FICCIONES PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA
En
una continua búsqueda del yo poético, más allá de modas o
corrientes, en esa soledad o aislamiento que halla su máxima
expresión en la palabra escrita, escrita desde el desasosiego y la
serena mirada, toma la voz Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), en
esta ocasión con un poemario Ficciones
para una autobiografía que
indaga en la memoria, ese espacio abisal en el cual todo poeta, antes
o después, se despeña consciente o inconscientemente. Nadar en sus
aguas procelosas unas veces y calmas otras es la razón que mueve a
la poeta, el desafío o reto que necesita hasta sentir el temblor del
verso, su luz deslumbradora. Ficciones
para una autobiografía es
un poemario coherente, argumentado sobre dos pilares fundamentales:
el tiempo y la memoria, ambos entendidos como ese lugar o refugio al
cual siempre vuelve el poeta, en este caso la poeta Ángeles Mora.
Siempre se ha dicho que los textos de un escritor contienen aspectos
biográficos, ineludibles, puede ser, pero en esta ocasión la
autobiografía que nos propone Ángeles Mora persiste en mostrarnos
“ficciones”, que vienen a ser realidades en sí mismas,
imaginadas, soñadas. Preceden a las cinco partes que conforman el
poemario (¿Quién
anda aquí?, Emboscadas, Palabras nuestras, Los instantes del tiempo
y El cuarto de afuera)
los poemas “A destiempo” y “Retazos”, en ambos hallamos las
claves de este sólido trabajo. En el primero de ellos, “A
destiempo”, el desajuste temporal es bien visible, y así escribe
Mora: “Llegué muy tarde al año que se iba / y el que venía me
encontró dormida”, “el tiempo” como actor principal. El poema
“Retazos” aporta la segunda clave: “la memoria”: “Tengo
pocas cosas que guardar / realmente salvables / en los viejos
rincones / -también de la memoria- / donde escondo los posos /
secretos de mi vida”. Son los recuerdos que acuden a ese espacio
tan desconocido como habitable llamado “memoria”, origen de la
biografía, de la historia personal. Destaca de la primera parte del
libro el poema “Noche y día”; en él nos muestra de forma
sencilla y magistral a la vez, no solo su condición de poeta, sino
también de mujer, su rebeldía ante la imposición de roles
domésticos: “Nunca quise hacer ganchillo, / prefería leer el
periódico / o escribir garabatos a la luz de la lámpara. / Aprendí
a amar lo quieto, ser dueña de mis noches. // Los hombres no
barrían la casa, / mi hermano entraba poco a poco en la cocina, / yo
hacía la mayonesa / o limpiaba el polvo para ayudar: / de día”.
Ejercicio metapoético en que nos ofrece en la segunda parte, en
poemas tales como “Consonancias conmigo en asonante”: “La
poesía no mata, pero encuentra / la punta de su flecha” o en
“Lugares de escritura”, donde las labores domésticas se mezclan
con el sujeto poético: Mientras lavo los platos, / como pájaros, /
nuevos versos me rondan, / entre el jabón y el agua, / exigiendo
cobijo, letra escrita / (que luego borraré seguramente / para
empezar de nuevo)…Escribir es un vicio que nunca se detiene”.
Engarzado por las anáforas “como” y “crecen”, el poema que
da título a la tercera parte “Palabras nuevas”, en esa búsqueda
incansable de la palabra que es “Como un murmullo”, “Como el
crujir de unos zapatos” y crece “en las laderas oscura de tus
sueños” o “bajo la cara oculta de la luna”, poco, / esparce
sus semillas”. De muy buena factura son también los poemas
“Tántalo o el mañana”, “Dedicatoria” (al poeta Ángel
González) y “Con luz propia”, de la cuarta parte “Los
instantes del tiempo”, pero es el poema “El cuarto de afuera”,
que da título también a la quinta parte y última, la razón de ser
de este magnífico poemario, donde el tiempo y la memoria nos
aventuran en la poesía auténtica, esa que vibra en el interior de
la poeta hasta formar parte del tú, del otro, de un singular
humanismo, que el ayer calló por miedo y que hoy se libera hasta
conformar una única voz: “En el cuarto de afuera, mi reino, /
nunca supimos comprender tus silencios / ni tu guitarra rota en las
noches de lluvia. // Pero ahora sí, / ahora veo la aspereza crecer,
/ la impaciencia de un médico ante el daño, / el día a día / de
los desheredados, / los pobres, los malditos, / enfermos de alma y
cuerpo, / malheridos de guerra, hambre y tristeza”.
Título:
Ficciones para una autobiografía
Autora:
Ángeles Mora
Editorial:
Bartleby Editores