A BEIRES¡Cuantas bellezas sin fin andando por los caminos he podido conocer en los ignorados sitios! Tierra fértil y de paz, lejana de los ruidos. Allí anida el ruiseñor. Allí canta el jilguerillo. La parra al pie de la sierra se abraza con el olivo. Los almendros solitarios, solitarios se han perdido. Beires y sierra de Beires, han quedado en el olvido. Qué tristes quedan los pueblos cuando pierden el camino. Pueblo sobre roca en agua, entre barranco y montículo. La oliva y el trigo verde bajo el palio del suspiro. Beires y sierra de Beires forman parte de mi libro. Sus acacias y sus olmos huelen a moros huídos. La pizarra de su techo yace sobre los derribos. ¡qué pena que Beires muera sin que yo pueda servirlo! En lo más puro del aire la fragancia del tomillo. Y en el cristal se ha fundido. Su mina dormida en llanto, fuente de hierro magnífico... Los veteranos pastores ya viven en los hospicios. ¡Qué pena de aquellos hombres con sonrisa de chiquillos que ya no fumen tabaco de hoja verde en el aprisco! Repoblación forestal ignorante de prejuicios, ha deshecho los rebaños bajo un ensueño de pinos. Beires y sierra de Beires y su arroyo cristalino, al pie de Sierra Nevada ofrecen un Paraíso. AUTOR: ALFONSO LÓPEZ MARTÍNEZ |
A Beires. Alfonso López Martínez
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