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Las ventanas del invierno. FRANCISCO ONIEVA


LAS VENTANAS DE INVIERNO


Francisco Onieva es el autor de «Las ventanas de invierno», poemario con el que obtuvo el Premio de Poesía Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, en su vigésimo primera edición, correspondiente al año 2008, y que por razones que no llegamos a entender ve la luz ahora, en 2013, cuestión esta baladí si nos atenemos a lo que verdaderamente interesa, que no es otra que el poemario en sí, la construcción de sus versos, la arquitectura de la voz poética que lo contiene, alienta y alimenta. Francisco Onieva deja su impronta de poeta sureño, cordobés para más señas, en este lúcido poemario, y aunque con voz propia no podemos ignorar la influencia, natural y lógica por otra parte, de otras voces cercanas. Hallamos en «Las ventanas de invierno», la mirada del poeta, que no es poco, un poeta que no deja de asombrarse ante las cosas que le rodean, capaz de transformar la oscuridad en luces fulgentes, solo con la sencillez de sus versos, de la palabra que germina en su interior, en la raíz del todo y la nada: la naturaleza. Onieva conoce bien el temblor que produce la observación de la naturaleza, de la tierra en la que vive y trabaja, y se sabe poseedor de su magia y su misterio, y ahonda hasta encontrar la respuesta, aunque la búsqueda sea dolorosa algunas veces; no detiene su paso, camina con la mirada fija en el horizonte; persevera y halla la luz y sus silencios.



Mucho tiene que ver este poemario con el tiempo, mejor sería decir con su fugacidad (fugit tempos), y con la realidad que sobreviene de tal hecho. La concreción del pasado por vivido, la vejez, en suma. De ahí el título de este poemario «Las ventanas de invierno», en alusión a esa estación última y fría, en la cual la soledad, el dolor o la enfermedad van conformando una acelerada decrepitud. En todo el texto Francisco Onieva está presente la lluvia, la nieve, el silencio, esa sensación de abatimiento producido por el tiempo vivido, por la nostalgia o la melancolía de su reflejo; el tiempo simbolizado por el reloj o los relojes que muestran su propia crueldad. Es siempre esa mirada profunda y demoledora del poeta la que cuenta, la que trasciende y provoca la emoción, el sentimiento perturbador. Vivaces las imágenes poéticas se repiten una y otra vez, los aromas penetran y traspasan el papel: «Huele a madera mojada en la umbría, / como en tus ojos. […] Estar callada. Sostener la lluvia en la retina». La naturaleza vive en el poeta, la siente y la canta: «Mira como despliega la noche con el vuelo, / mientras comprende el orden / de la nieve que cae / y se hace encina, / piedra, retama, / casa, hombre, río, / luz y aire, / de ventanas afuera». El poeta escucha la voz de los ríos y los manantiales, contempla los árboles y los pájaros que se posan en sus ramas y compone una sinfonía de versos precisos y sabios. Es la armonía del paisaje que germina en el poeta y hace que sus ojos vean distinto, de una manera singular, enriquecedora. Así el poeta vuelve a los orígenes, regresa a la raíz del ser para proclamar la verdad, su verdad: «En las ventanas ya es invierno. / También lo es en tus ojos, que atardecen, / y en tus manos, que tiemblan / cuando intentan reconocer el mundo. / Una ventana es todo el horizonte, / donde la vida / se deshilacha como una nube de polvo. […] Ahora que la vida es un regreso, / en el que los bolsillos pesan más / aunque estén más vacíos, / a las palabras ancestrales / y a las miradas infantiles». Así es la poesía de Francisco Onieva, como una luz permanente en lontananza.

 
Título: Las ventanas de invierno
Autor: Francisco Onieva
Edita: La Oficina

DIARIO DE ALMERÍA. 17/11/2013. José Antonio Santano                         

Los demás días. Antonio García Soler

Llama la atención este poemario, «Los demás días», de Antonio García Soler.
No es fácil hallar en los tiempos que corren estilo, precisión, solidez y sentimiento poético tan profundo y riguroso como el que expresa García Soler en estos versos. La espera ha sido larga –casi treinta años, según nos dice Francisco Domene, autor del prólogo, refiriéndose al tiempo que ha silenciado su poética García Soler. 

Empero, hay que señalar que este es precisamente uno de los rasgos que ponderan y caracterizan al poemario, me refiero a los «silencios», a esos que el poeta acude para componer sus versos, a los que le proporcionan la armonía suficiente para indagar sobre la existencia humana, su existencia, además de descubrir sus propias limitaciones y las que bullen a su alrededor. Primero interioriza para después contextualizar, aplicar sus leyes, su filosofía de la vida, la que fluye y confluye en algún lugar del cosmos. García Soler no es poeta de circunstancias, sino de esencias.
 
 Observa, medita y labora sin prisas, dejándose acariciar por la brisa marina o el aire gélido de las montañas, abriéndose paso en un frondoso bosque o abismándose desde el más elevado acantilado. Evocador unas veces y otras soñador no atiende a modas o modismos; al abrigo de sus soledades construye el solar de su poética con verdadero temple y perseverancia, mostrándonos así una poesía esencial, leve y profunda al mismo tiempo, en la que los versos son alas de mariposa o tentáculos que amordazan. Mas por encima de todo y para todo, la palabra exacta y no otra fulge sobre el albo papel, ensueña la realidad, vivifica lo amorfo y destila silenciosa belleza.
 
En su búsqueda de la verdad el poeta siente la amarga derrota o la discreta conquista, y sabe que en las cosas sencillas –tal vez por ello el uso del verso menor- se halla el camino, esa luz que guía y salva al poeta de la tortuosa oscuridad. Coincido con el también poeta y prologuista Francisco Domene cuando dice: «Los hombres como él no necesitan la luz de las hogueras, porque tienen luz interior», y así es. Por ello el poeta recurre a la memoria para evocar otros días y otros mundos; necesita del recuerdo para construir el presente, también el futuro.

Variedad temática: el amor, recuerdos de infancia, los sentimientos aprehendidos, los signos y símbolos que acompañan al poeta en su camino, en su trayecto vital. «Los demás días» son el todo y la nada, la esencialidad del poeta que observa el paso del tiempo y medita serenamente sobre la existencia, trascendida en el yo que se rebela: «La vida iba también / en broma / a ratos impares». La memoria en la raíz misma de la tierra: «Tierra / sola / con nosotros», pero nada supera a los silencios que el poeta descubre desde la más íntima y apreciada soledad. Con ellos –los silencios- abre y cierra las puertas y las ventanas; deja que entre el aire fresco de los días, desde el primero al último, hasta convertirlos en «Los demás días», que podría resumirse en el poema titulado Página 52, cuando escribe: «Como renglón en blanco, añadir solo este otro silencio».

