotros que no ganamos nunca. Las manos comprimidas como un capullo de rezos: ovillo de la nada. Una mordedura a paso lento sobre el perro atormentado de nuestras canciones. Muerta la tormenta sobre un suelo de vallas, bien penetrado. Alguien dirá además que huimos y que todo lo que huye merece su respeto, merece su colonia de etiquetas. Todos sienten cómo se empapa de rizomas este cuerpo cancelado hace ya siglos.
Pero la vida debe ser la vida libre de tratos
(IN GOD WE TRUST)
Un desmayado de mulas contra el hueso alucinante de una madrugada.
Luz contrariada calzándose de un tirón un cinturón de cuerpos.
Hecha solo para correr entre nosotros.
de Demonia Factory
LA MÁSCARA DEL EMPALADOR
AQUÍ ME TIENES ENTONCES ANTE TI
CON
LOS MUÑONES COMPLETOS/ CON LA SONRISA AVANZANDO VERGONZOSAMENTE COMO
UNA TORTUGA/ CON ESTOS MIEMBROS DESHECHOS COLGANDO INÚTILMENTE HACIA
NINGÚN HORIZONTE HACIA NINGÚN MISTERIO
SIN BRÚJULA
SIN ROSA DE LOS VIENTOS
pero hay que levantar la careta ponerse una cabeza por debajo y salir a la calle Prepararse como el poema desde la indecencia o el incendio a la formalidad A la estructura
hay que levantar la careta rellenarla de besos por la mañana Abrazar a la esposa: esta mujer que escogí para sentirme vivo para saber que sigo tibio Echando espuma
hay que levantar la careta reconocer los modales traficar con la fantasía Resignarse: vivir ese suicidio cotidiano
repetirse: EL AMOR EXISTE EL AMOR EXISTE EL AMOR EXISTE EL AMOR EXISTE
morderse el dedo índice con ganas cuando pretende rasgar a ratos el panel de la duda Preguntarse acaso si somos tan humanos Si ha valido la pena este viaje hacia nosotros mismos: esa mujer o madre degollada con un espejo de bronce sobre sus rodillas mientras se pinta el labio
ahora el espectro de mi verdad acecha como un jaguar en cualquier desnudez roncando tras un cerebro
ahora el espectro de mi verdad escapa de los armarios de los cencerros y dura a la intemperie de la luz y de la sombra
ahora el espectro de mi verdad agita compulsa quiebra cada pequeña mariposa cada pequeña escalera donde mi corazón pueda dormirse donde mi corazón pretenda clavarse como un mapa
ahora el espectro de mi verdad grieta las risas audaces tumba todas las casas y pone en trono al Señor más castigado:
ese niño que soñando otro destino ha probado todos los venenos de los cuerpos Ha roído todas las palomas en un rincón de aire Ha masticado
porque el azul sólo es azul cuando llovizna y se derrama la materia y entonces sí podemos vernos Como un cuadro de Munch podemos vernos Hasta los árboles entonces prefieren incendiarse a cobijarnos
mi madre me había dicho: el mundo es bello Mi padre me había dicho: la tierra se trabaja el fruto es bello Mi hijo me había dicho: yo seré bello
Pura irrealidad
pero hay que levantar la careta ponerse una cabeza por debajo colgarse un cuello Salir a sacudir la longitud del cuerpo por todas las esquinas de este mundo Leer bien los letreros Abrir bien las carteras los corazones Pegarse un Sí sobre la frente como un Jesús de ceniza Desvelado
evitar la caída o explicarla:
a) yo soy un hombre que no es un hombre
buscando la verdad en sus cajones de
infancia En los primeros dibujos de
horizontes En sus primeros juegos de
baseball con los niños que cuidaban una
araña en la mano como si fuese un sol
b) yo soy un hombre que no es un hombre
suelto bajo las prendas como un cuchillo
Dispuesto a herir a los otros que se que
mienten Dispuesto a asesinar para
tranquilizar el ritmo tan limpio tan
inhumano de nuestras cenizas
que se mueven en círculos hasta palidecer
la página Hasta escaparse
PERO LA MATANZA ES MÁS HUMANA EN MI CABEZA
repito: TODA MATANZA ES MÁS HUMANA EN LA CABEZA
cuando hay fornicación hay casa limpia y plato servido en la más completa oscuridad Cuando hay fornicación hay amistad rencorosa y mis niños se pegan a mí se pegan a mí y no saben comportarse Cuando hay fornicación huyen de mí reflejadas en el semen todas las mujeres que amé festivamente hasta la caverna misma de la esencia Huye de mí la humildad sus tetas estrujadas sus tetas moreteadas como ciruelas Cuando hay fornicación huye de mí la desnudez de mi cuerpo y se posa un cadáver valiente un cadáver sublime que se ríe de tanta boca apresurada (entre un bosque de lápices y botellas vacías donde mi generación vuelve a orientarse Vuelve a rastrear su nervio)
entonces ella gimiendo contra ella misma Muriendo contra ella misma Muriendo por su costado logra dormirse* Y yo torno a esta guarida a este recinto cuarteado como una vaca enferma donde la lluvia se filtra y hay poca luz de luna y poca tinta
regreso a la escritura A ese útero empeñado en disminuirse Regreso a casa pero a esta casa donde mi padre soy yo y mi madre yo Y nos parece insuficiente el presentimiento Regreso como una vaca enferma a los establos más blancos que el hospital más negro Regreso y no soy yo el que vuelve Al mismo tiempo que nunca he sido yo el que se marcha
______________________________________________________________________
*Se sabe -por ejemplo- que mi esposa reposa porque como una locomotora oyes su bufido.
de Los diarios sumergidos de Calibán
[Pieza # 1. Prueba irrefutable de la existencia de Calibán. Sueño neo-narrado al autor en el Infierno, Lugar Desconocido.]
