FUE EN MOGUER
Volver
a las profundidades marinas de la memoria, de los recuerdos que
revolotean por doquier, insistente, en una espiral de sensaciones
nuevas después del tiempo transcurrido, lejano y tan cercano a la
vez. Evocar la infancia en su arrollador alumbramiento y mantener su
espíritu e inocencia es siempre fructuoso. En esta ocasión
regresamos a ese mágico momento, a esas vivencias de los primeros
años de vida de la mano de un libro, recomendable no sólo para
niños, sino también para adultos. Su autora, Encarna León
(Granada, 1944), nos propone un viaje, una aventura lectora
extraordinariamente reparadora, necesaria en los tiempos que corren,
tan frívolos y desabridos. Nada mejor que salir al encuentro de la
vida, de su esencia en una historia tan hermosa como la que sucedió
en un pueblecito onubense llamado Moguer, cuna del más grande de los
poetas españoles del siglo XX y premio Nobel de Literatura, Juan
Ramón Jiménez. “Fue en Moguer” es un poemario cargado de
sentimiento y ternura, una admirable recreación de uno de los textos
más universales, verdadera joya de la literatura universal: “Platero
y yo”, un texto que el también poeta Juan Cobos Wilkins destaca de
manera que: «en su prosa sensual, impresionista, simbolista, en esa
escritura de melancólica sensibilidad y agudeza, y en la que rompe,
en pleamar, un oleaje de adjetivos, sí encontramos el buscado
horizonte de rehabilitación moral a través del arte». “Platero y
yo” es una verdadera sinfonía del lenguaje, de la extraordinaria
sensibilidad y comunión con la naturaleza, del diálogo permanente
consigo mismo del poeta y el hombre, en una prosa siempre abrasadora.
Arrastrada por la necesidad imperiosa de recrear poéticamente la
singularidad de tan bello y emocionante texto de Juan Ramón Jiménez,
Encarna León regresa a Moguer, y escribe, influenciada por la
experiencia vivificadora del reencuentro con sus calles y plazas, su
paisaje y sus gentes, la propia casa del poeta convertida en museo y
biblioteca, un poemario que nos devuelve la esperanza en la poesía,
en la grandeza de las cosas sencillas, con sabor a pueblo. Confiesa
la autora:
«Nunca pensé que un día me decidiera a escribir esta
versión poética de Platero. Debe ser que Platero se ha colado en mí
con fuerza y así yo, sin darme cuenta, me he colado en su vida».
“Fue en Moguer” nos envuelve con la calidez de la palabra, esa
que luce como una estrella en el firmamento y sabe de las conquistas,
también de las miserias humanas. La soledad de la poeta en
permanente diálogo consigo misma y con la vida, con todo lo que la
rodea y es capaz de emocionarla. Encarna León se adentra en los
silencios de Platero, y su deseo es despertarse junto al Platero de
sus sueños:
«Voy soñando la luna, el mar
/ de mi memoria, los
riscos,
/ los cerros encendidos.
/ Él me lleva generoso hacia /
el
pino que siempre me cautiva».
Encarna León toma breves fragmentos
de “Platero y yo”, y los incorpora al poema, que es como sentir
su cercanía en la serena palabra del poeta de Moguer. Apoyada por
ilustraciones de Amalia Jiménez, Encarna León recorre el mundo
juanramoniano de “Platero y yo” con especial sensibilidad tanto
en su forma (belleza) como en su fondo (humanismo). Nos convoca la
poeta a conquistar los sueños a través de la palabra escrita, y en
ella se abisma hasta descubrir otros horizontes, otras auroras
bañadas por la luz de su lírica, en estrecha comunión con la
naturaleza, con la vida, y en ella con los días lejanos de la
infancia:
«Me han traído un juegue de cartón /
para que aplaque
esta melancolía /
de ti, de tu trotar sonoro.
/ Es un burrito gris
cargado de flores
/ amarillas, como las que comías gustoso /
y
saludábamos en los días de estío.
/ Tantas veces lo miroo que creo
que eres tú /
y lo mimo con mis ojos de niño,
/ hasta le hablo
quedo pensando
/ que me escucha. /
A veces creo oír entre el
murmullo
/ blanco de mi silencio, un rebuznar
/ tranquilo, amoroso,
de amigo inseparable».
Así es la poesía de Encarna León:
delicada, tierna, amorosa, serena, humana. De manera que, en estos
tiempos de impostura poética, volver a los clásicos, como ha hecho
nuestra poeta, es como tomar el aire fresco en el rigor de los
veranos. Encarna León nos abre las puertas de su corazón, y amorosa
se entrega a la literatura:
«Pero he estado contigo en todos
/ estos
versos repletos del clamor
/ que respiró tu alma cristalina.
[…]
FUE EN MOGUER, y así lo escribo».
T
ítulo: Fue en Moguer
Autora:
Encarna León
Edita:
Geepp