Nos deja Antonio García Soler un libro de poemas equilibrado y sólido, hondo y sincero, esencial. Es «Los demás días» un poemario necesario por hallarse en él enteramente, en su desnudez completa, el poeta y el hombre, y viceversa.



Título: Los demás días
Autor: Antonio García Soler
Editorial: Instituto de Estudios Almerienses

El lugar de la palabra. Elisa Martín Ortega


El libro que comentamos en esta ocasión es una obra ensayística, que bajo el título de El lugar de la palabra y autoría de Elisa Martín Ortega nos propone un estudio sobre Cábala y poesía contemporánea. Novedosa propuesta de Elisa Martín, quien nos adentra en esas a través, fundamentalmente, de tres autores de la literatura universal: José Ángel Valente, Jorge Luis Borges y Juan Gelman, así como la poeta judeoespañola Clarisse Nicoïdski. Cábala y poesía en la mirada atenta de esta investigadora, con cuyo trabajo disfrutará, con toda seguridad, todo lector que se precie. Un estudio profundo y estimulante, abierto a múltiples reflexiones sobre la cábala y su incidencia en la poesía contemporánea. Ya desde la introducción se nos advierte: <<La Cábala y la poesía constituyen, en un sentido estricto, universos paralelos. No se enfrentan ni compiten en saber o en belleza porque su razón de existir y sus propios fines son distantes, diversos>>.

En cuanto al primero de los bloques estudiados, la interpretación, Borges se siente atraído por la Cábala en <<la idea de que el mundo es un simple sistema de símbolos; que el mundo entero, incluidas las estrellas, simboliza la escritura secreta de Dios>>. El camino de la interpretación queda expedito, y así queda escrito: <<En sus versos, el poeta intenta llevar a cabo un trabajo de interpretación del mundo, atendiendo a los murmullos, los sonidos y las luces, tratando de revelar su significado oculto>>. Para todo este trabajo se toma como fuente el texto más importante de la Cábala, el Sefer ha-Zohar (Libro del Esplendor), escrita en Castilla allá por el siglo XIII. Gelman dijo: <<dar con la palabra que calla lo que dice>>. La palabras esconden el misterio de lo cotidiano, y Gelman lo sabe bien, porque bucea en cada una de esas palabras que usamos diariamente con la intención de crear otras nuevas; interpreta así el mundo y nos revela otro diferente y diverso. José Ángel Valente, por su parte escribe: <<Y en el espacio de la creación no hay nada (para que algo pueda ser creado). La creación de la nada es el principio absoluto de toda creación>>. El poeta gallego <<reconoció, en una entrevista, la correspondencia entre las ideas de la Cábala de Safed y su propia poética>>. Escribe la autora de este texto que las relaciones entre Cábala y poesía son antiguas y se producen en ambas direcciones, remontándose a los orígenes de la doctrina. En otro orden de cosas la Cábala y la infancia mantienen una relación significativa. La infancia, entendida como ese espacio o territorio previo al lenguaje. <<La niñez, como silencio, es el territorio de lo inefable>>, nos indica Martín Ortega; de ahí que el poeta siempre aspire a reencontrarla, redescubrirla, motivo fundamental de la poesía de Gelman. Para Anidjar, la Cábala no es solo literatura, pero también es literatura. Podría decirse, como conclusión respecto a la interpretación que, <<según la Cábala y la tradición judía general, nos es un juego, sino una actitud fundadora, el principal motor del pensamiento>>.

Una segunda parte nos habla del exilio. Para Bloom, <<la Cábala nació, a finales del siglo XII, como respuesta al exilio y el desconsuelo. La idea del exilio está patente en la poesía de Valente: << […] Nacieron / con los ojos azules de distancia / en la nostalgia / de Separad>> Así, pues, se puede considerar que << lo que define a un judío sefardí no es la pertenencia a Separad sino la nostalgia de Separad>>. Tanto Gelman como Valente incidirán repetidamente sobre la idea del exilio. Este último llegará a decir: <<El acto creador supone un movimiento exílico, una retracción, una distancia y, en la praxis humana, una retirada de los honores y, ciertamente, del territorio impuro del poder>>. María Zambrano también nos ofrece su pensamiento sobre la figura del exiliado: <<El exiliado posee una extraña armonía, pertenece al lugar de nadire, y explora su condición intentando llevarla hasta sus últimas consecuencias: sosteniéndose sobre el hilo que lleva de la vida a la muerte>>. Deduce la autora del ensayo que <<la figura del exiliado se acerca a una concepción mística; tiene que ver con la poesía y con el misterio: refleja un deseo de adentrarse en lo desconocido, yendo más allá de sí, despojándose del propio yo>>. Gelman es un claro ejemplo: <<El exilio modificó todo en mí>>. Su poesía se sitúa al filo de la vida y la muerte en situaciones extremas. Sin embargo, Gelman arremete contra lo que él llama <<profesionales del exilio>>. Para el exiliado la lengua materna supondrá una nueva patria. Con toda probabilidad el exiliado aturdido por la pérdida de su tierra, buscará refugio en la palabra. De tal manera que <<las palabras han de estar en el límite, traspasarlo quizá; y la vez seguir siendo comprensibles. Tienen que poseer la fuerza del llanto o el grito sin perder el sentido de la lengua>>.

Otra de las cuestiones que se plantean en el texto tiene que ver con las teorías místicas del lenguaje:<<Qué es esa dimensión secreta de la lengua, sobre cuya existencia están de acuerdo desde siempre todos los místicos…? Toma importancia aquí la palabra, lo que nos hace recordar a Antonio Machado cuando dijo: <<La poesía es palabra esencial en el tiempo>>. En otro sentido, Valente, al referirse a la lengua castellana dice: <<La lengua es bella y ancha y honda. Es un gran don. Ha tenido muy ricas expresiones en lo moderno. Desde ellas, a mí me ha gustado navegar su caudaloso río, aguas arriba, hacia la lengua del siglo XVI: Juan de Valdés, Fray Luis de León, Juan de la Cruz. Esa es la matriz que nos une al español de América y al español de la diáspora sefardí. Yo tengo un sentimiento muy vivo de la unidad de la lengua, que aloja una riquísima diversidad>>. Otra concepción del lenguaje nos muestra Gelman cuando escribe: <<Mora en la sombra la palabra que te nombraría. Cuanto te nombre, serás sombra. Crepitarás en la boca que te perdió para tenerte>>. Para Borges, <<la poesía, finalmente, sería un intento de vuelta a ese lenguaje mágico; una búsqueda de los nombres secretos a través de las palabras comunes>>.

