La paciencia de Sísifo. Jesús Aparicio

LA PACIENCIA DE SÍSIFO. 

Salón de lectura por José Antonio Santano.

Las primeras palabras del poeta destilan ese rumor de amorosa entrega. Pretende así el poeta iniciar un viaje hacia el espacio infinito, vivir su soledad sintiéndose acompañado, esa, tal vez sea la razón por la cual Puri vive en la palabra escrita:

«A ti / estas manos se ofrecen
 / a abrir ese camino
 / que señalan tus ojos
 / para continuar andando juntos».

Son los primeros acordes de una melodía que irá componiéndose con el transcurso del tiempo, las vivencias del poeta, la cotidianidad trascendida. Jesús Aparicio (Brihuega, Guadalajara, 1961) construye un discurso poético coherente y en el cual se vislumbra la importancia del tiempo y sus silencios, la melancólica mirada hacia el pasado, pero no para exaltarlo, sino para grabarlo en la memoria como necesaria luz que ilumine el horizonte. Una cita de Albert Camus (“Uno debe imaginar feliz a Sísifo”) nos adelanta o muestra la clave de este poemario, esa felicidad imaginada en la figura de Sísifo –empujando la roca que nunca llega a la cima-, el paciente y esperanzado. Anterior a este poemario, “La paciencia de Sísifo”, Jesús Aparicio ha publicado diez libros de poesía, entre ellos: Con distinta agua, El sueño del león, Las cuartillas de un náufrago, La papelera de Pessoa y La luz sobre el almendro. Dos bloques de poemas constituyen el corpus de este libro: “Hojas de un calendario” y “La paciencia de Sísifo”, que da título al texto. El tiempo ocupa la primera parte, la fugacidad de la vida que resume en esas “Hojas de un calendario”, representativas de la observación de la realidad y que el poeta interioriza hasta conseguir la expresión exacta de lo cotidiano, sin renunciar a la natural hondura del verso. El calendario es la excusa para describir un paisaje que no oculta la esencia de la palabra, la que el poeta muestra a lo largo de los doce meses del año 2012, como si en cada uno de sus días hallara la magia y el misterio que alumbra al hombre y sus sueños. Las hojas del calendario son tal vez metáfora del otoño que vive en el poeta, de un tiempo que regresa a los días de la infancia unas veces:

«Cuando sientes que estás muy al borde de
/ que los sueños se cumplan
/ el vacío te engulle y te despiertas
 / empapado en sudor pero feliz
/ de encontrar ese lápiz
 / que ayer llenó de soles tu cuaderno
 / de parvulito»,

otras cuando se trata del acabamiento, la ida hacia la nada: «Sin pájaros cantando / sin arrullo del agua / sin hilo en la cometa / sin brisa que la mueva / sin escudo el dolor / sin sombra que te avise / sin olas en la playa / sin vino en la copa / sin arena en los pies / sin vocal en tu nombre / sin memoria / nos vamos».

Pero el hombre y el poeta, al unísono, sienten que el tiempo se escapa entre los dedos, que la vida es un segundo y hay que apurarla hasta desfallecer, porque las hojas van cayendo, una a una en su vuelo de soledad infinita, en el tiempo que marca un simple calendario:




 «He acumulado tanto papel para quemar
 / que hasta el viento asombrado
 / sopla y los salva de la llama
/ sopla y les premia con la dispersión
/ por si alguien rescata algún fragmento
 / del olvido».

En la segunda parte, “La paciencia de Sísifo”, la mirada se adentra en los entresijos de los espejos para calar en hondura y sentimiento cuanto acontece y fluye en derredor, al encuentro de la luz que vive en el interior -la poesía- («El duende es caprichoso y nos exige / trabajar la mirada / para dar con la luz. / En poesía no / todo vale y nada / es lo mismo», en lo más profundo de la condición humana, y así, casi sin darnos cuenta, volvemos a la raíz, a los orígenes del ser. Aparicio González nos invita a pasear por los jardines de la memoria y en ella se sumerge, con lentitud novicia hasta hallar el camino o la senda de los sueños: «Voy cambiando de sueños, de razones, / pues quien me mira desde el espejo / aún no soy yo». Así nos devuelve a la vida, a sus eternos silencios y alborozos. El poeta se identifica con el mito de Sísifo, metáfora del hombre que siente la inutilidad del esfuerzo, en su infructuoso lucha por la inmortalidad y representado fielmente en el poema que da título al libro “La paciencia de Sísifo”:

«La inmortalidad en el horizonte, 
/ en la cima la esencia de esa flor 
/ con que te engaña el ser mutado en roca. 
/ Subir con ella fue vivir / aunque te pese 
/ y caer 
/ y levantarse
 / y ascender 
/ y arrastrarse 
/ y caer
 / y en cada intento 

/ la piedra se desprende de palabras 

/ y al final, / sin vano equipaje,
 / te abrazas al silencio 
/ en un sueño vacío
 / inmortal».

