Antología Poética. Perfecto Herrera Ramos

Chernóbyl en la memoria


El campo de centeno era humo acre en la memoria
por donde el duende flavo de la hipóstasis
se encaramó a mis desengaños
paseando las dos manos entre las espigas
y acariciando el mundo.

Duele comprobar cuán lerdos podemos ser
adecentando las estatuas de los aleros
o exaltando la imagen sacrílega de la ciencia

Debiera el hombre no renunciar al misterio,
a desentrañar todo conocimiento.
Pero olvidar
que los ocultos y secretos enigmas
preservan toda vida,
necedad petulante sería
y holocausto indeleble para la especie y la misma existencia.

Chernóbil viene a mi memoria
- llaga invisible casi eterna en nuestro planeta -
para indicarnos púrpura señal de advertencia.

Duele ver a la madre Gea
sollozar y espantada ante sus hijos
jugueteando, malquistos, con los odres de la harina en flor,
ya hombres provectos y ya doctos,
que olvidan reforzar los estayes del esquife
y ofrecer toros negros a los dioses.

No solo la fusión de los átomos nos acecha;
otras son las celadas que amenazan
la sagrada existencia del planeta,
el perfecto equilibrio de lo bello.

Conviene no olvidar
el dolor de los daños colaterales;
que las abejas van desapareciendo;
que el cambio climático provoca cataclismos.
Prudencia equivaldrá a inteligencia,
a sueños de manzanas sacrosantas,
a aguas puras y aires trasparentes.

¿Qué mundo nos espera?
¿Alguien podrá respuesta dar a esta pregunta
si no oramos renunciando a ser dioses?







Cuando me recuerdes


Cuando me recuerdes
búscame en el agua.

Todo lo que a tu espalda se refleje
seré yo sin contornos,
pues delante de tus pupilas
no hallarás más,
sino la imagen
de la misma presencia de mi, ausente.


La jaula y el vacío




A Primo Levi




Diríase fino trazo sobre el cielo;
apenas líneas ágiles,
dibujo esbelto y esquemático,
al fin.


Diríase
que su contemplación
desde fuera invitase
a ver solo inocente acogimiento
impreso
sobre la inmensidad sin límite.


Solo cuando sintió
ruda rotundidad en los barrotes,
ávidamente -ya sí- forcejeó
por arrojarse al vacío.








Desciende




Desciende al irisado resplandor
del pez que mora bajo el agua,
desciende tú
a lo que gira y nunca debiera morir
con la luz que, en el fondo,
resiste la mortal oscuridad
del limo.


Ven,
despierta,
y reconócete negado para la sombra.
















Siempre la luz




A Elsa Tenca Mariani


Gris también es la luz,
aunque gris no lo sea la mirada
que la contiene y la soporta.


No es gris la tristeza
por más que así
representarla deseemos.


En iris vivo
la luz hará milagros,
porque la vida es espectro
de todos los colores,
de todos los matices
del ser que, vivo, es, en sí,
sin renunciar jamás
al mundo que, invisible,
existe, de seguro, más allá de la mirada.


¡Hacia la luz, amiga, hacia la luz!
¡Que la sombra no nos alcance!


Cuanta luz engendremos
ha de servir
para que nunca nadie de aquella luz dijera:
fue extinguida,
no quedó nada.




































Inmanencia

¡Ve la naturaleza de la hoja!
¡Encuentra en ella lo que en ella hay
de momentáneo: un preciso color, una tersura!
Nunca será como ahora es. 
Es lo que nunca ha sido.
Y tu también. No hay más.
Ahí está todo el secreto.
¡Saborea la belleza
tal se te muestra!










































Lento llover




Si hoy cae la lluvia,
y todo se entristece,
callaos y escuchad:
algo en el agua pierde
su secreto y misterio,
nada sustancial tiene
de humano ni eterno
este pulso latente
que huye lento llorando
y en nada se detiene




































Vigilia




Todo lo abarca el sinsentido.
El rompeolas con la luz causa desorden,
y al oeste los labios trazan campos
con tormentas ocultas, aislamiento
en las costuras de la noche, desniveles
del éter, oleaje, desnudez,
párpados negros,
sueños, fragilidad, presagios
en la luna que oculta el universo.






















Soneto para una amiga.


A Carmen Álvarez, in memoriam




Ya preguntan las aguas de tu Betis natal
por ti y tu gracia, sin consuelo, tristes, llorando.
Corriente abajo, sin querer, hacia el litoral,
bajan sangrantes lágrimas tus ojos buscando.


Es nuestro corazón, sombrío, gris y mortal,
llanto lento, congoja honda - sin verte tornando
entre quienes te amamos -, quien tan espiritual
alza un canto de alabanza a tu persona amando.


Son las aguas del Sena las que, lejos, te velan,
las que corriente abajo te llevan, mansamente,
a las aguas eternas donde vierte tu río.


Descanse al fin tu espíritu grande eternamente.
Al mar tus ojos oceánicos ya se elevan,
¡ oh, mujer de esplendor, trianera de fuego y brío ¡










Capuchinas


Me vi viajar bajo un dosel de hojas,
verde sobre verde, claro sobre oscuro,
las blancas nervaduras alzándose
cual bóveda de catedral gótica,
palios de naturales veladuras bajando,
ambiente húmedo de agua y raíces,
en donde la cochinilla
y la escolopendra
descubren un mundo
de intrincado laberinto;
y por fin, flores, flores alzadas:
las humildes capuchinas
loadas por cúpricos insectos
que con sus élitros de luz las profanan .