Respecto a La palabra y el cuerpo, Elisa Martín incide en <<el lenguaje como experiencia primera y última>>. Asimismo, se nos dice: <<La escritura ocupa, al igual que la voz, un lugar trascendental en el pensamiento cabalístico>>. Se dirá, refiriéndose a la poesía de Clarisse Nicoïdski <<que está atravesada por la experiencia del cuerpo que se abre como revelación, y ofrece sus pliegues y escondrijos para cobijar las palabras (Lus ojus, las manus, la boca, constituyen un motivo de predilección en su obra)>>.

El resultado final es, pues, tan variado como doctrinas y textos han sido, desde los cabalísticos hasta las obras de Gelman, Valente, Borges y Nicoïdski; así se insiste <<en la idea compartida de que tanto las palabras como el mundo son universos interpretables>>. Sin embargo, será la experiencia de la muerte la que nos muestre a cada poeta en su esencia. En Gelman, cuando dice: <<muertos que habla y que me hablan […] como palabras / como sombras apalabrándose a la muerte>>; en Valente cuando escribe: <<Ni la palabra ni el silencio. Nada pudo servirme para que tú vivieras>> y en Borges: <<Solo el que ha muerto es nuestro, solo es nuestro lo que perdimos […] No hay otros paraísos que los paraísos perdidos>>.

El lugar de la palabra es, sin duda alguna, un ensayo extraordinario, una oportunidad que nos ofrece su autora, Elisa Martín Ortega, para adentrarnos en el mundo de la Cábala y la poesía contemporánea, para profundizar en el verdadero valor de las palabras.

 

Título: El lugar de la palabra

Autor: Elisa Martín Ortega

Ediciones Cálamo (Palencia, 2013)

19 euros



Elisa Martín ortega (Valladolid, 1980) es investigadora, poeta y traductora. Ha trabajado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en un proyecto dedicado al estudio de la lengua, la literatura y la cultura de los judíos sefardíes. Es autora de los poemarios Corazón huido (Birmingham, 2003) y Ensueño (Visor, 2009). Ha traducido y comentado el Cantar de los cantares. Colabora habitualmente en el diario El Norte de Castilla.
                

Los judíos de España. Salón de lectura

A veces ocurre que un libro es capaz de hacerte levitar por el espacio de un tiempo pretérito y desconocido, y admirar con pasión cada uno de los descubrimientos existentes en sus páginas sin que nada ni nadie te importe, sólo el bosque de su tinta estampada en el papel que la acoge y abriga.

JOSÉ AMADOR DE LOS RÍOS
Es la imaginación –recreación- lo que fundamenta la mudanza de un lado a otro del conocimiento o la erudición; basta la voluntad y el deseo de bucear en el pasado de la historia –nuestra historia- para sentir ese escalofrío que nos contagia la lectura en sí misma. Y algo de esto sucede cuando tienes entre tus manos la reciente edición de un clásico de la historia de España, tal es, Los judíos de España. Estudios históricos, políticos y literarios, del polígrafo baenense José Amador de los Ríos (Baena, 1816*-Sevilla, 1878). Precede al texto de Amador, un extraordinario estudio preliminar de Nitai Shinan (Jerusalén, 1971), doctor en historia judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, miembro de la Sociedad de Estudios Sefardíes y de la Asociación Israelí de Historia, así como premio Samuel Toledano 2012 por su libro en hebreo Víctimas o verdugos: los judíos en la historiografía española durante los años 1759-1898.
http://www.elalmeria.es/article/ocio/1617408/los/judios/y/la/creacion/literaria.html
SALÓN DE LECTURA.- DIARIO DE ALMERÍA. Domingo 6 de Octubre de 2013

Tres aspectos cabría destacar de esta obra. Por una parte, y como se ha dicho anteriormente, el extraordinario estudio preliminar de Shinan, en el cual hallaremos lo que a su juicio son las claves de este libro, Los judíos de España, perteneciente a la colección Grandes Obras, que con tanto acierto reedita Urgoiti Editores. Con el título genérico Ingratitud y fanatismo; razón de Estado y deber cultural. José Amador de los Ríos y la elaboración del discurso moderado sobre el pasado judío de España,Nitai Shinan desgrana los Estudios de Amador de los Ríos, publicados allá por el año 1848, y que servirían como base de toda la historiografía posterior. Divide este trabajo Shinan en seis grandes bloques: Antecedentes: La Ilustración y la historia de los judíos; De verdugos y víctimas. El primer liberalismo y la reevaluación de la historia de los judíos en España; José Amador de los Ríos, vida y obra; Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España: Motivaciones, ausencias y contenidos; La recepción de la obra y, por último, Los Estudios y la Historia: ¿continuación o cambio? La importancia de los Estudiosde Amador de los Ríos estriba en que fue <<el primer intento de transmitir a la España liberal de mediados del siglo XIX (…) una historia de su ignorada o despreciada minoría medieval, historia que confrontó a veces los fantasmas de su pasado, pero sin romper completamente con sus tradiciones y puntos de vista, algunos de los cuales estaban todavía vigentes en pleno siglo XIX>>.



Destaca de Amador que <<nunca fue un hombre político, prefiriendo por lo general dedicarse a sus tareas de enseñanza e investigación>>. En el aspecto crítico Shinan se refiere al título del libro de Amador como <<poco preciso>>, pues <<su primer ensayo político es una descripción detallada de su historia (de los judíos) en Castilla, no en la totalidad de España, pues se silencia su papel tanto los reinos periféricos como en la España árabe. Una excepción notable correspondería al relato de la disputa de Tolosa. Respecto al segundo ensayo de Amador sobre los <<Escritores rabínico-españoles>>, Nitai Shinan mantiene la crítica por entender que existe una preponderancia castellana a partir del s. XIII, siendo los anteriores mencionados eruditos de la España árabe. Para el apartado referente a los <<Escritores judíos posteriores a la expulsión de España>>,Shinan considera que Amador <<queda lejos de abarcar toda la literatura de los exiliados y sus descendientes>>,analizando así las creaciones literarias de los conversos y de los judíos españoles y portugueses residentes en las grandes comunidades sefardíes de Europa occidental, siglos XVI al XVIII. Lamenta Nitai Shinan que Amador profundizara poco en figuras del judaísmo español como Rabbi Asher ben Yehial o RabbiSelemoh ben Abraham ben Adereth, si bien merece su atención Maimónides, al que dedica cuatro páginas. No obstante, hay que decir que el conocimiento del hebreo por parte de Amador de los Ríos era muy escaso, consecuencia de los frecuentes errores gramaticales contenidos en la obra.



