Theodoro Elssaca . Desde el Nicaragua al azul.




Poeta, escritor, ensayista, artista visual, fotógrafo antropologista y expedicionario, Theodoro Elssaca nació en Santiago de Chile. Viajero impenitente, ha trabajado por años en Europa. Es autor, entre otras obras, de: Aprender a morir (Graphica, 1983); Viento sin memoria (Ediciones Yanara, 1984); Isla de Pascua. Hombre-Arte-Entorno, edición bilingüe (Spativm Ediciones, 1988); Aramí (Red Internacional del Libro, 1992); El espejo humeante–Amazonas (Fundación IberoAmericana, 2005); Travesía del Relámpago, antología poética (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2013); Fuego contra hielo (Editorial Verbum, Madrid, 2014); Orígenes, edición bilingüe (Plaquette, Carmina in minima re, Barcelona 2015) y Santiago bajo cero, edición bilingüe (Bibliotheca Universalis, Bucarest, 2015).

Con un recital de su obra inauguró, en junio 2014, la Primera Semana de la Poesía, en la Universidad de Salamanca, donde es invitado a la XIX Cumbre Poética Iberoamericana, para dar un recital y la conferencia por el centenario del Premio Cervantes, Gonzalo Rojas, 2016.

Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile; del Grupo Caballo de Fuego; colaborador de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía; de Gabriela Mistral Foundation – New York. Miembro Honorario del Grupo Literario Ñuble; de La Pluma del Ganso, en México; de Orizont Literar Contemporan, en Bucarest. Director de PEN Chile, correspondiente al de Londres y presidente de la Fundación IberoAmericana. Colaborador en publicaciones culturales de América y Europa.

El poeta español Ángel Guinda nos señala en su ensayo Travesía Poética de Theodoro Elssaca (prólogo de Travesía del Relámpago, publicado en Madrid por Vitruvio, 2013): “…Hermana del turbión y del volcán, del seísmo y del géiser… la Palabra elssaquiana es un ser vivo que convive con todos los seres de la creación… Estamos ante una de las voces poéticas vivas hispanoamericanas más densas y relevantes de entresiglos XX-XXI…”.
Ha recibido homenajes y reconocimientos de sus pares, como el Premio Mihai Eminescu, por la prosa, en 2013, durante el primer Festival Internacional de Craiova y la primera edición del Premio Poetas de Otros Mundos, en 2014, otorgado por el Fondo Poético Internacional, en España.

Participa de manera permanente en congresos internacionales. Ha dado recitales en Ateneo de Madrid y Casa de América. En universidades de Francia y de América. Este año ha sido invitado, entre otros: al XI Hay Festival de Segovia; al 82 Congress PEN International, en Ourense; a una gira de recitales de su obra poética por ciudades de Galicia; a la Universidad de Compostela, en Lugo y Compostela; a la Cátedra Valente; al II Festival de Madrid y a la XIX Cumbre Poética Iberoamericana en la Universidad de Salamanca 2016.


Actualizada día jueves 3 de noviembre 2016





DESDE NICARAGUA AL AZUL




Sobre la arena duerme un perro azul
mientras las gaviotas sobrevuelan
el oscuro malecón adormilado
Allí la ola revienta en malaquita azul


Parece que nada ocurriera,
al fondo permanecerá el eterno azul 
el mismo azul turquí que viera Darío
desde el litoral de Valparaíso


Espera inquietante en la estación del tren azul
abandonado con roída maleta de azules sueños
pequeño gran hombre, invisible a la azul mirada
de Sajonia. Honda influencia, perdurable tu letra


Azul de infinitud que revolucionó la poética
sobre románticos y parnasianos
tomando altos rasgos simbolistas
que pulió aquel muchacho navegante


Poeta decimonónico azul de tritones
amante de los malditos franceses
de Baudelaire a Rimbaud en Abisinia
con ecos de los Cantos de Maldoror


De madrugada entras al palacio azul, 
Pedro Félix Balmaceda te aguarda
con libros de fábulas del persa Khayyam
pinturas de Watteau y azules de Van Gogh


Ávido de azul participas de tertulias
en los salones de regio fulgor añil,
donde elevas tus versos en algarabía
pensamientos, palabras y pájaros azules


En dejar el palacio eres el último
las grandes puertas azules con cerrojos 
y fallebas, se van cerrando al índigo.
Que no se fugue la atmósfera azul    


Retirado en tu cuartito azul de calle Nataniel
plasmabas el espíritu modernista
junto a la parpadeante llama azul 
de ese viejo quinqué del barco azul de Prusia


Cae solferina la noche de lapislázuli 
Ahora, estoy con Martha Eloísa, cósmica 
la poeta Darío, tu descendiente azulada
y vemos tu rostro *lazawárd sobre el horizonte


Me parece ver a Darío entrando al café 
del malecón adormecido de turquesa
Viene de sombrero alas de alcatraz
envuelto de largo azul de abrigo


Se sienta a nuestra mesa y pide té azul
Abre el libro Azul olor a tinta fresca  
escapan azules sus versos de cobalto 
¿Acaso usted es Darío, el poeta azul?







Me mira con sus ojos que no son azules
Bebe de su taza azul de ultramar, y dice:
Ah, mis ojos, hondos cenotes negros,
ancestralidad de la abuela maya
en su rastro y huellas de Yucatán”


Y yo pienso que todo en Rubén Darío es azul




Theodoro Elssaca  
Valparaíso, Junio de 2016




* Azul, palabra que viene del árabe andalusí: lazawárd
53 versos (estructura de 12 x 4) + 5 + 1


AL HIDALGO POETA Antología en homenaje a Miguel de Cervantes


Salamanca se convierte cada año en puente de la palabra poética. Diecinueve años viene celebrándose un Encuentro de Poetas Iberoamericanos en esta ciudad mágica y misteriosa, donde el saber es su esencia misma y el libro el más grande de los tesoros, como lo prueba la Biblioteca Histórica de su Universidad. Un año más, la ciudad de Salamanca, aromada de poesía, gracias al Ayuntamiento y a Pilar Fernández Labrador, alma mater y fundadora de estos Encuentros, rinde homenaje “Al hidalgo poeta” Miguel de Cervantes con un libro antológico en el que participan destacados poetas iberoamericanos, de los cuales veinticuatro asisten por vez primera a este evento poético e integran la antología: 
Juan Mares (Colombia), José Luis Najenson (Argentina-Israel), Marina Izquierdo (España) Etnairis Ribera (Puerto Rico), Jorge de Arco (España), Gisele Wolkoff (Brasil), Martín Rodríguez-Gaona (Perú), Adriano de San Martín (Costa Rica), Carmelo Chillida (Venezuela), Salvador Galán Moreu (España), Humberto Vinueza (Ecuador), Xesús Rábade Paredes (España), José Antonio Santano (España), Theodoro Elssaca (Chile), José Luis García Herrera (España), Germán Guerra (Cuba), Jacob Iglesias (España), Nidia Marina González (Costa Rica), Leocádia Regalo (Potugal), Ingrid Valencia (México), Carmen Palomo (España), Everardo Norōes (Brasil) y Yuri Talvet (Estonia) y Abdul Hadi Sadoun (Iraq), nombrados Huéspedes Distinguidos de la ciudad de Salamanca. 



En palabras del profesor y poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart (coordinador del Encuentro) las razones de este homenaje podrían resumirse así: «Si bien Cervantes no fue a América, a pesar del mucho afán que puso en ello, desesperado…, lo cierto es que poeta de América sí vienen a Cervantes, bien fusionados ya los dos continentes de la Mancha, y con las manos perfectamente entrelazadas a poetas brasileños y lusitanos, más algunos invitados necesarios, de otros países». s poetas y otros más, entre los que se encuentran: Antonio Salvado, Antonio Colinas, José Mª Muñoz Quirós, José Pulido, Carlos Aganzo, Héctor Ňaupari, Álvaro Mata Guillé, Marisa Martínez Pérsico, Tomás Acosta, entre otros. Es esta una antología en la cual hallamos voces y registros poéticos muy diferentes según la procedencia del autor, determinados lógicamente por la experiencia vital influida por aspectos tales como el paisaje, la Naturaleza, amén de otros referentes universales como son el tratamiento del tiempo, el dolor, la soledad, el amor o la muerte. “Al hidalgo poeta” es una antología que nos invita a conocer, aunque sea solo de forma aproximada, las poesía de los poetas seleccionados para la ocasión, así como del resto de poetas que han querido estar presentes en este merecido homenaje al Cervantes más desconocido: el poeta. Dada la imposibilidad de mostrar el trabajo de todos, seleccionaré algunos  fragmentos de los poemas contenidos en la antología: «Loco Cervantes / Justicia, libertad, verdad / Como el Quijote», (Juan Mares), «Es mejor volver al mar para todo, / para olvidar y celebrar, / y frente a semejante dios desnudarte / con placer y sin temores, festiva y sin complejos» (Etnairis Ribera), «no me saben muerto en la vida sin nombre / vivo en la muerte que me nombra» (Adriano de San Martín), «Escribo. A través de mi cuerpo fluye / una fuerza que se esfuma, me abandona, / y como todos tengo que seguir viviendo / con el esfuerzo diario, / el que no es permitido rechazar» (Carmelo Chillida), «Por todos los vivos que me ha robado, / me quedaré aquí para desollar a a la muerte, / le sacaré los ojos y dejaré sus vísceras colgando. / Romperé cada uno de sus malditos huesos / hasta molerlos como tiza lanzada con rabia al viento. / La Muerte, la Muerte anda por estos lados / ya la he visto» (Theodoro Elssaca), «Escribo para quien, un día, quizá lejano, / encuentre entre mis versos un ápice de esa vida / que he ido dajando –gotas de sangre o tinta- / sobre el páramo agreste de todos mis silencios» (José L. García Herrera), «Amar implica a veces / dejar todo cerrado / quedarse dormida en los parques / olvidar todo / cerras cosas. // Y creer por un momento / que no se abrirá nada / nunca más» (Nidia Marina González), «En el sueño hay un río que se lleva el cadáver / y un árbol que sujeta el temblor. / Aquí, en el negro inmóvil, bajo un viento artificial / la vida se devora» (Ingrid Valencia), «Cuento fragmentos / reoordeno parábolas: / una porción de los que soy / recuerda las fronteras / del Universo» (Everardo Norōes), «Aun así, seguirás siendo libre y podrás confundirte, / porque junto a nosotros revolotearán las almas, / perpetuamente, en los aires del abandono» y pór último: «En tu amor / soy como aquel trovador que decía / yo sé que mi corazón te desea / y tu ausencia es mi castigo divino» (Abdul Hadi Sadoum).

Título: Al hidalgo poeta. Antología en homenaje a Miguel de Cervantes
Autor: AA.VV
Edita: Ayuntamiento de Salamanca. (Salamanca, 2016)

AL HIDALGO POETA. Antología en homenaje a Miguel de Cervantes


Salamanca se convierte cada año en puente de la palabra poética. Diecinueve años viene celebrándose un Encuentro de Poetas Iberoamericanos en esta ciudad mágica y misteriosa, donde el saber es su esencia misma y el libro el más grande de los tesoros, como lo prueba la Biblioteca Histórica de su Universidad. Un año más, la ciudad de Salamanca, aromada de poesía, gracias al Ayuntamiento y a Pilar Fernández Labrador, alma mater y fundadora de estos Encuentros, rinde homenaje “Al hidalgo poeta” Miguel de Cervantes con un libro antológico en el que participan destacados poetas iberoamericanos, de los cuales veinticuatro asisten por vez primera a este evento poético e integran la antología: 


Juan Mares (Colombia), José Luis Najenson (Argentina-Israel), Marina Izquierdo (España) Etnairis Ribera (Puerto Rico), Jorge de Arco (España), Gisele Wolkoff (Brasil), Martín Rodríguez-Gaona (Perú), Adriano de San Martín (Costa Rica), Carmelo Chillida (Venezuela), Salvador Galán Moreu (España), Humberto Vinueza (Ecuador), Xesús Rábade Paredes (España), José Antonio Santano (España), Theodoro Elssaca (Chile), José Luis García Herrera (España), Germán Guerra (Cuba), Jacob Iglesias (España), Nidia Marina González (Costa Rica), Leocádia Regalo (Potugal), Ingrid Valencia (México), Carmen Palomo (España), Everardo Norōes (Brasil) y Yuri Talvet (Estonia) y Abdul Hadi Sadoun (Iraq), nombrados Huéspedes Distinguidos de la ciudad de Salamanca. 
En palabras del profesor y poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart (coordinador del Encuentro) las razones de este homenaje podrían resumirse así: «Si bien Cervantes no fue a América, a pesar del mucho afán que puso en ello, desesperado…, lo cierto es que poeta de América sí vienen a Cervantes, bien fusionados ya los dos continentes de la Mancha, y con las manos perfectamente entrelazadas a poetas brasileños y lusitanos, más algunos invitados necesarios, de otros países». s poetas y otros más, entre los que se encuentran: Antonio Salvado, Antonio Colinas, José Mª Muñoz Quirós, José Pulido, Carlos Aganzo, Héctor Ňaupari, Álvaro Mata Guillé, Marisa Martínez Pérsico, Tomás Acosta, entre otros. Es esta una antología en la cual hallamos voces y registros poéticos muy diferentes según la procedencia del autor, determinados lógicamente por la experiencia vital influida por aspectos tales como el paisaje, la Naturaleza, amén de otros referentes universales como son el tratamiento del tiempo, el dolor, la soledad, el amor o la muerte. “Al hidalgo poeta” es una antología que nos invita a conocer, aunque sea solo de forma aproximada, las poesía de los poetas seleccionados para la ocasión, así como del resto de poetas que han querido estar presentes en este merecido homenaje al Cervantes más desconocido: el poeta.

Dada la imposibilidad de mostrar el trabajo de todos, seleccionaré algunos  fragmentos de los poemas contenidos en la antología: «Loco Cervantes / Justicia, libertad, verdad / Como el Quijote», (Juan Mares), «Es mejor volver al mar para todo, / para olvidar y celebrar, / y frente a semejante dios desnudarte / con placer y sin temores, festiva y sin complejos» (Etnairis Ribera), «no me saben muerto en la vida sin nombre / vivo en la muerte que me nombra» (Adriano de San Martín), «Escribo. A través de mi cuerpo fluye / una fuerza que se esfuma, me abandona, / y como todos tengo que seguir viviendo / con el esfuerzo diario, / el que no es permitido rechazar» (Carmelo Chillida), «Por todos los vivos que me ha robado, / me quedaré aquí para desollar a a la muerte, / le sacaré los ojos y dejaré sus vísceras colgando. / Romperé cada uno de sus malditos huesos / hasta molerlos como tiza lanzada con rabia al viento. / La Muerte, la Muerte anda por estos lados / ya la he visto» (Theodoro Elssaca), «Escribo para quien, un día, quizá lejano, / encuentre entre mis versos un ápice de esa vida / que he ido dajando –gotas de sangre o tinta- / sobre el páramo agreste de todos mis silencios» (José L. García Herrera), «Amar implica a veces / dejar todo cerrado / quedarse dormida en los parques / olvidar todo / cerras cosas. // Y creer por un momento / que no se abrirá nada / nunca más», «En el sueño hay un río que se lleva el cadáver / y un árbol que sujeta el temblor. / Aquí, en el negro inmóvil, bajo un viento artificial / la vida se devora» (Ingrid Valencia), «Cuento fragmentos / reoordeno parábolas: / una porción de los que soy / recuerda las fronteras / del Universo» (Everardo Norōes), «Aun así, seguirás siendo libre y podrás confundirte, / porque junto a nosotros revolotearán las almas, / perpetuamente, en los aires del abandono» y pór último: «En tu amor / soy como aquel trovador que decía / yo sé que mi corazón te desea / y tu ausencia es mi castigo divino» (Abdul Hadi Sadoum).
Título: Al hidalgo poeta. Antología en homenaje a Miguel de Cervantes
Autor: AA.VV
Edita: Ayuntamiento de Salamanca. (Salamanca, 2016)

AL HIDALGO POETA. Antología en homenaje a Miguel de Cervantes


Salamanca se convierte cada año en puente de la palabra poética. Diecinueve años viene celebrándose un Encuentro de Poetas Iberoamericanos en esta ciudad mágica y misteriosa, donde el saber es su esencia misma y el libro el más grande de los tesoros, como lo prueba la Biblioteca Histórica de su Universidad. Un año más, la ciudad de Salamanca, aromada de poesía, gracias al Ayuntamiento y a Pilar Fernández Labrador, alma mater y fundadora de estos Encuentros, rinde homenaje “Al hidalgo poeta” Miguel de Cervantes con un libro antológico en el que participan destacados poetas iberoamericanos, de los cuales veinticuatro asisten por vez primera a este evento poético e integran la antología: 


Juan Mares (Colombia), José Luis Najenson (Argentina-Israel), Marina Izquierdo (España) Etnairis Ribera (Puerto Rico), Jorge de Arco (España), Gisele Wolkoff (Brasil), Martín Rodríguez-Gaona (Perú), Adriano de San Martín (Costa Rica), Carmelo Chillida (Venezuela), Salvador Galán Moreu (España), Humberto Vinueza (Ecuador), Xesús Rábade Paredes (España), José Antonio Santano (España), Theodoro Elssaca (Chile), José Luis García Herrera (España), Germán Guerra (Cuba), Jacob Iglesias (España), Nidia Marina González (Costa Rica), Leocádia Regalo (Potugal), Ingrid Valencia (México), Carmen Palomo (España), Everardo Norōes (Brasil) y Yuri Talvet (Estonia) y Abdul Hadi Sadoun (Iraq), nombrados Huéspedes Distinguidos de la ciudad de Salamanca. 
En palabras del profesor y poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart (coordinador del Encuentro) las razones de este homenaje podrían resumirse así: «Si bien Cervantes no fue a América, a pesar del mucho afán que puso en ello, desesperado…, lo cierto es que poeta de América sí vienen a Cervantes, bien fusionados ya los dos continentes de la Mancha, y con las manos perfectamente entrelazadas a poetas brasileños y lusitanos, más algunos invitados necesarios, de otros países». s poetas y otros más, entre los que se encuentran: Antonio Salvado, Antonio Colinas, José Mª Muñoz Quirós, José Pulido, Carlos Aganzo, Héctor Ňaupari, Álvaro Mata Guillé, Marisa Martínez Pérsico, Tomás Acosta, entre otros. Es esta una antología en la cual hallamos voces y registros poéticos muy diferentes según la procedencia del autor, determinados lógicamente por la experiencia vital influida por aspectos tales como el paisaje, la Naturaleza, amén de otros referentes universales como son el tratamiento del tiempo, el dolor, la soledad, el amor o la muerte. “Al hidalgo poeta” es una antología que nos invita a conocer, aunque sea solo de forma aproximada, las poesía de los poetas seleccionados para la ocasión, así como del resto de poetas que han querido estar presentes en este merecido homenaje al Cervantes más desconocido: el poeta.

Dada la imposibilidad de mostrar el trabajo de todos, seleccionaré algunos  fragmentos de los poemas contenidos en la antología: «Loco Cervantes / Justicia, libertad, verdad / Como el Quijote», (Juan Mares), «Es mejor volver al mar para todo, / para olvidar y celebrar, / y frente a semejante dios desnudarte / con placer y sin temores, festiva y sin complejos» (Etnairis Ribera), «no me saben muerto en la vida sin nombre / vivo en la muerte que me nombra» (Adriano de San Martín), «Escribo. A través de mi cuerpo fluye / una fuerza que se esfuma, me abandona, / y como todos tengo que seguir viviendo / con el esfuerzo diario, / el que no es permitido rechazar» (Carmelo Chillida), «Por todos los vivos que me ha robado, / me quedaré aquí para desollar a a la muerte, / le sacaré los ojos y dejaré sus vísceras colgando. / Romperé cada uno de sus malditos huesos / hasta molerlos como tiza lanzada con rabia al viento. / La Muerte, la Muerte anda por estos lados / ya la he visto» (Theodoro Elssaca), «Escribo para quien, un día, quizá lejano, / encuentre entre mis versos un ápice de esa vida / que he ido dajando –gotas de sangre o tinta- / sobre el páramo agreste de todos mis silencios» (José L. García Herrera), «Amar implica a veces / dejar todo cerrado / quedarse dormida en los parques / olvidar todo / cerras cosas. // Y creer por un momento / que no se abrirá nada / nunca más», «En el sueño hay un río que se lleva el cadáver / y un árbol que sujeta el temblor. / Aquí, en el negro inmóvil, bajo un viento artificial / la vida se devora» (Ingrid Valencia), «Cuento fragmentos / reoordeno parábolas: / una porción de los que soy / recuerda las fronteras / del Universo» (Everardo Norōes), «Aun así, seguirás siendo libre y podrás confundirte, / porque junto a nosotros revolotearán las almas, / perpetuamente, en los aires del abandono» y pór último: «En tu amor / soy como aquel trovador que decía / yo sé que mi corazón te desea / y tu ausencia es mi castigo divino» (Abdul Hadi Sadoum).
Título: Al hidalgo poeta. Antología en homenaje a Miguel de Cervantes
Autor: AA.VV
Edita: Ayuntamiento de Salamanca. (Salamanca, 2016)

CIUDAD CELESTE. ANTOLOGÍA HOMENAJE A VALENTE.




CIUDAD CELESTE
Antología homenaje a Valente

Visitar la casa de Valente es uno de los mayores placeres que puede encontrar un poeta que viva en Almería. Dejarse aromar por los recuerdos que la imaginación redime en las estancias no se puede describir. La luz de Almería, lo dijo el poeta hasta la saciedad, lo atrapó, y no de forma transitoria, sino hasta su muerte. También el desierto, y yo añadiría el silencio que, curiosamente, casi no aparece en su obra pero está en él, en la casa y el Cabo. A esa luz se ha referido el poeta en multitud de ocasiones, como en esta: «No sabríamos decir cuánto debemos ya a esa luz, que puede ser alta y terrible como un dios o declinar como animal de fuego hacia el crepúsculo, arrastrando con ella todo el cielo hacia la línea donde no acaba ciertamente el mar». En el prólogo del libro, escrito por Ismael Diadé, hallamos el calor de la palabra también, la iluminada voz, el verbo preciso, el reconocimiento a la obra de Valente, a su vida y a su muerte: «Con el tiempo, la muerte acaba poniendo a cada uno en su sitio. 
Ni esa muerte, último inconveniente de haber nacido, ni el nacer común a todos bajo el sol hacen una notoria diferencia entre los hombres. La diferencia les viene del camino entre el nacimiento y la muerte. En ese caminar entre la cuna y la tumba, Almería fue un hito decisivo, casi el último que Valente vivió. Almería es su ciudad celeste de tenue y nítida luz. Aquí, José Ángel Valente encontró en sus últimos años el jardín de sus delicias y la claridad que precisaba. Aquí, dio con su lugar 4respondiento a la vocación íntima del desierto que llama y llena a sus allegados entre el silencio y la nada anidada entre sus versos y su diálogo con Ibn al-Arif, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Miguel de Molinos, y todos aquellos místicos que vivieron entre la materia y la memoria iluminada, el abismal sentir de lo divino». “Ciudad celeste” no es sino el resultado de una antigua deuda de Almería y sus poetas con Valente; una antología con el canto de 45 poetas: 

Faun Ataya, Julio Béjar, Alfonso Berlanga, Antonio Bocero, Aureliano Cañadas, Antonio Carbonell, Concha Castro, Juan José Ceba, Pepe Criado, José María de Benito, Guillermo de Jorge, Alonso de Molina, Julio Alfredo Egea, Virginia Fernández Collado, Aníbal García, Antonio García Vargas, Juan José Guerrero, Germán Guirado, Perfecto Herrera, Toño Jérez, Rafael Jiménez, María Ángeles Lonardi, José Luis López Bretones, Carmen López, Estefanía Martín, José Luis Martínez Clares, Estefanía Montero, Domingo Nicolás, Juan Pardo Vidal, Álvaro Perals, Emilio Picón, Raúl Quinto, Pilar Quirosa-Cheyrouze, Diego Reche, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, Ana María Romero Yebra, Andrés Rubia, José Antonio Sáez, Francisca Sánchez, José Antonio Santano, Mario Sanz, Pedro Soler, José Tuvilla, Francisco Vargas y Graciela Zárate. 

La palabra poética para quien tanto hizo por ella, para quien se desnudó ante sí y el mundo, en una suerte de mística ineludible para el lector que desee conocer una de las páginas de la poesía universal más destacadas del siglo XX y comienzos del XXI: la poesía de José Ángel Valente. En esta tierra almeriense, en este sur tan olvidadizo, y del que dijo el poeta: «El sur como una larga / lenta demolición.», la luz de la palabra vuelve para ascender a la negrura de la noche y adentrarse en su silencio y soledad –que tanto frecuentó Valente- y luego de escuchar sus sonidos, sentir el escalofrío de la poesía, de la palabra. Por ser una empresa imposible citar fragmentos de todos los poetas contenidos en este libro, haré referencia sólo a los más representativos respecto a la obra de Valente y aun a pesar del riesgo que pudiera derivar de esta circunstancia. Ya en las primeras páginas hallamos “Poema en azul”, de Alfonso Berlanga, que alude a ese color tan cercano al Valente mediterráneo: «Si alborada de azul tiñera tu ventana, / encendido carbón en azul tus sentidos, / tu almohada de azul, / azul tu sueño, / cuánto de azul sintieras / si el azul te dejara… te dejara». Frente a la veteranía de un poeta, la juventud de otro, Juan Pardo Vidal, en la palabra trascendida, que se adentra en la nada, a la que tantas veces acudiera también Valente: «Amo el cántaro, tiene la suprema / realidad de la forma, hueco inánime, / bello y servil el cántaro y el canto, / se desmorona el aire desde el aire, / que disuelve la piedra en polvo al fin… ». “Ciudad celeste” respira por cada poro de sus páginas a través de los poetas participantes, pues muchas son las voces y muchos los registros, y en todos, la luz de la poesía en el recuerdo al gran poeta José Ángel Valente.


Título: Ciudad celeste
Autor: AA.VV
Edita: Instituto de Estudios Almerienses (Almería, 2016)


SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS. RAMÓN MARTÍNEZ LEAL



SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS


Volver a la tierra, a los lugares con los que se soñó alguna vez, ese pueblo bañado por el mar o quizá por un riachuelo cristalino, un bosque, una alameda, o, simplemente aislado en su soledad contenida es siempre una manera de sentir la vida en todos sus órdenes. Sucedió que un día ya lejano anduve por Fuente Vaqueros y los versos de Federico García Lorca me asaltaron fieros, luminosos, abrasadores. Allí todo fue distinto, todo calma y silencio, clamor de ausencias. Corría el mes de septiembre de un año cualquiera, en Fuente Vaqueros, en alma pura del poeta las horas se hicieron infinitas, deslumbradoras. Ahora, muchos años después, la poesía de otro poeta, vuelve a cruzarse en mi camino, y es septiembre el elegido, el mes de la nostalgia, de la melancolía y el recuerdo que brama en los adentros del poeta. “Septiembre en los armarios” es el poemario objeto de atención en esta ocasión, obra de Ramón Martínez López (Fuente Vaqueros, Granada, 1975), con la que fue finalista del XXIX Certamen de Poesía Villa de Peligros. Ya desde el primer poema, que da título al poemario, el poeta desvela sus intenciones cuando escribe: «Tengo nuestro septiembre en los armarios. / No me atrevo a sacarlo por si llueve / y se me oxidan recuerdos y nostalgias / o se me cuartea el rostro en la cartera». Es el amor que surge como un huracán y que crece y crece en el interior del poeta y que no puede silenciar ya: «Cómo negarte que te quiero, / que la vida sin ti carece de sentido / y cómo no pensar, mirándote a los ojos, / que este diciembre será el mes de tu sonrisa». El tiempo que todo lo afianza y que el poeta sabe bien que ha de transcurrir, sucederse hasta alcanzar el destino deseado, su destino, el camino que le llevará al amor definitivo, la verdad absoluta, su verdad. La observación del cosmos es una necesidad del poeta, el conocimiento y la reflexión de cuanto sucede a su alrededor, las claves sobre las que se asienta su universo poético: «De tanto girar el mundo ha perdido la cordura / y yo, loco insomne, no encuentro el sentido de otra risa / en esta noche de silencios varios / en que un desierto de sombras juegan a quererse». El poeta en su soledad toda, al cuidado de los días y las noches que se suceden monótonas, y que engrandecen su vital experiencia. De ahí que se rebele y se pronuncie contra lo que no quiere: «Yo no quiero rosas mutiladas / ni cualquier otra flor sin sus espinas. / Yo no quiero perfumes que sepan a mañana / ni aromas de un quizás con sabor a despedida». El amor sin condiciones, del “yo” al “tú” trascendido en el “nosotros”, que todo lo transforma y lo altera, irremediablemente: «Amarse, Amarse, Amarse / hasta descubrir en tu boca / que la noche en que no estás / tiembla mi noche». Es la entrega al otro hasta sentirse uno sólo y único cuerpo, una sola alma: «Esta tarde, será por siempre nuestra tarde / y nosotros, amantes de un instante eterno». La eternidad al fin, en el amor, en la infinitud del tiempo, incluso en la tristeza de los días, en el dolor de la espera. Así el poeta, en este viaje iniciático, aprendiz de hombre y de poeta, se mira hacia adentro para descubrirse y descubrir el mundo, la hostil realidad que le rodea. Ya su canto contra las despedidas, contra la ausencia del amor y los recuerdos, esa creciente nostalgia incrustada en lo más hondo del ser: «Navegar no es más que asumir la despedida / por ese mar-espejo que mece los recuerdos. […] Y entonces yo descubro el enigma del naufragio: / no hay horizontes más allá de tu cintura / ni paraísos celestes al margen de tu risa. / Naufragar es alcanzar la victoria». El amor en sus más variadas representaciones, en los recuerdos que trascienden tras el tiempo transcurrido, el amor soledad y el silencio, siempre el poeta alumbrando el territorio de la vida, imaginando otros universos: «Quizá nunca deambule por Walt Street, / absorto en el frenético bullicio / de ese universo enumerado de oficinas. / Quizá nunca pase una noche en Manhattan, / ni surque las aguas del Hudson, ni acarice tus pechos en el piso 40 de mi vida. / Quizá, sólo quizá, tal vez nunca, todavía». Pero después de todo, de la vida misma, de sus sombras y sus luces, el poeta siente el paso del tiempo y en él se mira para saberse vivo, en los orígenes de la existencia y la memoria: «Entonces, recuerdo al niño que deshojaba margaritas / y soñaba versos imposibles / en la soledad de centinela  de la bañera. / Y por más que quiero, las orillas / se me antojan lejanas y distantes. / Y es que de todo comienza a hacer ya bastante tiempo».