CÍRCULO I
(santa maría madre de dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén)
piensa
en un enramado de tejido sideral donde la materia se castiga a la
redonda en una cabeza sumergida en un cerco de catedrales torcidas de
color vino en la suma de todas nuestras dudas gordas como un elefante en
la meditación de un árbol que se despierta sudando sin violencia en las
ráfagas de cobra y muro que nunca se detienen cuando nos miramos en el
dibujo chillón que hacen tus glóbulos rojos cuando te disparas en la
niebla como un poema en la soledad final de ser todos los hombres y
ninguno bajo la piel montada desde el feto hasta su tómbola-muerte
tirando a voluntad de los tobillos y sus tuercas oxidadas por tu playa
de sangre
CIRCULO III
(santa maría madre de dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén)
“Házme el amor de una vez
y deja ya de violarme”
aparecía escrito en los registros
de 1772
como una frase redondeada (o cubierta de perdices)
llena de asombro
Más lo importante aquí
(como en cualquier mediano análisis de frases)
es que cohabitan diálogo y tormenta
Como las grandes piernas de la Ilustración
(frotándose a sí mismas)
siempre será negra la selva del porvenir
para que no pierda su vuelo
el espectáculo perfecto de la vida
Una mujer que gime
(o un hombre que necesita de muy pocas palabras
para enfrentar a su muerte)
es como decir: Buenas noches aquí. Adiós al caos.
Pero lo que aparecerá escrito en los registros
de 1772
mas que hablar de la resistencia (toxina generosa)
surge como una complicidad gramatical
que soltará un gatillo.
CIRCULO IV
(santa maría madre de dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén)
De todas las galaxias que prefiero
de todo ese polvero convertido en Cervantes Cristos y Billones de turcas naves
/que no llegaron a ser la grasa de las estrellas
deseo aquella donde la muerte no desentone
(aquella donde la muerte despeje con su existencia -y muy cañoneramente-
a la muerte misma)
De todas las religiones que prefiero
fósiles mármoles y martillos para seguir reproduciéndonos como conejos
a la par de María: la madre de todos los monos
deseo aquella que no me obligue a esconder mi sífilis
(aquella donde la resolana del hambre o de la culpa no se inyecte como un gusano
sobre mi espalda de niña)
De todas las identidades que prefiero
raja de todas las rajas/ alimento carroñero para el buitre universal de la mentira/
prisma embetunado para el incesto del hombre
deseo aquella que no me aleje de este paisaje
(aquella donde la identidad nos arrastre hacia la especie con la esperanza común
de una muerte en la carne)
De todos los paraísos que prefiero
me quedo con la palabra encostrándose en su llanto como una araña dormida
en la metálica redondez de su propio planeta
(ese acto de generosidad que nadie estimará jamás/ que carga sobre su lomo
a las incomprensiones)
De todos los silencios que prefiero
me
quedo con el del muerto convertido en Billones de héroes perdidos en
Billones de Cervantes en Billones de cachiporras medallas restos de
barcos épicas traiciones y pueblos devastados
Habrá que estudiarse entonces los huesos del gusano
para saber la verdadera historia de los hombres
CIRCULO VI
(santa maría madre de dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén)
Yo te voy a contar
que no es verdad que estuvimos alguna vez aquí para taparnos la cara
O que subidos a las piernas de los monaguillos
volvimos a constituirnos como la física experiencia de una familia
Ahora que dios va por el mundo
nadie nos ve ponernos tristes como un pedazo de puerto
(la sed captura a la obediencia
y se ha tomado las pieles sin importar su forma)
Ahora que viaja el diablo por el mundo
la raíz cuadrada de su semen: coma de todos los lugares
en que parpadeamos (en que tenemos dudas)
yo te voy a contar
que todo fluye hacia el poderoso regimiento
del instante
que nada nos destruye (que en embriaguez de ausencia
al fin la vida es vasta)
Ahora que el nuevo hombre marcha por el mundo
el hacha de su ansia asolándolo todo (la alfombra de sus voces:
el alambre multiplicado de su grumo extranjero)
yo te voy a contar
que ha desaparecido de nosotros el amor
hacia nosotros mismos
//cuando hayas cerrado este libro
ya te habrás olvidado de mi mano buscando
una frase de amor para este libro
(un manicomio abierto
donde la prosperidad es anunciada -como todo lo demás-
entre las moscas)//
pero que igual los valles encendidos y los acantilados de fábula
así como los pastos las cumbres y los ríos
nos entrarán fondeando los ojos a borbotones
allí donde Platón señala un mundo
y lo imposible o lo posible siempre será el mañana
esta capacidad de saber que dentro de este hueco habita un pecho
donde ha habitado un mono
donde ha habitado un cielo imputrescible
con un hombre colgando
CÍRCULO VII
estos
son mis 650 músculos de acción involuntaria mis 250.000 plaquetas que
taponan las heridas que evitan que sangre este es mi fanatismo
equivocado con el que se descomponen los peces debajo de los muelles
como perra materia mi monstruo helado arrastrándose en medio de la gente
ovulando una ternura primitiva una señal de nacimiento en algún lado
olvidado por los hombres este es mi señor mestizo: mi negro mi indio mi
judío mi perfil como sable azotando el barro: su prótesis de maldad esto
yo soy ahora: un escritor mediocre que ha debido suicidarse si le queda
decencia cayo reventado por cadáveres que van adelgazando trago
inevitable sembrado de cuchillos a las dos de la tarde ascensos y
descensos de una bragueta para no observar cómo se me va escurriendo la
vida bajo el pantalón miles de violentos chillidos de un violín
multiplicándose en mis oídos cuando humeo en el cemento como un fantasma
pierna artificial cautiva el agua sucia arrumbada o nacida de un hombre
y una mujer latinoamericanos
LO QUE HE VIVIDO Y LO QUE NO HE VIVIDO
ES LO MEJOR QUE HE VIVIDO
HÁZME EL AMOR DE UNA VEZ
[PARA VOLTEAR EL FUTURO]
Y DEJA YA DE VIOLARME
de Novela de dios
LAS CARTAS DEL ÁTOMO
[fragmentos]
's-Hertogenbosch, 19 de septiembre de 1502
Querido Hyeronimus Bosch:
Esta
es la expresión más planetaria: El Verbo. Detrás del Verbo el Mundo.