Otras muchas cuestiones se plantean en el estudio preliminar de Shinan y que debido a la limitación de espacio no podemos señalar aquí. Sin embargo, podemos afirmar que el doctor Nitai Shinan no deja ninguno de los aspectos a resaltar de la obra de Amador de los Ríos, incluido el que dedica a la continuación de los Estudios en otro de título Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal, recogida en tres volúmenes, y en que se atisban algunos cambios de opinión respecto al primero, al entender Amador que <<los Reyes Católicos deberían haber elevado la propuesta –de expulsión de los judíos- a las Cortes de Castilla y Aragón, que representaban a la nación, para darle autoridad y prestigio que por su magnitud demandaba>>. El segundo aspecto significativo de los Estudios de Amador, es la obra en sí en su edición de 1848, publicada en Madrid, en la Imprenta de D. Manuel Díaz y Comp., única disponible. Para esta edición se han seguido los criterios filológicos actuales, se han corregido numeroso términos en lengua hebrea (dado el desconocimiento del hebreo de Amador) y se ha incorporado un índice onomástico, cuestión que nos lleva al tercer y último aspecto a destacar: la edición en sí misma, al cuidado con el que los editores han tratado esta importante obra del autor baenense. En este sentido no cabe sino felicitar a Urgoiti Editores por el trabajo realizado, que viene a confirmar que hay quienes, como ellos, tienen claro cuál ha de ser el objeto y objetivo principal de la labor editorial. Como colofón a esta magnífica obra, es de justicia mencionar al judío converso y autor de uno de los cancioneros más importantes para la historia literaria española y universal, nos referimos a Juan Alfonso de Baena, paisano de Amador de los Ríos y a quien éste dedica en sus Estudios el capítulo X. Del propio Juan Alfonso de Baena recogemos su definición de la poesía y de las cualidades que debe tener quien la cultive: <<El arte de la poetría e gaya ciencia es una escriptura e composición muy sotil e bien graciosa. E es dulce muy agradable a todos los oponientes e respondientes Della e componedores e oyentes […] E finalmente que sea noble, fidcalgo e cortés e mesurado e gentil e gracioso e polido e donoso e que tenga miel e azúcar e sal e aire e donaire en su razonar>>.



Esta nueva edición de Los judíos de España. Estudios históricos, políticos y literarios, de José Amador de los Ríos, al cuidado de Urgoiti Editores, con estudio preliminar de Nitai Shinan no es un libro más, sino una gran obra que resalta <<la importancia de conocer la historia de los judíos para comprender la historia de España y de su creación literaria>>. Seguro de que este libro no dejará indiferente a quien decida abordar su lectura, es ineludible su recomendación más fervorosa, pues solo podemos avanzar hacia el futuro si conocemos bien nuestro pasado.
(*) Jesús L. Serrano Reyes. Sobre fechas y nombres: Aportaciones para la biografía de José Amador de los Ríos. Revista Itvci, número 4. Baena (Córdoba), 2014. 
SALÓN DE LECTURA___________José Antonio Santano

LOS JUDÍOS DE ESPAÑA

Título: Los judíos de España
Estudios históricos, políticos y literarios.
Autor: José Amador de los Ríos
Estudio preliminar: Nitai Shinan
Urgoiti Editores. Pamplona, 2013
págs: CLXVIII + 472 40 euros

Extraño huésped. Agustín Roble Santos

 
¡Gabriel!, ¡Gabriel! –grita emocionada mi anciana madre. Su voz resalta entre la multitud congregada en el pequeño embarcadero de Caleiro, muy cerca del poblado de Vilanova de Arousa.
Así comienza “Extraño huésped”, primera obra narrativa de Agustín Roble Santos.
 
Con esta novela Roble Santos nos presenta la historia de Cuba desde finales del siglo XIX y todo el XX, un siglo de avatares vividos por los múltiples personajes que afloran en las páginas de esta narración, en la que el autor expone “su visión de un mundo social “aparentemente iluminado” y servirlo en esa mesa heterogénea y controvertida que es “la mirada del lector”, como dice Ofelia Bravo en el prólogo. Gabriel Verdecia partirá en 1898 hasta la isla de Cuba para morir, como tantos otros soldados españoles, allí quedará para siempre su cuerpo (..Recibo un impacto de bala que atraviesa mi pierna derecha y sangro a borbotones. Me arrastro, se hace imposible mantenerme en pie […] Otra bala atraviesa mi cuello. Me desplomo y siento que ruedo lentamente por un abismo infinito) y su espíritu (..ya no siento el tronar de los cañones. Oigo una música maravillosa. Mi cuerpo ya no pesa). Este es el principio de una transformación, la que sufre el propio Verdecia y la narración; del primero porque se convierte en ese “espíritu” que vagará de un lado a otro para contarnos la historia de Cuba a través de sus gentes (Contaré cosas que parecerán absurdas para muchos y aquellas que si alguien desde la otra vida las contara podría ponerse en situaciones muy comprometidas, incluso con riesgos para su libertad y su propia existencia); de la segunda, porque cambiará el registro del discurso narrativo de primera persona a tercera. El “espíritu” de Verdecia estará presente en todos y cada uno de los personajes que fluyen por esta narración, pero también para contar así su propia vida: Trataré por todos los medios de no ser un extraño huésped. Comienza de esta manera mi verdadera vida; por lo que estaré muy atento a contarla sin perder ni un solo detalle.




“Extraño huésped” es una novela extensa (casi 500 páginas), pero no por ello excesiva o gravosa, difícil de leer, todo lo contrario, y donde la fantasía, a veces con tonos surrealistas planea por sus páginas. Agustín Roble ha sabido, como buen alquimista, combinar lenguajes, de tal manera que la lectura de la novela es ágil, con alguna interrupción propia de la utilización de vocablos autóctonos (acertadamente recogidos en un glosario al final del libro), pero que apenas si resta tiempo al lector ni lo distrae o desorienta del hilo argumental de la novela. En cuanto a su estructura narrativa diremos que es de tipo lineal, en el sentido de que existe un desarrollo sucesivo de los hechos, en este caso cronológicos; también son importantes elementos tales como el diálogo y, en oposición a éste, la narración y la descripción, que su autor alterna con habilidad. No obstante, y con independencia de la crudeza de algunas situaciones, de la realidad dramática que viven los personajes en algunos casos, Agustín Roble, maneja con ingenio el humor y la ironía, dos recursos que complementan el discurso narrativo. En otros casos, la preponderante fantasía en algunos pasajes pudiera llevarnos a pensar que nos encontramos ante el legado de un cierto realismo mágico (…cuentan los antiguos que por estos lares, en un monte conocido como Cayo de Yaya, suele salir de improviso, desde la espesura del bosque, una pequeña y misteriosa criatura de color negro, semejante a un chichiricú, cubierto de pelos, con ojos relampagueantes, alargados dientes, orejas puntiagudas, desprovisto de cola, con los dedos de sus pies en dirección contraria a lo que es normal; atrae a los mortales hasta internarlos en lo profundo del bosque, haciéndoles vagar durante días, desorientados y desfallecientes).

