POEMAS PARA LEER A DESHORAS. MARIA ÁNGELES LONARDI


Texto de la Presentación del libro “Poemas para leer a deshoras” leído por la autora, María Dolores García de Madariaga el 7 de junio de 2017 en la Biblioteca Francisco Villaespesa de Almería en el acto organizado por el Centro Andaluz de las Letras, con la presencia en la mesa de Don Alfredo Valdivia, Delegado de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.

Buenas tardes y bienvenidos a la presentación del poemario de Mª Ángeles Lonardi, titulado: “Poemas para leer a deshoras”.

Quiero darle las gracias a la autora por invitarme a presentar su libro. Muy gustosa acepté su invitación y he de decir que he disfrutado mucho leyendo estos bellos y sentidos poemas que a continuación voy a comentar.

Presentar un libro es entrar a formar parte de un trabajo poético de un poeta y ahondar en sus meandros para hacerlo propio, hasta encontrar la luz, dándole la interpretación y el calado que propone la temática para luego darlo a conocer y hacer que los futuros lectores se entusiasmen y se animen a leerlo y se interesen por él.

El poemario consta de las siguientes partes: Una Introducción firmada por el poeta, narrador y editor español, académico con la Letra Z de la Academia de Buenas Letras de Granada Don Pedro Enríquez, denominada “Palabras”. El conjunto de poemas que constituyen la obra y que se divide en siete partes denominadas: 1.-Variaciones sobre lo cotidiano. 2.-Cosas vistas desde otra perspectiva. 3.-De aquí, de allá,…4.-Cotidianeidades. 5.-De mujeres de este siglo. 6.-De hoy en día y 7.-De filosofía y de la vida., y por último finaliza el poemario con un epílogo de la poeta, escritora y crítica literaria Doña Pilar Quirosa-Cheyrouze denominado “Fugacidad del tiempo”.


Además, en la contraportada, podemos leer unas palabras finales que, con gran maestría, ha logrado concentrar la temática y el mensaje del libro, el Profesor de Lengua y Literatura en activo Francisco Vargas Fernández.

Pero vamos a entrar en el libro. Cada una de las partes están constituidas por diferente número de poemas, siguiendo el libre albedrío. La primera consta de siete, la segunda de doce, la tercera de nueve, sin embargo, la cuarta consta de veinte más una parte de reflexiones. Suman un total de 88 poemas y esto hace referencia a las 88 teclas del piano, al número 8 por decisión de la autora y al símbolo de infinito.

Algunos poemas van precedidos de una cita de escritores de reconocido prestigio que, casi con seguridad, ha sido el motivo de inspiración para crear el poema. Quizás un homenaje de la autora a quienes representan sus referentes en las letras.

Así el poema “Secuencia” que pertenece a la cuarta parte, va precedido de la siguiente cita:

La casa en la mañana con la verdad revuelta de sábanas, el origen del día.” (Pablo Neruda, Cien sonetos de amor).

El poema “Plantas que hablan”, también de la cuarta parte, lo precede la siguiente cita de Charles Baudelaire:

¡Feliz quien vuela sobre el mundo y sin esfuerzo comprende el lenguaje de las flores y la mudez de las cosas! (de la obra Elevación).

Así sucede con otros muchos poemas, aunque no todos aparecen con citas.

Las claves de la obra poética de Mª Ángeles son dos: en primer lugar, sus experiencias de vida, sus vivencias personales, recuerdos de su infancia y adolescencia, traspasados por su amor a la naturaleza. Es una poesía auténtica, sincera, que como decía Pedro Salinas “la autenticidad es una cualidad fundamental de la poesía junto con la belleza”, y como decíamos, su amor por la naturaleza está muy presente en toda su obra, proveniente quizás de la Pachamama, que nombra en uno de sus poemas, esa deidad andina que fertiliza la tierra y da fecundidad. Es una deidad protectora que no se encuentra en un lugar concreto, pero que está presente en toda la naturaleza, fundamentalmente en los ríos, en las vertientes y que constantemente se dialoga con ella, tal y como lo hace la autora en sus poemas, así dialoga con el sol, con la lluvia, con la luz, con las flores etc. Ella misma me confirmó, en una conversación informal, esta influencia de la Pachamama, de la Madre Tierra, tal vez porque vivió en Argentina hasta los 32 años.

En segundo lugar, la relación y significado de los objetos que a lo largo de su vida han convivido con ella, son parte de su vida y también dialoga con ellos, así en los poemas “La casa”, “La máquina de coser”, “Escaleras”, etc. Los objetos nos determinan como personas, nos definen como tal, nos dice la autora.

Existen abundantes símbolos como la escalera, que según nuestro parecer significa la vida, así dice la autora: “Subo y bajo, bajo y subo”, “peldaño/pie-pie/peldaño”, es decir vivo.

La ventana simboliza la apertura, la libertad. La puerta obtiene doble significado, si está abierta es apertura, libertad y si se cierra se concluye un ciclo donde ya no hay posibilidad de continuar.

