Juan
Secaira Velástegui (Quito,
Ecuador, 1971). Ha publicado Obsesiones
urbanas, ensayo, editorial
El Tábano, 2007. El poemario Construcción
del vacío, editorial
Sarasvati, Nueva York, 2009, mención especial del premio de poesía
Ángel Miguel Pozanco (España). El libro de poesía No
es dicha (Premio Nacional
de Poesía Jorge Carrera Andrade), editorial El Tábano, 2012. La
plaqueta de poesía Geografía
de la edad, 2013. El libro
de poesía Sujeto de ida,
Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2014. Y el poemario Ribera
de cristal, Ediciones de
Pandora, Tampa-Florida, 2015. Ha sido uno de los ganadores del
Concurso Nacional de Poesía El Retorno, 2009 y 2011. En el 2008
se adjudicó un accésit
en el concurso de poesía de la revista española Katharsis.
Su poesía se encuentra en antologías nacionales e internacionales.
Oído
de mar
El
tiempo en el que
las
olas se apaciguan
y
el desprevenido no escucha
la
réplica constante de los días.
Mi
madre tiene un mundo en su oído izquierdo
permanece
cada
tarde en mareos y penumbras.
Mi
padre tiene a mi madre.
Nada
es comprensible entre orillas y escombros
mientras
el
agua silente
también
se
deja ir.
(Inédito)
La
función del espectro
Se
aguarda el placer de la siguiente dosis
en
aquel cuerpo impaciente y necio
como
un animal que
encerrado
en la bóveda del juicio o en la
maquinaria
de un tejido angosto
olvida
bajo
cada línea
detenerse
a
tiempo.
(Inédito)
Garúa
y la noción de la naturaleza predomina como una unidad etérea.
Olor
a añoranza
como
si el tiempo se detuviera en los gritos campesinos
en
la fuerza y la sabiduría de su labranza.
La
farragosa presencia de la ley
el
frenesí del tren sobre rieles rotas.
Lluvia
y una desesperanza continua y solitaria
como
el ceceo de un dios menor a la distancia.
No
es paisaje: en la única parada de bus esperamos por un ser
que
no llega cancelado en su Babel de miedo y lejanía
la
piel de nuestra suerte
y
el obelisco creciendo en un cielo negro y callado.
A
esa edad la impunidad se restriega en los días: no se entiende ni se
detiene
el
pensamiento es una carrera para llegar a algún lugar
flores
arbustos y los cuentos de la abuela.
Veinte
años después recorro la ciudad enfermo
porque
de los enfermos será el reino de la poesía
de
los desposeídos realmente
de
los que flameamos la fe como única pregunta.
Sin
abuelas ya
sin
arbustos
una
ciudad deshabitada
una
foto en la mesa
materia
de la furia.
(Inédito)
De
película
Vemos
una película
Relatos
Salvajes
y dices
que
somos idénticos a la pareja de la última historia.
La
última que no es de ningún modo la última.
Hay
resplandor también en el olvido
en
la prosperidad del capricho
la
disciplina del cuerpo inmóvil radica en caer
con
suficiencia.
No
se distinguen el gusto ni las plantas que crecen en el
extremo
de nuestro jardín.
Han
desaparecido como tantas cosas y personas
las
emociones compartidas en ningún baúl
donde
guardarse por un tiempo inexistente y breve
como
el sol que creíamos eterno
en
noches de frío
su
espera.
Sanarse
lentamente aprendiendo a escuchar y decir
los
latidos de los otros de los que se han quedado hasta el final
del
viaje
para
formar el reparto
de
esta película B
que
es la vida.
(Inédito)
Responde
Infinitamente
infiel es la memoria
depende
y al depender muere en sus múltiples versiones.
Preguntarse
es como poner los restos debajo de la alfombra del comedor.
¿Dónde
estarán los amigos de juegos de siempres y jamases?
¿El
verbo suspendido en la inconciencia?
La
distancia del sentido abarca el tiempo.
El
dolor del dolor promete volar.
Tres
meses sin tratamiento
concentrarse
para hacerlo invisible.