Por otra parte los temas que aborda Agustín Roble en esta novela son de tipo político -la narración obedece a un antes y un después de la revolución cubana-, es decir, desde el desembarco de los revolucionarios –entre ellos el Che Guevara- y su acogimiento por parte de Armando, “El Pastor”, hasta la victoria revolucionaria y el liderazgo de Fidel Castro, pasando por el enigmático episodio de Camagüey, en el que interviene Cienfuegos (Jamás se supo nada sobre el paradero de este hombre ni de sus acompañantes, tampoco del aparato). De igual manera nos descubre esta novela la sociedad cubana, cuestiones de tipo social referidas al “modus vivendi” de la población (diferencias, racismo, racionamiento de alimentos, carencia de industrias, condiciones laborales de los cortadores de caña, vivienda, homosexualidad, balseros, etc, etc., frente a los abusos del poder. Acompañan a las anteriores la religión (Una vez más el Gobierno gana la partida. Su objetivo es descabezas las religiones que le resultan incómodas…); el sexo ocupa un lugar significativo a lo largo de la narración y que nos recuerda la presencia continuada del sexo en la novela cubana contemporánea (El encuentro es apasionado rico en toqueteos, succiones y poses alucinantes. […] Las horas pasan y los amantes disfrutan olvidados de todo cuanto ocurre a su alrededor); y, por último, lo esotérico, la santería, la magia negra y la correspondiente aplicación de extraños exorcismos como el que El Brujo aplica a una muchacha de nombre Grisel (El encorvado anciano no cesa en prodigar abundantes succiones y copiosos lamidos por las enrojecidas partes íntimas de la hechizada, quien se retuerce acompasadamente; sin que se sepa a ciencia cierta si estas contorsiones se deben al influjo de los demonios o al eficaz desempeño oral del vetusto patriarca).

“Extraño huésped” es, pues, una novela con ricos y variados registros y matices que su autor, Agustín Roble, ha sabido crear para deleite del lector, pero es también, y como dice su prologuista, “paradigma de una verdad social que jamás podrá marginarse”.


Título: Extraño huésped
Autor: Agustín Roble Santos
Editorial: Alhulia, 2013 20 €


AGUSTÍN ROBLE SANTOS
(Cuba, 1959)

Es ingeniero agrónomo y doctor por la Universidad de Almería. “Extraño huésped” es su primera novela.

Libre de la tormenta. JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ

Toma el título este libro de Javier Sánchez Menéndez del Soneto VII de Garcilaso de la Vega, segundo cuarteto:


 


Javier Sánchez Menéndez . Libre de la tormenta
Tu templo y tus paredes he vestido

de mis mojadas ropas, y adornado,

como acontece a quien ha ya escapado

libre de la tormenta en que se vido.



¿Escribe, pues, Sánchez Menéndez desde el convencimiento de sentirse liberado, y ajeno, por distante, de la mediocridad que gobierna los actos del hombre en la actualidad, en un mundo cada vez más cerrado en sí mismo, para mostrarnos así, su universo, su único objetivo, cual es la asunción de la palabra poética como motor de cambio, de transformación? Que cada cual, después de la lectura, obtenga sus propias conclusiones. No cabe duda que, ya desde el título, su autor nos invita a adentrarnos en el mundo que él percibe, a conocer su particular concepción de la poesía, aunque en el proemio del libro nos lo confiesa:La poesía por encima de dios, del amor y de la propia vida, una forma de búsqueda de la pureza y de la esencia que llevan al único camino”.



Esta y no otra va a ser la tónica general de Libre de la tormenta, y en ella incidiremos en este comentario. Los textos que contiene Libre de la tormenta, y por lo tanto, los poemas (en prosa), vienen precedidos por un número, pero no ordenado o correlativo, produciendo así un caos, una anarquía numeral que viene a reproducir su creencia de que el el orden de la vida es impropio del orden de la creación. El caos nos organiza”.



El autor, así, tiene la necesidad de ser libre, de no atender a tópicos o imposiciones de ningún tipo, incluido la ordenación de sus textos en el libro. En su búsqueda por la esencia poética halla el matiz como elemento conformador de la verdadera autenticidad de la poesía (“Por más que existe la poesía acreditada y tenga acercamiento, si no es auténtica, es injusta e inútil). En Libre de la tormenta hallamos al Javier Sánchez Menéndez lector inagotable, pero también al poeta, al escritor, de ahí esa afirmación suya “Prefiero la lectura a la escritura” (pág. 96).



Para Sánchez Menéndez la palabra es la vida, y con ella, en extraordinaria comunión asciende hasta fundirse en una única voz: la literatura. Y por ello, nos dice en este libro: “De vez en cuando pienso que hay que pasar de tanta miseria que rodea la literatura. Pero no es que la literatura sea mezquina, son los autores los que la hacen así” (pág. 29).Como se puede apreciar su interés por el hecho literario es una constante en este libro, como lo es su preocupación por la crítica literaria, ese oscuro bosque donde habitan semidioses que escriben sobre lo ajeno, despreciando o alabando, según sea más o menos conocido el autor o la editorial: “En España no existe la crítica literaria. En primer lugar no es literaria y en segundo no es crítica”. Y ésta búsqueda o viaje Javier Sánchez nos habla también de sus gustos literarios, de sus lecturas, y lo hace desde la experiencia y la libertad en suma: “Sí, debo reconocerlo, prefiero a Platón antes que a Francisco Brines por ejemplo”, y muestra su admiración en unos casos, como el de Nicanor Parra: “El poema que leí anoche era de Nicanor Parra. Se titula “Cartas del poeta que duerme en una silla:



Me da sueño leer mis poesías

y sin embargo fueron escritas con sangre



(pág. 47), o en otros, su discrepancia, su crítica más atroz, como es el caso los Nocilla: “No existe la poesía en ellos. Nunca existió. Ni cuando eran cosmo o nocillas” (pág. 102).Pero por encima de todo, Sánchez Menéndez es poeta y la poesía el centro de la vida, su vida. Solo en ella (la poesía) se reconoce, y en ella vive, por y para siempre, hasta le extenuación: “El poeta nunca pela los versos, se los come a bocados si no los ve claros” (pág. 144). La vida sin poesía no existe, todo sin ella sería abismo, desvalimiento. La poesía como ente supremo, como dios al que adorar, aún a pesar de decir que “Escribir poesía es un juego de alto riesgo, un juego peligroso […] La poesía es el arte al que no debo jugar pero que no puedo dejar. Nada es lo que parece ser” (pág. 135), y tal vez no le falte la razón, por cuanto la poesía remueve las conciencias. Sánchez Menéndez no deja de indagar, de bucear en los fondos marinos de la memoria y el alma: “Busco en la poesía lo que roba la vida mientras sueño” (pág. 128). Para Javier Sánchez Menéndez la poesía es la vida y sus silencios.



Por ello nos dice: El poeta, el verdadero poeta está solo. Siempre. Busca la soledad, el silencio, la grandeza del espíritu” (pág. 96), para a continuación aseverar que: “Sin silencio no hay poesía”. No ya duda que Sánchez Menéndez, con Libre de la tormenta (tercera entrega de su proyecto Fábula, que contendrá 10 libros), nos lega un buen texto, tanto en el fondo como en la forma, estética y ética al unísono. En este libro hallamos al lector impenitente, al poeta, desnudo, sincero y crítico a la vez, contagiado hasta la médula de la poesía como rectora de vida, o lo que es lo mismo, de la palabra: ”Por encima de dios están los versos, pero muy por encima la palabra” (pág. 95).

Título: Libre de la tormenta    
Autor: Javier Sánchez Menéndez
Editorial: Isla de Siltolá, 2013               10 €


JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ
(Puerto Real, Cádiz, 1964)

 Es autor de los poemarios Motivos (1983), El violín mojado(1991), Introducción y detalles (1991), Última cordura(1993), La muerte oculta (1996), Una aproximación al desconcierto (2011), que aparecía tras quince años de silencio poético, Una aproximación al desconcierto (v.2.0) (2011) y de la plaquette Cartoons (2011). Una selección de su obra se reúne en Faltan palabras en el diccionario (Poemas escogidos 1983-2011) (2011). Es autor de varios ensayos y antologías. Sus poemas han sido traducidos al inglés y al italiano.

         Fábulaes su proyecto más ambicioso, un conjunto de diez libros sobre la grandeza de la poesía en la vida, de los que ha visto la luz La vida alrededor (2010) y Teoría de las inclinaciones (2012). Libre de tormenta es el tercer libro de Fábula.

Cisne esdrújulo o la poesía esencial de ANTONIO ENRIQUE

 

Confieso mi devota admiración por la poesía andaluza en general, y en particular por la que escriben algunos poetas, como es el caso del granadino Antonio Enrique.

Recientemente ha aparecido su poemario Cisne esdrújulo, editado por la Diputación de Granada, en su colección Genil de Literatura, que dirige el también poeta Antonio Carvajal. Los textos se ornamentan con unas excelentes ilustraciones del artista Miguel Rodríguez-Acosta, y están dedicados a la que fuera primera bailarina del London Festival Ballet, Trinidad Sevillano, en la actualidad apartada de los escenarios. Es la danza el eje sobre el cual gira este poemario. Cuarenta y un poemas y una coda constituyen el cuerpo de Cisne esdrújulo.

El poeta Antonio Enrique, a modo de proemio, nos invita a la lectura del libro con una cita de Li Tai Po: <>. Y eso es exactamente lo que ocurre cuando nos iniciamos en su lectura, que el vuelo nos eleva, en un solo batir de alas, a la cima de la POESÍA, con mayúscula: descriptiva y lírica a la vez, centrada argumentalmente en la danza, en ese << ser que enarca / el torso, / mientras gira los brazos>> y sobrevive a las tormentas desde el principio de los días. En ese ser que <>, y de la cual el poeta nos presenta como si se tratara de una oración, concluyente en el último verso de este primer poema.

El poeta ya no es él, sino otredad, ella, la belleza en sí misma, la danza, el arte que prodiga en su ejecución la bailarina (Te siento como si acabaran / de clavarme lanzas. / Es tu danza mi agonía […] Tú, por quien yo soy.), es la plástica del movimiento de los brazos y las piernas (Ahí / sus brazos / como Ícaro intentando volar. / Volar y volar / por un universo / donde fulguran planetas / bajo los pies.[…] De blanca, no sabe si desnuda / o envuelta en su tisú, / abre los brazos, / yergue la cabeza, alza la barbilla, / hace puntas con los pies.), la tensión del equilibrio (Nada la sostiene, cerrados / los párpados, / suspendida en el aire. / Nada como esas manos / que también bailan, se detienen / y al fin vuelan. […] El ritmo, los pies, / las manos la cadencia), el éxtasis (La vida es su pálpito / y el mundo el eje / de sus pies. / Vuelve a ser aire, con esos espamos. / Tierra, si cierra los ojos. / Agua inmóvil. / Fuego.[…] Eternidad, Trinidad. / Blanca claridad del ópalo. / Su fragilidad. / Cisne esdrújulo.) Todo en este poemario es latido intenso, y por ello el poeta describe, narra la historia de una bailarina (Yo conocí una vez a una bailarina / suave como la luz de noviembre, / gentil como una canción en medio del yerbazal.), convirtiéndose así en su cronista, en su espejo; su pasado (En una ciudad cualquiera. / Centroeuropa. / El teatro. / Frío. […] Baila, la bailarina baila / al son de una música de cisnes) y su presente, que es también el suyo, y vuelan asidos de las manos hasta alcanzar las nubes o la luna, amándose hasta la locura (Todo está en ese cuerpo al que me arrastra / el maremoto, todo me lleva a ti / y me aniquila.), alejándose así de la mediocridad de este mundo, (Y tú has llegado al infierno / para rescatar lo que de amor quedaba / en las garras de la codicia). Pero en esa búsqueda constante de la belleza, el poeta halla también el dolor de la soledad del otro, que se clava como un cuchillo (Siente frío y está sola, / camino de un hospital cualquiera: / sala de los desposeídos y quebrantados, / los sin nadie, los sin nombre.).