Detrás del mundo dos orejas atravesadas por un cuchillo. Esto quiere
decir: miles de planetas enardeciendo al contacto del hombre con su
propio embalaje. Corteza por caer a ras de hielo. Líneas arruinadas
donde la llama es el brazo de un cuerpo siguiente. Danza de la ropa de
dormir detrás de un búho cubierto de manzanas masticadas. Allí hay una
madera llena de tenazas y anos que van a recibir esta noche una porción
de infierno. Rajas que serán abiertas para que broten hadas eléctricas
en lagos cósmicos. Celebren la gallina al fuego, vuelen los peñascos
como verrugas del sol. Todo es un tumulto de cadáveres artesanales
cubiertos de porcelana. La esperanza sepultando su cabeza en la mitad de
las piernas. Pigmentación en el cisne. Un holocausto prehistórico
arribando por los techos como pescado mecánico. Este es el Verbo
construido. La imaginería salvaje desnudando la ficticia observación del
Mundo. El Mundo asesinado por el Verbo huyendo al paraíso.
Siempre tuyo,
El Átomo de Cesio
*
St. ElizabethsPsychiatric Hospital, 21 de abril de 1954
Querido Tío Ez:
Multitudes
se asoman a tu cama como quienes se asoman al balcón de un suburbio
después de una bomba atómica. Desde ésta, nuestra cama, ordenas tus
asuntos espaciales. Cantos y cantatas de un planeta metido en bisturí
que no merece por momentos ni el sonido. Kilómetros de historia donde
guiña su corrección la Nada, Ningún lugar, el Vacío puro.
Hemos sido siempre el Génesis y el Apocalipsis en esta historia de altas democracias. El arco fugaz de la katana rebanando las esferas sucesivas de las trampas del mundo. La idea y la materia como un sólo testículo viajando hacia el sollozo de lo inextinguible. Cuadernos traducidos: palo, agua, arroz, serpiente, hoja de leche, perro sin mascar, árbol más alto. Lo intraducible de la humanidad: su desamparo. La fijeza indescifrable del reflejo interior.
Querido Ezra, además fuimos
amigo
de todos los poetas, colaboramos con el sueño de una sola escritura,
tendimos nuestra mano colectiva a esa malsana raza, a ese gremio de
acuchilladores desdentados, a esos hijos de puta que no saben decir las
gracias sino quejarse, urdir el anonimato de los significados reales.
Condenar al significante en la jaula de los peores poemas. Pura
contemplación de la máscara arañada por la lengua en su harina amarilla
de cotorras.
Hoy estamos en esta habitación:
Tú,
yo y el mundo sentados en esta habitación. La historia de nuestra
civilización encerrada por la usura arde en el haikú de tu mirada. El
sol si vuelve a entrar lo hace como un cazador en el hombro del cielo.
Ves cómo se descascaran los monos ancestrales en estas cuatro paredes.
El río de la mente contra toda corriente lucha sobre el fango de la
abulia, ama aquellas ramas sin testimonio.
Penetras en la hoja en blanco, aun cuando multitudes desenfrenadas siguen asomadas sobre ti, ahora como quienes divisan a la distancia un templo en llamas antes del diluvio. Oyes la lagartija moviéndose rabiosa en las teclas que le llueven encima como gotas de plomo. Abres tu camisa con los dedos manchados. Escribes:
Siempre tuyo,
El Átomo de Cesio
de Novela de dios
EL DIOS DE TU NOMBRE
Nadie escribió tu nombre al verte.
Ninguna enfermera lo puso sobre tu cinto
el día de tu nacimiento.
Nadie escribió tu nombre por completo en algún registro.
Tu madre no mencionó tu nombre apoyándote sobre su pecho
(pues aún no vaciaba tu padre su borrachera para escoger tu nombre).
No llegaron abogados a firmar un contrato con tu nombre.
No visitó el pariente más lejano y le explicaron tu nombre.
Nadie puso tu nombre en ninguna hoja en el hospital donde naciste,
solo el nombre de tu madre sobre tu cinto (a ella le pertenecías desde entonces).
Nadie mandó a llamar a nadie para saber tu nombre.
No tenías nombre entonces, cuando naciste, y por qué habrías
de tenerlo ahora mientras viajas hacia el campo de otro planeta.
Cuando algo es nombrado es creado con el acuerdo de ambas partes,
por absoluta necesidad. Así el animal que merece su definición,
la cosa que busca asirse a nuestra mano, y las estrellas que deambulan
sin porvenir, que fugan sus necesidades.
Nadie escribió tu nombre entonces cuando eras Nadie.
Nadie lo hará después de aquel sepelio cuando seas Nadie por siempre.
Se perderá tu nombre, Ernesto, por millones de años.
Se
perderá dentro de una obra en la que decidiste fundirte, oscurecerte,
hacerte parte de su título: un vacío en la noche de una película larga.
Nadie sabrá cómo se hace eso: perder un nombre.
Todos aman sus nombres: sus posesiones cargadas de años como palomas muertas.
Te habrás perdido de mí. Habrás escrito la obra ¿cuál obra?
Esta:
un silencio pasajero/ un día muerto en la montaña de visiones de todos
los hombres de un mundo que se mató a sí mismo/ el mago ensangrentado
desapareciendo en el sombrero del conejo del tiempo.
Te fuiste antes y después con un amago demente:
La
víctima que revisa su excremento, el salado porvenir apilado en poemas
de cuarenta cabezas, el amor engominado en la casa de la autobiografía
un sábado por la noche.
Se perderá tu nombre tan Guevariano, como quiso tu padre,
tan
juvenil por Javier como tu madre impuso. Avalanchas de animales vendrán
por ellos. Fiestas y tristezas se harán con ellos. Asesinatos y
reproducciones de la felicidad por millones de años se harán en nombre
de estos nombres. Esta gente sabe de verdad como honrar la palabra. La
doblan hasta arrancarle una gota de sangre. Una lágrima de pus. Una
sonrisa. Ellos sabrán hacer con tus nombres la buena literatura: la vida
misma.