Iremos
mañana a la farmacia
si
el cuerpo responde le diremos gracias.
Nadie
es completamente sano solo se esconde.
Mi
amiga más querida me enseñó a cerrar los ojos
para
abrirlos de verdad.
Alguno
que otro afán
florece
cuando siento las manos
las
re-siento
en
campo abierto
naciente
brioso
pulso.
(Inédito)
Huesos
Después
los huesos el altavoz
los
mandiles repitiendo peroratas
por
años de mala comida de pésima comida y un tragaluz espía.
Antes:
la tabla del 9
factores
los símbolos químicos historia y geografía
energía
desperdigada en medicamentos.
Síntomas
pronósticos
de encuentros extraviados
sueros
nombres
impronunciables
música
letras
una
fiesta.
Perder
es mejor que contenerse.
Entonces
el
automóvil se estrelló en plena vía principal de noche
de
truenos
de
gana de turba de pulmones de costillas de caos.
Una
semana corre rápido: comenzar a repartir las cosas que él ya no
usará
sus
discos libros botellas: ahí va el ripio y el estertor
como
el velocímetro que nos vuelve al
fuego.
(Inédito)
Sanatorio
Quedaron
una noche junto a la bodega que guardaba remedios
y
males.
Se
presentaron. Consumo selecto de pastillas y líquidos inyectables.
El
amor brebaje para engañar al paladar y hacernos creer que estamos
sanos. El amor brebaje para engañar al paladar y hacernos creer que
estamos locos. Hacernos. Creer.
El
amor es una inyección y ya no duele.
El
amor ni se discute ni se ataja ni arriba.
La
pareja baila sin tocarse como esperpentos como fantasmas poseídos
por
las drogas consumidas. Son minutos de música punk. Se mueven
fuertemente y a ratos caen al suelo se levantan se pasean por la
habitación sin mirarse cada uno en su propio vuelo. Suena la canción
El Lobo de Sal y Mileto. Caminan por los pasillos del hospital.
Aquí
no ayuda el galeno ni el administrador
menos
aún tu compañero de habitación o quien limpia y resguarda.
Lidera
el desorden organizado en turnos y papeleos inhumanos.
Dictadura
en dolorosa pesadez y anonimato.
La
máquina como galope furioso pinchazo tras pinchazo en el cerebro
se
queda el rock colgado.
Nadie
nos ha dicho cómo vivir.
Nadie
nos ha dicho cómo morir.
Nadie
nos ha dicho cómo sobrevivir.
Nadie
nos ha dicho cómo amar.
En
el hospital de la Santa Bendición Libérrima
es
el señor director quien no está cuando lo necesitan.
Necesita
y lo consigue.
Sin
nunca estar.
Sin
nunca estar sin nunca estar sin nunca estar
reparte
bendiciones
recoge
donaciones
se
alista para despedir al moribundo mientras
atesora
una fortuna en este mundo
hay
que ver al señor director por la calle
para
comprender
que
está
sin
nunca estar
sin
nunca
sin
nunca estar.
La
no-historia
comienza
y termina en los cuartos y pasillos del antiguo hospital
cuyo
frente ha sido remodelado y pintado
resuena
una vieja cisterna cada noche
aporta
a la pestilencia de aquel barrio central.
Vanessa
no huye
recoge
sus pasos y se atreve a lanzarse a experiencias
líquidas.
Ha dejado su habitación de hospital (cuatro camas cuatro
convalecientes) cuando unas mujeres han pretendido convertirla en eco
religioso de imploración plural uniforme y vacía.
Jota
permanece en la bodega
olvidada
por la nueva administración. Ha escapado de los payasos falsamente
alegres y optimistas que confunden
la
sanación con chistes malos y una actitud vacua
alzar
los brazos y reír como estúpidos para mejorar. Odia las narices
rojas. Ambos se encuentran en la bodega. Los empleados ya no se
empeñan en controlarlos.
VANESSA.
El alcohol es de las pocas vulgaridades…
JOTA.
… que nos permitimos.
VANESSA.