A pesar de todo es la magia del amor, ese encuentro de cuerpo y alma, la única verdad trascendida. El poeta siente el amor en el amor de todos los caballeros que la amaron (Las flores allí, / siempre al final de la sesión.) y ama desesperadamente (¿Por qué te siento tanto? Tengo tu voz como una espina / en la yema de la sangre.[…] Tú eres el verso infinito […] Y ella es el fulgor / de las torres y las cúpulas.). El poeta no puede sino confesarse, y se desnuda ante el lector con unos versos que bien podrían resumir esta historia: <>. Sin duda alguna Cisne esdrújulo no es un poemario cualquiera, sino el hallazgo de la esencialidad de la expresión poética; un poemario hondo y sentido, pura emoción. En él, el poeta llega a comprender <>, y por qué <>; es el dolor contrapuesto al placer de los grandes, expresado en la coda que cierra el poemario (El maestro de danza da / con el bastón / en las piernas de las bailarinas. […] Hay que complacer a los grandes / de este mundo, los ricos, los poderosos, / la realeza más infame.). He aquí, en toda su pureza, al humanista y al poeta Antonio Enrique, para quien <>.

 
  ANTONIO ENRIQUE (Granada, 1953) El presente hace el número diecinueve de sus libros de poesía, entre los que destacan El galeón atormentado, La Quibla, Beth Haim o el Reloj del infierno. En 1986 apareció su novela Armónica Montaña, a la que siguieron siete más, siento la última Rey Tiniebla (2012). Crítico en ejercicio, y académico de las Buenas Letras de Granada, es autor de los libros de ensayo Tratado de la Alambra hermética, Canon Heterodoxo y Erótica celestre, entre otros.

Antonio Enrique. Editorial Diputación de Granada 2013.
Col. Genil de Literatura. 10 euros

Cuerpo lento del tiempo. Salón de lectura.

SALÓN DE LECTURA.- Diario de Almería. Hoy
Antonio Carvajal : "Cuerpo lento del tiempo"







Antonio Carvajal, (Albolote, 1943)
Con el título que encabeza esta reseña damos a conocer, gracias a la gentileza de Librería Nobel, el trabajo realizado por Concepción Argente del Castillo Ocaña que ha sido la artífice de esta selección de poemas e introducción a la poesía del último Premio Nacional, Antonio Carvajal, por su libro Un girasol flotante, que hay que decir, en honor a la verdad, que antes de ser galardonada con el Nacional de Poesía, fue Premio Andalucía de la Crítica 2012, lo que viene a corroborar el acierto y la excelencia del jurado de poesía andaluz.

No cabe duda que, en el panorama de la poesía española contemporánea Antonio Carvajal es un nombre a destacar. Son muchos los críticos literarios (Pedro J. de la Peña, Sanz Villanueva, García Martín, Fernando Ortiz, José Manuel Ruiz, Morales Lomas, Antonio Chicharro que se han acercado a su obra (ahora lo hace la profesora Concepción Argente) y que todos han subrayado aspectos diferentes, incluso se ha intentado enmarcar a Carvajal en alguna corriente o movimiento poético (novísimos). No obstante, lo relevante es su obra en sí después de una sólida trayectoria como poeta.

Antes de la presente antología a cargo de la profesora Concepción Argente, otras fueron publicadas: El corazón y el lúgano, Una perdida estrella y El condestable del cielo, todas ellas autoría del profesor Antonio Chicharro y que pretenden mostrar la obra del poeta granadino a partir de una selección de poemas. Este es también el caso de Concepción Argente, que nos invita en la "búsqueda del sentido y el símbolo" en la poesía de Carvajal, para lo cual selecciona ciento cincuenta y tres poemas de los diecinueve libros que el mismo autor le proporciona. Nos acerca al poeta y al profesor con unas pinceladas biobibliográficas, para seguidamente adentrarse en esa "búsqueda del sentido" mostrada a través de una cita del ilustre filósofo Emilio Lledó: 'Alma, olvido, silencio, memoria, mirada, armonizan el gozo de los poemas y su verdad. Es posible que el imperio de la auténtica poesía se entreteja en el juego de esos términos […] Conmover un aterido corazón, levantar esperanzas, es una manera esencial de vivir'.

Justifica el título de la antología: Cuerpo lento del tiempo (verso contenido en el poema Primer acorde, perteneciente a uno de los libros esenciales del poeta: Testimonio de invierno), y lo toma como guía de su lectura en la búsqueda de ese sentido y símbolo de la poesía de Carvajal. "El cuerpo -nos dice la profesora Concepción Argente- es uno de los símbolos que funcionan como eje del sistema de Ariadna para conducirnos a través del laberinto de su obra […] El cuerpo es el cauce a través del cual el poeta se percibe como sujeto en relación con lo otro y los otros, que son lo percibido por los sentidos". Básicamente, esta simbología se halla en el poemario Alma región luciente. Pero también nos muestra Argente otras variantes respecto al cuerpo, tales son la filiación -raíces del cuerpo- en dos planos (privada y social): poemas a sus progenitores; la amistad, y, por último, el amor.

La profesora Argente concluye su análisis o estudio de la poesía del granadino Carvajal con algunas observaciones coincidentes con la crítica y que se han venido reivindicando: 'la perfección técnica, tradicional y experimental, la construcción de textos intertextuales, la variedad de registros, son instrumentos demandados desde la lógica poética que es la que gobierna su producción. Para Carvajal la vida y la poesía van juntas, crear belleza no es crear objetos vacíos, es crear espejos de verdad…'.

Es este, pues, un acertado trabajo de la profesora Concepción Argente que nos invita a la lectura de esta antología, conformada por una también acertada selección de poemas de temática variada, pero donde el 'cuerpo', como símbolo, es el hilo conductor que nos revela la indiscutible maestría poética de Antonio Carvajal, descubriéndonos así no solo al poeta sino también al humanista que vive y siente y se reconoce en el otro, y desea ser compartiendo (No saben. No conocen / el corazón del hombre, / pero cómo condenan / la verdad, la alegría y la belleza), y por ello no olvida a los amigos, a los otros poetas. Carvajal es un poeta puro, perfeccionista, innovador desde la más culta tradición lírica española, donde forma y fondo se funden en un mismo ser, en un mismo cuerpo, que no es sino la poesía en sí, la única verdad posible: 'Porque antes que poeta, y antes que profesor / de vanidades, soy un varón de dolor, / un triste peregrino que busca su alegría. / Tal vez cordial o vano, tal vez il miglior fabro; / pero pocos entienden que en mis palabras labro / esa fosa con flores que llamamos poesía'.

antonio carvajal

(Albolote, 1943). Su primer libro de poemas publicado, Tigres en el jardín (1968), supuso la irrupción en la escena literaria de un nuevo escritor que pronto sería considerado como un clásico. A este libro siguieron otros: Serenata y navaja (1973), Casi una fantasía (1975), Del viento en los jazmines (1984), De un capricho celeste (1988), Testimonio de invierno (1990), Miradas sobre el agua (1993), Alma región luciente (1997) y Un girasol flotante (2011), galardonado en el año 2012, primero con el Premio de la Crítica de Andalucía y luego con el Premio Nacional de Poesía).

