PASEO DEL MAR
(A Paco Lara García)
Un
ocaso habitado
enciende
el oleaje.
Es
otoño y camino
bajo
la daga infame
del
sol, negro corsario
que
corre a refugiarse
detrás
de los telones
que
el horizonte abre.
Un
forastero asoma
entre
los paseantes
y
arroja su mirada
a
las inmensidades
del
mar. Era ese extraño
mi
corazón, que bate
sus
alas en la costa,
pero
volar no sabe.
Y
allí, como un arquero
de
la niebla, arrogante,
paseo.
Ya es otoño.
Siempre
la misma tarde.
©
Abraham Ferreira Khalil