Si en la España actual existen conspiraciones, corrupción,
felonías, etc, etc., no lo fue menos en otras épocas, pongamos por
caso, como podríamos poner otros, el reinado de Felipe II. Quiere
decir esto, entre otras muchas cosas, que pocos son los avances
alcanzados en esto de la política y la ética no solo en la
administración del común, sino también en otros ámbitos, incluso
en el literario como se pone de manifiesto en nuestros días por
algunos escritores y analistas. Dicho lo cual y, dadas las
circunstancias ya indicadas, el mejor antídoto posible en los
tiempos que nos ha tocado vivir no es otro que zambullirse en el gozo
mar de la literatura, navegar por las páginas de un buen libro y
dejarse arrastrar por las corrientes marinas hasta fondear en una
playa de blanca arena y aguas cristalinas para placer del cuerpo y de
la mente.
En esta ocasión mi propuesta es un viaje al Siglo de Oro,
finales del reinado de Felipe II, a la ciudad Sevilla concretamente
para dejarse seducir por la clarividencia de un libro, “Puerta
Carmona”, que junto a otros dos: “Bajo el signo de los dioses”
y “Cautivo” constituyen una trilogía difícil de olvidar:
“Imperio del sol”. Su autor es Francisco Morales Lomas (Campillo
de Arenas, Jaén, 1957), una de las personalidades más destacadas
del panorama literario e intelectual de la España actual. Así lo
constatamos en palabras de otro gran escritor y poeta granadino,
Fernando de Villena: «Francisco Morales Lomas es uno de los autores
más fecundos de las Letras españoles de hoy, cultivador de todos
los géneros: narrativa, dramaturgia, poesía y ensayo». La novela
objeto de este comentario, “Puerta Carmona”, contiene los
elementos esenciales para constituir, sin temor a equivocarme, una
narrativa de extraordinario valor. El autor es buen conocedor de la
sociedad áurea española, la ha estudiado concienzudamente no solo
su historia política, sino social, económica y cultural, de tal
manera que su construcción narrativa es el resultado de ese
conocimiento previo.
La viveza en la descripción de los personajes,
la recreación del ambiente propio de la época (finales del siglo
XVI) en la sociedad sevillana: «En la gran explanada del Arenal y a
sus faldas, bajo los puentes o en las orillas del río, corros
diversos de fisgones se citaban: bizarros y entonados espadachines
llegados de los tercios, hombre bragados en la guerra… », así
como la expresión de todos los entresijos (conspiraciones,
traiciones, secuestros, espionaje) propios del reinado de Felipe II
son la materia prima de la que se vale Morales Lomas para construir
una narración lúcida y al mismo tiempo fácil de comprender. De ahí
que el elemento primordial para que todo lo indicado anteriormente
funcione es el lenguaje que, aún siendo fiel a su época, es
perfectamente inteligible para el lector actual: «Estando un día en
una de aquellas partidas interminables, alguien con el semblante
blanquecino y buenas maneras, que llevaba un sombrero con plumas en
la mano, amplio cuello con pelendengues así como grandes gregüescos
en los brazos y en las calzas, se acercó a don Diego y le sopló una
confidencia al oído». No obstante, hallamos en “Puerta Carmona”,
además de los personajes secundarios como pueden ser el mismo
Cervantes:«Por aquellos días, en la Cárcel Real había conocido a
un manco infeliz que fue encarcelado por unas deudas con la Hacienda
Real, aunque él decía que era un error de cuentas de su criado y
producto de la mala ventura, y con el tiempo se sabría de su
inocencia», Mateo Alemán, Francisco Pacheco, el duque de Lerma,
Cristóbal de Moura y otros actores de la política de aquel
momento:«De celo incansable, perspicaz, gran juicio y rara
prontitud, de Moura era para Lerma el enemigo a batir, cuando aquel
se inventó al duque de Osuna, al que había favorecido casi veinte
años antes…», con algunos guiños a otros como el caso del
tristemente desaparecido profesor y poeta Rafael de Cózar, “Fito”:
«Nunca agradecieron tanto al poeta amatorio Fito de Cózar su
llegada como en esta ocasión. De bigote alargado hasta las patillas
que se le estiraban con incertidumbre, sonrisa socarrona y maliciosos
ojillos…», como así lo hizo también en otra de sus novelas
incluyendo en la Academia de Valencia al escritor Ricardo Bellveser.
Pero si hay un personaje destacado en la figura de una mujer es el de
Catalina Salgado, que protagoniza los pasajes más interesantes de
esta narración por su doble papel de espía y mujer. En su persona
se muestra a la mujer adelantada a su tiempo, con formación y
pensamiento propio, que se expresa libremente cuando tiene que
hacerlo: «Y lanzó un discurso que los dejó aturdidos: Estamos,
dijo, en un mundo concertado por los hombres, ellos prescriben y
mandan, hacen las guerras, establecen la paz, aderezan nuestra
existencia. […] ¿Y si una mujer nos ha gobernado –en referencia
a Isabel de Castilla- por qué una mujer no puede ser escritora como
Teresa de Jesús, por qué una mujer no puede ser cirujana, por qué
una mujer no puede ser capitana?» No es ésta una cuestión baladí
porque es la voz de una mujer la que habla en una sociedad
fundamentalmente machista. Con todo, “Puerta Carmona” es, sin
duda alguna, una novela extraordinaria, con la que su autor Francisco
Morales Lomas se reafirma como un destacado escritor de la literatura
andaluza y española. Una lectura muy recomendable para comprender
también la sociedad en la que vivimos hoy.
Título:
Puerta Carmona
Autor:
Francisco Morales Lomas
Editorial:
Quadrivium (Girona, 2016)