La temática es diversa, nos encontramos desde el tema de la niñez, los momentos vividos, la nostalgia, pasando por un presente momentáneo lleno de cotidianeidad, tal como enfrentarse a los problemas de cada día, a veces la falta de dinero para terminar el mes, la preocupación por los hijos, el amor, el cual unas veces es correspondido y otras no, y no podía faltar, como tema actual, el maltrato a las mujeres, la soledad o los recortes.

Temática variada, como la misma vida, cantada a través de unos versos sentidos y llenos de musicalidad, conseguida ésta por la utilización de diferentes recursos estilísticos como: la anáfora, el paralelismo, la enumeración, la comparación, el encabalgamiento y la metáfora, fundamentalmente; más adelante ejemplificaremos estos recursos.

Según la autora, su poesía tiende al conceptismo y así lo observamos, pero también es cierto que, aún sin querer, utiliza recursos estilísticos para embellecerla. Sabe darle a cada poema la carga necesaria de lirismo.

Desde la lectura del primer poema nos llama la atención su tema y su lenguaje. Se titula “De todos los días”. El lenguaje es sencillo, claro, directo, destacaremos tres fragmentos de dicho poema: el inicio, el intermedio y el final.

A nuestro parecer se trata de una definición de sí misma, y dice así:

A veces me siento hormiga
y ciertas actitudes me empequeñecen.
Otras veces me significo tanto
que hasta puedo abrumarme con mi sombra.
Y me temo.

A veces me escondo, piel adentro
y soy indescifrable, visceral, compleja

Otras veces me desbordo,
lo invado todo, sin contenciones,
sin represión soportable,
sin red, sin dejarme enredar
por la madeja. Y me desconozco.

El intermedio que vamos a leer a continuación nos recuerda a Rubén Darío, sobre todo los últimos versos del poema “Lo fatal” de dicho autor que dicen: “¡Y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos…!”.

Mª Ángeles lo expresa así:
No sé dónde voy, pero sé quién soy
y sé lo que no soy ni seré.
Sé de donde vengo
y sé de mí, como tú de ti mismo.

Este tema se repite en el poema Escaleras, cuando dice:

Y te preguntas de pronto
¿Qué hago?
¿subo o bajo?
¿voy o vengo?
¿entro o salgo?

La poeta se interroga qué hace, adónde va y con esas interrogaciones retóricas nos hace preguntarnos a nosotros mismos y yo ¿qué hago? ¿subo o bajo?. Los pensamientos individuales se convierten en universales.

Y siguiendo con el poema primero, me llamó la atención sobremanera el siguiente fragmento:

Hay momentos, que quiero sean eternos
si vibro de emoción con el instante,
si tiemblo de amor
ante el amor imperturbable
si me hierve la sangre
si me siento viva, piel adentro
hasta la extenuación de los huesos.”

Sin embargo, la vida no siempre es agradable, no siempre nos sonríe y sigue diciendo:
A menudo la vida se me atraganta
cuando creo que nadie oye,
cuando creo que he perdido la batalla,
cuando creo que soy una hormiga
y empequeñezco.”

Finaliza el poema de forma rotunda y todo desaparece, se esfuma, cuando surge el amor:
A veces te miro y se me pasa todo…”.

Como recursos, observamos que utiliza el paralelismo, tanto en el primer fragmento como en el segundo, ello produce musicalidad, ya que repite la misma estructura sintáctica. El poema finaliza con una Reticencia, es decir, con tres puntos suspensivos con la finalidad de que el lector pueda añadir sentimientos, emociones, ante el profundo sentimiento del Amor
-ese te miro y se me pasa todo…

La libertad es muy necesaria para la poeta, es vital! lo expresa en el poema: “Para hacer al menos una vez en la vida”; es una declaración de intenciones:

A veces es necesario abrir las ventanas
y que cambie el aire.
A veces es bueno sacudir las sábanas,
enérgicamente, liberándolo todo.
A veces es necesario cerrar de una vez
esa puerta para siempre.
Otras veces es preciso abrir las puertas
para encontrar la salida
…….
A veces es necesario salir al campo
y descalzo pisar la hierba fresca.
Mirar al cielo y no marearse
pedir un deseo con cada estrella fugaz
que veas en la noche cerrada.”

Nuevamente nos encontramos con el paralelismo y también con la enumeración, recursos que, como venimos diciendo, producen musicalidad y belleza.

El afán de superación es otro de los temas fundamentales en este poemario, aparece, por ejemplo en el poema “Lucha”
Nos hemos hecho más valientes
para superar el cáncer
para superar la enfermedad,…la muerte que acecha
y batallamos cada día contra viento y marea.
Nos levantamos cada mañana
y nos damos ánimo para la lucha.”

Aquí la autora nos deja entrever que es una persona vitalista, ama la vida, siente correr la vida por sus venas, así en el poema “Cosas para dejar de hacer canto antes”, expresa:

Dejar de perder el tiempo poniendo y quitando cojines
andarán por ahí, a partir de mañana, a su libre albedrío.
Dejar de tender la cama si de todos modos
volveré a destenderla antes de la madrugada…”

Y sigue con consejos positivos como
Dejar de planificar, ¡Vive la vida! ¡Arriésgate! ¡Suelta amarras! ¡Deja de vivir encorsetada ya! ¡Quítate las botas!.
Deja de cuestionarte, torturarte, reprimirte, condenarte o someterte,
¡Carpe diem!.”