… de las pocas…
JOTA.
… que nos quedan…
VANESSA.
… después de cada sesión de terapia…
JOTA.
… terapias rutinarias…
VANESSA.
… face to face
JOTA.
… the end.
Desde
el intenso espacio
en
el que nos encontramos
incluso
para irnos
jamás
para partir.
VANESSA.
¿Qué se siente no sentir la mitad del cuerpo?
JOTA.
¿Qué se siente sentirla?
VANESSA.
Como el amor ambiguo de los padres. Como la sensación del latir de
úteros extraviados en algún lugar incierto.
JOTA.
Como la mujer que allá afuera decía que permanecería conmigo que
me llenaría que podía confiar y creer para luego limitarse a una
obsoleta presencia.
VANESSA.
Siempre en tiempo potencial.
JOTA.
Pretérito.
VANESSA.
La realidad es un caramelo masticado al unísono.
JOTA.
Una línea bárbara.
VANESSA.
Conversión de los exilios.
JOTA.
Simulacro de aquel día.
VANESSA.
Colibrí recién nacido. El poema es la repercusión de sucesivas
muertes.
JOTA.
Una idea política.
VANESSA.
¿Política racional mercantil baja carroñera altiva y soberana?
JOTA.
Solo política: quememos este hospital.
VANESSA.
Envenenemos la comida.
JOTA.
Castremos al director.
VANESSA.
Hagamos una colecta.
JOTA.
La realidad es un hospital.
VANESSA.
No huir de uno mismo.
JOTA.
Nuevas recetas.
VANESSA.
O una rifa.
Desvarío
tiempos
dosis
para pintar el cielo
y
la lluvia.
El
columpio cruelmente luminoso.
El
miedo no es a no estar sino a no sentir que se ha estado.
JOTA.
La única guerra válida es la que se da contra uno mismo.
VANESSA.
Trascendiendo en la miseria.
JOTA.
Cabreados.
VANESSA.
Danzando.
JOTA.
Furiosos.
VANESSA.
Insanos insalubres ilegítimos adoradores de banderas.
JOTA.
Maradona es como dios…
VANESSA.
… malévolo.
JOTA.
La maldad es la parte verdadera de la pérdida del conocimiento que
es vivir.
VANESSA.
Fuera de experimentos y contemplaciones formales.
JOTA.
En una pared.
VANESSA.
En una letra.
JOTA.
En una palabra.
VANESSA.
Hubo.
JOTA.
Uve.
VANESSA.
Letras…
JOTA.
… juntas…
VANESSA.
… no hay. Uno es sus partes.
JOTA.
Como parte policial tal vez como apunte de fracasos.
VANESSA.
O parte médico en la sucesión de caídas y asfixias.
JOTA.
… parte que se parte.
VANESSA.
Ser parte de lo que ya no es sino solo en la imaginación que es la
causa y consecuencia de algo indefinido.
JOTA.
Parte de los que se comen las uñas.
VANESSA.
De las que se jalan el cabello o se lo jalan a otras infelices.
JOTA.
A ratos parece que el espacio fuera todo y se parte la vida en
pedazos.
VANESSA.
En pedazos que a nadie le importa ayudarte a rearmar.
JOTA.
Mejor será abandonar la esclavitud del cuerpo para verlo desde
afuera.
VANESSA.
Mi abuela decía que la experiencia surge de un punto silencioso de
algo que te dicta el cuerpo sin palabras como impulso heredado como
si fuéramos guerreros de antaño cuando no había nada material y la
naturaleza era hogar hostil y cálido a la vez. La verdadera
experiencia no sucumbe con el silencio más bien nace en él y se
expande hasta hacerse música.
JOTA.
Música.
Silencio
de hormigas escalinatas y puentes.
Silencio
de dios contemplando sus ficciones amparado en su diestra. A Jota
nadie lo ha visto hoy. Ha desaparecido.
Silencio
de la angustia. Azar que cabe en el vicio. El vicio: incierta calidez
sin discurso.
VANESSA.