Ántonio Carvajal. Selección de poemas e introducción Concepción Argente del Castillo Ocaña. Editorial Point de Lunettes. 352 pags. 18 euros.

En el año 2010, junto a Juan Carlos Friebe y Francisco Acuyo, Editorial Alea Blanca
ISBN 978-84-92710-19-5, Depósito Legal GR: 2146-2010, portada de Ángel Lupiañez, publicaron una pequeña antología con el título "Poetas en Abril"

Las frutas de la luna. Salón de lectura.

Ángel Olgoso, (Cúllar Vega, 1961) Es autor de varios libros de relatos, entre los que destacan Los demonios del lugar (2007) y Astrolabio (2007).           

Desde el mismo título ya se adivina el dominio de la metáfora, la condición de fabulador neto de  Ángel Olgoso, el autor de los relatos contenidos en este libro.

 Publicado en la columna Salón de Lectura de Diario de Almería 28/07/2013.

La tumba del arco iris. ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA



Reseña del poemario 
 "La tumba del arco iris",

publicada hoy en el

Diario de Almería.

 El poeta cordobés
 Alejandro López Andrada
 es su autor. Libro muy recomendable en su nueva edición al cuidado del editor Máximo Higuera (Trifaldi).


 
 
 
No es habitual, en este tiempo de culto a la inmoralidad de todo tipo,  incluido el aspecto literario, hallar en el camino honestidad, decencia y esencia poética. No son estos conceptos que nazcan al albur, no. Esto se aprende desde la cuna, en los orígenes de la vida. Tomo prestadas las sabias palabras del poeta Antonio Enrique para reafirmarme en lo dicho:

"Un poeta es quien interpreta en la Naturaleza los signos del porvenir... El poeta lee en la Naturaleza y nos lo trasmite en tanto que nosotros, los seres humanos, formamos parte integral de ella."

El trapero del tiempo. GARCÍA MALDONADO



El trapero del tiempo

Esta ambiciosa y compleja novela recorre casi por completo el siglo XX 


Con una acertada cita de William Faulkner acerca de la muerte, García Maldonado, autor de la novela El trapero del tiempo nos invita a su lectura. En primer lugar hay que decir que es su primera novela, y acto seguido que, para ser su primera experiencia como narrador, es justo indicar que este joven autor cuenta con adecuadas capacidades, teniendo en cuenta que este género literario reviste una considerable complejidad. En este sentido cabe destacar su estructura que, compuesta por treinta y tres capítulos y un epílogo, desarrolla una trama que narra, básicamente, la historia de tres de los personajes protagonistas: Gregorio Adames y Alberto Kummer.

Es esta una novela ambiciosa que recorre casi el siglo XX, de ahí su complejidad. García Maldonado emprende la difícil tarea de contar en una novela toda una serie de avatares y hechos históricos que se suceden en ese convulso siglo: desde la Guerra Civil española, la consiguiente dictadura de Franco, el nazismo y el deterioro del comunismo en Francia con la llegada del socialista Miterrand, y, entrecruzadas historias de masones y de corrupción urbanística. Estos son los ingredientes con los que García Maldonado adereza la narración de El trapero del tiempo. Pero tal vez lo más importante que hallamos en esta narración es la construcción de una trama y cómo los personajes se desenvuelven en la misma, para lo que, previo análisis de estos personajes, nos presenta la historia de cada uno de ellos, con el acierto de cruzarlas en el desarrollo de la misma. Una sólida historia y unos sólidos personajes hacen de El trapero del tiempo una novela -primera novela de Rafael García Maldonado) recomendable, de fácil lectura, que nos aporta, con esa mezcla de ficción y realidad, más conocimiento sobre las conductas humanas, y, sobre todo, razones para mantener viva la llama de la literatura.

El principal protagonista de la novela, Gregorio Adames nos descubrirá la ciencia de la Malacología, y algo más, el significado de la amistad, concretada en Antoine Dupont, y conseguiremos descubrir su secreto, su verdadera identidad, que no descubro por razones evidentes. Alberto Kummer es el otro joven sobre el que cae el peso de esa intrahistoria colmada de asesinatos, violaciones y corrupción, que representó el nazismo alemán, y con él esa odiosa y temida organización denominada Gestapo. Entre uno y otro protagonistas se entrecruzarán otras historias: las del médico José Quiles y su hijo Roberto, las del ministro Gascón y otros prebostes de la dictadura franquista, las del socialista Antoine Dupont, todas ellas contadas a través de fenómenos anacrónicos de analepsis (salto hacia atrás discursivo) y prolepsis (hacia adelante), que no interfieren en la comprensión de la narración. Otro de los recursos utilizados y bien construidos son los frecuentes diálogos, pero también hallamos en la novela algunos defectos, tales como sucesivas repeticiones de expresiones tópicas o solecismos (silencio sepulcral), gramaticales como la falta de comas, reiteradas ausencias de tildes acentuales o la abusiva frecuencia de errores tipográficos en la edición del texto que distraen al lector en muchas ocasiones. No hay duda que para ser una primera novela son más los aciertos que nos errores, porque la construcción de la misma y su posterior desarrollo narrativo (en tercera persona) auguran la presencia de un futuro e interesante novelista en la persona de Rafael García Maldonado.

García Maldonado ha sabido conjuntar en El trapero del tiempo trama, personajes, intriga y desenlace (a manera de epílogo) con una historia creíble y bien estructurada, donde convergen a la vez otras vidas con sus propias historias. En definitiva, una novela para leer sin prisas, emotiva. Quedamos, pues, emplazados para una próxima entrega de este joven escritor gaditano.


Rafael García Maldonado (1981) es farmacéutico comunitario en el pueblo donde nació, Coín. Allí reparte el tiempo, como su admirado Gregorio Marañón, entre la ciencia y la literatura. Ha colaborado con diversos medios, como los diarios SUR y La Opinión de Málaga. El trapero del tiempo es su primera novela.

Rafael García Maldonado. Editorial Almuzara, 2013