Así la humana naturaleza:
rizomas y arborescencias,
capuchinas
y natura entre sus vestiduras,
agua, vuelo
y élitros en el espíritu.


Ese es ahora mi mundo:
un plantío de modestas capuchinas amarillas.






































Las palabras




Brevemente te detienes en la palabra.
Es la palabra un pentagrama
por donde se van resbalando
las aguas misteriosas,
las hojas que escaparon de repente
de la rama alta,
los sueños
que desperezan un olvido.


¡ La palabra, tremendamente la palabra!.


La palabra,
con un blanco de magnolia,
es un mantel de hilo manchado
por los colores del mundo.
Se llena tu boca de palabras,
y, cuando las extiendes sobre el papel
(blanco sobre albo), ya se sumergen
y se desangran miles de cosmos en el corazón
del que lee y mira tus ojos.


¡Palabras!
¡Ojalá, nunca falten a tu mesa
las palabras!.




























































Espinos


Observad el espino,
miradlo; crece hirsuto y desplegado
arañando el mismo aire.
Signo de todo símbolo terral,
si florece, restalla en amarillo,
pálida brillantez de todo lo oscuro,
sueño vivo de todo pétreo corazón
donde lo inerte alcanza el cénit
de cuanta luz surgió de toda sombra
para enterrarse, efímera y solaz,
a los mismo espacios de la tarde.
Observad el espino,
garra de piedra al cielo,
expresión del celeste del desierto,
en que, telúrica y carnal,
se muestra el alma expuesta
de las indálicas deidades del arcoíris.
Observad y mirad
la desgarrada soledad
del último silencio.




























Egon euritsua
(Día lluvioso)


Enero, con sus dedos fríos,
pareciera querer cerrar
las invisibles vidas de la tierra,
acallar de ti cuanto de ti ya conoce;
y tu lo miras,
acaso con sorpresa,
en las flores del níspero,
en los nardos ocultos de la acequia;
y ya no entiendes,
no entiendes
porqué Enero se aleja
por los caminos invernales,
tratando de borrar en todo
la huella que de ti queda
en cuanto a sus orillas preexiste.
En cada piedra está escrito tu nombre,
en cada árbol tus venas son expuestas,
y quedó tu mirada
sobre las hojas que suspiran,
sobre el viento que oculta su expresión
en los balcones más altos de los neveros,
sobre el agua del río sollozante.
Somos en todo,
somos presentes cuando en todo,
despiertos, cada gota cae
ansiando la pequeña vasija o el cuenco
que haya de retenerla para siempre,
cuando todas las motas de polvo fluctúan
en el palpitar leve del aliento.
Pasará Enero como pasa
el inaudito transcurrir de las edades,
y aunque el tiempo se lleve la memoria
de cuanto fuiste,
algo tuyo se queda
en cada signo, en cada símbolo secreto
de la existencia.






Elemental
.
Pájaro. Sin nombre.
Vuelo, vértigo sobre luces primeras.
Árboles. Poliédrico mirar de verdes.
Respiración. Pensamiento libre.
Brillos. Del agua, de la hoja,
de la fruta, del insecto diminuto.
Mundo que amanece. Sol.
Primeras horas. Sueño despierto.
Sinfonía elemental.
.












































El vuelo




Brillan resplandores en la noche
con el afable destello
del ojo que busca amor.
El silencio del parque se calla
y sus árboles acogen
deseos de aromas solitarios.
¡Mariposa de la luz,
guaréceme en tu ascensión
hacia el nocturno luminoso y ardiente
del alto farol!
Nadie nota en esta muerte
la penuria de este vuelo.










































Presencia




Nada me traje, nada portaré.
Bajo la alada cimbra de los limoneros,
al aire que transita
entre las hojas hacia todos los espacios,
logra felicidad
el espíritu ansioso de dulce descanso.
Nada ambiciono, nada ansío.
Sólo el estar presente:
mirada atenta, olfato presto…
y, cual devino, se deshaga
la mismísima vida,
por fin, un día.
Fruta de la noche
Los pájaros –nacido el sol- 
acuden a los nísperos,
 
y picotean, ávidos,
 
la dulzura que el sueño 
ha escrutado en la luz nocturna.
Dulzura de los astros que se niega
al que duerme intranquilo en la no muerte.
Venid y comed de él 
lo único diáfano y salvable,
 
la sangre amarillenta del silencio,
 
el vínculo sagrado con la tierra,
 
pues esos frutos son vacío y soledad
 
que, inconsolables, han ardido
 
tras lucha permanente con la nada.














Otredad


A Darío Fernández

Qué se es sin el otro,
sino un ciego sin luz.
De otros, va uno encontrando
la luz que saja las tinieblas.
Otros, son la materia
que urde la neurona lumínica
del pensamiento,
el ser en el que habitas.
Tú o yo, solos,
tomados uno a uno,
sin otredad,
somos el cero,
la nada.






































