ANUNCIO. © Abraham Ferreira Khalil


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Delfos, visión de marzo.

Un prodigio se presiente
por santuarios y costas
que sellan sus latitudes
en las nostalgias, que afloran
cuando la tarde, amanuense,
su códice desempolva
para descrifrar un vértigo
que culmina con tu sombra.

Con toda serenidad
las lloviznas codiciosas
trazan verbos en la tierra
como arquitecto su obra.
¿Qué corazón desvelado
ha de apurar esta copa?
¿Qué oleaje sin descanso
mi ausencia invernal agota?
Sumérgeme en el enigma
que la borrasca custodia.
Revélame los hallazgos
de acrópolis prodigiosas.
Y consuma el gran milagro
de esta irrevocable diosa
cuya estatua anuncia oráculos
que acechan entre las olas.
Sosiego me otorgarás
en el trazo de tus notas;
las que coronan mis párpados
y en sus alas me retornan.

© Abraham Ferreira Khalil