Solo el que está muerto no se queja. O sea…
Señorita
enfermera le hago una pregunta. ¿Debido a qué padecimientos he
permanecido encerrada en este sanatorio? ¿Me lo podría explicar?
Desde
el intenso espacio
en
el que nos encontramos
incluso
para irnos
jamás
para
partir.
(Del
libro Ribera
de cristal,
2015)
Ribera
de cristal
Salimos
del cine de barrio. Blanco y negro.
Del
circo con la minúscula fotografía del momento
dentro
del embudo de plástico para colgar las llaves.
De
las librerías no de las ferias
del
descubrimiento de los libros
del
encanto lejos de pretensiones mediáticas.
La
vida es un juego desarmable y paradójico.
Mi
padre habla y se detienen las escenas en casa
sufrir
y gozar elegantemente sin mucho ni poco.
Cocolón
caliente café música
lo
que dicte el amor.
Puentes
donde alojarse
estaciones
de bocas llenas.
Curar
a los enfermos que golpeaban a la puerta de la casa
a
la mayoría sin cobrarles
acogiéndolos
como verdadero samaritano.
No
por pena por la humanidad que se forjó
en
la pobreza material defendiéndose solo en el estudio y el trabajo.
Buena
parte de la vida se borra aunque intentes retenerla.
El
héroe era papá en el Mustang descapotable en el Fiat azul en el
Ford blanco automóviles cada vez más nuevos debido a la ilusión
de
quien nos llevaba
de
paseo cada sábado.
No
aprendí a nadar derecho
nos
zambullimos una ocasión en olas deletreadas
por
mamá desde la orilla.
Mi
padre mi hermana y yo desde el fondo del agua
maniobras
y volantines.
Cómo
decirle que no he olvidado y que lo voy haciendo con el tiempo.
Definir
lo que se es sin serlo.
Médico
como yo dijo papá. No duré sino seis experimentos de espuma flex
y
dos amigos peruanos de cerveza y charla amena.
Grutas
vacías. Gracias en espiral.
Maletas
para irse sin irse.
Abrir
los ojos al alcohol
a
las páginas leídas
como
alas resonando fuegos.
Llamas
y clamores hubo por presencias funerales
recambios
un
conejo blanco y travieso
disfrazar
las calles para huir sin lograrlo
cierta
venganza u odios crecidos
como
fruta podrida.
Hasta
los 30 años hacer lo que se te antoje. Después ya solo queda vivir
en poesía. Bromea mi padre y a carcajadas regresa a su consultorio.
Dios
es la risa y la lágrima.
Carreteras
y boleros
helados
de paila fritaditas machica pinol.
¡Oh!
El fútbol en potreros jugándolo como si fuera algún torneo
importante.
Centrarle
a la realidad un balón medido para el gol del desempate
mete
gol gana o confiarse en el arquero
que
como padre nos apoyaba
en
los goles en los golpes en las caídas
resbalones
y demás hierbas.
Encarnaciones
no apologías.
La
ira en torno a nuestras distancias
que
las asumimos humanas
descontrol
a veces pero nunca silencios
o
puñaladas por la espalda.
De
frente aunque moleste y duela
hemos
resuelto el caos.
Mi
caos cuando llegaba ebrio con el mar en el pecho
desbrozando
bosques de piedra.
Conversamos
de poemas y libros
la
lucidez de mi padre es una enmienda y un clamor.
A
diferencia de otros poemas en este
primero
muere el hijo.
Riberas
de cristal.
Decir
ejemplo es poco
decir
manos extendidas algarabía apoyo amor
aprender
de él a vivir con pasión lo propio sin demagogia ni recetas
baratas.
Resplandeciente
su voz quebrando el espacio tan nuestro
poderoso
como la tarde en que se derrumbó el árbol
y
volvimos a levantarlo para atravesar el mundo con las manos
de
las manos
sin
las manos.
Las
manos o la exhalación que replica y nutre
en
un santiamén.
El
poder de no poder
escape
del acto voluntario
anochece
y mi padre lee el quinto tomo de Medicina.
Mi
lado que responde al corazón
ha
ganado su derrota.
