NUBES
Nublan
mi corazón melancólicos soplos
en
cuyo centro habitan las nubes.
Las
nubes que, surcando promesas e inmensidades,
a
veces participan
en
esta mascarada de sollozos.
Otras
veces, en cambio, cuando el espasmo de una lluvia asoma,
cruzan
mi pensamiento,
lo
escalan con su rostro de hiedra,
lo
incendian como relámpago a las ramas.
Las
mismas nubes en los mismos ojos,
¿qué
procesión describen con su inercia?
¿Quién
pretende que afloren bajo el amparo de las atardecidas?
Son
biombos sagrados
que
custodian incógnitas.
Reductos
que en la sangre se revuelven,
mazmorras
en un cuerpo que alguna vez quisieron poseer.
Brotan
del firmamento
manantiales
de nubes.
Las
columnas del corazón ceden ante los nublados
y
mi espacio se derrumba
si
mareas de nubes imponen ya sus velos.
Un
pellizco me empuja a fundirme entre las nubes.
¿Seré
la escarcha temerosa de conquistar la hierba?
¿Seré
astro sin faro?
Las
mismas nubes son; los mismos desconsuelos.
¿Qué
intimidad recluyen tras su reino?
Espasmos.
Cubren
mi corazón escamas nebulosas
cuya
incógnita es fría al proclamarse la tarde.
Mientras,
en costas colindantes con el cielo,
un
anuncio de nubes todo arrasa.
©
Abraham Ferreira Khalil