 Mas Jesús Aparicio sabe que la palabra es fuego y semilla, mágico vuelo de cometa: «Sueltas hilo / y te abrazas al viento, / subes a donde nadie espera, / vas dejando atrás polvo y raíces. / Todo humano hacer es intuición y juego». Sin duda que el buen hacer poético de Jesús Aparicio queda paciente y sobradamente demostrado en este poemario.

 
Título: La paciencia de Sísifo
Autor: Jesús Aparicio González
Edita: Libros del aire (Madrid, 2014)

Luminaria. José Antonio Santano comenta a Ana María Romero Yebra


LUMINARIA



Desde la década de los años 80 del pasado siglo, que la mujer irrumpe en el panorama de la poesía española, hasta hoy han transcurrido casi treinta y cinco años -2015 acaba de nacer-, y es curioso comprobar cómo aún algunas de esas voces siguen aportando a la poesía conocimiento, emoción y experiencia, alma. Una de estas voces singulares es la de Ana María Romero Yebra, madrileña de nacimiento pero con residencia en Almería desde el año 1981. “Luminaria” es la última entrega poética de Romero Yebra, en la colección “La noctámbula”, del sello editorial Torremozas. Con esta misma editorial publicaría otro extraordinario poemario: “El llanto de Penélope”. Aunque mucho es el tiempo transcurrido desde que viera la luz el que podríamos considerar su primer libro de poesía “La isla de Brétema”, de tema fundamentalmente amoroso, hasta el que ahora nos ocupa, esencialmente elegíaco, Ana María Romero ha mantenido un discurso poético coherente tanto desde el punto de vista de la forma como del fondo. En su voz hallamos esa magia de la palabra, la luz de los silencios y el estertor de la vida, el fuego que abrasa a los amantes y el dolor por la pérdida, incluso una forma muy personal de erotismo.

No hay en Ana María Romero Yebra medias tintas, y así lo podemos comprobar en este último poemario. “Luminaria” es el homenaje que la poeta dedica a su madre tras su muerte, y al igual que Jorge Manrique escribió aquellas famosas coplas a la muerte de su padre, Romero Yebra nos deja la palabra dolorida por la nostalgia de lo vivido y sentido, por ese vacío que experimenta con la definitiva ausencia de su madre, Elvira Yebra. El poemario se divide en dos partes: “Curriculum vitae” y “Versos de otoño”. En la primera parte, como su propio nombre indica, la autora ha querido mostrar los momentos más importantes, o al menos los que la memoria recupera, la secuencia vital de su madre, desde su nacimiento en Salas de los Barrios (Ponferrada): «Naciste en una aldea / de la España rural y oscurecida», hasta los días vividos en Almería:«Te miro en el jardín, entre las plantas / y pienso que eres, madre, igual que un árbol viejo y armonioso / que marchitó en los brotes su belleza / conservandoo la fuerza en las raíces». Sin embargo, entre esos dos momentos delimitadores, existen otros que van modelando la figura materna, etopeya exacta. La madre es principio y fin de sus recuerdos, y por ello va encajando una a una cada, como si se tratara de un rompecabezas, sus etapas vitales, sus sueños. La muerte de la madre es una herida abierta aún, que el tiempo no ha podido cerrar, pero que Romero Yebra atempera con el bálsamo de la poesía. Es la palabra su refugio, la única razón de su existencia, el mejor emplasto para sanar del dolor y la tristeza por la más grande ausencia. La poeta desea vivir en ella, la madre, en sus recuerdos: «…como si adivinara / que su tiempo de Escuela / iba a ser muy escaso / para aprenderlo todo / antes de abandonarla y de tener la vida / por única maestra», la primera renuncia, o del trabajo de pastora: «Por trochas y veredas / iban tus pocos años como guía / de un centenar de ovejas y corderos…», también de su huida hacia el futuro (¿?): «Madrid se te ofreció, desde tu entrada, / como una ciudad abierta a la conquista», el hallazgo del amor en el desorden: «Era el amor, sin duda, que venía / envuelto en el desorden de la guerra / poco antes iniciada», y los desastres de la guerra: «Todo se había agotado en el asedio / y Madrid era entonces / una ciudad hambrienta y desgarrada» y la desoladora presencia de la muerte: «Te quedaste tan rota, tan ausente, / que ya no fuiste tú. Que ya no eras. / Aquella horrible tarde de verano / te asfixiaba el presente y el futuro». En la segunda parte, “Versos de otoño”, Romero Yebra presiente el acabamiento, el final del viaje, el otoño último. Evocará la poeta los días junto a la madre enferma:«Porque Dios nos ayuda / y tu cuerpo gastado se renueva / y estrenas con el alba, la sonrisa, / no me importan las noches / al lado de tu cama / viendo alargarse el tiempo de lo oscuro, / para pasar densas las horas, / esperando el regalo de tenerte / conmigo todavía», y sentirá hendirse en su corazón la fatal premonición, la hora definitiva, de manera que poco le importará el otoño «que enriquece las hojas de los sauces con ramalazos de oro encendido», porque solo piensa en ella, por eso cree que es pronto aún, y escribe: «Hoy no puedes marcharte. / El corazón me dice que es muy pronto. / Que no me dejarás. Que guarda el tiempo / muchos dulces otoños todavía… / ¿Vas a perderte, madre , los que quedan?». Ha compuesto Romero Yebra una elegía rotunda y certera a la muerte de su madre, y en ella y después de la muerte, siempre la esperanza, la vida: «Hay madres que están vivas porque, aunque ya murieron, / rebrotan en nosotros como árboles tenaces». También la poesía auténtica renace cada día, como en este hondo y bello libro, “Luminaria”, de Ana María Romero Yebra.

