DIEGO RECHE
REVERSOS

Para la
primera parte abre lúcidamente con una cita del poeta granadino
Rafael Guillén –reciente Premio Internacional de Poesía Federico
García Lorca- que nos adentra en el cosmos poético de Reche, en ese
tiempo reverso de otro ya vivido, en el cual las vivencias y las
percepciones del poeta hallan la luz en el color sepia de unas viejas
fotografías, esas fotografías con las que el poeta regresa al
territorio de la infancia, de los sueños. Reche acude a la cita sin
pensarlo dos veces, sabedor que en aquellos ya lejanos días
descubrirá la verdadera razón de la existencia, la esencia del ser
y de ser. La mirada del poeta entonces alza el vuelo de los años y
recorre los lugares y las esencias de un tiempo huido, que nunca
volverá pero que se adentra hasta los huesos y se alimenta de
sueños:
«Yo veo tras la foto
los días de septiembre,
la luz entre los álamos trazando diagonales.
Y al hombre que pausadamente elige
el instante fugaz
que se salva del óxido del tiempo».
El poeta se reencuentra con el tiempo –su reverso- y nos muestra
su mundo primigenio y nos invita a ser sus huéspedes, mientras un
aire de nostalgia visita la casa y los juegos, el cine, la escuela,
los senderos:
«Las tapias del colegio y el partido,
los cromos, la merienda, los vaqueros
de plástico, las latas, los senderos
de la rambla, el balón azul perdido».
El tono elegíaco del poema titulado “El almendro”, en
versos alejandrinos, es una muestra más del buen hacer de Reche:
«Como ahora tú, madre, allí tras los visillos,
sentada en un sillón, ausente en tu silencio,
creyendo que visitan tu casa los que salen
por la tele y te ríes cuando a veces se ríen,
les aplaudes si aplauden y crees que eres la niña
que corría en las ramblas, libre con pies descalzos. […]
A veces estás triste, tus hijos son extraños /
que te visten, te peinan, te llevan de la mano,
te pasean por frías calles que desconoces.
Todo se ha vuelto anónimo.
Pero si llega el aire
de las sierras, aún sueñas con caminos de almendros».
En “Versos de amor y literatura”, segunda parte de este
poemario, el poeta se desnuda y se desdobla, recorre los caminos en
amorosa entrega. Su condición de profesor de lengua y literatura
marca este tiempo poético. Amor y literatura como dos caras de la
misma moneda, anverso y reverso, pero ¿cuál es cada uno? ¿Dos
amores en uno, dos vidas en una? El poeta se muestra tal es. Late el
corazón acelerado y un temblor recorre el cuerpo entero. Es hora de
lo cotidiano, de compartir los días en el amor y la literatura:
«Corrijo por las noches,
y tú estudias inglés.
Si vamos a la playa más cercana
siempre hay alguien que cuenta:
seis hijos, seis. ¡Dios mío! Están locos.
Tendrán una criada, no tendrán
tiempo para aburrirse,
esos no ven la tele…
Que digan lo que quieran.
Yo tengo lo mejor, estar contigo
y compartir los días».
Pero siempre hay una última pregunta, una reflexión final del
poeta, como balance de vida:
«Y yo, del otro lado de los años,
poeta, profesor de lenguas vivas,
me pregunto si erré
en la senda de la felicidad».
Feliz, al menos, ha de estar Reche por este poemario.
Título: Reversos
Autor: Diego Reche
Edita: Diputación de Granada, 2013
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