 Título: Septiembre en los armarios
 Autor: Ramón Martínez López  
 Edita: Alhulia (Salobreña, Granada, 2015)    

SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS. RAMÓN MARTÍNEZ LÓPEZ



SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS


Volver a la tierra, a los lugares con los que se soñó alguna vez, ese pueblo bañado por el mar o quizá por un riachuelo cristalino, un bosque, una alameda, o, simplemente aislado en su soledad contenida es siempre una manera de sentir la vida en todos sus órdenes. Sucedió que un día ya lejano anduve por Fuente Vaqueros y los versos de Federico García Lorca me asaltaron fieros, luminosos, abrasadores. Allí todo fue distinto, todo calma y silencio, clamor de ausencias. Corría el mes de septiembre de un año cualquiera, en Fuente Vaqueros, en alma pura del poeta las horas se hicieron infinitas, deslumbradoras. Ahora, muchos años después, la poesía de otro poeta, vuelve a cruzarse en mi camino, y es septiembre el elegido, el mes de la nostalgia, de la melancolía y el recuerdo que brama en los adentros del poeta. “Septiembre en los armarios” es el poemario objeto de atención en esta ocasión, obra de Ramón Martínez López (Fuente Vaqueros, Granada, 1975), con la que fue finalista del XXIX Certamen de Poesía Villa de Peligros. Ya desde el primer poema, que da título al poemario, el poeta desvela sus intenciones cuando escribe: «Tengo nuestro septiembre en los armarios. / No me atrevo a sacarlo por si llueve / y se me oxidan recuerdos y nostalgias / o se me cuartea el rostro en la cartera». Es el amor que surge como un huracán y que crece y crece en el interior del poeta y que no puede silenciar ya: «Cómo negarte que te quiero, / que la vida sin ti carece de sentido / y cómo no pensar, mirándote a los ojos, / que este diciembre será el mes de tu sonrisa». El tiempo que todo lo afianza y que el poeta sabe bien que ha de transcurrir, sucederse hasta alcanzar el destino deseado, su destino, el camino que le llevará al amor definitivo, la verdad absoluta, su verdad. La observación del cosmos es una necesidad del poeta, el conocimiento y la reflexión de cuanto sucede a su alrededor, las claves sobre las que se asienta su universo poético: «De tanto girar el mundo ha perdido la cordura / y yo, loco insomne, no encuentro el sentido de otra risa / en esta noche de silencios varios / en que un desierto de sombras juegan a quererse». El poeta en su soledad toda, al cuidado de los días y las noches que se suceden monótonas, y que engrandecen su vital experiencia. De ahí que se rebele y se pronuncie contra lo que no quiere: «Yo no quiero rosas mutiladas / ni cualquier otra flor sin sus espinas. / Yo no quiero perfumes que sepan a mañana / ni aromas de un quizás con sabor a despedida». El amor sin condiciones, del “yo” al “tú” trascendido en el “nosotros”, que todo lo transforma y lo altera, irremediablemente: «Amarse, Amarse, Amarse / hasta descubrir en tu boca / que la noche en que no estás / tiembla mi noche». Es la entrega al otro hasta sentirse uno sólo y único cuerpo, una sola alma: «Esta tarde, será por siempre nuestra tarde / y nosotros, amantes de un instante eterno». La eternidad al fin, en el amor, en la infinitud del tiempo, incluso en la tristeza de los días, en el dolor de la espera. Así el poeta, en este viaje iniciático, aprendiz de hombre y de poeta, se mira hacia adentro para descubrirse y descubrir el mundo, la hostil realidad que le rodea. Ya su canto contra las despedidas, contra la ausencia del amor y los recuerdos, esa creciente nostalgia incrustada en lo más hondo del ser: «Navegar no es más que asumir la despedida / por ese mar-espejo que mece los recuerdos. […] Y entonces yo descubro el enigma del naufragio: / no hay horizontes más allá de tu cintura / ni paraísos celestes al margen de tu risa. / Naufragar es alcanzar la victoria». El amor en sus más variadas representaciones, en los recuerdos que trascienden tras el tiempo transcurrido, el amor soledad y el silencio, siempre el poeta alumbrando el territorio de la vida, imaginando otros universos: «Quizá nunca deambule por Walt Street, / absorto en el frenético bullicio / de ese universo enumerado de oficinas. / Quizá nunca pase una noche en Manhattan, / ni surque las aguas del Hudson, ni acarice tus pechos en el piso 40 de mi vida. / Quizá, sólo quizá, tal vez nunca, todavía». Pero después de todo, de la vida misma, de sus sombras y sus luces, el poeta siente el paso del tiempo y en él se mira para saberse vivo, en los orígenes de la existencia y la memoria: «Entonces, recuerdo al niño que deshojaba margaritas / y soñaba versos imposibles / en la soledad de centinela  de la bañera. / Y por más que quiero, las orillas / se me antojan lejanas y distantes. / Y es que de todo comienza a hacer ya bastante tiempo».