Más claramente no nos puede expresar su deseo de libertad, de disfrutar la vida. Al igual que en el Renacimiento, Mª Ángeles nos aconseja que disfrutemos del día, de la vida, de todo lo bueno y lo bello que conlleva vivir, olvidándonos de todo lo que nos preocupa y, sobre todo, del paso del tiempo que todo lo destruye y lo agosta.

Los recuerdos y, sobre todo, el recuerdo del amor le hace volver a la realidad y le da fuerza para seguir viviendo, como expresa en el poema “Volver a empezar”, leeremos un pequeño fragmento:

Pero de pronto, un respiro hondo
me trae el recuerdo
de tu sonrisa y así,
todo vuelve a empezar.”

Señalaremos la utilización del encabalgamiento, figura de gran fuerza expresiva, ya que el periodo sintáctico no termina con la pausa versal, sino que continúa al verso siguiente:
Me trae el recuerdo /de tu sonrisa y así,”

Dicho recurso da fuerza expresiva, intensidad emocional, ya que estamos deseando leer el verso siguiente para saber lo que le trae el recuerdo: la sonrisa.
De la segunda parte del poemario titulado “Cosas vistas desde otra perspectiva” comentaremos que los títulos de los poemas son efectivamente de objetos cotidianos: la ventana, el techo, la puerta, la casa, máquina de coser, pies, manos, espejo, etc. Objetos, cosas que no son sólo cosas.

Comentaremos el poema “La casa”, poema sentido, vivo reflejo de una experiencia vivida intensamente:

He vuelto a pasar por delante de ti,
a detenerme frente a tu fachada,
a mirarte, a observarte a fondo…
¡Qué abandono! ¡Qué tristeza!
Que conste que yo no quise dejarte.
Que conste que no te abandoné
ellos me obligaron a marcharme
a dejarte vacía de cariño, a huir;
a cerrar la puerta con llave
………….
Sin embargo, en mis recuerdos,
en mi día a día,
no puedo negarme y sin querer
una y otra vez,
vuelvo otra vez a habitarte.”

Recuerdos que marcan la vida, recuerdos que duele recordar, pero que fueron experiencias duras de la vida, como muchos otros recuerdos.

Mari Ángeles dialoga con la casa, personifica los objetos. Le dice:
Que conste que yo no quise dejarte
que conste que yo no te abandoné.”
Observamos que utiliza en estos dos versos el paralelismo.

En este caso, la casa no responde, muda, no sabe qué contestar aunque está sola, deshabitada, sin cariño; la casa ha quedado sin palabras.
Además del paralelismo citado, otro recurso que utiliza es la Reticencia, en el tercer verso del poema -a mirarte, a observarte a fondo- y podemos añadir a tantas cosas. ..
El amor no correspondido aparece en varias ocasiones en esta parte del poemario, como en los poemas “Techo” y “Teléfono”:

El alma serena y los ojos
otra vez miran al techo.
Ojos cansados de buscarte
y no encontrarte, amor.”

En el poema “Teléfono”:

Se estiran las horas y se acumulan
mis miedos a golpes con la angustia
y me desespera tu silencio…
Por eso he decidido
dar de baja el número fijo.”

Los objetos toman vida, sienten, dialogan, parecen seres vivos que nos acompañan a lo largo de la vida, así el poema “Sillón”, que es el que da fin a esta segunda parte dice:

Que imperturbable aguardas mi regreso
viejo sillón del salón, que solitario me esperas
y que te estresas, tontamente, cada vez que me alejo…”

La tercera parte la constituyen poemas de carácter diverso, citaremos algunos títulos: “En el campo”, “Calle”, “Delante del cajero”, “Dentista”, “Farmacia”, “Playas”, etc.

Estoy de acuerdo con el Profesor de Español en Japón, Antonio Duque Lara, que nos dice que a pesar de la sencillez expresiva y de la temática de la cotidianeidad, los poemas son poemas trampa, tras su lectura se esconde una profundidad intangible.

Exactamente el profesor dice lo siguiente: “Ya desde el índice, el libro de María Ángeles suena, desprende cotidianeidad, suena a cosas sin importancia, que no merece la pena ser leídas de urgencia…, pero conforme se va desarrollando la lectura se percibe que eso es una trampa es un juego para buscar la benevolencia del lector y que no aparezcan altas pretensiones”.

Efectivamente, si realizamos solamente una primera lectura no sentimos la hondura y la trascendencia de los poemas, es necesario leerlos por segunda vez y pararnos para comprender qué nos quiere transmitir la autora. ¿Es sólo cotidianeidad o algo más trascendental y profundo? Sí, lo es, ya que cada momento vivido tiene suma importancia, así lo expresa al final de su poemario.