Título: Luminaria
Autor: Ana Mª Romero Yebra
Edita: Torremozas (Madrid, 2014)

Luminaria. José Antonio Santano comenta a Ana María Romero Yebra


LUMINARIA



Desde la década de los años 80 del pasado siglo, que la mujer irrumpe en el panorama de la poesía española, hasta hoy han transcurrido casi treinta y cinco años -2015 acaba de nacer-, y es curioso comprobar cómo aún algunas de esas voces siguen aportando a la poesía conocimiento, emoción y experiencia, alma. Una de estas voces singulares es la de Ana María Romero Yebra, madrileña de nacimiento pero con residencia en Almería desde el año 1981. “Luminaria” es la última entrega poética de Romero Yebra, en la colección “La noctámbula”, del sello editorial Torremozas. Con esta misma editorial publicaría otro extraordinario poemario: “El llanto de Penélope”. Aunque mucho es el tiempo transcurrido desde que viera la luz el que podríamos considerar su primer libro de poesía “La isla de Brétema”, de tema fundamentalmente amoroso, hasta el que ahora nos ocupa, esencialmente elegíaco, Ana María Romero ha mantenido un discurso poético coherente tanto desde el punto de vista de la forma como del fondo. En su voz hallamos esa magia de la palabra, la luz de los silencios y el estertor de la vida, el fuego que abrasa a los amantes y el dolor por la pérdida, incluso una forma muy personal de erotismo.

No hay en Ana María Romero Yebra medias tintas, y así lo podemos comprobar en este último poemario. “Luminaria” es el homenaje que la poeta dedica a su madre tras su muerte, y al igual que Jorge Manrique escribió aquellas famosas coplas a la muerte de su padre, Romero Yebra nos deja la palabra dolorida por la nostalgia de lo vivido y sentido, por ese vacío que experimenta con la definitiva ausencia de su madre, Elvira Yebra. El poemario se divide en dos partes: “Curriculum vitae” y “Versos de otoño”. En la primera parte, como su propio nombre indica, la autora ha querido mostrar los momentos más importantes, o al menos los que la memoria recupera, la secuencia vital de su madre, desde su nacimiento en Salas de los Barrios (Ponferrada): «Naciste en una aldea / de la España rural y oscurecida», hasta los días vividos en Almería:«Te miro en el jardín, entre las plantas / y pienso que eres, madre, igual que un árbol viejo y armonioso / que marchitó en los brotes su belleza / conservandoo la fuerza en las raíces». Sin embargo, entre esos dos momentos delimitadores, existen otros que van modelando la figura materna, etopeya exacta. La madre es principio y fin de sus recuerdos, y por ello va encajando una a una cada, como si se tratara de un rompecabezas, sus etapas vitales, sus sueños. La muerte de la madre es una herida abierta aún, que el tiempo no ha podido cerrar, pero que Romero Yebra atempera con el bálsamo de la poesía. Es la palabra su refugio, la única razón de su existencia, el mejor emplasto para sanar del dolor y la tristeza por la más grande ausencia. La poeta desea vivir en ella, la madre, en sus recuerdos: «…como si adivinara / que su tiempo de Escuela / iba a ser muy escaso / para aprenderlo todo / antes de abandonarla y de tener la vida / por única maestra», la primera renuncia, o del trabajo de pastora: «Por trochas y veredas / iban tus pocos años como guía / de un centenar de ovejas y corderos…», también de su huida hacia el futuro (¿?): «Madrid se te ofreció, desde tu entrada, / como una ciudad abierta a la conquista», el hallazgo del amor en el desorden: «Era el amor, sin duda, que venía / envuelto en el desorden de la guerra / poco antes iniciada», y los desastres de la guerra: «Todo se había agotado en el asedio / y Madrid era entonces / una ciudad hambrienta y desgarrada» y la desoladora presencia de la muerte: «Te quedaste tan rota, tan ausente, / que ya no fuiste tú. Que ya no eras. / Aquella horrible tarde de verano / te asfixiaba el presente y el futuro». En la segunda parte, “Versos de otoño”, Romero Yebra presiente el acabamiento, el final del viaje, el otoño último. Evocará la poeta los días junto a la madre enferma:«Porque Dios nos ayuda / y tu cuerpo gastado se renueva / y estrenas con el alba, la sonrisa, / no me importan las noches / al lado de tu cama / viendo alargarse el tiempo de lo oscuro, / para pasar densas las horas, / esperando el regalo de tenerte / conmigo todavía», y sentirá hendirse en su corazón la fatal premonición, la hora definitiva, de manera que poco le importará el otoño «que enriquece las hojas de los sauces con ramalazos de oro encendido», porque solo piensa en ella, por eso cree que es pronto aún, y escribe: «Hoy no puedes marcharte. / El corazón me dice que es muy pronto. / Que no me dejarás. Que guarda el tiempo / muchos dulces otoños todavía… / ¿Vas a perderte, madre , los que quedan?». Ha compuesto Romero Yebra una elegía rotunda y certera a la muerte de su madre, y en ella y después de la muerte, siempre la esperanza, la vida: «Hay madres que están vivas porque, aunque ya murieron, / rebrotan en nosotros como árboles tenaces». También la poesía auténtica renace cada día, como en este hondo y bello libro, “Luminaria”, de Ana María Romero Yebra.