Lento llover






Si hoy cae la lluvia,
y todo se entristece,
callaos y escuchad:
algo en el agua pierde
su secreto y misterio,
nada sustancial tiene
de humano ni eterno
este pulso latente
que huye lento llorando
y en nada se detiene


Συρτάκι για την ελευθερία – του. José Antonio Santano

Συρτάκι για την ελευθερία – του José Antonio Santano


alexis-zorbas
Μετάφραση: Ούρσουλα Φωσκόλου
Στον ελληνικό λαό, τώρα και πάντα.
Ηχούν οι μουσικές…
Στρέφονται τα φώτα προς την αρχαία Ελλάδα
για να ζωντανέψουν τη φωτιά του λόγου
απαρχή των καιρών και της ζωής,
ρίζα της λογικής, ουράνιο τόξο των ονείρων
στο πέταγμα των περιστεριών, σε πύργους ψηλούς και φάρους
σε εκρήξεις ελπίδας
πάντοτε.
Ποτέ κανείς μην ταπεινώσει τον άνθρωπο
ποτέ
κι από τα χέρια του μη σπείρει ανομήματα
και αδικίες, ποτέ
μη γίνει ο άνθρωπος λύκος για τον άνθρωπο
μήτε να τρομοκρατεί
με πράξεις κυριαρχίας,
ποτέ μη γίνει τοκογλυφία η υψωμένη σημαία
στον άνεμο τούτου του αιώνα που σπέρνει
εγκατάλειψη και φτώχεια,
ποτέ
μην αποκηρυχθεί ο ταπεινός.
Ας είναι η μουσική φωνή κάθε ορφάνιας
στον κόσμο
αφήστε τους ήχους
ν’ αρμενίσουν
μέχρι το φως μιας αγκαλιάς,
ποτέ στην άβυσσο της αδιαφορίας,
στη σιωπή της σκλαβιάς
που κατοικείται από τον φόβο,
ποτέ στο αίμα και στα βάσανα,
στον αστείρευτο πόνο της εξορίας
και των διωγμών,
ποτέ πια
ποτέ
στο ξενόφοβο βλέμμα
ή στους νεκρούς που δολοφονήθηκαν
θαμμένοι
στους αιώνες των αιώνων.
Τώρα ο Ζορμπάς χορεύει μόνο στον δρόμο,
στο κέντρο του μοναδικού του σύμπαντος,
σηκώνει
αργά και τελετουργικά τα πόδια,
λίγο λίγο
υψώνει τους βραχίονες,
στρέφει ελαφρά το κορμί του σαν κύμα
ως την ακτή,
κουνά τα χέρια
σε σταυρό λικνίζονται ελαφρά
σαν φτερά, ένα βήμα κάνει εμπρός
άλλο ένα πίσω, αριστερά προσεύχεται
έπειτα δεξιά, σ’ ένα κρεσέντο
ήχοι από μπουζούκι και κιθάρα,
σώματα που ψάχνονται, χέρια
που χτυπιούνται, κουνιούνται κι αγγίζονται,
ο δρόμος ρόδα κυκλικά, πέταλα
πλεγμένα μεταξύ τους τα σώματα
που στροβιλίζονται
και στροβιλίζονται σαν καρουσέλ,
σε κύκλο
ενώνονται κι άλλοι, κι άλλοι ως το άπειρο
μιας αγκαλιάς, ενός μόνο σώματος πλεγμένου
που χορεύει και χορεύει
ακούραστο
που κραυγάζει ώσπου να εξοντωθεί: Ζορμπά!
Και γίνεται ξανά τραγούδι ανατριχιαστικό
των γιών της Ελλάδας
απέναντι στο τέρας
με τα τρία κεφάλια -άπονη Ευρώπη-
ο δρόμος για τη σίγουρη νίκη
περνά απ’ τη Σαλαμίνα,
για την ελευθερία.
(Αλμερία, 3 Ιουλίου 2015)

