Facebook pregunta (6)



En qué estás pensando, me preguntas
y arrecia la lluvia contra las rocas
horadadas por el tiempo y las tormentas
que siempre dejaron sus lamentos
escondidos tras los montes de bronce
y sal, como las tardes de mayo
su aroma inconfundible en los estanques
y las acequias que discurren por los campos
y las huertas, como el silencio que brama
en la penumbra de los días, en los cuerpos
abatidos por los años o en los blancos
cabellos del pasado, allá donde la luz
se hace seda y terciopelo en las pupilas,
quizá en los bordes cristalinos de un beso
o en la espesa espuma del recuerdo
que las sombras esculpen en la arena
de una playa cualquiera, en sus orillas
de fuego y soledades infinitas.
Y para qué quieres que te diga
en lo qué pienso, si en otros te miras
y reflejas, dejándome abatido
en esta horrenda madrugada,
cuando más necesito refugiarme
en la palabra, y por ella desvivirme
en este tiempo que se agota en los orígenes
del sueño y de la muerte
que define la vida de los hombres
después de haber amado, y aborrecido
el desprecio en sus esencias y principio,
nada más alzarse la voz insolidaria
de Narciso más allá del firmamento.
Para qué me preguntas qué pienso,
y te marchas veloz al otro lado,
a la calle de enfrente para seguir mirando
la vida en la frontera o la muralla
que separa y divide los unos de los otros
y cercena los sueños
y la esperanza que brota lentamente
de los labios preñados de palabras
al tiempo que el frío metal de la guadaña
secciona extremidades y silencios.
Pienso en los caminos que surgen
de las sombras y nadie los habita;
en los ancianos que miran a las nubes
y sienten el vacío en sus pupilas
tras sufrir el cansancio del viaje,
en las horas y en la espera vivida,
día tras día, sin gozo ni esperanza,
en la voz vegetal del olvido
que arrincona la vida en un suspiro.
En qué piensas, me pregunta
facebook, y yo respondo
en ese mismo instante, con palabras
de azules alas que ascienden
hasta la bóveda celeste del tiempo
y descienden luego a los abismos
de la noche, cuando todo es silencio.
Respondo con un hilo de luz en los ojos
que observan a los viejos del parque
afrontar la vida que se escapa, definitiva,
por entre bosques de olivos,
al alba, apresuradamente
.

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