Por otro lado, los poemas son polisémicos, es decir, no solo tienen un sentido o significado, sino que tienen varios, como observamos en el poema “Farmacia”:
Medicinas, medicamentos,
remedios caseros y de los otros…
Gasas, esparadrapos, apósitos, vendas, tiritas,
algodón, alcohol, pastillas.
……………
Pensar que hay gente
que todos los días
va de paseo a la farmacia
y se instala cómodamente,
como en el salón de su casa
o como en la tienda, el banco
o la carnicería.

Es que los psicólogos
cobran muy caras
las visitas.”
Nos preguntamos tras la lectura del poema qué finalidad pretende Mª Ángeles en este sencillo poema. Bajo nuestro punto de vista la finalidad es doble, polisémica, por un lado, la farmacia es un sitio de encuentro, de reunión amistosa, de pasar el tiempo o, por el contrario, esas personas con problemas que necesitarían ir al psicólogo, debido a los problemas que conlleva la vida, desean contarle sus apuros a los vecinos, a los amigos, que cada tarde se reúnen en la farmacia.

En esta tercera parte, al igual que en la cuarta, aparecen temas referentes a la naturaleza que están muy presente en la poesía de Mª Ángeles Lonardi, así nos lo muestra el poema “En el campo”

Deshojar margaritas, capturar amapolas,
recoger flores silvestres,
…………..
Respirar aire puro.
Oxigenar los pulmones,
saturarte de naturaleza
y gritar al viento
cuatro versos mal dichos.
Estar a gusto contigo misma
bajo el sol que calienta el camino.”

Naturaleza, disfrute de todo lo que en esos momentos nos rodea, eso es para la autora felicidad, así finaliza el poema:
Recorrer el campo
siempre es una fiesta.”

La parte denominada “De mujeres de este siglo” nos sorprende por la brevedad de algunos de sus poemas y, a su vez, que a diferencia de los otros apartados, en éste ningún poema lleva título; he preguntado a la autora el porqué y me ha respondido que no quería “encasillar a las mujeres”, que solo quería dar a conocer los problemas que hoy día sufren, especialmente el maltrato, resaltar sus características o ensalzarlas pero no encasillarlas, ni limitarlas con un rótulo o un título.

Me llama la atención sobremanera el poema nº 9, que yo, quizás indebidamente lo he titulado “Mujer de campo”. Es bellísimo, y enlaza con el tema del amor a la tierra y, por tanto, alude a la Pachamama. Es posible que la autora haya querido hacer un homenaje a la mujer argentina, andina y latinoamericana, transmisora de todas esas costumbres ancestrales.

¿Has visto de cerca una mujer de campo?
¿Sabes a qué huelen sus manos?
Huelen a pan recién horneado
a tierra mojada, a mesa tendida
a calor de hogar, a caricia dispuesta…
¿Y sabes en qué detienen su mirada?
En el verdor de la madre tierra,
en las flores silvestres
en el celeste del cielo límpido
en el borboteo del agua de la fuente
………………..
Ella sabe de la naturaleza
con toda esa sabiduría
que le regala la Pachamama.”

Belleza expresiva, realidad de costumbres y valores de la mujer argentina, es uno de los poemas que pasarán a la posteridad.
El tono en general es de esperanza, alentador, con un mensaje positivo. Tiene riqueza de imágenes y utiliza muy bien los recursos literarios y lingüísticos. Gran dominio de la polisémica y del lenguaje en su totalidad.

Dos poemas me gustaría comentar para finalizar mi exposición: “Instante” y “Al final del camino”, con este último finaliza el poemario.
Instante”
Estoy dentro, atrapada en su blancura,
y descubro que no hay nada cerca
para volcar lo mejor de mí,
para escribir ese poema
que te sale una vez en la vida,
como una exhalación abriéndose camino
con toda esa carga de sinceridad,
de grito y transgresión reprimida,
de interior, de abismo, de latido
perfumado de naturaleza
y abandono.
Y como una tonta intento retenerlo.”

En este bellísimo poema, Mª Ángeles nos transmite el misterio y la magia del instante de la creación poética. Los que nos sentimos poetas hemos experimentado esta excepcional situación, palabras que quieren salir atropelladamente y quedar impresas para siempre en un papel en blanco, que en ese momento no encontramos. Momentos de vuelos de palomas, de palabras que suenan y resuenan en nuestro ser más profundo y que vuelan como libres mariposas en nuestra mente, las cogemos al vuelo o, a veces, se escapan para siempre.

Del poema “Al final del camino” sólo señalaremos sus ocho últimos versos porque es una petición de la autora expresada mediante una llamativa metáfora:

Yo, sólo puedo pedirte:
no dejes sin certeza
la heredad de pájaro
que nos habita,
no dejes que se apague esa mirada
espejo de la luna…
No dejes sin posibilidad de ser
la última palabra de la noche.”

Cada uno de nosotros estamos identificados en el poema con la palabra pájaro, símbolo de libertad y de bello canto. Nos pide que no se apague nuestra voz, ese canto que nos habita, así como que irradiemos la luz de nuestra mirada, espejo de la luna, y que digamos la palabra oportuna, acertada y sincera antes de que llegue la noche…Y ¿qué más se puede pedir?
Gracias, Mª Ángeles, por esta invitación. He procurado agradarte y darles a los demás mis más profundos sentimientos y emociones, lo mismo que has hecho tú con la publicación de este magnífico poemario.

