El significado concreto de estas siglas (FITUR) no es otro que Feria Internacional del Turismo. Se dice que, por orden de importancia, es la segunda de todas las que se celebran en el mundo. Pero no es menos cierto que, para una gran mayoría de personas, esta Feria es un escaparate desacreditado por la numerosa asistencia de políticos a costa del erario público, lo que, sumado a la actual crisis económica supone un despilfarro de dinero que no se debe permitir, y que para colmo, produce muy poco negocio turístico. Casi nada han cambiado las cosas en los últimos años, ni con la bonanza ni con la crisis cambia el concepto de esta Feria que, fundamentalmente, sirve –según algunos expertos- solo para que los políticos de turno viajen a Madrid durante unos días, importándoles muy poco lo que verdaderamente debería importarles, que la industria turística crezca por la calidad de los productos que se ofrecen y no por el excesivo gasto que genera la presencia de Ayuntamientos, Patronatos, Diputaciones y otras Instituciones. Hay quien ha tachado a esta Feria de una farsa, una farsa que se mantiene en el tiempo y que ningún partido político, sea del signo que sea, está dispuesto a cambiar, innovando en aquellos aspectos necesarios que hagan de FITUR un verdadero lugar de encuentro del sector, de uno de los sectores económicos más importantes de España: el turismo. Sin embargo, el tiempo pasa y nadie es capaz de poner los puntos sobre las íes, de remediar esta alarmante situación en la que el dinero público se gasta tan alegremente.
La razón y el sentido común ha de imperar de una vez y para siempre en nuestros gobernantes, lo sean del pueblo más pequeño o de la ciudad más grande que exista. Se ha de entender que FITUR –me siguen indicando los expertos- no es la panacea, que, como mucho, es solo una muestra fiable de nuestros mejores productos turísticos, que lo más importante es la calidad de esos productos y no el espectacular boato y la fanfarria con la que se presentan y publicitan a los medios. Menos aún si al final todo queda en un vídeo promocional de un artista local por el que se ha pagado casi doscientos mil euros. Esta es la triste realidad, aunque, como dicen los expertos: hay que reconocer que lo positivo de esta Feria Internacional es su capacidad de aglutinar a una misma provincia en un stand, y ser la segunda mejor Feria del Turismo del mundo, pero eso sí, a la española.
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