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una sociedad que solo adora el consumismo y el dinero, hallar momento
para escuchar el sereno fluir de una música apasionadamente amorosa
es un verdadero regalo. El hombre está demasiado preocupado por
obtener pingues beneficios, sin importarle las formas de su
obtención; la razón primera y última de su existencia,
desgraciadamente, está basada en el poder del dinero, como ya nos
advirtiera Quevedo tiempo atrás. Sin embargo, de vez en cuando, por
fortuna para los lectores de poesía, sucede el milagro y una
deslumbrante luz, un fuego interno nos consume en la palabra viva y
descarnada del amor, del amor sin peros, desnudo, libre, solidario y
fraternal, del amor que resucita en el otro, ya no es el yo
buscándose a sí mismo, aunque forme parte de la misma búsqueda,
sino el amor en su totalidad, esencial, único. La poesía se
reencuentra con ese amor trascendido en cada acto, en cada objeto,
cosa o nombre, en el amor compartido, vivido en el otro y para el
otro, el que renuncia a su yo, el que habla del dolor de los hombres,
de las alegrías y también de los deseos o los sueños. El corazón
que sólo late si el amor los sustenta, emoción y verbo conjugados
para ser substancia misma, única razón de la existencia. Tal vez, y
es una suposición, el poeta Antonio Praena (Purullena, Granada,
1973) decidiera en su día escribir “Actos de amor”, poemario
galardonado con el XXII Premio Nacional de Poesía “José Hierro”
y que traemos a este “Salón de lectura”, aun a sabiendas de su
reciente edición por otra editorial. Con “Actos de amor” se
confirma la esencialidad poética de Praena, su decir, su ser y estar
ante la desnudez de la palabra, adentrándose en su interior para
construir un discurso desgarrador, claro y sugerente al mismo tiempo,
capaz de contagiar al lector hasta abrasarlo en las llamas de la
poesía, y en consecuencia, del amor que desgrana en cada poema
contenido en este libro. Praena se presenta en otro hombre distinto
al que fue después de haber sido herido por el amor, compartiendo
sus experiencias, sus actos cotidianos, que no son sino su vida toda:
«Dime tan sólo que tan sólo / mi vida ha sido inútil, pues
declara / von Balthasar que no hay otra belleza / más honda en el
amor que el simple acto / de amar sin beneficio». Su condición
humana, también religiosa (Praena es fraile dominico) están muy
presentes en “Actos de amor”, casi deviene de un estado
catártico, casi místico en su esencia, en esa diálogo-búsqueda de
la razón última. El amor es el centro, alfa y omega de este viaje
que sustenta la palabra poética, y Praena sabe bien el riesgo que
lleva adentrarse en su bosque de alimañas que todo lo devoran,
porque el amor también puede devorarnos. Esta es la cuestión y el
poeta lo sabe, aun así, necesita hacerlo. Sentir en propia carne
cada golpe, el dolor de los otros, abismarse en la vida, para vivirla
luego abrasado en ella, misericordioso: «No acepto más criterio, no
escucho otro silencio, / no admito contextura que no sean / la rabia,
la piedad, / el canto por el canto o el delirio / que rapten mi
existencia y la derrochen / en puro acto de amor». Siempre en un
continuo diálogo con la vida, Antonio Praena erige su más grande
obra humana, basada en el amor con el que evangeliza desde la
libertad y el conocimiento, con su deslumbrante voz poética. El
poeta indaga en su interior hasta descubrirse solo, indefenso ante la
inmensidad del universo, y por eso alza el vuelo hacia lo
desconocido, y en el misterio de las cosas vive, en su fuego se
abrasa, en los regresos resucita: «Como era de esperar, / la vida es
diferente a las palabras / y, ahora que lo sé, sólo deseo / que
acabe este viaje por el norte / de Europa para estar junto a
vosotros». Volver a casa para sentir el peso del tiempo, del pasado
que se agarra a la garganta y se eterniza en la nostalgia de la
ausencia del padre: «Papá / si hubiera néctar dulce en estos
versos, / si dejo aquí la esperanza y no se pudre, / será sólo por
ti, / por ti que sin saberlo me enseñaste / las cosas imposibles que
yo canto». En “Actos de amor” hallamos el Praena esencial, su
poética luminosa y abrasadoramente humana, que no deja indiferente,
su sonora luz, su verbo llama: «Te doy lo que no tengo: aquí voy
todo. / Libértame de mí, méteme dentro. / Gozoso de perder, gano
la vida. / Entrando en tu pupila, nazco entero». Todo un “acto de
amor” en la luz de la palabra.
Título:
Actos de amor
Autor:
Antonio Praena
Edita:
Universidad Popular José
Hierro
Ayuntamiento
San Sebastián de los Reyes (Madrid, 2011)
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