Entonces se perderán tus apellidos: Carrión Castro.
¿A quién le importa un apellido tan repetido que ya no significa absolutamente nada?
¿A quién sino a la estúpida cabeza que rebusca nobleza y alharaca histórica detrás de ese proyecto de nombre?
Cuando
llegaste a la vida, tu apellido ya estaba haciendo cosas (como meándose
a toda una familia reconociendo la dimensión de su cultura). Cuando no
habías llegado al mundo tu apellido ya estaba haciendo cosas como
biblias y poemas y dinero.
Serás libre entonces.
¿Libre de tu nombre?
Fundirás
tu nombre dentro del vacío de tu obra: flotarás allí enredado en la
hermosa marcha de los cadáveres que siempre comienza. El vacío desde tu
apellido será una construcción hacia atrás: se irá tragando lentamente
lo asfaltado.
Se perderá tu nombre dentro de tu obra. Igual tú no escribiste esta obra.
Esta
obra la escribió la realidad que viviste, y fue hecha gracias a todas
las obras que te prestó la realidad para leer, a toda la gente que te
prestó la realidad para vivir, a toda la cabrona inmadurez que te prestó
la realidad para experimentar la vida, a toda la tristeza que te prestó
la realidad para escribir la obra.
Nadie escribirá en su cuaderno tu nombre. Nadie lo hará mañana. Nadie sabrá que tú estuviste involucrado en este nado de espaldas contra ti mismo. Alguien más escribirá su nombre a partir de tu obra. Alguien más detallará el maravilloso amanecer, su hierro humedecido vigilando nuestro disfraz impenetrable. Alguien más escribirá su nombre detrás de estos poemas muriéndose de angustia por una respuesta. Alguien más que logrará perderse.
Y no sabrá que un nombre no es un templo.
de Novela de dios
SER
(Diagnóstico del Verbo)
1.
En un principio el Verbo. Era. Es. Fue y estuvo el Ser.
Todo lo que era el Verbo jubiloso, insatisfecho, desde la oscuridad viniendo a meter mensajes en manos llenas.
Conociendo
los soportes de la navegación. Hecho una serpiente el Verbo, desatando
los sueños. Olfateando a los hombres en su material desierto.
El venía, iba a salvarnos a todos.
Sin ninguna complicidad. Solo su amor por las construcciones y el cabello.
2.
Luego de caer de la noche y Dios y Yo se hizo un escudo el Verbo.
No quiso atender a todos. Quiso atender, ante la química de mi desnudez, solamente al parto de mi terrible amor por mí mismo.
Mi Yo mismo, mi propio y verbal universo, yéndose de gira por otros cuerpos, entró a todas las casas menos a la suya.
Allí vivió por años, dio de comer al Verbo frutas y poemas como tormentas estacionadas ante una gran pantalla.
Siempre
que alguien lloraba, perros colorados murmuraban al Verbo que lo
extraordinario del reflejo era precisamente no usar detergente, tener
los ojos abiertos.
Engordado
el Verbo, desorientado en la sangre, se hizo polvo del tiempo sin
oírse. Esas cosas que iría a contar inéditamente, carentes de guante.
Por suerte,
después de un Verbo siempre hay una estaca perniciosa y un pez que se escurre.
Iba Yo también desapareciendo en los cuentos de ese Verbo.
3.
Ahora el Verbo:
No
estar en ninguna parte. Ser y estar quebrado incluso en la música y en
la espalda y la cintura y en la idea cruel. Andar en bicicleta con la
sangre sin ningún esfuerzo. Estar en todas las amenazas de las vacas y
en el lado más inacabado de una piel que menea libre sus pelotas de
cuero.
Allí el Verbo esta vez Ser estableciendo irracionalidades como puentes a nuevos músculos nuevas lenguas nuevas concepciones inaugurando ninguna cosa pero bajo la lluvia. Mordiendo lo que reverdece pero sin entendimiento cabal. Sin definición esclava.
Siendo y no siendo en todo el esplendor del poema
un tembloroso polvo colectivo [1]
________________________
[1]
En
el Principio era. No palabras. Nunca más un verbo un sustantivo
haciendo algo correcto, conectando un lugar ordinario en signo
convencional tramando repeticiones por los siglos de los. Nuestro
horizonte es lírico. Demente mente humano. No corregible dislocado algo
tan real como este desorden: rímel, espejo estrellado, conejo hundido en
un torneo flamboyant, toda la preparación de la compota, toda la garra
estelar, el taco del primer sonido, Dios en el horizonte como matemática
solar, polvo en los ojos mirando un nuevo mundo: té volteado sobre un
cielo papel tisú, millones de licuaciones no piedras ni fósiles sino
interrogantes y números haciendo cuerpos con cara. Creando vida en las
manchas de una tortuga. Algo todavía de nuestro barro silba en los
pilares de ese montaje.
de Verbo [bordado original]
TERCER CIELO
Lo
escindido es poder en mí. Jauría donde todos están nadando en sus
propias macetas y nuestros índices apuntan hacia la negra carpa del
cielo con árboles y pájaros aderezados con robusto porvenir y arte.
Cualquiera
puede venir intervenir hacer suyo el progreso de este tigre, porque los
habitantes alteran el significado de todo lo que rayan con palabras,
tocan con sus lenguas lo creído, luego es y no tramoya y salto a lo
nocturno.
Cuantía
de lo querido: es más fácil avanzar sin escribirse, así des-escribir lo
por andar, lo andado contratado, rumiar contra el cerebro. Oler la
carne.
Literalmente
reunión entre lo perdido y un cuerpo perdido. Retrato en el living del
fraude de esa electricidad. Cerrado el verbo por reparaciones. Y eso es
para siempre.