Συρτάκι για την ελευθερία – του José Antonio Santano

Συρτάκι για την ελευθερία – του José Antonio Santano


alexis-zorbas
Μετάφραση: Ούρσουλα Φωσκόλου
Στον ελληνικό λαό, τώρα και πάντα.
Ηχούν οι μουσικές…
Στρέφονται τα φώτα προς την αρχαία Ελλάδα
για να ζωντανέψουν τη φωτιά του λόγου
απαρχή των καιρών και της ζωής,
ρίζα της λογικής, ουράνιο τόξο των ονείρων
στο πέταγμα των περιστεριών, σε πύργους ψηλούς και φάρους
σε εκρήξεις ελπίδας
πάντοτε.
Ποτέ κανείς μην ταπεινώσει τον άνθρωπο
ποτέ
κι από τα χέρια του μη σπείρει ανομήματα
και αδικίες, ποτέ
μη γίνει ο άνθρωπος λύκος για τον άνθρωπο
μήτε να τρομοκρατεί
με πράξεις κυριαρχίας,
ποτέ μη γίνει τοκογλυφία η υψωμένη σημαία
στον άνεμο τούτου του αιώνα που σπέρνει
εγκατάλειψη και φτώχεια,
ποτέ
μην αποκηρυχθεί ο ταπεινός.
Ας είναι η μουσική φωνή κάθε ορφάνιας
στον κόσμο
αφήστε τους ήχους
ν’ αρμενίσουν
μέχρι το φως μιας αγκαλιάς,
ποτέ στην άβυσσο της αδιαφορίας,
στη σιωπή της σκλαβιάς
που κατοικείται από τον φόβο,
ποτέ στο αίμα και στα βάσανα,
στον αστείρευτο πόνο της εξορίας
και των διωγμών,
ποτέ πια
ποτέ
στο ξενόφοβο βλέμμα
ή στους νεκρούς που δολοφονήθηκαν
θαμμένοι
στους αιώνες των αιώνων.
Τώρα ο Ζορμπάς χορεύει μόνο στον δρόμο,
στο κέντρο του μοναδικού του σύμπαντος,
σηκώνει
αργά και τελετουργικά τα πόδια,
λίγο λίγο
υψώνει τους βραχίονες,
στρέφει ελαφρά το κορμί του σαν κύμα
ως την ακτή,
κουνά τα χέρια
σε σταυρό λικνίζονται ελαφρά
σαν φτερά, ένα βήμα κάνει εμπρός
άλλο ένα πίσω, αριστερά προσεύχεται
έπειτα δεξιά, σ’ ένα κρεσέντο
ήχοι από μπουζούκι και κιθάρα,
σώματα που ψάχνονται, χέρια
που χτυπιούνται, κουνιούνται κι αγγίζονται,
ο δρόμος ρόδα κυκλικά, πέταλα
πλεγμένα μεταξύ τους τα σώματα
που στροβιλίζονται
και στροβιλίζονται σαν καρουσέλ,
σε κύκλο
ενώνονται κι άλλοι, κι άλλοι ως το άπειρο
μιας αγκαλιάς, ενός μόνο σώματος πλεγμένου
που χορεύει και χορεύει
ακούραστο
που κραυγάζει ώσπου να εξοντωθεί: Ζορμπά!
Και γίνεται ξανά τραγούδι ανατριχιαστικό
των γιών της Ελλάδας
απέναντι στο τέρας
με τα τρία κεφάλια -άπονη Ευρώπη-
ο δρόμος για τη σίγουρη νίκη
περνά απ’ τη Σαλαμίνα,
για την ελευθερία.
(Αλμερία, 3 Ιουλίου 2015)

Συρτάκι για την ελευθερία – του José Antonio Santano

Συρτάκι για την ελευθερία – του José Antonio Santano


alexis-zorbas
Μετάφραση: Ούρσουλα Φωσκόλου
Στον ελληνικό λαό, τώρα και πάντα.
Ηχούν οι μουσικές…
Στρέφονται τα φώτα προς την αρχαία Ελλάδα
για να ζωντανέψουν τη φωτιά του λόγου
απαρχή των καιρών και της ζωής,
ρίζα της λογικής, ουράνιο τόξο των ονείρων
στο πέταγμα των περιστεριών, σε πύργους ψηλούς και φάρους
σε εκρήξεις ελπίδας
πάντοτε.
Ποτέ κανείς μην ταπεινώσει τον άνθρωπο
ποτέ
κι από τα χέρια του μη σπείρει ανομήματα
και αδικίες, ποτέ
μη γίνει ο άνθρωπος λύκος για τον άνθρωπο
μήτε να τρομοκρατεί
με πράξεις κυριαρχίας,
ποτέ μη γίνει τοκογλυφία η υψωμένη σημαία
στον άνεμο τούτου του αιώνα που σπέρνει
εγκατάλειψη και φτώχεια,
ποτέ
μην αποκηρυχθεί ο ταπεινός.
Ας είναι η μουσική φωνή κάθε ορφάνιας
στον κόσμο
αφήστε τους ήχους
ν’ αρμενίσουν
μέχρι το φως μιας αγκαλιάς,
ποτέ στην άβυσσο της αδιαφορίας,
στη σιωπή της σκλαβιάς
που κατοικείται από τον φόβο,
ποτέ στο αίμα και στα βάσανα,
στον αστείρευτο πόνο της εξορίας
και των διωγμών,
ποτέ πια
ποτέ
στο ξενόφοβο βλέμμα
ή στους νεκρούς που δολοφονήθηκαν
θαμμένοι
στους αιώνες των αιώνων.
Τώρα ο Ζορμπάς χορεύει μόνο στον δρόμο,
στο κέντρο του μοναδικού του σύμπαντος,
σηκώνει
αργά και τελετουργικά τα πόδια,
λίγο λίγο
υψώνει τους βραχίονες,
στρέφει ελαφρά το κορμί του σαν κύμα
ως την ακτή,
κουνά τα χέρια
σε σταυρό λικνίζονται ελαφρά
σαν φτερά, ένα βήμα κάνει εμπρός
άλλο ένα πίσω, αριστερά προσεύχεται
έπειτα δεξιά, σ’ ένα κρεσέντο
ήχοι από μπουζούκι και κιθάρα,
σώματα που ψάχνονται, χέρια
που χτυπιούνται, κουνιούνται κι αγγίζονται,
ο δρόμος ρόδα κυκλικά, πέταλα
πλεγμένα μεταξύ τους τα σώματα
που στροβιλίζονται
και στροβιλίζονται σαν καρουσέλ,
σε κύκλο
ενώνονται κι άλλοι, κι άλλοι ως το άπειρο
μιας αγκαλιάς, ενός μόνο σώματος πλεγμένου
που χορεύει και χορεύει
ακούραστο
που κραυγάζει ώσπου να εξοντωθεί: Ζορμπά!
Και γίνεται ξανά τραγούδι ανατριχιαστικό
των γιών της Ελλάδας
απέναντι στο τέρας
με τα τρία κεφάλια -άπονη Ευρώπη-
ο δρόμος για τη σίγουρη νίκη
περνά απ’ τη Σαλαμίνα,
για την ελευθερία.
(Αλμερία, 3 Ιουλίου 2015)