Título: Luminaria
Autor: Ana Mª Romero Yebra
Edita: Torremozas (Madrid, 2014)

Luminaria, de Ana María Romero Yebra, por José Antonio Santano


LUMINARIA



Desde la década de los años 80 del pasado siglo, que la mujer irrumpe en el panorama de la poesía española, hasta hoy han transcurrido casi treinta y cinco años -2015 acaba de nacer-, y es curioso comprobar cómo aún algunas de esas voces siguen aportando a la poesía conocimiento, emoción y experiencia, alma. Una de estas voces singulares es la de Ana María Romero Yebra, madrileña de nacimiento pero con residencia en Almería desde el año 1981. “Luminaria” es la última entrega poética de Romero Yebra, en la colección “La noctámbula”, del sello editorial Torremozas. Con esta misma editorial publicaría otro extraordinario poemario: “El llanto de Penélope”. Aunque mucho es el tiempo transcurrido desde que viera la luz el que podríamos considerar su primer libro de poesía “La isla de Brétema”, de tema fundamentalmente amoroso, hasta el que ahora nos ocupa, esencialmente elegíaco, Ana María Romero ha mantenido un discurso poético coherente tanto desde el punto de vista de la forma como del fondo. En su voz hallamos esa magia de la palabra, la luz de los silencios y el estertor de la vida, el fuego que abrasa a los amantes y el dolor por la pérdida, incluso una forma muy personal de erotismo.

No hay en Ana María Romero Yebra medias tintas, y así lo podemos comprobar en este último poemario. “Luminaria” es el homenaje que la poeta dedica a su madre tras su muerte, y al igual que Jorge Manrique escribió aquellas famosas coplas a la muerte de su padre, Romero Yebra nos deja la palabra dolorida por la nostalgia de lo vivido y sentido, por ese vacío que experimenta con la definitiva ausencia de su madre, Elvira Yebra. El poemario se divide en dos partes: “Curriculum vitae” y “Versos de otoño”. En la primera parte, como su propio nombre indica, la autora ha querido mostrar los momentos más importantes, o al menos los que la memoria recupera, la secuencia vital de su madre, desde su nacimiento en Salas de los Barrios (Ponferrada): «Naciste en una aldea / de la España rural y oscurecida», hasta los días vividos en Almería:«Te miro en el jardín, entre las plantas / y pienso que eres, madre, igual que un árbol viejo y armonioso / que marchitó en los brotes su belleza / conservandoo la fuerza en las raíces». Sin embargo, entre esos dos momentos delimitadores, existen otros que van modelando la figura materna, etopeya exacta. La madre es principio y fin de sus recuerdos, y por ello va encajando una a una cada, como si se tratara de un rompecabezas, sus etapas vitales, sus sueños. La muerte de la madre es una herida abierta aún, que el tiempo no ha podido cerrar, pero que Romero Yebra atempera con el bálsamo de la poesía. Es la palabra su refugio, la única razón de su existencia, el mejor emplasto para sanar del dolor y la tristeza por la más grande ausencia. La poeta desea vivir en ella, la madre, en sus recuerdos: «…como si adivinara / que su tiempo de Escuela / iba a ser muy escaso / para aprenderlo todo / antes de abandonarla y de tener la vida / por única maestra», la primera renuncia, o del trabajo de pastora: «Por trochas y veredas / iban tus pocos años como guía / de un centenar de ovejas y corderos…», también de su huida hacia el futuro (¿?): «Madrid se te ofreció, desde tu entrada, / como una ciudad abierta a la conquista», el hallazgo del amor en el desorden: «Era el amor, sin duda, que venía / envuelto en el desorden de la guerra / poco antes iniciada», y los desastres de la guerra: «Todo se había agotado en el asedio / y Madrid era entonces / una ciudad hambrienta y desgarrada» y la desoladora presencia de la muerte: «Te quedaste tan rota, tan ausente, / que ya no fuiste tú. Que ya no eras. / Aquella horrible tarde de verano / te asfixiaba el presente y el futuro». En la segunda parte, “Versos de otoño”, Romero Yebra presiente el acabamiento, el final del viaje, el otoño último. Evocará la poeta los días junto a la madre enferma:«Porque Dios nos ayuda / y tu cuerpo gastado se renueva / y estrenas con el alba, la sonrisa, / no me importan las noches / al lado de tu cama / viendo alargarse el tiempo de lo oscuro, / para pasar densas las horas, / esperando el regalo de tenerte / conmigo todavía», y sentirá hendirse en su corazón la fatal premonición, la hora definitiva, de manera que poco le importará el otoño «que enriquece las hojas de los sauces con ramalazos de oro encendido», porque solo piensa en ella, por eso cree que es pronto aún, y escribe: «Hoy no puedes marcharte. / El corazón me dice que es muy pronto. / Que no me dejarás. Que guarda el tiempo / muchos dulces otoños todavía… / ¿Vas a perderte, madre , los que quedan?». Ha compuesto Romero Yebra una elegía rotunda y certera a la muerte de su madre, y en ella y después de la muerte, siempre la esperanza, la vida: «Hay madres que están vivas porque, aunque ya murieron, / rebrotan en nosotros como árboles tenaces». También la poesía auténtica renace cada día, como en este hondo y bello libro, “Luminaria”, de Ana María Romero Yebra.