Arboles
amigo, un largo enigma. Arboles dentro de campos, debajo de los
ataúdes, alrededor de las nubes, en bosques y en playas lejanas, encima
de los naipes y sobre el comedor. Arboles y más árboles. Saliendo de las
duchas, en los corredores de los hospitales, detrás de bancas en
templos universitarios, adentro de los libros, en una oreja cerrada:
árboles en su luto para iluminar el tropiezo de esta memoria. Arboles y
árboles cuestionándonos.
No negaré que las visiones que tuve fueron por amor. El odio no construye nada. La Inmensidad en ese instante, porque lo era.
de Manual de Ruido (inédito)
La palabra esencial, para entenderse y hacerse posesión más común de todos, debe hacerse común.
Hacerme casa en otro. Con otro, junto a él menos huérfano,
cubrirme de chorreantes estrellas sobre un cuerpo inmenso
que, de tramo a tramo, ve cadáveres. Un verso sobrevivirá a
esta ilusión mía de respirar de memoria, relinchando en la
yema de los dedos.
Hacerme casa en otro, armarme de valor, domesticar el tajo
en un tramo de papel. Repetir en otro mis gestos humanos,
mi horizonte quemado por las frases que no existen, mi con-
fusión amarilla de arañar el espacio en cualquier lengua.
Hacerme casa en otro. Vivir en otro. Ser Yo en Otro. Y ser
otros conmigo. Hacerme lugar común, al pie de la letra.
Ernesto Carriøn
(Guayaquil, 1977)
Ha escrito «ø»,compuesto por trece libros reunidos en tres volúmenes. «La muerte de Caín» que incluye los poemarios: El Libro de la Desobediencia, Carni vale, Labor del Extraviado y La Bestia vencida (Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007); «Los duelos de una cabeza sin mundo» formado por: Fundación de la niebla, Demoniafactory, Monsieur Monstruo, Los diarios sumergidos de Calibán y Viaje de gorilas (Tribal, Perú – Fondo de Animal, Ecuador, 2012) y «18 Scorpii: Abiogénesis» que contiene los poemarios: El cielo primitivo, Novela de dios, Verbo [bordado original] y Manual de Ruido (inédito).
Entre
sus reconocimientos están: Premio Nacional de Poesía César Dávila
Andrade (2002), Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín
(2007), Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade (2008), Beca
para Creadores de Iberoamérica Y Haití en México FONCA – AECID (2009),
Mención del Festival Hispanoamericano de la Lira (2011), Premio Nacional
de Poesía Jorge Carrera Andrade (2013), Finalista del Premio
Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma (2014) y Premio de Poesía
Gobierno de Pichincha (2014).
_______________________________
Del libro Cartas al hijo (Ed. Literastur, Gijón, España, 2008):
Selección para antología Luis Rafael
(La Habana, Cuba, 1974)
(La Habana, Cuba, 1974)
Paternidad
Ahora que la paternidad
Es mi patria
Padre me siento
Sobre mi padre
—Aunque parir no pueda
Párvulos ojos miradores
Pasos y palmas
Plácidos miran
Pastar al padre
(En palomera paz
Plomiza)
Patriarcal azoro
Parado en levedad
[Palindromático
Paronomásico
Parónimo
Paradójico
Y hasta paranoico]
Padre nuevo
Hijo de su hijo.
--
Niño durmiente
A mi hijo Luis Onelio.
“Miedo me da que sientas
miedo”.
Eliseo Diego
Tú nacías en un baño
De luz sangrante
Y yo pensaba en
Mariposas nocturnas
Tú reías (por fin)
Con tu sonrisa
El cielo despejaba
Su polvillo
Sobre mi mano
Tu cuerpo crecedor
Tus ojos lúcidos
Descubrirán
La sal
De este bautismo
—Sean tuyas la dicha
La bondad y la paz
: Tuya la inocencia
Niño durmiente
Niño mío.
Lumbre de luna
A mi hijo Rafael Felipe,
porque su llanto le anunció.
Lumbre de luna
Y ráfaga de agua
Vibra tu llanto nuevo
Tu voz
Que va naciendo
En la inocente
Angustia
De estar vivo
Crujen las estrellas
Como minas
Prestas a estallar
En el vacío
Los padres
Sembramos hijos
En la intemperie
—Hermosa
Y cruel—
Del tiempo
Ilusionándonos
Con la eternidad
De las arenas -
Amuralladas -
Entre cristales
Columpiándose -
En el reló
Hijo que vienes
(Llevándome)
Hacia el futuro
Volátil
Incluso para ti
Efímero
¿Qué consuelo
Inventaré
Por acunarte
Barca en la mar
Inabarcable?
--
Boga La Habana
El mar
Alza su lengua
(Áspera -
De gato rabioso)
Sobre los escombros
: Lame las heridas
: Los recodos sucios
: Los hedores
De La Habana
Olas trepando
El Faro /
Olas escalando
El Morro /
Olas ahogando
Túneles /
Derribando
La frontera
Del Malecón
Olas -
De brazos fláccidos -
Remos escarchados de muerte
Voces de sal y agua
: Arrasando la Ciudad
: Barriendo señales
: Vomitando rocas
La Ciudad
Abandonada al vaivén -
Mareándose en la orilla -
Ciega sobre la marejada
[Vapuleada]
Aguamarina salitrosa
Pulimentando -
Calles /
Lustrando
: Fecundando
(La marea bajará)
Sobre el mar
Boga La Habana.
--
Lóbrega noche
Esta noche
He visto a la Muerte
: En dibujos /
De niños
: Bombarderos
: Tanques
: Escombros
: Y cadáveres
Un niño ciego -
Otro inválido -
Una niña estampada -
Por el fuego -
Y el miedo
(Niños crecidos /
De pronto /
Viejos)
Cosecha
De una guerra
: Odio espigando
Acaso
Fecundador -
De guerras
¿Luego de
Las bombas
Y las balas /
La metralla
Y la tortura /
Germinará
La paz?
Lóbrega noche
Negra noche
(Boca negra
Hambrienta de
Cadáveres)
La guerra
Eclipsa
El tiempo
: Oscurece
Los sueños
De los niños
: Insomnes.