SIRTAKI por la LIBERTAD


SIRTAKI POR LA LIBERTAD
Al pueblo griego, ahora y siempre.
Suena la música…
Hacia la antigua Hélade la luz se vuelve
para avivar el fuego de la palabra
origen de los tiempos y la vida,
raíz de la razón, arco iris de sueños
en vuelo de palomas, alta torre o faro
en destellos de esperanza
siempre.
Que nunca nadie humille al hombre
nunca
y de sus manos solo siembre ofensas
y vejaciones, que nunca
pueda el hombre ser lobo para el hombre
ni amedrentar
siquiera con los gestos su dominio,
que nunca sea usura la bandera izada
al viento de este siglo que hostiga
el desamparo y la pobreza,
nunca
del humilde se reniegue.
Sea la música la voz de toda orfandad
en el mundo
dejad que los sonidos
cabalguen
hacia la luz del abrazo,
nunca en el abismo de la indiferencia,
en el silencio de la esclavitud
habitada por el miedo,
nunca en la sangre y la tortura,
en el dolor inagotable del exilio
y los destierros,
nunca más
nunca
en la xenófoba mirada
o en los muertos asesinados
sepultos
por los siglos de los siglos.
Ahora Zorba baila solo en la calle,
en su centro de universo único,
levanta
lentas y rituales las piernas,
poco a poco
alza los brazos,
gira levemente el cuerpo en ola
hasta la orilla,
mueve las manos
en cruz se balancean ligeras
como plumas, un paso hacia adelante
hacia atrás otro, ora a la izquierda
ora a la derecha, in crescendo
los sones de los buzukis y la guitarra,
los cuerpos que se buscan, las manos
que palmean, se agitan y rozan,
la calle rosas circulares, pétalos
entrelazados los cuerpos
que giran
y giran tal carrusel,
a un círculo
se uno otro, y otro, hasta la infinitud
del abrazo, de un solo cuerpo trenzado
que danza y danza
inagotable
que grita en su extinción: ¡Zorba!
y vuelve a ser estremecedor canto
en los hijos de la Hélade
contra el monstruo
de las tres cabezas -indolente Europa-
camino de la victoria
definitiva en Salamina,
por la libertad.
(José Antonio Santano / Almería 3 julio 2015)

SIRTAKI por la LIBERTAD


SIRTAKI POR LA LIBERTAD
Al pueblo griego, ahora y siempre.
Suena la música…
Hacia la antigua Hélade la luz se vuelve
para avivar el fuego de la palabra
origen de los tiempos y la vida,
raíz de la razón, arco iris de sueños
en vuelo de palomas, alta torre o faro
en destellos de esperanza
siempre.
Que nunca nadie humille al hombre
nunca
y de sus manos solo siembre ofensas
y vejaciones, que nunca
pueda el hombre ser lobo para el hombre
ni amedrentar
siquiera con los gestos su dominio,
que nunca sea usura la bandera izada
al viento de este siglo que hostiga
el desamparo y la pobreza,
nunca
del humilde se reniegue.
Sea la música la voz de toda orfandad
en el mundo
dejad que los sonidos
cabalguen
hacia la luz del abrazo,
nunca en el abismo de la indiferencia,
en el silencio de la esclavitud
habitada por el miedo,
nunca en la sangre y la tortura,
en el dolor inagotable del exilio
y los destierros,
nunca más
nunca
en la xenófoba mirada
o en los muertos asesinados
sepultos
por los siglos de los siglos.
Ahora Zorba baila solo en la calle,
en su centro de universo único,
levanta
lentas y rituales las piernas,
poco a poco
alza los brazos,
gira levemente el cuerpo en ola
hasta la orilla,
mueve las manos
en cruz se balancean ligeras
como plumas, un paso hacia adelante
hacia atrás otro, ora a la izquierda
ora a la derecha, in crescendo
los sones de los buzukis y la guitarra,
los cuerpos que se buscan, las manos
que palmean, se agitan y rozan,
la calle rosas circulares, pétalos
entrelazados los cuerpos
que giran
y giran tal carrusel,
a un círculo
se uno otro, y otro, hasta la infinitud
del abrazo, de un solo cuerpo trenzado
que danza y danza
inagotable
que grita en su extinción: ¡Zorba!
y vuelve a ser estremecedor canto
en los hijos de la Hélade
contra el monstruo
de las tres cabezas -indolente Europa-
camino de la victoria
definitiva en Salamina,
por la libertad.
(José Antonio Santano / Almería 3 julio 2015)

