Tomo prestadas unas palabras del
profesor José-Carlos Mainer, de su libro La
escritura desatada, publicado por la editorial palenciana Menoscuarto, relativas a la utilidad de
la literatura: «Es mentira que los libros enseñen a vivir, si por vivir
entendemos la claudicación resignada ante las exigencias de la realidad, porque
la obligación de las novelas es enseñarnos a soñar con otras cosas, ser ámbitos
de libertad de donde se sale y se entra con la más absoluta impunidad». He aquí
la palabra mágica: soñar. Por esta y no otra razón, tal vez, el título de la
última novela del escritor y galeno, Francisco Cañabate, sea, precisamente, Sueños encadenados. Soñar no es otra
cosa que despegar las alas de la imaginación y transportarse a lugares
desconocidos, ahondar en la presencia de lo mágico y refugiarse al calor de su
luz emisora. Sueños encadenados no es
sino el sueño de otros sueños, como si se tratara de una suerte de alquimia en
la cual cada uno de los personajes que la componen viven en los sueños de los
otros, o, al menos, parecen entrecruzarse una y otra vez. Ciertamente la
literatura posibilita la invención de mundos y universos diferentes, tantos
como desee el escritor, desde la más absoluta libertad. Sueños encadenados comienza con un viaje al pasado; corre el año
1906, nos hallamos en los Jardines Imperiales, en Tokio, con Liu San, su
jardinero. A partir de este momento las historias se entrecruzan, al igual que
los personajes. El hilo conductor de unas y otros será el hallazgo de El libro de la luna, «un libro
perseguido y secreto en cuyas páginas podían hallarse los más profundos
misterios de la cábala, los cálculos exactos. […] Un libro maldito sobre todos
los libros porque todos aquellos hombres infortunados que intentaron descifrar
sus entrañas y llegar al secreto acabaron muertos o desaparecieron». Cañabate
Reche se nos muestra tal es, sin aditamentos ni disfraz que disimule o
desfigure su creatividad y capacidad narradora, su singular voz, que puede
distinguirse por las formas oracionales y su sentido filosófico de la vida. Como trasunto de la narración, las
ciudades: Tokio, Viena, Praga, Sarajevo, Granada, Berlín, Nápoles, Boston o
París, lo que da un matiz universalista al texto, encadenando a su vez las
diferentes historias de los personajes. Multiplicidad y heterogeneidad del
discurso narrativo que fluye acompasado. No falta el elemento descriptivo, en
el cual la naturaleza y el hombre –antagónicos- están presentes: «El bosque en
su profundidad, con su espesura densa que sofoca la luz y que la apaga, el
mundo vegetal en su expresión más pura, sin senderos ni marcas que indique a
los otros la continua presencia opresiva de los hombres» -y una orquídea en el
centro del cosmos-, como tampoco el filosófico al que hemos aludido con
anterioridad y que se concreta en las continuas preguntas que se hace el
narrador omnisciente, en esa desesperada búsqueda de la verdad –su verdad-:
«¿Ser los sueños de otro, la sustancia diáfana de la que están compuestos, eso
tiene remedio?», también de las respuestas: «Sin nada que nos una, sin que
exista un motivo que permita explicar esta extraña cadena, nos encadena un
sueño que está dentro de otro». Tal vez sea esta la clave de esta novela que
nos envuelve en un mundo misterioso y secreto –¿cabalístico?: «Las diez
emanaciones de Dios a través de las cuales se creó el mundo»- y en el cual la
vida («Siempre la vida, Siempre. Repetida, distinta, confusa, indiferente,
brutal, suave, profunda, superficial, exacta, dispersa, interrumpida a menudo
asesina. También incomprensible. A veces nada que pueda parecerse a la vida.
Pero siempre, la vida.» y la muerte («Cada noche me enfrento con un sueño
extraño, en el que sé que hay muerte y odio y rabia») se muestran como caras de
una misma moneda. Cañabate ha construido un texto polifónico con el cual seduce
al lector y estimula su curiosidad. Cañabate sabe bien que «El mundo está
repleto de historias diminutas» y este es el reto que acepta con cada obra que
inicia, de lo pequeño a lo grande, creciendo y decreciéndose, como el ciclo
natural de la vida. Así es, sin más, Sueños
encadenados, de Francisco Cañabate
Reche.
Título:
Sueños encadenados
Autor: Francisco
Cañabate Reche
Edita: Alhulia (Granada,
Salobreña, 2014)
SALÓN DE LECTURA _______Por
José Antonio Santano
SUEÑOS ENCADENADOS
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