El
cuerpo parece burlarse y queda la tríada
de
los nervios comprimidos
a
la abatida levitación de manos juntas.
(Del
libro Ribera
de cristal,
2015)
Dosis
Puertas
de otras manos.
Refracción
de luz en la garganta.
Se
acarician los perros acunados por el sol.
Los
hijos inmensidad regada en mendrugos de existencia
acto
repetitivo piedras
terquedad
sabiendo lo que se acerca
bocanadas
detrás del pulso.
No
se trata del espíritu ni de la tentación la diferencia en contra o
a favor
no
de luchas ni sacrificios culpables
ni
del rincón donde habitamos desde la infancia.
Aspiraciones
buscando asumirse irrealidades sin pena.
Cada
día tres veces al día cuatro veces al día
cada
cinco o seis
o
tres veces al día.
Actos
clavados en las creencias como estacas o amuletos
el
corazón sale y transita por caminos reacios.
No
arrepentirse
cuestionarse
increparse
lidiar
con el tiempo para cuando no alcancen
tres
dosis al día cinco o seis o cuatro
las
horas
pasan
frecuentes
frías.
(Del
libro Ribera
de cristal,
2015)
Líquido
No
se entiende cuándo comenzó
menos
el momento en que acabará
estamos
en el bar con amigos
ya
son quince años de farmacodependencia
la
mujer a mi lado dice: ¡maaaás ha de ser!
Nadie
ríe el telón sobre el supuesto protagonista
bailan
y se acumula el trago
hay
quien lee las manos la vela el destino
suplicando
a la providencia
verdades
seguras.
En
el baño se van las penas para volver
es
cuestión de tiempo
surge
la sensación del encierro
de
las paredes abriéndose
de
la gente que apenas llega y ya quiere irse
o
no ha llegado o se hace la desaparecida
del
silencio en promoción o sofoco.
Se
movía
una
pecera
en
la casa de aquellos años
poco
se sabe.
El
murmullo del río en la cabeza como acumulación
los
hijos en un lugar no definido estelas o flechas
directas
a la memoria que se niega a poner en funcionamiento la melancolía
mejor
otra ronda
peces
de colores mueren en líquido vital.
(Del
libro Ribera
de cristal,
2015)
Padre
Padre
jamás ha probado un trago
me
los dejó todos a mí
girando
en
la memoria de una deidad irónica.
Padre
intentó
curarme
desde
el principio
estoy
enfermo también de poesía.
Ayer
lloró
lloramos
solos
como
la vez que
entre
nubes
quemamos
mancos
nuestra
última
cometa.
(Del
libro Ribera
de cristal,
2015)
Va
El
poema es contención ante la desmesura del silencio.
Tensar
el arco, cavar la tumba, aguantar el cielo.
La
flecha escoria la tierra húmeda.
Va
el humo
al
mismo incierto lugar
que
la añoranza.
Reviven
el círculo
trazado
por la memoria.
Espada
del temor
los
pájaros vuelan sin alas
sus
cenizas
sus
decires.
(Del
libro Sujeto de ida,
2014)
Ante
el cuadro Calle
14,
de Camilo Egas
En
la calle 14 los ángulos prefiguran el olvido
valiente olvido cobijado en
cualquier tiempo.
La oportunidad solitaria
con el paso de los días
con la lectura del otro
en aquel diario
su espera.
Otras esquinas entrevistas con el reflejo total
de la cronología subyugada
a deseos
claroscuros.
Anhelo como un pájaro.
valiente olvido cobijado en
cualquier tiempo.
La oportunidad solitaria
con el paso de los días
con la lectura del otro
en aquel diario
su espera.
Otras esquinas entrevistas con el reflejo total
de la cronología subyugada
a deseos
claroscuros.
Anhelo como un pájaro.
Gradas
llevan a la vigilia de costumbre
quizá eso sea la vida
subir para bajar
en espacios registrados
solo
en el desamparo del recuerdo.
Pero hay que vivir y
se aguarda sin
llevan a la vigilia de costumbre
quizá eso sea la vida
subir para bajar
en espacios registrados
solo
en el desamparo del recuerdo.