Título: Luminaria
Autor: Ana Mª Romero Yebra
Edita: Torremozas (Madrid, 2014)

Tiempo gris de cosmos de José Antonio Santano por Pilar Quirosa

 

PRESENTACIÓN DE

TIEMPO GRIS DE COSMOS”, de

José Antonio Santano por

Pilar Quirosa-Cheyrouze





Es un placer acompañar en la tarde de hoy al escritor y amigo José Antonio Santano, compañero de tantos proyectos y realidades literarias y humanistas, en este escenario, el Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar, un escenario que nos trae tan buenos recuerdos, sede de las lecturas llevadas a cabo en el Aula de Literatura, y espacio dedicado a la cultura con mayúsculas, como esta ocasión, el libro que en la noche de hoy presentamos, “Tiempo gris de cosmos”, editado por el sello editorial granadino Nazarí en su colección de poesía.

Poetizar la realidad es poner voz a las injusticias, ante la ausencia de valores de una sociedad que camina, en muchas ocasiones, hacia el descrédito y el abismo existencial. El ser humano, desprotegido, oprimido a lo largo de la Historia, encuentra a través de la palabra una vinculación inherente a la concepción humanista, tratando de paliar los signos de vacuidad, egoísmo y tiranía de los déspotas que van sembrando de negritud los colores más vivos del espectro de la naturaleza. Bien lo dice el autor:

Premonición
de un tiempo que se acaba o renace,
 se abisma en la magia 
de los atardeceres de otoño,
allá donde los sueños señalan el camino”.
 

El poder de la palabra, desde la libertad para hacer posible el trayecto, trazando puentes, ahuyentando soledades.

José Antonio Santano, natural de Baena, Córdoba, quien reside en Almería, en Aguadulce, desde hace más de una década, nos lleva a contemplar los esquemas de la urgente realidad a través de un poemario que aparece dividido en dos partes esenciales: Tiempo de silenciosy Tiempo gris decosmos, un libro que contiene una magnífica aproximación crítica a la ingente poética del autor, firmada por el escritor y profesor jienense José Cabrera Martos.

El autor es Graduado Social por la Universidad de Granada, TécnicoSuperior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares y Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería. Entre sus libros, es preciso citar, entre otros, “Canción Popular en la villa de Baena”(1986), “Profecía de Otoño” (Premio Internacional de Poesía “Barro”, (1993), “Grafías de Pasión (Prosa y poesía sobre la Semana Santa de Baena (1998), “Exilio en Caridemo”(1998), Premio de Poesía “Ciudad de El Ejido” en 1995, “Íntima heredad” (1998), Accésit del Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro”, “La piedra secreta” (2000), Finalista del Premio Nacional de la Crítica y del Premio Nacional de Poesía, “Árbol de bendición. Antología Literaria al Olivo” que coordinó en 2001), “Suerte de alquimia”(2003), finalista del Premio de la Crítica, “Trasmar”(2005), Premio Andalucía de la Crítica “Opera Prima”, “Las edades de arcilla”(2005), “Il volo degli anni. Antología poética personale”, XIV Premio Internazionale di Poesía e Literatura “Nuove Lettere” (2009), “Razón de ser” (2008), X Premio de Poesía “Luis Feria” de La Laguna (Tenerife), “Caleidoscopio”(2010) y “Estación Sur”(2012).