Por último, quisiera deciros que he pasado muchas horas leyendo y releyendo este libro, he sido feliz, he aprendido a darle valor a las cosas cotidianas y he empezado a mirar la vida con otros ojos, con otra mirada, como la de mi amiga Mª Ángeles.

He aprendido también una forma nueva de expresar los sentimientos a trasvés de la Naturaleza y con un estilo sencillo y natural, con esa forma personal y única que tiene la autora, un estilo propio, definido, sencillo, pero lleno de vida y de profundidad.
Se trata de una obra madura que sublima la atemporalidad y la universalidad por sobre la simpleza, lo cotidiano, lo nostálgico o melancólico. Un libro no muy común, que refresca la voz latinoamericana, diría imprescindible en el panorama poético español.
Mi más sincera enhorabuena, sigue escribiendo, no silencies la voz que te habita. Te deseo toda clase de éxitos.
Y a vosotros, potenciales lectores, les animo a que hagan suyos estos poemas que generan magia. Este libro vale la pena. Es un libro que cambia nuestra percepción del mundo, te permite ver el otro lado de las cosas, cosas que no son solo objetos, pensamientos que no son solo eso, experiencias que no son solo vivencias…poemas que no son solo poemas para leer a deshoras, sino para leer a todas horas.

Junio de 2017
Maria Dolores García de Madariaga
Profesora de Lengua y Literatura
Jefa del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses


Mª DOLORES GARCÍA G. DE MADARIAGA nació en Madrid en 1949, es licenciada en Filología Románica por la Universidad de Murcia, realizó en dicha Universidad la tesina sobre “El Marqués de Molins: Vida literaria y creación poética”, dirigida por el Catedrático de Crítica Literaria D. Antonio García Berrio. Doctora en Filología Hispánica por la misma Universidad; tesis dirigida por el Catedrático de Gramática Histórica D. José Muñoz Garrigós con la calificación de sobresaliente “cum laude” por unanimidad, y que versó sobre el Andaluz Oriental.
Catedrática de Lengua y Literatura Españolas en el IES “Cardenal Cisneros” de Albox, desde 1974 a 2009.
Ha colaborado con las Universidades de Almería, Granada y Madrid como profesora del Módulo Práctico del CAP, durante varios cursos, así como en la Sede de la Universidad de Almería en Vera (Universidad de Mayores), donde ha impartido clases.
En diferentes Universidades Nacionales e Internacionales, ha realizado numerosos cursos de Lengua, Literatura y Lingüística textual.
Comunicante en varios cursos y jornadas, destacaremos: “II Jornadas Provinciales de Cultura Andaluza” (1987), Congreso celebrado en la Universidad de Almería el año 2000: “El habla andaluza ante el siglo XXI”
Miembro del IEA, donde ha pertenecido varios años a la Junta de Departamento de Arte y Literatura, ocupando la jefatura de dicho departamento desde el año 2010.
Ha presentado numerosos libros de literatura, tanto de poesía como de novela, en la Biblioteca Francisco Villaespesa de Almería, Excmo. Ayuntamiento de Albox, Colegios Mayores de Granada, etc.
Entre sus publicaciones destacamos “El habla local de Albox” editada conjuntamente por el IEA y el Excmo. Ayuntamiento de Albox, (2005). Inclusión de “La magia de un poema” en la II Antología de Poesía Española Contemporánea “Y lo demás es silencio” de Chiado-Editorial, España/América Latina, (2016), “Apuntes sobre el habla local de Albox”, dentro de las Actas del Congreso El habla andaluza ante el siglo XXI. Ha escrito artículos en diferentes revistas y diarios de ámbito nacional.

Y SOÑÁBAMOS CON PÁJAROS VOLANDO. ANTOLOGÍA.






Hay ocasiones en que todo lo que rodea al ser humano se vuelve desasosiego, lo que me recuerda al gran Pessoa; que la vida es un oscuro túnel sin salida, que nunca tiene fin y la desesperanza nos habita y el miedo nos envuelve dejando nuestro cuerpo y nuestra alma gravitando en el vacío del averno. Cuando esto sucede –nos sucede-, la experiencia dicta –mi experiencia-, detener el tiempo con un libro en las manos, zambullirse en el agua fresca y clara de sus páginas y dejarte llevar hasta concluir el viaje, escuchar el sonido de las palabras que revolotean de un lado a otro, incansables, sugiriéndonos universos desconocidos y mágicos, modos de vida, conocimiento, emoción, poesía con mayúsculas. 