SIRTAKI por la LIBERTAD


SIRTAKI POR LA LIBERTAD
Al pueblo griego, ahora y siempre.
Suena la música…
Hacia la antigua Hélade la luz se vuelve
para avivar el fuego de la palabra
origen de los tiempos y la vida,
raíz de la razón, arco iris de sueños
en vuelo de palomas, alta torre o faro
en destellos de esperanza
siempre.
Que nunca nadie humille al hombre
nunca
y de sus manos solo siembre ofensas
y vejaciones, que nunca
pueda el hombre ser lobo para el hombre
ni amedrentar
siquiera con los gestos su dominio,
que nunca sea usura la bandera izada
al viento de este siglo que hostiga
el desamparo y la pobreza,
nunca
del humilde se reniegue.
Sea la música la voz de toda orfandad
en el mundo
dejad que los sonidos
cabalguen
hacia la luz del abrazo,
nunca en el abismo de la indiferencia,
en el silencio de la esclavitud
habitada por el miedo,
nunca en la sangre y la tortura,
en el dolor inagotable del exilio
y los destierros,
nunca más
nunca
en la xenófoba mirada
o en los muertos asesinados
sepultos
por los siglos de los siglos.
Ahora Zorba baila solo en la calle,
en su centro de universo único,
levanta
lentas y rituales las piernas,
poco a poco
alza los brazos,
gira levemente el cuerpo en ola
hasta la orilla,
mueve las manos
en cruz se balancean ligeras
como plumas, un paso hacia adelante
hacia atrás otro, ora a la izquierda
ora a la derecha, in crescendo
los sones de los buzukis y la guitarra,
los cuerpos que se buscan, las manos
que palmean, se agitan y rozan,
la calle rosas circulares, pétalos
entrelazados los cuerpos
que giran
y giran tal carrusel,
a un círculo
se uno otro, y otro, hasta la infinitud
del abrazo, de un solo cuerpo trenzado
que danza y danza
inagotable
que grita en su extinción: ¡Zorba!
y vuelve a ser estremecedor canto
en los hijos de la Hélade
contra el monstruo
de las tres cabezas -indolente Europa-
camino de la victoria
definitiva en Salamina,
por la libertad.
(José Antonio Santano / Almería 3 julio 2015)

Santano y la verdad oculta. El aforista

Santano y la verdad oculta



José Antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957) es Graduado Social por la Universidad de Granada y Técnico Superior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares. Es autor de numerosos libros y publicaciones, tales como Profecía de Otoño (Sevilla, 1994), Exilio en Caridemo (Almería, 1998) Íntima heredad (Córdoba, 1998), o La piedra escrita (Salobreña, 2000). Fue finalista del Premio Nacional de la Crítica y Premio Nacional de Poesía en 2000. Pertenece a la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía Críticos del Sur y a la Asociación Colegial de Escritores de España. Ha dirigido la revista literaria Cuadernos de Caridemo, de Almería. Dirige la colección Palabras Mayores, de poesía, de la Editorial Alhulia, de Salobreña (Granada). Ha coordinado el espacio radiofónico El rincón de la lectura, del programa Protagonistas Almería, de la emisora Punto Radio Almería. Ha dirigido y presentado el programa cultural y radiofónico Caleidoscopio, de ACL Radio, de Almería. Actualmente es colaborador del Diario de Almería, con su columna semanal Imaginario. Los aforismos que publicamos se incluyen en su libro Estación Sur (Alhulia, Salobreña, 2012), y se publican con la autorización del escritor.



Todos los días, me propongo cambiar mi mal carácter. Sin embargo, sólo cambian los días.


Si los libros son vida, ¿por qué son, al parecer, tantos los cadáveres?


La tristeza me acompaña siempre. ¿Acaso es ella mi verdadero ángel de la guarda?


La fe no sólo mueve montañas, también las destruye.


Se suceden los días y no me encuentro en ellos, soy la sombra que los sustenta.


Volvamos al génesis de todo y hallaremos la nada, el vacío.


No es momento de lamentaciones. Se pierde lo que no se ha sabido amar hasta el fin de nuestros días.


Siempre creí que los inviernos hacían fuertes a los hombres, ahora sé que sólo los hacen fríos.


Perdonó a los amantes mientras caía vertiginosamente desde la trigésima plantas de los Apartamentos Paraíso.


Allí donde estén, todos los verdugos son iguales, y distintas las víctimas.


Si la verdad existe, ¿por qué la oculta la noche?


Después de una tempestad, viene otra.


Supe, diez días después de haber cumplido cuarenta y ocho años, del verdadero dolor de los vencidos.


¡Aleluya! ¡Aleluya! Me he visto en el espejo, y no me he gustado.


De noche, todos los hombres son necios.

Santano y la verdad oculta. El aforista

Santano y la verdad oculta



José Antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957) es Graduado Social por la Universidad de Granada y Técnico Superior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares. Es autor de numerosos libros y publicaciones, tales como Profecía de Otoño (Sevilla, 1994), Exilio en Caridemo (Almería, 1998) Íntima heredad (Córdoba, 1998), o La piedra escrita (Salobreña, 2000). Fue finalista del Premio Nacional de la Crítica y Premio Nacional de Poesía en 2000. Pertenece a la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía Críticos del Sur y a la Asociación Colegial de Escritores de España. Ha dirigido la revista literaria Cuadernos de Caridemo, de Almería. Dirige la colección Palabras Mayores, de poesía, de la Editorial Alhulia, de Salobreña (Granada). Ha coordinado el espacio radiofónico El rincón de la lectura, del programa Protagonistas Almería, de la emisora Punto Radio Almería. Ha dirigido y presentado el programa cultural y radiofónico Caleidoscopio, de ACL Radio, de Almería. Actualmente es colaborador del Diario de Almería, con su columna semanal Imaginario. Los aforismos que publicamos se incluyen en su libro Estación Sur (Alhulia, Salobreña, 2012), y se publican con la autorización del escritor.