Pero hay que vivir y
se aguarda sin
que
importen ya
la distancia
el frío.
la distancia
el frío.
(Del
libro Sujeto de ida,
2014)
Y
unas líneas en el cuerpo
Desde
la desembocadura surgida en lo tempestuoso de esa unión sin muerte.
Hilos
se tejen en cascadas internas.
Liturgia
de descubrimientos
despojarse
como aves en la cumbre.
Con
la llegada de los hijos, isla hermosa sus latidos.
En
las manos llevo una brújula mordida
los
hijos que perdimos
los
que alumbran todavía
lenguas
de lluvia
el
azar anocheciendo.
El
deleite
inmune
reacio
vivo.
(Del
libro Sujeto de ida,
2014)
Quijotescas
camisas de fuerza
Dicen
tu madre está loca
ha
sido capaz de vender todo y transmutar
gritando
y gesticulando plegarias
mientras
consume sus pastillas.
Pensar:
pecado con olor a naftalina.
Me
siento a su lado, leo unas palabras de Mario Arteca:
“Aquí
los árboles son individuales. Ninguno se vuelve cien por ciento
rojo. ¿Qué parte se pone roja? Depende en exclusiva del árbol”
sonríe
su
silencio cubre la habitación
pabellón,
infierno blanco
dibuja
un árbol en el aire
azul,
dice, yo lo repito
su
bata está sucia, la saliva ha dibujado el bosque
puedo
contar los pocos cabellos, me contengo
ambos
miramos alrededor, allí no hay ventanas
ramas
deslizándose, nos tocan, contienen mi respiración
trauma,
secreto
árboles,
árbol, aire suspendido
puños.
(Del
libro No
es dicha,
2012)
Vestigios
chica punk
Hierba
no, maleza
en do sostenido
de chica punk
con cara de muñeca
columpiándose en la desazón de sus accidentales fanáticos.
Miradas entre la lluvia.
Mientras
- La noche es un huracán.
- Una nena no sabe fumar.
- Tres tipos conversan sobre sus imposibilidades.
- La cerveza está caliente.
- Yo lamo la mesa albina.
Pinto un grafiti en la frente de aquel bar
La vida, reloj sin pila.
Leo acerca de héroes, elegidos
la eventual característica del éxito en sus hojitas de datos, logros y fantasías.
Vuelvo a mirar a la chica punk
su valentía ojos blancos
sabe que el drama es una cueva ciega
con máscaras presuntuosas.
Estrangulo mis ansias con otra cerveza
el destino pasa por la ventana
se detiene en pisadas de piedad
basural de cada esquina
abrazos de hora incierta
en do sostenido
de chica punk
con cara de muñeca
columpiándose en la desazón de sus accidentales fanáticos.
Miradas entre la lluvia.
Mientras
- La noche es un huracán.
- Una nena no sabe fumar.
- Tres tipos conversan sobre sus imposibilidades.
- La cerveza está caliente.
- Yo lamo la mesa albina.
Pinto un grafiti en la frente de aquel bar
La vida, reloj sin pila.
Leo acerca de héroes, elegidos
la eventual característica del éxito en sus hojitas de datos, logros y fantasías.
Vuelvo a mirar a la chica punk
su valentía ojos blancos
sabe que el drama es una cueva ciega
con máscaras presuntuosas.
Estrangulo mis ansias con otra cerveza
el destino pasa por la ventana
se detiene en pisadas de piedad
basural de cada esquina
abrazos de hora incierta
cualquiera, cualquiera
que lo que tenga que llegar
llegue
y nos encuentre sin cuerda
hundidos
en
la niebla del olvido.
(Del
libro No
es dicha,
2012)
LSD
En
los próximos treinta y tres minutos serás un animal rompiéndose
dos
gotas en tu lengua y tu mundo se detiene y se revuelve
solo
de guitarra, cuerdas conocidas
destajadas,
desafinadas.
La
alfombra se abrirá y te tragará.