Selección para antología Luis Rafael
(La Habana, Cuba, 1974)
(La Habana, Cuba, 1974)
LUIS RAFAEL Hernández firma sus libros solo como Luis Rafael. Es un escritor cubano nacido en La Habana, (Cuba) en 1974. Licenciado y Máster en Literatura hispanoamericana y en Didáctica de la Lengua. Es asimismo Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid.
Dirigió la revista literaria Jácara entre 1995 y 2005. Ha publicado una veintena de libros, algunos de ellos traducidos a varias lenguas. Es asimismo miembro de varias organizaciones institucionales y académicas relacionadas con la literatura. Ha escrito guiones para televisión y radio.
Actualmente es director de publicaciones de la Editorial Verbum y profesor colaborador de la Universidad Complutense de Madrid y de los talleres literarios de Fuentetaja y Hotel Kafka.
Narrativa
•La magia de ET (noveleta, Every View, Madrid, 2012).
•Piratas y Corsarios del Caribe (relatos, Ed. Gente Nueva, La Habana, 2011).
•Cuentos y Leyendas del Caribe (relatos, Ed. Anaya, Madrid, 2010 -Incluido en el plan de lecturas recomendadas para el primer ciclo de la ESO en España).
•Liz desea (novela, Ed. Sigla, Miami, 2009); 2.ª edición con el título La doncella y el unicornio, Ed. Gente Nueva, La Habana, 2013).
•Cuentos para dormir (cuento, Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2008).
•Mulato (novela, Ed. Gente Nueva, La Habana, 2006 -Premio Nacional "La Rosa Blanca" 2007-; 2.ª edición: Ed. Arandurá, Asunción, Paraguay, 2009).
•El dueño de los caballitos (cuento, Ed. Alfalfa, Madrid, 2006, 2007).
•La vuelta del viejo a su juventud y otros cuentos eróticos de la antigua Arabia (cuento, Ed. Hiperión, Madrid, 2003, reeditado en Cuba con el título Cuentos Eróticos de la Antigua Arabia, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 2011).
•El detective Perrín acude al llamado (cuento policíaco para niños, Ed. Gente Nueva, La Habana, 2002, 2003, 2004, 2010 -más de 500 mil ejemplares vendidos).
•Los hijos de Adán (cuento, Ed. Unicornio, La Habana, 2002; 2.ª edición: Ed. EMOOBY, 2011 -5 semanas entre el tercer y el cuarto lugar de los 10 libros electrónicos más vendidos en España).
•Un bosque por dentro (cuento, Ed. La Puerta de Papel, La Habana, 1990).
Ensayo[editar]
•Entre Prometeo y Narciso. El siglo modernista (1880-1980) (Ed. Complutense, Madrid, 2013).
•Eliseo Diego: donde la demasiada luz (Ed. Unicornio, La Habana, 2004).
•El Modernismo martiano, nuestro modernismo (edición electrónica, Ed. CubaLiteraria, 2001).
•Juana: el talento precoz (Ed. Ávila, Ciego de Ávila, 1999) (Premio nacional de ensayo Eliseo Diego, 1996).
Poesía
•El Mirador del Cielo (Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2014).
•Poemas de amor y desamor (Ed. Montecallado, La Habana, 2013).
•Babel (Ed. Bubok, Madrid, 2011).
•Cartas al hijo (Ed. Yaganes, Col. Elogio del Horizonte, Asturias, 2008).
•Crece en mi cuerpo el mundo (Ed. Gente Nueva, La Habana, 2005).
•Colómbico (Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2003).
•Cartas al padre (edición bilingüe español-árabe, Ed. Dar-Alwah, Madrid, 2000; Cartas al padre(Segunda edición solo en idioma español, Ed. CubaLiteraria, 2002).
•En la Casa del Hombre (Ed. Banco de Ideas Zeta, La Habana, 1995).
Álbumes ilustrados para niños[editar]
•El abuelo reloj (cuento, Ed. UNIÓN, La Habana, 2011).
•El Señor Bufanda (cuento, Ed. Emooby, Madeira, Portugal, 2011).
•El Capitán Pata de Palo (cuento, Ed. Emooby, Madeira, Portugal, 2011).
•El dueño de los caballitos y otros cuentos (cuento, Ed. El Perro y la Rana, Caracas, Venezuela, 2010).
•Detective Perrín (cuento, Ed. Capitán San Luis, La Habana, 2000).
•Perrín descubre un robo (cuento, Ed. Capitán San Luis, La Habana, 2000).
•Extraño caso para Perrín (cuento, Ed. Capitán San Luis, La Habana, 2000).
•Perrín y el lorito perdido (cuento, Ed. Capitán San Luis, La Habana, 2000).
•Detective Perrín acude al llamado (cuento, Ed. Capitán San Luis, La Habana, 2000).
Antologías y compilaciones de su autoría[editar]
•Claves del pensamiento martiano. Ensayos políticos, sociales y literarios de José Martí (selección, estudio introductorio y notas
•Canciones y poemas tradicionales (para padres y niños) (selección y edición, Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•La Esperanza del Mundo. Los mejores poemas y cuentos para niños de José Martí (selección y prólogo, Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•La copa de las hadas. Los mejores poemas y cuentos para niños de Rubén Darío (selección y prólogo, Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•Los cien mejores poemas de amor de la lengua española (antología, selección y prólogo; Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•Relata2X1. Cuentos interactivos (antología, selección y prólogo; Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•Confesiones monstruosas. Fichando criaturas de miedo (antología, selección y prólogo; Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•Aventuras en el Madrid literario (antología, selección y prólogo; Ed. Verbum, Madrid, 2013).
•Cuentos y leyendas de aquí y de allá (antología, selección y prólogo; Ed. Verbum, Madrid, 2012).
•¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Respuestas fantásticas para niños curiosos (antología de cuentos, selección y prólogo; Ed. Pierrot, Madrid, 2011).
•Minimicrocorticuentos (selección y prólogo; antología de mini cuentos para niños, Editorial Musivisual, Madrid, 2010).