Todos los días, me propongo cambiar mi mal carácter. Sin embargo, sólo cambian los días.


Si los libros son vida, ¿por qué son, al parecer, tantos los cadáveres?


La tristeza me acompaña siempre. ¿Acaso es ella mi verdadero ángel de la guarda?


La fe no sólo mueve montañas, también las destruye.


Se suceden los días y no me encuentro en ellos, soy la sombra que los sustenta.


Volvamos al génesis de todo y hallaremos la nada, el vacío.


No es momento de lamentaciones. Se pierde lo que no se ha sabido amar hasta el fin de nuestros días.


Siempre creí que los inviernos hacían fuertes a los hombres, ahora sé que sólo los hacen fríos.


Perdonó a los amantes mientras caía vertiginosamente desde la trigésima plantas de los Apartamentos Paraíso.


Allí donde estén, todos los verdugos son iguales, y distintas las víctimas.


Si la verdad existe, ¿por qué la oculta la noche?


Después de una tempestad, viene otra.


Supe, diez días después de haber cumplido cuarenta y ocho años, del verdadero dolor de los vencidos.


¡Aleluya! ¡Aleluya! Me he visto en el espejo, y no me he gustado.


De noche, todos los hombres son necios.

El oro fundido. Francisco Gálvez



EL ORO FUNDIDO

 Después de un paréntesis de nueve años, el poeta Francisco Gálvez (Córdoba, 1945) nos presenta su nueva obra “El oro fundido”, al cuidado de la prestigiosa editorial valenciana “Pre-Textos”. En esta ocasión el poeta se abisma en el expresionismo, en esa búsqueda de la oralidad que cimenta el texto de principio a fin, y dividido en nueve partes o secciones. La primera de ellas, “Argumento”, recoge el poema que da título al libro y que nos confirma el buen oficio de su autor, la calidez de la palabra y sus variadas formas expresivas, la madurez con la que el transcurso del tiempo ha dotado al poeta: “Has aprendido que el vitriolo / puede blanquear los metales / del óxido del fuego / y las cosas fundidas / heredan mayor importancia”. El argumento no podía ser otro, la observancia de lo cotidiano en la más alta cima, en su exacto valor de atesorada heredad, esa que la vida proclama cada día. Distintos y variados son los registros poéticos de Francisco Gálvez, como distinta y variada la temática contenida en este libro. Determinante y núcleo de ese expresionismo indicado con anterioridad es el poema en versículos del “Prólogo”, titulado “Tomando el sol después de comer” y en el cual memoria y palabra se amalgaman y sustentan el discurso poético: “Patio de una casa de vecinos de antes, con habitaciones / alrededor, cocina y servicios comunes (…) Con el tiempo todos se marchan a los barrios modernos / y demasiadas habitaciones para taller (…) Hoy muchas cosas han oscurecido, sobre todo gente y ruido, pero hay un / poeta invisible que lee sus primeros versos bajo los arcos”.
La descripción de lo vivido se hace luz y verbo en “Contenedores”, cuando la mirada vuelve a los orígenes y todo se sucede en el ciclo de la vida: “LA MIRADA, como la punta de un diamante rasga el pasado / y en la ventana del tiempo se mueven las imágenes”, porque ella –la mirada- busca en el paisaje (el río y sus orillas, la calle de los juegos  infantiles, el taller de los orfebres, la iglesia, la plaza del mercado, las noches de verano a las puertas de las casas…) la palabra en su esencia, como ocurre en poemas tales como “Economía” o “Dinero”, o incide en el paso del tiempo, en la cohabitación de filosofía y poesía, hasta concluir en esas otras “Palabras mudas”, en ese juego de preguntas sin respuesta, de un mundo que se abisma al vacío, a la nada. Gálvez es un poeta con oficio y su poesía vital y luminosa:“Cuando / la poesía que quieres escribir está escrita en tu poema / preferido, sólo tienes que seguirla, vivir su música, su gloria de / todos, en voz baja o alta se sienta a tu lado y permanece; tras / ese rastro sereno, desde tu camino sigue el camino”.  


