SALA
DE LECTURA: José Antonio
Santano
Poesía
Aragonesa
(I)
Hace
muy poco nos sorprendía una agrupación electoral con el nombre de
“Teruel Existe”, irrumpiendo con tal fuerza en el panorama
político español que llegó a obtener un escaño en el Congreso de
los Diputados. Pues bien, un caso similar sucede con la poesía
aragonesa. Me explico. La actual poesía española parece que
contempla en su nómina a muy pocos vates, me atrevería a decir que,
oficialmente, pudieran contarse con los dedos de una sola mano. Craso
error. Toca ahora analizar una buena parte de la poesía española
actual ajena al centralismo cultural determinado por un poder
hegemónico compuesto tanto por algunos poetas mediáticos como por
algunas editoriales de todos conocidas. Claro que esta circunstancia
que viene reiterándose en el tiempo, opino que habría que
reorientarla, y la única forma que conozco para llevar esta empresa
a buen puerto no es otra que, desde la libertad y la difusión en
medios de comunicación o revistas en papel y digital independientes,
analizar otras propuestas venidas de todos los lugares de España,
sin discriminación alguna, y bajo la óptica siempre del rigor y la
más absoluta imparcialidad crítica. De lo contrario, ese
empecinamiento en silenciar a otros poetas, editoriales y lugares,
sólo nos empobrecerá más aún. Alejarse de influencia mediática
de algunos periódicos y sus suplementos, y de la supremacía de
algunas editoriales no sólo es necesario sino saludable desde un
punto de vista de higiene crítico-literaria. La realidad existente,
aunque sea lejana, no se podrá ocultar o enmudecer siempre, puede
que durante algún tiempo esto funcione, pero al final las aguas de
la expresión poética, respecto a lo diferencial y genuino, que huye
de lo plano y clónico, volverán a su cauce natural. A nadie se le
escapa que la poesía actual pasa por un momento de crisis de
valores, que el “todo vale” se ha instalado en ella y que es
difícil luchar contra corriente, más si ésta merodea por los
círculos más cercanos del poder en las instituciones. Hecha esta
breve aclaración y preámbulo creo necesario explicar el por qué
detengo mi mirada en la poesía aragonesa, bien sea de vates nacidos
en Aragón, bien por motivos de residencias, o, aun siendo ajenos a
dicha Comunidad, formen parte de la nómina de una editorial
aragonesa, con una trayectoria muy plausible, coherente, responsable
e independiente, que durante cuarenta años -recién cumplidos- como
es el caso de “Olifante” haya sido capaz, no sólo de mantenerse
en el tiempo, que ya es mucho, sino de hacerlo con títulos y poetas
de una excelencia demostrada, amén de un cuidado editorial que
quienes así lo consideren pueden comprobar con los textos publicados
en este largo tiempo de existencia. La poesía aragonesa que se
publica, y que se hace desde y por la editorial Olifante, referente
no sólo local sino nacional, contribuye al conocimiento individual
de cada poeta, y por tanto al hecho diferencial más concretamente de
cada voz, pero sobre todo, anima a entender que existen otras
propuestas poéticas tan enriquecedoras o más que aquellas
mercantilistas o mediáticas. No es la primera vez que me acerco a la
poesía aragonesa, con anterioridad he reseñado a poetas como Ángel
Guinda, Enrique Villagrasa, Irene Vallejo e Inés Ramón, o la propia
editora Trinidad Ruiz Marcellán, y otros no aragoneses pero que han
publicado en Olifante, como es el caso de Luis Tamarit. En esta
ocasión traigo a este escaparate trece títulos que de una u otra
manera tienen que ver con la actividad poética en tierras
aragonesas, mayoritariamente con poetas nacidos o residentes en
Aragón. Iniciamos este breve viaje crítico por seis títulos, todos
pertenecientes a la colección Olifante (Ediciones de Poesía). El
primero de ellos: El ojo y la ceniza, de Mariano Castro. Un
texto de una extraordinaria interiorización de los silencios, y como
dice su prologuista, Manuel Martínez-Forega: «El ojo y la ceniza
es un tránsito necesariamente conducido a la interpretación de
lo inexplicable y de lo innombrado a través de la experiencia y del
conocimiento…»; y así escribe el poeta: «El cuerpo siempre habla
/ cuando calla la lengua. // El cuerpo siempre habla / en favor del
silencio. // Y el silencio eres tú, / abrasado en la pira / de tu
nombre, / vocablo impronunciable». Carmen Aliaga nos presenta su
libro Madaleine y las otras, un texto que indaga en la
búsqueda de la identidad y va del “yo” al “otro” hasta
llegar al “yo” último, ontológico, y donde los sentidos aportan
y reportan al sujeto lírico una otra realidad. En palabras de José
Antonio Conde: «Se trata, en suma, de una obra donde el significado
gobierna la forma…». Y escribe la poeta: «Madeleine, / yo / y mis
otras, / agitadas, / ardientes, / sublimes, // alzándonos hermosas /
como castillos, / en la espalda desnuda / de las ciudades». Otro de
los títulos a destacar de esta remesa de libros de Olifante es Vino
del mar, del poeta gallego y residente en Zaragoza Antón Castro.
