Antonio García Vargas.Cómo aflora un recuerdo

a Lewis Thomas, sabio amigo—



A veces, de la Nada, rescato un ciervo herido
con su limpia mirada preguntando el porqué
de las cosas más simples.
Me descuelgo en la tarde pecadora de ayer
soñando con tus senos que, ingrávidos, al viento,
apuntaban directo al centro de mis dudas.
Y mis ruedas se ponen todas en movimiento,
mi mente se satura de momentos pasados
y me instalo en la gnosis de lo que fue y no es
buscando entre los pliegues profundos del cerebro
la conexión oscura de antiguos receptores
con algún linfocito, jugando con su antígeno,
para ver si consigo ese magno espectáculo
de dibujar en sepia retráctiles momentos.
Noto cómo la célula que habita en mi pregunta
se agita, se agiganta, rehace su adeene
y se hace linfoblasto.
Después se subdivide en células idénticas,
receptoras y hermosas, con la misma pregunta,
con la misma respuesta; ¡con todas las respuestas
a todas mis preguntas!
Y noto alborozado que la nueva colonia
de forma evanescente que surge y me rescata
mostrándome en un Todo que brota de mi Nada…
es un lindo recuerdo:
¡Un recuerdo de amor! ¡Nada más! ¡Nada menos!

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