El oro fundido. Francisco Gálvez



EL ORO FUNDIDO

 Después de un paréntesis de nueve años, el poeta Francisco Gálvez (Córdoba, 1945) nos presenta su nueva obra “El oro fundido”, al cuidado de la prestigiosa editorial valenciana “Pre-Textos”. En esta ocasión el poeta se abisma en el expresionismo, en esa búsqueda de la oralidad que cimenta el texto de principio a fin, y dividido en nueve partes o secciones. La primera de ellas, “Argumento”, recoge el poema que da título al libro y que nos confirma el buen oficio de su autor, la calidez de la palabra y sus variadas formas expresivas, la madurez con la que el transcurso del tiempo ha dotado al poeta: “Has aprendido que el vitriolo / puede blanquear los metales / del óxido del fuego / y las cosas fundidas / heredan mayor importancia”. El argumento no podía ser otro, la observancia de lo cotidiano en la más alta cima, en su exacto valor de atesorada heredad, esa que la vida proclama cada día. Distintos y variados son los registros poéticos de Francisco Gálvez, como distinta y variada la temática contenida en este libro. Determinante y núcleo de ese expresionismo indicado con anterioridad es el poema en versículos del “Prólogo”, titulado “Tomando el sol después de comer” y en el cual memoria y palabra se amalgaman y sustentan el discurso poético: “Patio de una casa de vecinos de antes, con habitaciones / alrededor, cocina y servicios comunes (…) Con el tiempo todos se marchan a los barrios modernos / y demasiadas habitaciones para taller (…) Hoy muchas cosas han oscurecido, sobre todo gente y ruido, pero hay un / poeta invisible que lee sus primeros versos bajo los arcos”.
La descripción de lo vivido se hace luz y verbo en “Contenedores”, cuando la mirada vuelve a los orígenes y todo se sucede en el ciclo de la vida: “LA MIRADA, como la punta de un diamante rasga el pasado / y en la ventana del tiempo se mueven las imágenes”, porque ella –la mirada- busca en el paisaje (el río y sus orillas, la calle de los juegos  infantiles, el taller de los orfebres, la iglesia, la plaza del mercado, las noches de verano a las puertas de las casas…) la palabra en su esencia, como ocurre en poemas tales como “Economía” o “Dinero”, o incide en el paso del tiempo, en la cohabitación de filosofía y poesía, hasta concluir en esas otras “Palabras mudas”, en ese juego de preguntas sin respuesta, de un mundo que se abisma al vacío, a la nada. Gálvez es un poeta con oficio y su poesía vital y luminosa:“Cuando / la poesía que quieres escribir está escrita en tu poema / preferido, sólo tienes que seguirla, vivir su música, su gloria de / todos, en voz baja o alta se sienta a tu lado y permanece; tras / ese rastro sereno, desde tu camino sigue el camino”.  


El oro fundido de Francisco Gálvez analizado por José Antonio Santano




EL ORO FUNDIDO

 Después de un paréntesis de nueve años, el poeta Francisco Gálvez (Córdoba, 1945)nos presenta su nueva obra “El oro fundido”, al cuidado de la prestigiosa editorial valenciana “Pre-Textos”. En esta ocasión el poeta se abisma en el expresionismo, en esa búsqueda de la oralidad que cimenta el texto de principio a fin, y dividido en nueve partes o secciones. La primera de ellas, “Argumento”, recoge el poema que da título al libro y que nos confirma el buen oficio de su autor, la calidez de la palabra y sus variadas formas expresivas, la madurez con la que el transcurso del tiempo ha dotado al poeta: “Has aprendido que el vitriolo / puede blanquear los metales / del óxido del fuego / y las cosas fundidas / heredan mayor importancia”. El argumento no podía ser otro, la observancia de lo cotidiano en la más alta cima, en su exacto valor de atesorada heredad, esa que la vida proclama cada día. Distintos y variados son los registros poéticos de Francisco Gálvez, como distinta y variada la temática contenida en este libro. Determinante y núcleo de ese expresionismo indicado con anterioridad es el poema en versículos del “Prólogo”, titulado “Tomando el sol después de comer” y en el cual memoria y palabra se amalgaman y sustentan el discurso poético: “Patio de una casa de vecinos de antes, con habitaciones / alrededor, cocina y servicios comunes (…) Con el tiempo todos se marchan a los barrios modernos / y demasiadas habitaciones para taller (…) Hoy muchas cosas han oscurecido, sobre todo gente y ruido, pero hay un / poeta invisible que lee sus primeros versos bajo los arcos”.


Editorial Pre-Textos
La descripción de lo vivido se hace luz y verbo en “Contenedores”, cuando la mirada vuelve a los orígenes y todo se sucede en el ciclo de la vida: “LA MIRADA, como la punta de un diamante rasga el pasado / y en la ventana del tiempo se mueven las imágenes”, porque ella –la mirada- busca en el paisaje (el río y sus orillas, la calle de los juegos  infantiles, el taller de los orfebres, la iglesia, la plaza del mercado, las noches de verano a las puertas de las casas…) la palabra en su esencia, como ocurre en poemas tales como “Economía” o “Dinero”, o incide en el paso del tiempo, en la cohabitación de filosofía y poesía, hasta concluir en esas otras “Palabras mudas”, en ese juego de preguntas sin respuesta, de un mundo que se abisma al vacío, a la nada. Gálvez es un poeta con oficio y su poesía vital y luminosa:“Cuando / la poesía que quieres escribir está escrita en tu poema / preferido, sólo tienes que seguirla, vivir su música, su gloria de / todos, en voz baja o alta se sienta a tu lado y permanece; tras / ese rastro sereno, desde tu camino sigue el camino”.  



La escalera o la poética del cómic. Isidoro Salvador





LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC


             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.


Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites. 

La escalera o la poética del cómic. Isidoro Salvador





LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC


             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.


Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites. 

La escalera o la poética del cómic




LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC



             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.

Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites.