LECCIÓN INAUGURAL
Se
tiene la impresión, de forma generalizada, de que la Universidad
está divorciada de la sociedad, también en el caso concreto de
Almería podríamos decir lo mismo. Y lo que es peor aún, que no se
percibe signo alguno que nos haga cambiar de opinión. La Universidad
no es un ente superior, sino un eslabón más de la cadena; una
institución imprescindible si se quiere, porque representa el saber
y la investigación, la libertad de pensamiento. Ese divorcio
existe, un caso reciente lo avala, por su actualidad, en el más
reciente, que ha pasado desapercibido, una vez más limitado a la
comunidad universitaria. Me refiero al discurso pronunciado por el
catedrático de Lengua Española, Luis Cortés Rodríguez, como
Lección inaugural del curso académico 2014-2015, bajo el título
Que trata de los consejos
que dio don Quijote a Sancho sobre cómo ha de hablar un gobernador,
tan de extraordinaria
oportunidad en los tiempos que corren por el abandono y maltrato de
nuestra lengua, pilar básico de comunicación entre las personas.
Dicho discurso tendría que haber trascendido al resto de la sociedad
almeriense por cuanto su contenido nos descubre los yerros que se
cometen al hablar y cómo corregirlos.
El mayor tesoro de una sociedad que se precie es el idioma, la lengua, patrimonio a conservar por todas las generaciones como el más grande legado. El profesor Cortés construye un acertado diálogo entre Don Quijote y Sancho, a través del cual aquél instruirá y aconsejará a éste en las maneras del bien hablar. Señalará cómo «el eufemismo en el discurso político es un arte de hechicería por el que se distorsiona la realidad», lo que demuestra con fragmentos discursivos de políticos de la talla de Doña Zoraida de Nuestra Señora, el licenciado Rodrigo Remendón, Doña Fátima de San Juan del Puerto, El Caballero de los Bonsáis, el bachiller Sansón Nazar o el hidalgo Don Sigiloso de Pontevedra. «Nuestra lengua –dirá don Quijote- lejos de ser pobre es tan hermosa y pulcra como la que más; lo que ocurre es que estos gobernantes tienen aviesos intereses y se convierten en prestidigitadores que venden sus mercancías y quieren encontrar en la lengua el bálsamo de Fierabrás que cure todo». La verdadera lección del profesor Cortés consiste en considerar que: «Una lengua descuidada es una lengua empobrecida y una lengua empobrecida palidece, a su vez, el mundo de ideas que sustenta. Defender lo contrario es entroncar con esa sociedad que no queremos, la que no prima el saber, sino la ignorancia y la vacuidad».
El mayor tesoro de una sociedad que se precie es el idioma, la lengua, patrimonio a conservar por todas las generaciones como el más grande legado. El profesor Cortés construye un acertado diálogo entre Don Quijote y Sancho, a través del cual aquél instruirá y aconsejará a éste en las maneras del bien hablar. Señalará cómo «el eufemismo en el discurso político es un arte de hechicería por el que se distorsiona la realidad», lo que demuestra con fragmentos discursivos de políticos de la talla de Doña Zoraida de Nuestra Señora, el licenciado Rodrigo Remendón, Doña Fátima de San Juan del Puerto, El Caballero de los Bonsáis, el bachiller Sansón Nazar o el hidalgo Don Sigiloso de Pontevedra. «Nuestra lengua –dirá don Quijote- lejos de ser pobre es tan hermosa y pulcra como la que más; lo que ocurre es que estos gobernantes tienen aviesos intereses y se convierten en prestidigitadores que venden sus mercancías y quieren encontrar en la lengua el bálsamo de Fierabrás que cure todo». La verdadera lección del profesor Cortés consiste en considerar que: «Una lengua descuidada es una lengua empobrecida y una lengua empobrecida palidece, a su vez, el mundo de ideas que sustenta. Defender lo contrario es entroncar con esa sociedad que no queremos, la que no prima el saber, sino la ignorancia y la vacuidad».
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