•Identidad y descolonización cultural. Antología del ensayo cubano moderno (estudio introductorio, selección y notas; Ed. Complutense de Madrid y Ed. Oriente de Santiago de Cuba, 2010).
•Fábrica de cuentos (selección y prólogo; antología de cuentos para niños, Ed. Alfalfa, Madrid, 2009).
•Decir el mar / Dizer o Mar (selección y prólogo de Luis Rafael y Elena Palmeiro; antología bilingüe español-portugués de cuentos cubanos, Ed. Educat, Colección Islazul, Universidade Católica de Pelotas, Brasil, 2008).
•Cuentos cubanos del siglo XX (selección, estudio introductorio y notas; antología de cuentos cubanos, Ed. Alfalfa, Madrid, 2008).
•Dos Orillas. Un mismo mar (compiló y prologó la parte cubana del libro; antología de cuentistas cubanos y asturianos; Ed. Centro de Iniciativas Culturales, Gobierno del Principado de Asturias, Gijón, 2006).
•Poemas de amor. Autores cubanos del siglo XX (prólogo y selección; Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2005; reimpresión, La Habana, 2011).
•Habiendo llegado al tiempo (ed., prólogo y selección; antología homenaje a Eliseo Diego, Ed. Frente de Afirmación Hispanista, A. C., México, 2004).
•Aquí he vivido (ed., prólogo y selección de poemas de Eliseo Diego en edición bilingüe español-inglés, Colección Ediciones Especiales, Ed. Oficina de Publicaciones Especiales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2000).
Galardones
•Premio Nacional de Cuento. 1990, Cuba.
•Premio Nacional de Poesía. 1995, Cuba.
•Premio Nacional de Ensayo “Eliseo Diego”. 1996, Cuba.
•Premio Nacional “La Rosa Blanca”. 2007, Mejor Texto para jóvenes.
Manuel Iris (México, 1983). Licenciado en literatura latinoamericana
por la Universidad Autónoma de Yucatán, maestro en literatura
hispanoamericana por la Universidad Estatal de Nuevo México (EEUU), y doctor en lenguas romances por la Universidad de
Cincinnati (EEUU).
Ganador del premio nacional de poesía Mérida (2010) y recientemente
ganador del premio regional de poesía Rudolfo Figueroa (2014), otorgado
por el estado de Chiapas a poetas del sur de México y poetas de Guatemala. Autor de Cuaderno de los sueños (Tierra Adentro,
México, 2009), coautor,
junto con el poeta brasileño Floriano Martins, de Overnight Medley (ARC Edições, Brasil, 2014), e igualmente autor de
Los disfraces del fuego (Atrasalante,
Mexico, 2015). Fue compilador
del libro En la orilla del silencio,
ensayos sobre Alí Chumacero (Tierra Adentro, 2012). Fue becario de la
fundación Charles Phelps Taft de la Universidad de Cincinnati (2012). Ha publicado poesía,
ensayo y traducción en revistas como Tierra
Adentro (México), Asymptote
(Estados Unidos), Triplo V
(Portugal), Casa de las Américas
(Cuba), Sibila (España) o Mapocho (Chile); además su obra ha sido
incluida en antologías nacionales e internacionales, destacando las antologías
binacionales Postal de Oleaje, poetas
mexicanos y colombianos nacidos en los 80, publicada al mismo tiempo en
México y Colombia, y la antología Espejo
de doble filo: Antología binacional de poesía sobre la violencia, que
igualmente reúne poetas mexicanos y colombianos. Poemas y ensayos suyos han sido traducidos al
inglés y al portugués. Actualmente es miembro del seminario de investigación sobre poesía
mexicana contemporánea de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De Los disfraces del fuego
(Atrasalante, México 2015)
Quiero jugar a herirte, mi
silencio.
Quiero jugar a que te
arrojo piedras,
a que te aviento pájaros y
peces,
todo lo que vuela
y que te rompes, te
cuarteas
y caen tus pedazos
solamente en ti,
y los recojo y te miro
entero como siempre,
sin que te falte nada.
Balada anónima
I
Barco ciego, tu nombre
extiende sus manos: todo el mar es su tacto.
Abierto de epidermis, navegable
toma el rumbo de la estrella que lo besa: astrolabio, toma
rutas de una noche pretérita,
imaginada noche en la que surges, nombre tuyo,
zarpando al vientre de las alucinaciones.
II
Antes de irse
¿qué decía tu nombre frente
al fuego?
¿Qué sonido
es tu nombre al recordarlo?
Árbol dormido bajo el mar
ardiente, tu nombre
extiende sus manos con
ademán de niño.
III
Zarpando hacia tu piel,
ésta es la invocación de
tus disfraces:
cardumen de dolor,
puebla mis manos
marea de canto,
moja mi sed
panal de ocaso,
endulza los minutos
cascada de bisontes,
inunda mi garganta
manada de gladiolas,
turba tu luz
estampida de azúcar,
calla su lumbre
vierte mi sueño,
constelación de leche
borda silencios,
parvada de ocarinas
vuélvete pan,
enjambre de quietud
mora mi tumba,
racimo de mercurio.
IV
Todo tu nombre: recién
nacido
pronunciando la palabra nada.
Todo tu nombre: oscuridad
en las pestañas de los
ciegos,
lengua sin manos, piedra
sin sed,
antílope sin alas.
Todo tu nombre: víspera del
mundo.
Todo tu nombre
galopando en mis arterias
como un tambor de luz.
Ecos
Mordida por su edad
mi abuela le habla al
anterior
que la vio por mis ojos:
¿No te dolió jamás
dejarme así, con cinco niños?
¿No nos pensabas nunca?
Me siento culpable del
silencio
que mi rostro, antes de mí,
guardó
pero le aclaro: amor, yo
soy tu nieto,
el primer hijo de tu hijo
menor,
soy el que vive lejos.
Ya decía yo, me
dice, que no tenía sentido
que yo fuera una
vieja
y tú siguieras
igual.
