GRANDES
DE LA POESÍA DE TODOS LOS TIEMPOS
Taller
Internacional de Formas Métricas Clásicas y Contemporáneas
Antonio García Vargas.
Revisión
métrica y estética:
Poema
(soneto) de Octavio Paz
En
mi interés por el desarrollo de la Métrica a través de los
tiempos, me dedico a ratos, por puro entretenimiento, dejando a un
lado la formalidad de mi labor investigadora y divulgativa, a
analizar textos poéticos intentando buscar fórmulas «raras»
que puedan estar escondidas en los poemas de los que considero
grandes figuras del conocimiento métrico-poético (¡Ay,
qué poquitos, Señor!). Me agrada
saber hasta qué punto escondían sus trampitas a la hora de hacer
sus aparentemente sencillas composiciones .
En
este curioso e interesante poema que analizaré, de Octavio Paz,
descubrí que, casi inadvertidamente, mezcla el soneto clásico en
lengua española con el soneto clásico anglosajón sin que apenas
nos demos cuenta, en un juego delicioso que denota un gran talento en
el Arte Métrico de medio alcance.
Veámoslo:
Los
dos primeros cuartetos son clásicos, con rima ABBC, ambos.
Los
dos tercetos también parecen formar parte de un soneto clásico al
uso pero si miramos con atención descubriremos (camuflados
artísticamente) que se descomponen, tanto en dos tercetos de rima
CDC DEE (no ortodoxo pero sí correcto) como en una estrofa de
serventesios por un lado, CDCD y, como punto final, un pareado, EE.
Es
decir, que lo que estamos viendo es un soneto clásico normal por un
lado y, al tiempo, un híbrido entre clásico castellano y soneto
inglés (isabelino) por otro, con solo sumar (detraer
del 2º terceto) el verso número 12 al
primer terceto, conformando con ello una estrofa en serventesios y
dejando, flotantes, los dos versos del pareado isabelino final.
Fantástico
el dominio de la métrica (sin alardes) del maestro Paz. Solo dos
ritmos fijos en las 11 sílabas del verso. Lo básico, digamos, pero
con arte. Fantástico asimismo, el preciosismo con que maneja lo
esencial de la poesía (lenguaje y ritmo), fantaseando con figuras y
formas —burlándolas a veces— y gozando del juego de «ir
más allá» en la preciosidad del
tropo y del imaginario, como si de un adolescente se tratase. Genial
en suma.
He
aquí el poema a que me refiero:
INMÓVIL
en la luz, pero danzante,
tu
movimiento a la quietud que cría
en
la cima del vértigo se alía
deteniendo,
no al vuelo, sí al instante.
Luz
que no se derrama, ya diamante,
fija
en la rotación del mediodía,
sol
que no se consume ni se enfría
de
cenizas y llama equidistante.
Tu
salto es un segundo congelado
que
ni apresura el tiempo ni lo mata:
preso
en su movimiento ensimismado
tu
cuerpo de sí mismo se desata
y
cae y se dispersa tu blancura
y
vuelves a ser agua y tierra obscura.
Poema
de Octavio Paz