SALÓN DE LECTURA
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______________ José Antonio Santano
PAISAJE CON LATIDO
Hay regresos que se celebran
de forma especial y placentera. Después que el tiempo haya sido como
una losa, un estentóreo silencio que anubla la palabra y la
encarcela en la prisión del olvido, reconforta comprobar que ese
tiempo solo fue eso, una corta parada, un lapsus solo, un paréntesis.
Ocurre a veces que cuando creías perdida esa voz que en otro tiempo
propició momentos de extraordinaria delectación, un día sin más,
vuelve de nuevo, te llega clara y diamantina en forma de libro, y
entonces, en ese instante, esa voz ahora convertida en armónicas
grafías, recorre todos los silencios del pasado hasta aflorar una
indescriptible emoción.
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Ilustraciones de Gabriel Montes Galdeano |
El libro del que hablamos lleva por título
“Paisaje con latido”, siendo el autor de los poemas, 22 en total,
José Tuvilla (Guadix, Granada, 1958), y de las ilustraciones,
también 22, el fotógrafo almeriense Gabriel Montes Galdeano.
Poesía e imagen que se complementan en un juego de espejos donde la
belleza del paisaje (Viejas Salinas de Roquetas de Mar) y el latido
de los versos nos aventuran en la cotidianidad de los días, en la
vida misma de quien mira (fotógrafo y poeta) desde la altura del
conocimiento y la emoción que surge de la experiencia, de lo vivido.
Ya desde las primeras líneas del generoso prólogo, autoría del
también notable poeta Francisico Domene leemos: «Paisaje con
latido servirá para que sus viejos lectores por fin nos
reencontremos con él y para que los nuevos descubran su
extraordinario talento». Y no le falta razón a Domene, esa vuelta a
la poesía de Tuvilla nos congratula a quienes sabemos de su
inteligencia y su magisterio, a quienes siempre estuvimos a la espera
de su luz poética, del fuego de su palabra, esa que alimenta el alma
y nos abisma en el silencio de lo invisible hasta estallarnos toda en
un segundo. Tuvilla añade a su condición innegable de poeta, otra
tan importante como olvidada: el humanismo que impregna su vida, y su
obra. Tuvilla es un luchador incansable, un hombre que vive en los
hombres y a la luz de otros hombres que supieron alumbrarnos en el
difícil camino de la vida. Su poesía está avalada por esa mirada
que trasciende en “el otro”, que quiere ser “el otro” en
cuerpo y alma para sentirse vivo, de ahí sus continuos logros en el
campo de los Derechos Humanos y la Educación para la Paz.
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Poemas de José Tuvilla, Paisaje con latido |
El poeta
que es José Tuvilla está más que demostrado con anteriores
entregas: “Ritual de la palabra” (1981), “Vibración de la
ceniza” (1982) y “Memoria inmóvil (1992), ahora lo revalida en
“Paisaje con latido”. Un latido profundo que nos recorre de pies
a cabeza cuando leemos los 22 poemas que contienen esta publicación,
complementada por la sensibilidad y oficio de Gabriel Montes, que ha
sabido captar el alma de los amaneceres. Comienza Tuvilla su periplo
poético en este libro por los cuatro elementos de la Naturaleza:
Aire, Agua, Fuego y Tierra, en un despertar único que vislumbra el
Amor («Si el tiempo permitiera que la luz única fuera aire, aire
sería tu voz, / tu latido, la última palmera que el viento
acaricia, la hierba exquisita (…) Aire es tu mirada, aire es mi voz
que te llama y te dice: “Amor mío”», el Deseo («Allí, en otra
hora, en las lindes de la oscuridad, / se abrazó el deseo con
afiladísimos y dulces labios, /al amor furtivo», la soledad («Salgo
cada día al sendero, entre las sombras que el alba disipa, / y
encuentro allí la soledad y la paz que, luego, la urbe me arrebata.
/ Hoy, todo se alumbra de un rojo intenso, del fuego desnudo», o la
tierra en sí misma, la ciudad frente al silencio («En la ciudad,
traspasada la línea que marca el sendero, / hoy, las cosas discurren
sin quebranto, / como ayer, como mañana, / como las infructuosas
estaciones… // Aquí el agua y la tierra…». Pero el poeta camina
por el sendero de la vida, ahonda en su realidad diaria y se abstrae
para seguir el rumbo de la cálida luz del cielo en su inmensidad,
del tiempo que nunca se detiene, que es pasado y presente, futuro
innombrable: «Se ha propuesto decidido vencer su récord, / el
tiempo todo, la fatiga indomable, / el aire encendido en los
pulmones. / Vencer, no ser vencido». El color y la luz de las
imágenes provocan en el poeta el amor por la Naturaleza, por el
hombre y sus soledades y silencios, en un claro ejercicio de humano
sentir, y donde el tiempo es el adversario de la contienda, y la meta
el paraíso, el Olimpo: «He aquí al atleta contra el tiempo, en su
desafío matutino, / cuando nadie ocupa la línea que la naturaleza
prolonga… // Y entonces, sabiéndose extenuado / y frágil,
comprenda que ya la juventud le fue arrebatada. / Venimos y nos vamos
de este mundo…Sabiéndonos, al final, que no somos nada. (…)
Detrás, la urbe se levanta, / se extiende el asfalto y el ruido, en
todo su sombra, se eleva». Sin duda, Tuvilla nos devuelve la
esperanza en la poesía que crece muy adentro, en las entrañas del
lenguaje, en la palabra luz y aureola que nos alerta de los peligros
y la vaciedad del hombre, para redimirse en el Amor como única
verdad: «Amor mío, deja que la sangre del amor te aceche y te
atrape. // Abandónate a mis pasos como yo me abandono a tu latido».
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Título: Paisaje con latido
Autores: José Tuvilla / Gabriel Montes
Editorial: Los autores (Almería, 2017)
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