Me abraza con alivio,
como si esa conversación
entre nosotros
acabara
pero sucederá, como es costumbre,
la siguiente vez que nos veamos.
Del placer
[…] la palabra placer abarca realidades
contradictorias, comporta a la vez las nociones de tibieza, dulzura, intimidad
de los cuerpos, y las de violencia, agonía y grito.
Margarite
Yourcenar
Como el sonido a la cuerda,
tensa el placer la mano
de quien sostiene un filo.
Tensa el placer la mano
del que asfixia:
abre el placer la boca.
Abre el placer la boca,
dice nombres, dice
misas negras:
abre el placer los ojos
que miran un cadáver
abre el placer los ojos
y nos mira, oscuras
bestias,
abandonándonos a todo
lo que abre.
Declaración de amor
En tu cuerpo está el placer
como en el cuchillo la
muerte.
Eres directa y sola, simple
como tu arquetipo
y sin embargo
nueva.
Tu numerosa piel
estuvo en el espejo
de todos los que fuimos,
de los que ya serán.
Y sin embargo, Corazón
hoy no hay tristeza
en nuestra repetida fuga:
esta ilusión de novedad nos
basta.
En la hermosura, corazón, en la hermosura está la
muerte ardiendo. De nosotros a los cuerpos el deseo cabalga y de los cuerpos,
desde dentro de los cuerpos a nosotros, la muerte está mirando, mirando y
avanzando,
pájaro de
aire.
Llenas de muerte la manzana
fresca
y la muchacha desnudada.
Llenos de muerte
los muslos del muchacho, la
piel de los que sudan,
los disfraces del fuego.

1.- Juan Secaira Velástegui
(Quito, Ecuador, 1971).
Ha
publicado Obsesiones urbanas, ensayo, editorial El Tábano,
2007. El poemario Construcción del vacío, editorial
Sarasvati, Nueva York, 2009, mención especial del premio de poesía
Ángel Miguel Pozanco (España). El libro de poesía No es dicha
(Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade), editorial El
Tábano, 2012. La plaqueta de poesía Geografía de la edad,
2013. El libro de poesía Sujeto de ida, Casa de la Cultura
Ecuatoriana, 2014. Y el poemario Ribera de cristal, Ediciones
de Pandora, Tampa-Florida, 2015. Ha sido uno de los ganadores del
Concurso Nacional de Poesía El Retorno, 2009 y 2011. En el 2008
se adjudicó un accésit en el concurso de poesía de la
revista española Katharsis. Su poesía se encuentra en
antologías nacionales e internacionales.
Oído de mar
El
tiempo en el que
las
olas se apaciguan
y
el desprevenido no escucha
la
réplica constante de los días.
Mi
madre tiene un mundo en su oído izquierdo
permanece
cada
tarde en mareos y penumbras.
Mi
padre tiene a mi madre.
Nada
es comprensible entre orillas y escombros
mientras
el
agua silente
también
se
deja ir.
(Inédito)
La
función del espectro
Se
aguarda el placer de la siguiente dosis
en
aquel cuerpo impaciente y necio
como
un animal que
encerrado
en la bóveda del juicio o en la
maquinaria
de un tejido angosto
olvida
bajo
cada línea
detenerse
a
tiempo.
(Inédito)
Garúa
y la noción de la naturaleza predomina como una unidad etérea.
Olor
a añoranza
como
si el tiempo se detuviera en los gritos campesinos
en
la fuerza y la sabiduría de su labranza.
La
farragosa presencia de la ley
el
frenesí del tren sobre rieles rotas.
Lluvia
y una desesperanza continua y solitaria
como
el ceceo de un dios menor a la distancia.
No
es paisaje: en la única parada de bus esperamos por un ser
que
no llega cancelado en su Babel de miedo y lejanía
la
piel de nuestra suerte
y
el obelisco creciendo en un cielo negro y callado.
A
esa edad la impunidad se restriega en los días: no se entiende ni se
detiene
el
pensamiento es una carrera para llegar a algún lugar
flores
arbustos y los cuentos de la abuela.
Veinte
años después recorro la ciudad enfermo
porque
de los enfermos será el reino de la poesía
de
los desposeídos realmente
de
los que flameamos la fe como única pregunta.
Sin
abuelas ya
sin
arbustos
una
ciudad deshabitada
una
foto en la mesa
materia
de la furia.
(Inédito)
De
película
Vemos
una película
Relatos
Salvajes
y dices
que
somos idénticos a la pareja de la última historia.
La
última que no es de ningún modo la última.
Hay
resplandor también en el olvido
en
la prosperidad del capricho
la
disciplina del cuerpo inmóvil radica en caer
con
suficiencia.
No
se distinguen el gusto ni las plantas que crecen en el
extremo
de nuestro jardín.
Han
desaparecido como tantas cosas y personas
las
emociones compartidas en ningún baúl
donde
guardarse por un tiempo inexistente y breve
como
el sol que creíamos eterno
en
noches de frío
su
espera.
Sanarse
lentamente aprendiendo a escuchar y decir
los
latidos de los otros de los que se han quedado hasta el final
del
viaje
para
formar el reparto
de
esta película B
que
es la vida.
(Inédito)
Responde
Infinitamente
infiel es la memoria
depende
y al depender muere en sus múltiples versiones.
Preguntarse
es como poner los restos debajo de la alfombra del comedor.
¿Dónde
estarán los amigos de juegos de siempres y jamases?
¿El
verbo suspendido en la inconciencia?
La
distancia del sentido abarca el tiempo.
El
dolor del dolor promete volar.
Tres
meses sin tratamiento
concentrarse
para hacerlo invisible.
Iremos
mañana a la farmacia
si
el cuerpo responde le diremos gracias.
Nadie
es completamente sano solo se esconde.
Mi
amiga más querida me enseñó a cerrar los ojos
para
abrirlos de verdad.
Alguno
que otro afán
florece
cuando siento las manos
las
re-siento
en
campo abierto
naciente
brioso
pulso.
(Inédito)