Como la que nos ofrece el poemario antológico “Y soñábamos con pájaros volando”, de la poeta Marta López Luaces (A Coruña, 1964), un libro que nos acerca a una voz singular, innovadora, reflexiva y erudita, pero que no deja de bucear en la raíz misma de la lengua para conformar un mundo pleno de imágenes y sensaciones, de vida, con saudade de la más grande tradición de la poesía gallega, pero también con una mirada siempre atenta y fija a la fría realidad de la gran ciudad de New York, a los continuos cambios que traduce y trasciende en su particular manera de escribir el verso. Recuerdo cuando leí por vez primera la poesía de López Luaces; se trataba de su libro “Después de la oscuridad” y tengo que decir que fue todo un descubrimiento. Su poesía se alejaba de las modas imperantes, de la frialdad de una escritura amorfa, que no dice nada, repetitiva, sin forma ni fondo.

 En aquella ocasión dije: «Ciencia y arte, poesía y matemática, se complementan en esta proposición, que no es sino un recorrido por las edades del pensamiento humano, desde sus orígenes hasta nuestros días. Marta López se adentra en la oscuridad más absoluta del principio del todo en su afán por hallar la luz de la materia-palabra: «De la oscuridad procedimos / de la razón y el sentimiento/ hacia la palabra». Ahora no puedo sino compartir con los lectores esta antología que recoge lo más selecto de la poesía de Marta López Luaces, prologada por la también poeta cordobesa Juana Castro, para quien su poesía es:«…un palimpsesto, un festival, una tragedia, un viaje, una alianza, el hambre y la sed, un ángel terribe, el pan-nuestro-de-cada-día, la noche oscura…Porque, aunque a veces duela, toda –verdader- poesía es fiesta de la luz». Y no le falta razón, porque adentrarse en las páginas de este libro es como volver a nacer a la luz, sentirse luz que avanza por lo desconocido y abre nuevos caminos para el entendimiento mediante el instrumento del lenguaje, de las lenguas. 

Constituido el libro por cuatro partes: “Después de la oscuridad”, “Los arquitectos de lo imaginario”, “Las lenguas del viajero” y “Distancias y destierros”, nos centraremos fundamentalmente en las tres últimas, por ser las que de alguna manera aportan a su discurso poético aspectos más novedosos y originales. Del libro “Los arquitectos de lo imaginario” destacaría el primer poema en prosa de título idéntico al libro, en el cual López Luaces, en un ejercicio metaliterario sobre la tradición poética universal, destaca versos y autores que son sólo la excusa, el leit motiv, para crear desde la esencialidad de la palabra como instrumento del saber, el conocimiento y la emoción, su propia voz: «por la palabra que se regenera con la pasión / desear la palabra como / desear la voz como / desear la respiración como / desearte como se desea / la respiración de un verso», para concluir preguntándose: «¿Cómo la poesía ante el terror?». 

Añade a este libro López Luaces otra de sus preocupaciones en cuanto al lenguaje, a la traslación de una lengua a otro (“Poema como translenguaje”), es decir, la traducción como elemento capaz de crear nuevos y distintos versos a los de la lengua original. De ahí que la tercera parte o tercer libro “Las lenguas del viajero” incida una vez más en la importancia de la palabra poética en toda creación que se precie. Construir desde los exilios interiores, reconocerse en los orígenes para ser otredad a través del lenguaje: 

«Renunciar a un yo
  para que en su traducción 
 la multiplicidad se torne 
 un camino de regreso.
 Reconciliar tu lengua con la mía 
 para descubrir en mi entorno 
 el signo exacto que me diga  
en un idioma olvidado. 
Recobrar en ti el yo 
que rechazaron mis ancestros». 

López Luaces sabe bien cómo quiere que sea su escritura y cómo expresar la emoción de cada descubrimiento, también cada recuerdo o melancolía 

Escuchar 
 una palabra de la infancia 
 y detenerse 
 en su regocijo

La extranjería, el nomadismo, el idioma y la experiencia vital forman parte indisoluble del yo poético que asciende y asciende, libre y puro como si fuera “ un sueño de pájaros volando”. 

En la última parte “Distancias y destierros” López Luaces se abisma en su propio yo y respira lenta y segura la gran ciudad americana, hasta hallar el tú y el yo en una misma calle de una noche cualquiera, ser “leyenda de agua”, porque lo que importa al fin y al cabo es la palabra, la poesía: 

« Poesía emigrante de mí 
 nace en mi destierro 
 sin nombre /
 Los hijos que no engendraré me piden agua».

 Un libro, “Y soñábamos con pájaros volando” y una poeta, Marta López Luaces, difícil de olvidar.



Título: Y soñábamos con pájaros volando
Autor: Marta López Luaces
Editorial: Tigres de Papel (Madrid, 2017)