Volverás
a tocar la hiel del infierno
tu
mirada desprendida contemplará jubilosa
el
trayecto de la araña, pliegues de la pared
poro
a su máximo nivel, poro primera plana
la
araña desde el techo hasta el candado
clama
libertad.
La
emulas, risa ebria
chocolate
escurriéndose
de
tu piel, alguien te habla
confundes
presentes con futuros de
dos
gotitas en la lengua.
Después
de una semana siguen los síntomas
te
caes
cuatro
paredes te atacan
sientes
el crujido
ni
felicidad
ni
la huida clásica
animal
destajándose, abriéndose
boca
del diablo
chocolate,
sofá, abulia, despertar de otra realidad
dos
gotas
te
empalagarán
te
revuelven, te perdonarán
fracturando
lo poco sano.
La
entrepierna de los ángeles esconde
un
tumulto de sensaciones
de
arañas sin filamentos.
Por
nada cierras los ojos
aún
así sientes los huesos romperse
la
sangre calentándote los vellos
no
hay drama
no
hay drama
el
patetismo no se alía con las tres letras
tus
soledades atormentadas tampoco.
Ves
a Hoffman
caminando
te
sonríe travieso
comparten
a la distancia
algarabías
y
simulaciones.
Dos
gotitas
la
proyección y lo inútil
en
dos gotitas
de
colores.
(Del
libro No
es dicha,
2012)
Insania
Otra
vez la enfermedad. Olvidada y visitante.
Cara de obstinación, ser otro o intentarlo, frontera del objeto, máscara agujereada por el sol y la costumbre; palabra que jamás llegará porque el cuerpo ha ganado la batalla
Cara de obstinación, ser otro o intentarlo, frontera del objeto, máscara agujereada por el sol y la costumbre; palabra que jamás llegará porque el cuerpo ha ganado la batalla
el
sopor: ancla y pertenencia de cartílagos que vuelan.
Verse. Tratarse. Enter (r) arse. Escupir para adentro. Fallar para adentro. Comerse las ganas esperando a otro que no conecta, porque carece de sangre; ocupado en taparse los oídos con lujosa y abundante pedrería.
El dolor no se elige: ni matones ni héroes. Traspasa la línea de la norma y golpea, martilla: ruido, polvo destrucción de cabellos erizados, de ombligos disponibles y matemáticamente nulos.
Otra vez la enfermedad; agua, pastillas, reposo repaso, libro ya leído, no sirve llorar, que a nadie le importa. Reírse, digna respuesta, aunque se diluya en humo.
Cada alma camina por un sendero; aprender los senderos: imposible; aprehender las almas: estéril.
Verse. Tratarse. Enter (r) arse. Escupir para adentro. Fallar para adentro. Comerse las ganas esperando a otro que no conecta, porque carece de sangre; ocupado en taparse los oídos con lujosa y abundante pedrería.
El dolor no se elige: ni matones ni héroes. Traspasa la línea de la norma y golpea, martilla: ruido, polvo destrucción de cabellos erizados, de ombligos disponibles y matemáticamente nulos.
Otra vez la enfermedad; agua, pastillas, reposo repaso, libro ya leído, no sirve llorar, que a nadie le importa. Reírse, digna respuesta, aunque se diluya en humo.
Cada alma camina por un sendero; aprender los senderos: imposible; aprehender las almas: estéril.
Dejar
que la sangre fluya, que nos empape, que colabore, llegar a destino
lo más pronto, resumiendo las pisadas, quitándoles belleza e
importancia.
Treparse
en hilos de lluvia y subir, subir, subir.
(Del
libro No
es dicha,
2012)
Trip
Soy
un hombre de mundo
el
último y más hormigueante rincón de esta casa
me
lo conozco de memoria.
(Del
libro No
es dicha,
2012)
Pregunta
voz dulce
Mi
madre me pregunta
¿Por
qué eres tan enfermo?
Mi
cabeza da vueltas
la
jaqueca respira.
El
reflejo vapulea inclemente
la
puerta rechina
duele
el beso
artificial.
(Del
libro No
es dicha,
2012)