EL
GUARDIÁN DEL FIN DE LOS DESIERTOS
(Perspectivas
sobre Valente)
H
ay
libros que dejan una huella imborrable por mucho tiempo que pase, de
tal manera que la palabra escrita brilla en ellos con natural vigor,
como es el caso de la edición que ahora comento en este espacio.
Consecuencia del ciclo de conferencias llevadas a cabo en Almería en
el año 2010, con motivo del décimo aniversario de la muerte del
poeta José Ángel Valente se publica este libro “El guardián del
fin de los desiertos”, título que responde, según se indica en su
solapa, a un fragmento del libro, por aquellos días aún inédito,
“Palais de justice”. Tres grandes apartados estructuran esta obra
colectiva: el primero “Memoria”, con textos de Fernando García
Lara, Ramón de Torres, José Guirao, Antonio Gamoneda y Andrés
Sánchez Robayna; el segundo “Los signos”, con textos del crítico
José Andújar Almansa, Lorenzo Oliván, Miguel Gallego y Jordi Doce,
y, por último, “Centro y variaciones”, con textos de María
Payeras, Ramón Crespo, José Luis López Bretones, Marcela Romano y
Aurora Luque. Una experiencia lectora que nos sumerge en las claves
de la ingente obra de José Ángel Valente, que nos ayuda a
comprender mejor su poética.
Si bien todos los textos, en su
conjunto, enriquecen el conocimiento sobre la obra de Valente, nos
detendremos, dada la limitación de espacio, sólo en algunos de
ellos. El texto del profesor Fernando García Lara, sitúa a Valente
en Almería: «La implicación de Valente en los problemas ciudadanos
empezó pronto y en los dos lugares de su predilección: el barrio
marginal de La Chanca y los paisajes desérticos, con especial
predilección por Cabo de Gata», y añade: «En “Perspectivas de
la ciudad celeste” se concentra quizá la más bella, lograda y
poética meditación sobre el fondo histórico y el paisaje urbano de
Almería». Otro de los textos destacados en esta obra colectiva
pertenece a quien de forma continua y rigurosa es experto en la obra
de Valente, el profesor Andrés Sánchez Robayna, que nos acercará
al “Diario anónimo” de Valente, y que podríamos concretar o
resumir así: «El “Diario anónimo” aspira a escapar a esa
fosilización, a hundir en el anonimato la experiencia personal y a
insertar –recordémoslo- la visión particular en el “potencial
expresivo universal”.
De ahí que lo estrictamente autobiográfico,
en este “Diario”, pase a ocupar un plano segundo, a ocultarse o
diluirse en lo impersonal, y que incluso, durante largos períodos,
las referencias autobiográficas desaparezcan por completo. […] El
rechazo de Valente a cualquier forma de relato de sí mismo, la
aversión y hasta la impugnación del “moi aïssable”, es una de
las características más visibles de estas páginas», pero además,
nos dice el profesor Robayna: «El “Diario anónimo” viene a ser
un fiel registro de las lecturas del poeta y un ajustado índice de
sus preocupaciones y preferencias literarias, filosóficas y
artísticas».
El texto “El limo y la ciudad celeste”, del
crítico José Andújar Almansa, nos sumerge en distintos aspectos de
la obra poética de Valente, en la significación de los signos
(«Valente sugiere la ansiada tentativa de un lenguaje llevado a su
infinita disponibilidad, ese punto en que el signo se comporta como
pura expectativa de significación»), la voz («Un poema no existe
si no se oye, antes que su palabra, su silencio»), la mística
(«Pero Valente, profundo conocedor de los procedimientos de la
mística, escalonó ese descenso a la noche oscura de su material
memoria a través de un conflictivo proceso de purgación de lo
subjetivo»), el “yo” poético («En sus últimos años, Valente
vuelve al yo, a su reflejo fracturado en las páginas de un diario
que decidió titular “Fragmentos de un libro futuro”») o la idea
del sur («Valente reivindicó su propia teoría del sur en torno a
cuestiones como la desnudez, la esencialidad, el desierto, lo exílico
o toda una teología de la luz» - El sur como una larga / lenta
demolición-). El profesor de la Universidad de Almería nos acerca,
principalmente, a las traducciones de Valente, y añade: «La obra
de Valente, erudita y humilde, consciente y sonámbula, su poesía,
su prosa, sus ensayos y sus traducciones son resinas que fortalecen
el sistema inmunitario de nuestra contemporaneidad frente a lo
prescindible y lo obsoleto, frente al continuo presente del arte o la
literatura».
Destacar los textos de Jordi Doce: “La búsqueda de
lo propio. Valente ensayista y “La palabra y el canto” que, por
falta de espacio sólo citamos, todo, claro está sin menosprecio
alguno por el resto de los textos que integran el libro. Como
corolario, esta definición de lo que para Valente es la poesía:
«cosa para andar en lo oculto, para echar púas de erizo y quedarse
en un agujero sin que nadie nos vea».
Título:
El guardián del fin de los Desiertos. (Perspectivas sobre Valente)
Autor:
AAVV
Edita:
Pre-Textos (Valencia, 2011). IEA (Almería) y Consejería de Cultura.
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