Igualmente, ha dirigido y presentado diferentes programas culturales tanto en Radio como TV y colabora con la prensa local almeriense, concretamente con el Diario de Almería, mediante artículos de Opinión y reseñas literarias. Es vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía y de la Asociación Colegial de Escritores. Fue miembro fundador de la corriente socio cultural “Humanismo Solidario” y es miembro del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses.

Dirigió la revista literaria “Cuadernos de Caridemo”en los años 2003 y 2004, actualmente en digital, así como la colección “Palabras Mayores”de la Editorial Alhulia, y en la actualidad dirige la publicación literaria “CuadernosMetáfora”.Coordinó en años anteriores el Premio Andalucía de Poesía “Ayuntamiento de Fondón”, que trajo a la provincia a destacados nombres de las letras a nivel nacional.

Regresamos a la esencia de este último libro de José Antonio Santano “Tiempo gris de cosmos”,para contemplar los signos inquietantes que anidan en la sociedad, como es la desigualdad entre el primer y el tercer mundo es una triste constante en el devenir de los días. Nos dice el autor:

Todo es desesperanza/,
mas en esta hora turbia/
otro tiempo renueva/
la voz de los vencidos”.

Un debate que lleva a visualizar rostros invisibles y sueños insondables, paradigmas de silencios, soledades y ausencias.


Huir/,
huir hacia otrapatria/
donde el hombre sea el centro”,

en el sentido humanista del término, lejos del vacío y las estelas de la caótica realidad.

Una poesía renacentista que apuesta por el hombre. Lejos de la civilización que apoya la barbarie, lejos de la xenofobia y el miedo a asumir la otredad, el significado de un espacio armónico donde la vida llama a la vida y la reclama. Esos mares de plástico del poniente almeriense, a la luz de una esperanza, en la búsqueda de la dignidad humana y el ofrecimiento de un futuro mejor, tantas fronteras y muros separan a los hombres. Una verdad acuciante que ha de amparar al ser humano, lejos de los paraísos artificiales y de la ingratitud vertida en el desconcierto. Lejos de la alienación de las tecnologías que nos frustran y nos aíslan de la verdadera razón de querer y poder compartir.

 

Los agujeros negros que habitan la piel, más allá del color, más allá de la raza, en medio de la trascendencia de un universo que nos vincula al desencanto.

Me duele la vida que oscurece/
los sueños de los hombres”,

nos dice Santanoa través de sus versos. La necesidad de proseguir un sueño humanista frente a las falacias, frente a tantos soles adversos, contradicciones y abusos vivenciales.

La consistencia de una luz, un faro de redención para dar crédito a la verdad, para dar voz a los silenciados y a los desheredados del destino.



Pilar Quirosa-Cheyrouze
Invierno de 2015

Tiempo gris de cosmos de José Antonio Santano por Pilar Quirosa-Cheyrouze

 

PRESENTACIÓN DE

TIEMPO GRIS DE COSMOS”, de

José Antonio Santano por

Pilar Quirosa-Cheyrouze





Es un placer acompañar en la tarde de hoy al escritor y amigo José Antonio Santano, compañero de tantos proyectos y realidades literarias y humanistas, en este escenario, el Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar, un escenario que nos trae tan buenos recuerdos, sede de las lecturas llevadas a cabo en el Aula de Literatura, y espacio dedicado a la cultura con mayúsculas, como esta ocasión, el libro que en la noche de hoy presentamos, “Tiempo gris de cosmos”, editado por el sello editorial granadino Nazarí en su colección de poesía.

Poetizar la realidad es poner voz a las injusticias, ante la ausencia de valores de una sociedad que camina, en muchas ocasiones, hacia el descrédito y el abismo existencial. El ser humano, desprotegido, oprimido a lo largo de la Historia, encuentra a través de la palabra una vinculación inherente a la concepción humanista, tratando de paliar los signos de vacuidad, egoísmo y tiranía de los déspotas que van sembrando de negritud los colores más vivos del espectro de la naturaleza. Bien lo dice el autor:

Premonición
de un tiempo que se acaba o renace,
 se abisma en la magia 
de los atardeceres de otoño,
allá donde los sueños señalan el camino”.
 

El poder de la palabra, desde la libertad para hacer posible el trayecto, trazando puentes, ahuyentando soledades.

José Antonio Santano, natural de Baena, Córdoba, quien reside en Almería, en Aguadulce, desde hace más de una década, nos lleva a contemplar los esquemas de la urgente realidad a través de un poemario que aparece dividido en dos partes esenciales: Tiempo de silencios y Tiempo gris de cosmos, un libro que contiene una magnífica aproximación crítica a la ingente poética del autor, firmada por el escritor y profesor jienense José Cabrera Martos.