LA VOZ AUSENTE de José Antonio Santano, por ALFONSO BERLANGA


La voz ausente (Salobreña, 2017) de José Antonio Santano

Se trata de un segundo alto en el camino en la dilatada y rica producción poética de su autor, ya que es un libro homenaje a su padre en recuerdo de su muerte. El primero de similar temática es “La piedra escritaen recuerdo a la muerte de su cuñado. Esta elegía, en la que el poeta alterna una prosa poética y un poema, 13 textos de cada modalidad, -número, por otra parte, maldito-, y dos epitafios, es una perfecta sinfonía en la mejor tradición de la literatura mortuoria española, desde Jorge Manrique –“Coplas a la muerte de su padre”- pasando por la Miguel Hernández y su famosa “Elegía” por la muerte de Ramón Sijé o el conocido “Yanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca, por referirnos a los más conocidos. Pero también están presentes como referentes en esta obra otros como “El Cristo de Velázquez” de Miguel de Unamuno, las “Elegías” de Juan Ramón Jiménez, la “Elegía para mi muerte” de José María Valverde o las dedicadas a la muerte de Federico García Lorca de la mano de otros tantos poetas como Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Emilio Prados, Concha Méndez, Salvador de Madariaga o Luis Cernuda o la más reciente “Elegía a la muerte de mi padre” de Rafael Adolfo Téllez. Sin embargo, sólo Jorge Manrique y Santano coinciden en dedicar un extenso libro exclusivamente a la memoria del padre, aunque desde sentimentalidades poéticas muy diferentes. En todo caso, la obra de Santano es mucho más que una elegía a la muerte del padre, ya que son más importantes la tensión dramática del contínuo diálogo hijo-padre y la tensión sentimental amor-desamor que el poeta refleja.
La estructura del libro es bien simple, pero no por ello menos acertada: una prosa que, en parte, sirve de anuncio y de introducción reflexiva al poema que le sigue en el que se precisa o se desarrolla lo enunciado. Y así hasta trece veces dobles, 13 prosas y XIII poemas, más II Epitafios a manera de conclusión, que bien podrían titularse “Escribiré tu nombre” y “Escrito está tu nombre” respectivamente.
En el propio título están condensadas las dos constantes de la obra: “la voz” del padre, siempre presente en todos los momentos del día y de la noche y en todas las estaciones del año y siempre deseada, pero a la vez siempre añorada y “ausente”. Esa tensión emocional entre el deseo de la voz, del cariño de la palabra, y su ausencia, que es también la ausencia permanente del padre, resume perfectamente el combate dialéctico entre el poeta y su padre, que es el tema del libro y que, a manera de una larga carta que, como bien matiza José María Muñoz Quirós, en el prólogo de la obra, “(y no podemos dejar de acordarnos de Kafka) se interioriza en un postulado poético de enorme eficacia”.
Se trata, además, de una obra otoñal y no sólo porque en esa época –octubre- se produce la pérdida del padre, sino porque toda la obra respira a otoño y atardecida, pero sobre todo a silencio, otra de las constantes de la obra del autor y todo ello enmarcado en la casa, la casa en todas sus formas y maneras. Otoño, silencio y casa como tres motivos temáticos presentes en casi todos los textos de este libro. Así, desde casi el comienzo de la obra aparece el otoño personificado como si se tratase de una trasmutación de la voz del padre que se va justo en esta estación del año. En otras ocasiones, es el otoño el que marca el paso del tiempo, como si no existiera otra estación que la de la muerte del padre o personificado en octubre fenece como el propio padre, hasta cerrar, incluso el libro en los dos epitafios en “octubre otoño” . Lo mismo sucede con el silencio que desde las primeras palabras de la obra ya marca el clima que la caracteriza, ese silencio polimórfico que para Santano es una constante en toda su producción. Al igual que la casa, siempre en silencio por la tristeza y por la incomunicación, símbolo de la muerte, está abierta para que llegue y se cierra tras haberse producido; de ahí sus heridas, el infierno, el vacío y el luto, pero también el anhelo del niño que quiere que su padre regrese a esa otra casa blanca y luminosa que sueña.

Dice José María Muñoz Quirós en el Prólogo de la obra que es un regalo de inmensa eclosión lírica. Pues bien, cómo lo consigue el autor? Veamos:

-El tono del libro: nostalgia, soledad y ausencia. Nostalgia angustiosa de lo que pudo ser y no fue. La permanente añoranza de la voz del padre. El deseo vehemente del amor paterno. Pero todo es ausencia infinita. Ausente la voz, los ojos, los labios, las caricias y hasta la imagen misma del padre. De ahí la tremenda soledad del poeta/niño, del poeta/adolescente y del poeta/hombre y el dolor por la pérdida.

-La tensión dramática diálogo padre/hijo. “Tú y yo nos adorábamos odiándonos”, “volvimos al encuentro sin hablarnos”, “por qué tan honda herida, padre”, “Confieso que jamás deje de amarte/tanto como te odie”.

-Metaforismo agónico. Riqueza de sinestesias e imágenes visionarias relativos al tema, la muerte, y sus consecuencias en la vida y los sentimientos del poeta. Ejemplos: Poema I, imagen lo equina del corcel/muerte. Prosa 1, la muerte que crece en la casa. Poema II, la melodía de la muerte. Poema V, vida más allá de la muerte. O la herida del desamor: Prosa 4 y Poema V. Por citar sólo las más significativas.

-El poema letanía con estructura paralelística. Es propio del autor y así se comprueba especialmente en III (recuerdo al principio…, cuando todavía había voz), V (hasta después de muerto…, vives en mí), VI (octubre fenecía…, fecha de la muerte), VII (Confieso…, el amor que le tenía a su padre) y Epitafio I (Escribiré tu nombre… sobre la lápida del padre muerto).