 Título: Septiembre en los armarios
 Autor: Ramón Martínez López  
 Edita: Alhulia (Salobreña, Granada, 2015)    

SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS. RAMÓN MARTÍNEZ LÓPEZ



SEPTIEMBRE EN LOS ARMARIOS


Volver a la tierra, a los lugares con los que se soñó alguna vez, ese pueblo bañado por el mar o quizá por un riachuelo cristalino, un bosque, una alameda, o, simplemente aislado en su soledad contenida es siempre una manera de sentir la vida en todos sus órdenes. Sucedió que un día ya lejano anduve por Fuente Vaqueros y los versos de Federico García Lorca me asaltaron fieros, luminosos, abrasadores. Allí todo fue distinto, todo calma y silencio, clamor de ausencias. Corría el mes de septiembre de un año cualquiera, en Fuente Vaqueros, en alma pura del poeta las horas se hicieron infinitas, deslumbradoras. Ahora, muchos años después, la poesía de otro poeta, vuelve a cruzarse en mi camino, y es septiembre el elegido, el mes de la nostalgia, de la melancolía y el recuerdo que brama en los adentros del poeta. “Septiembre en los armarios” es el poemario objeto de atención en esta ocasión, obra de Ramón Martínez López (Fuente Vaqueros, Granada, 1975), con la que fue finalista del XXIX Certamen de Poesía Villa de Peligros. Ya desde el primer poema, que da título al poemario, el poeta desvela sus intenciones cuando escribe: «Tengo nuestro septiembre en los armarios. / No me atrevo a sacarlo por si llueve / y se me oxidan recuerdos y nostalgias / o se me cuartea el rostro en la cartera». Es el amor que surge como un huracán y que crece y crece en el interior del poeta y que no puede silenciar ya: «Cómo negarte que te quiero, / que la vida sin ti carece de sentido / y cómo no pensar, mirándote a los ojos, / que este diciembre será el mes de tu sonrisa». El tiempo que todo lo afianza y que el poeta sabe bien que ha de transcurrir, sucederse hasta alcanzar el destino deseado, su destino, el camino que le llevará al amor definitivo, la verdad absoluta, su verdad. La observación del cosmos es una necesidad del poeta, el conocimiento y la reflexión de cuanto sucede a su alrededor, las claves sobre las que se asienta su universo poético: «De tanto girar el mundo ha perdido la cordura / y yo, loco insomne, no encuentro el sentido de otra risa / en esta noche de silencios varios / en que un desierto de sombras juegan a quererse». El poeta en su soledad toda, al cuidado de los días y las noches que se suceden monótonas, y que engrandecen su vital experiencia. De ahí que se rebele y se pronuncie contra lo que no quiere: «Yo no quiero rosas mutiladas / ni cualquier otra flor sin sus espinas. / Yo no quiero perfumes que sepan a mañana / ni aromas de un quizás con sabor a despedida». El amor sin condiciones, del “yo” al “tú” trascendido en el “nosotros”, que todo lo transforma y lo altera, irremediablemente: «Amarse, Amarse, Amarse / hasta descubrir en tu boca / que la noche en que no estás / tiembla mi noche». Es la entrega al otro hasta sentirse uno sólo y único cuerpo, una sola alma: «Esta tarde, será por siempre nuestra tarde / y nosotros, amantes de un instante eterno». La eternidad al fin, en el amor, en la infinitud del tiempo, incluso en la tristeza de los días, en el dolor de la espera. Así el poeta, en este viaje iniciático, aprendiz de hombre y de poeta, se mira hacia adentro para descubrirse y descubrir el mundo, la hostil realidad que le rodea. Ya su canto contra las despedidas, contra la ausencia del amor y los recuerdos, esa creciente nostalgia incrustada en lo más hondo del ser: «Navegar no es más que asumir la despedida / por ese mar-espejo que mece los recuerdos. […] Y entonces yo descubro el enigma del naufragio: / no hay horizontes más allá de tu cintura / ni paraísos celestes al margen de tu risa. / Naufragar es alcanzar la victoria». El amor en sus más variadas representaciones, en los recuerdos que trascienden tras el tiempo transcurrido, el amor soledad y el silencio, siempre el poeta alumbrando el territorio de la vida, imaginando otros universos: «Quizá nunca deambule por Walt Street, / absorto en el frenético bullicio / de ese universo enumerado de oficinas. / Quizá nunca pase una noche en Manhattan, / ni surque las aguas del Hudson, ni acarice tus pechos en el piso 40 de mi vida. / Quizá, sólo quizá, tal vez nunca, todavía». Pero después de todo, de la vida misma, de sus sombras y sus luces, el poeta siente el paso del tiempo y en él se mira para saberse vivo, en los orígenes de la existencia y la memoria: «Entonces, recuerdo al niño que deshojaba margaritas / y soñaba versos imposibles / en la soledad de centinela  de la bañera. / Y por más que quiero, las orillas / se me antojan lejanas y distantes. / Y es que de todo comienza a hacer ya bastante tiempo».


 Título: Septiembre en los armarios
 Autor: Ramón Martínez López  
 Edita: Alhulia (Salobreña, Granada, 2015)