El ángel de la danza
LA poesía es danza, y viceversa. En ambas se halla la esencia de la vida, el aterciopelado vuelo de los sueños. En ellas concurren la cara y la cruz de las más extraordinarias pasiones, la luz del universo y los silencios del abismo. La poesía es belleza, al igual que la danza. Y a veces, en muy raras ocasiones, se citan como dos enamorados, y en el jardín donde habitan las palabras se acarician y se aman, ajenos al resto del mundo. Esto y no otra cosa hallamos en el poemario Cisne esdrújulo, del poeta granadino Antonio Enrique.
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