El autor es Graduado Social por la Universidad de Granada, Técnico Superior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares y Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería. Entre sus libros, es preciso citar, entre otros, “Canción Popular en la villa de Baena” (1986), “Profecía de Otoño” (Premio Internacional de Poesía “Barro”, (1993), “Grafías de Pasión (Prosa y poesía sobre la Semana Santa de Baena (1998), “Exilio en Caridemo” (1998), Premio de Poesía “Ciudad de El Ejido” en 1995, “Íntima heredad” (1998), Accésit del Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro”, “La piedra secreta” (2000), Finalista del Premio Nacional de la Crítica y del Premio Nacional de Poesía, “Árbol de bendición. Antología Literaria al Olivo” que coordinó en 2001), “Suerte de alquimia” (2003), finalista del Premio de la Crítica, “Trasmar” (2005), Premio Andalucía de la Crítica “Opera Prima”, “Las edades de arcilla” (2005), “Il volo degli anni. Antología poética personale”, XIV Premio Internazionale di Poesía e Literatura “Nuove Lettere” (2009), “Razón de ser” (2008), X Premio de Poesía “Luis Feria” de La Laguna (Tenerife), “Caleidoscopio” (2010) y “Estación Sur” (2012).



Igualmente, ha dirigido y presentado diferentes programas culturales tanto en Radio como TV y colabora con la prensa local almeriense, concretamente con el Diario de Almería, mediante artículos de Opinión y reseñas literarias. Es vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía y de la Asociación Colegial de Escritores. Fue miembro fundador de la corriente socio cultural “Humanismo Solidario” y es miembro del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses.

Dirigió la revista literaria “Cuadernos de Caridemo” en los años 2003 y 2004, actualmente en digital, así como la colección “Palabras Mayores” de la Editorial Alhulia, y en la actualidad dirige la publicación literaria “Cuadernos Metáfora”. Coordinó en años anteriores el Premio Andalucía de Poesía “Ayuntamiento de Fondón”, que trajo a la provincia a destacados nombres de las letras a nivel nacional.

Regresamos a la esencia de este último libro de José Antonio Santano “Tiempo gris de cosmos”, para contemplar los signos inquietantes que anidan en la sociedad, como es la desigualdad entre el primer y el tercer mundo es una triste constante en el devenir de los días. Nos dice el autor:

Todo es desesperanza/,
mas en esta hora turbia/
otro tiempo renueva/
la voz de los vencidos”.

Un debate que lleva a visualizar rostros invisibles y sueños insondables, paradigmas de silencios, soledades y ausencias.


Huir/,
huir hacia otra patria/
donde el hombre sea el centro”,

en el sentido humanista del término, lejos del vacío y las estelas de la caótica realidad.

Una poesía renacentista que apuesta por el hombre. Lejos de la civilización que apoya la barbarie, lejos de la xenofobia y el miedo a asumir la otredad, el significado de un espacio armónico donde la vida llama a la vida y la reclama. Esos mares de plástico del poniente almeriense, a la luz de una esperanza, en la búsqueda de la dignidad humana y el ofrecimiento de un futuro mejor, tantas fronteras y muros separan a los hombres. Una verdad acuciante que ha de amparar al ser humano, lejos de los paraísos artificiales y de la ingratitud vertida en el desconcierto. Lejos de la alienación de las tecnologías que nos frustran y nos aíslan de la verdadera razón de querer y poder compartir.

 

Los agujeros negros que habitan la piel, más allá del color, más allá de la raza, en medio de la trascendencia de un universo que nos vincula al desencanto.

Me duele la vida que oscurece/
los sueños de los hombres”,

nos dice Santano a través de sus versos. La necesidad de proseguir un sueño humanista frente a las falacias, frente a tantos soles adversos, contradicciones y abusos vivenciales.

La consistencia de una luz, un faro de redención para dar crédito a la verdad, para dar voz a los silenciados y a los desheredados del destino.



Pilar Quirosa-Cheyrouze
Invierno de 2015

Castillo de Santa Ana y Tiempo gris de cosmos.

PRESENTACIÓN DE

TIEMPO GRIS DE COSMOS”, 

de José Antonio Santano por 

Pilar Quirosa-Cheyrouze.




Es un placer acompañar en la tarde de hoy al escritor y amigo José Antonio Santano, compañero de tantos proyectos y realidades literarias y humanistas, en este escenario, el Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar, un escenario que nos trae tan buenos recuerdos, sede de las lecturas llevadas a cabo en el Aula de Literatura, y espacio dedicado a la cultura con mayúsculas, como esta ocasión, el libro que en la noche de hoy presentamos, “Tiempo gris de cosmos”, editado por el sello editorial granadino Nazarí en su colección de poesía.