Este es un poemario denso, sólido y cuyo tema principal aborda el
universo del vino, un viaje al territorio de las viñas aragonesas
que viene a mostrarse como un mar en el cual la palabra poética se
Antón Castro se consolida y resucita en cada verso, comenzando en
Cariñena: «Entre los guijarros brota un tesoro. / Cariñena: el
viñedo de un milagro. / El vino de un territorio que sueña. /
Cariñena, surco, mar y oleaje: / el vino que hace estremecer la
tierra». Como consecuencia de la I Beca Residencia Internacional SxS
Antonio Machado 2016, Marta Eloy Cichocka escribe “Encrucijada de
cien caminos”. Según su autora «este libro es un fruto de muchas
coincidencias felices, errores inevitables, encuentros fortuitos
(aunque providenciales) y otras ironías del destino. Es un homenaje
-continúa diciento- y, a la vez, una conversación con uno de los
mayores poetas de la lengua castellana del siglo XX -quien, para mí,
sigue siéndolo en el siglo XXI…». Soy de la misma opinión y me
reafirmo en dicha aseveración. Una muestra de este buen hacer de
Cichocka son los siguientes versos: « no me toméis demasiado en
serio / pero ese culto a los muertos me repugna / el ayer hay que
buscarlo en el hoy / aquellos polvos trajeron estos lodos / antonio
machado no ha muerto / antonio machado soy yo». Con prólogo del
gran poeta Ángel Guinda y epílogo de Fernando Rivarés, “La
felicidad, cariño, es para malgastarla”, Josema Carrasco, el
poeta, además de serlo también del dibujo y la ilustración, nos
presenta un texto en el cual el corazón late aceleradamente en esa
búsqueda que todo ser humano comienza como el más grande de los
retos: la felicidad. Josema Carrasco, en palabras de Guinda,
«consigue que el poema sea una verdad en bruto y nos demuestra que
tener una pasión es estar vivos»; por su parte, Rivarés, nos
invita a “deglutir, escupir y reposar” sus versos como un
ejercicio revivificador: «A tiempo completo y con disponibilidad
horaria, / sin festivos, ni requisitos, ni duración mínima, / se
puede formalizar de manera verbal o escrita, / no hay período de
prueba, de duración indefinida, / sin indemnización en caso de que
se extinga, / retribución escasa y ni se incentiva ni se cotiza. //
Lo dijo, en una terraza, un martes, Ángel Guinda: / “uno es poeta
las veinticuatro horas, todo el día”». Este barcelonés de
nacimiento, Jorge Martínez, nos presenta su último poemario,
“General Invierno”, un texto que según so prologuista «recorre
espacios interiores y ciudades, escenarios y nombres propios por los
que vamos a pasear junto a él mientras lo leemos. Y eso es unirse a
una campaña peligrosa. Y a una fiesta». Y, efectivamente, a eso
suena, es el rumor de una música festiva que nos invita a
concelebrar con el poeta el tiempo que nos ha tocado vivir, la
realidad presente, en ese corto viaje que es la vida: «Los paisajes
de la muerte son la vida, / rebelde y hermosa. / Un viejo sauce me
dijo: “Es solo tuya”. / Solo mía. / Igual es que este
momento». Concluimos así la primera parte de este viaje por la
poesía aragonesa actual, pero habrá una interesante parte segunda,
con la que cerraremos definitivamente esta reseña.
Poesía
Aragonesa
Autores
Varios
Editorial:
Olifante (Zaragoza, 2019)
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