-Tradición y originalidad. Aunque, efectivamente, la obra pueda encuadrarse por su temática en la rica tradición literaria de la lírica mortuoria española, el tratamiento del tema a partir de la tensión amorosa padre/hijo, el tono poético de la obra construido a partir de la soledad, la nostalgia y la desesperanza, así como la relación intergeneracional subyacente suponen toda una nueva forma de encarar un tema tan, aparentemente, manido.

Se trata, en suma, de una obra de madurez que se enmarca en la segunda etapa de su producción, el “humanismo solidario” y en la que perfecciona y sublima gran parte de las constantes poéticas que la caracterizan: la sentimentalidad de los silencios, el tratamiento del tiempo, la soledad y la muerte, el universo nostálgico y melancólico y la misma estructuración del poema y la depuración de sus elementos formales. En definitiva, un libro poco común y absolutamente imprescindible en el panorama poético español.
Alfonso Berlanga, profesor y escritor

JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS y LA VOZ AUSENTE de JOSÉ ANTONIO SANTANO

Por: José María Muñoz Quirós*

José Antonio Santano
José Antonio Santano


 La voz ausente se esparce por la memoria como un flujo torrencial, en cada uno de los textos que constituyen su esqueleto estético y vital: cada prosa inicial sirve de pórtico para la reflexión salmódica de las emociones que se van sucediendo a lo largo de la trayectoria ritual del poemario

La poesía precisa siempre que la voz se instale por encima de la memoria de las cosas. Y es en la ausencia donde se produce la más íntima y desasosegante mirada hacia el pasado, hacia lo vivido, hacia la lejanía terrible de los días y de los seres ya idos.

Toda elegía forma parte de un tono que debe iniciarse en lo interior, en las profundidades de la voz del alma, y desde allí alcanzar el vuelo hacia el lenguaje, hacia la intuición, hasta la otra ladera de lo sentido y de lo vivido. Así surge lo poético, se derrama la grandeza de la recuperación de todo lo destruido por el tiempo, esa mano gélida y feroz que se disuelve por todos los orificios de la existencia llenando cada oquedad con su temblor de frío.

La voz ausente se esparce por la memoria como un flujo torrencial, en cada uno de los textos que constituyen su esqueleto estético y vital: cada prosa inicial sirve de pórtico para la reflexión salmódica de las emociones que se van sucediendo a lo largo de la trayectoria ritual del poemario. Y ese paso aquietado y a la vez veloz nos va desgranando una historia, un quejido, un ajustes de cuentas emocionales, una invocación al pasado que no pudo ser, en la imagen terrible y a la vez simbólica de la casa vacía, del espacio donde se oyen los silencios de la ausencia, voz y objeto de la meditación y del llanto interior.

Esta larga carta al padre (y no podemos dejar de acordarnos de Kafka) se interioriza en un postulado poético de enorme eficacia: he aquí la valentía de su autor, desnudo ante sus fantasmas, quejumbroso ante su existencia, dolido, cuando “al recordarte ahora, en estos días, / ecos tristes de otoños es tu nombre..” y cuando es irremediable lo vivido, como sombra gigante que aprisionara la desnudez de una vida que ahora se detiene, como solo es posible hacerlo desde la poesía honda y verdadera, y en ese preciso instante todo retorna ante sus ojos, todo pasa por la veladura de su sentir, y se almacena en lo desvanes del dolor y de la pérdida.


Portada de La voz ausente de José Antonio Santano
Portada de La voz ausente de José Antonio Santano

 El libro se abisma en una curvatura de luz y de extraña claridad, y se nos arranca la emoción en un desbocado vuelo hacia la intensidad de lo expresado

Versos blancos, sonoros y perfectamente construidos, elegiacos en su más clásica y auténtica factura (también llega a nuestra memoria el largo poema de Unamuno “El Cristo de Velázquez”…) y cuando el poeta clama” todo es muerte y más muerte” se nos encienden las farolas del silencio interior donde se posa para hablarnos al oído, para pronunciarnos cada una de las sílabas de su diccionario de dolor y de ensueño.

Los buenos libros de poesía mantienen un ritmo durante toda su ejecución, y van creciendo, abriéndose cuando avanzan en su deslizado decir, en el mismo momento que se asume la voz del poeta como un silencio abierto en la voz del lector. Y esto sucede aquí: vamos asistiendo a la presencia desgajada y rotunda de una materia poética perfectamente asentada en la textualidad. Y por todo ello, cuando el poeta exclama “¡Sabes, padre, podríamos haber/ sido endiabladamente tan felices!” el libro se abisma en una curvatura de luz y de extraña claridad, y se nos arranca la emoción en un desbocado vuelo hacia la intensidad de lo expresado.

La voz ausente es un regalo de inmensa eclosión lírica. Un libro que al terminar su último verso nos deja sobrevolando en el filo del silencio la voz que nos desvela un ser y un vivir intensamente en la palabra con mayúsculas, en la completa región de la belleza y el secreto sentir.



* Poeta y crítico español.
Foto: Archivo particular del autor.