Poetizar la realidad es poner voz a las injusticias, ante la ausencia de valores de una sociedad que camina, en muchas ocasiones, hacia el descrédito y el abismo existencial. El ser humano, desprotegido, oprimido a lo largo de la Historia, encuentra a través de la palabra una vinculación inherente a la concepción humanista, tratando de paliar los signos de vacuidad, egoísmo y tiranía de los déspotas que van sembrando de negritud los colores más vivos del espectro de la naturaleza. Bien lo dice el autor:

Premonición
de un tiempo que se acaba o renace,
 se abisma en la magia 
de los atardeceres de otoño,
allá donde los sueños señalan el camino”.
 

El poder de la palabra, desde la libertad para hacer posible el trayecto, trazando puentes, ahuyentando soledades.

José Antonio Santano, natural de Baena, Córdoba, quien reside en Almería, en Aguadulce, desde hace más de una década, nos lleva a contemplar los esquemas de la urgente realidad a través de un poemario que aparece dividido en dos partes esenciales: Tiempo de silenciosy Tiempo gris decosmos, un libro que contiene una magnífica aproximación crítica a la ingente poética del autor, firmada por el escritor y profesor jienense José Cabrera Martos.

El autor es Graduado Social por la Universidad de Granada, TécnicoSuperior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares y Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería. Entre sus libros, es preciso citar, entre otros, “Canción Popular en la villa de Baena”(1986), “Profecía de Otoño” (Premio Internacional de Poesía “Barro”, (1993), “Grafías de Pasión (Prosa y poesía sobre la Semana Santa de Baena (1998), “Exilio en Caridemo”(1998), Premio de Poesía “Ciudad de El Ejido” en 1995, “Íntima heredad” (1998), Accésit del Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro”, “La piedra secreta” (2000), Finalista del Premio Nacional de la Crítica y del Premio Nacional de Poesía, “Árbol de bendición. Antología Literaria al Olivo” que coordinó en 2001), “Suerte de alquimia”(2003), finalista del Premio de la Crítica, “Trasmar”(2005), Premio Andalucía de la Crítica “Opera Prima”, “Las edades de arcilla”(2005), “Il volo degli anni. Antología poética personale”, XIV Premio Internazionale di Poesía e Literatura “Nuove Lettere” (2009), “Razón de ser” (2008), X Premio de Poesía “Luis Feria” de La Laguna (Tenerife), “Caleidoscopio”(2010) y “Estación Sur”(2012).



Igualmente, ha dirigido y presentado diferentes programas culturales tanto en Radio como TV y colabora con la prensa local almeriense, concretamente con el Diario de Almería, mediante artículos de Opinión y reseñas literarias. Es vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía y de la Asociación Colegial de Escritores. Fue miembro fundador de la corriente socio cultural “Humanismo Solidario” y es miembro del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses.

Dirigió la revista literaria “Cuadernos de Caridemo”en los años 2003 y 2004, actualmente en digital, así como la colección “Palabras Mayores”de la Editorial Alhulia, y en la actualidad dirige la publicación literaria “CuadernosMetáfora”.Coordinó en años anteriores el Premio Andalucía de Poesía “Ayuntamiento de Fondón”, que trajo a la provincia a destacados nombres de las letras a nivel nacional.

Regresamos a la esencia de este último libro de José Antonio Santano “Tiempo gris de cosmos”,para contemplar los signos inquietantes que anidan en la sociedad, como es la desigualdad entre el primer y el tercer mundo es una triste constante en el devenir de los días. Nos dice el autor:

Todo es desesperanza/,
mas en esta hora turbia/
otro tiempo renueva/
la voz de los vencidos”.

Un debate que lleva a visualizar rostros invisibles y sueños insondables, paradigmas de silencios, soledades y ausencias.


Huir/,
huir hacia otrapatria/
donde el hombre sea el centro”,

en el sentido humanista del término, lejos del vacío y las estelas de la caótica realidad.

Una poesía renacentista que apuesta por el hombre. Lejos de la civilización que apoya la barbarie, lejos de la xenofobia y el miedo a asumir la otredad, el significado de un espacio armónico donde la vida llama a la vida y la reclama. Esos mares de plástico del poniente almeriense, a la luz de una esperanza, en la búsqueda de la dignidad humana y el ofrecimiento de un futuro mejor, tantas fronteras y muros separan a los hombres. Una verdad acuciante que ha de amparar al ser humano, lejos de los paraísos artificiales y de la ingratitud vertida en el desconcierto. Lejos de la alienación de las tecnologías que nos frustran y nos aíslan de la verdadera razón de querer y poder compartir.

 

Los agujeros negros que habitan la piel, más allá del color, más allá de la raza, en medio de la trascendencia de un universo que nos vincula al desencanto.


Me duele la vida que oscurece/
los sueños de los hombres”,

nos dice Santanoa través de sus versos. La necesidad de proseguir un sueño humanista frente a las falacias, frente a tantos soles adversos, contradicciones y abusos vivenciales.

La consistencia de una luz, un faro de redención para dar crédito a la verdad, para dar voz a los silenciados y a los desheredados del destino.

Pilar Quirosa-Cheyrouze
Invierno de 2015