LA HUIDA DE LA IMAGINACIÓN


SALÓN DE LECTURA

JOSÉ ANTONIO SANTANO
 SALÓN DE LECTURA
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VICENTE LUIS MORA
LA HUIDA DE LA IMAGINACIÓN


La Huida de la Imaginación

En el panorama actual de la literatura española existe, como en todo y en cualquiera de sus formas de expresión (lírica, narrativa, dramática o ensayística), obras buenas y malas. Textos escritos con el rigor que merecen, textos reflexivos, capaces de conmover, como conviene a toda obra de arte, al lector. No es habitual, sin embargo, en ese maremágnun literario, encontrar obras ensayísticas de calidad indiscutible. Por fortuna traigo a esta sala de lectura un interesantísimo libro de ensayo literario, “La huida de la imaginación”, autoría de Vicente Luis Mora (Córdoba, España, 1970). Esta incursión sobre la importancia del “yo” frente al imaginario nos adentra en un mundo apasionante, por ello el título de este libro, que nos muestra hasta qué punto lo autobiográfico puede influir negativamente en la construcción narratológica. Con una lucidez poco frecuente, el estudio riguroso y comparativo, Vicente Luis Mora ahonda en la creación literaria con verdadero conocimiento y sabiduría. Dispone ante el lector todos los recursos necesarios para comprender todos los hechos que rodean la cultura literaria: el relativismo, el mercado, realismos y autoficciones, literatura y periodismo, los ideales democráticos del arte, el elitismo, etc. Ya desde las primeras páginas del libro Mora llama la atención sobre el relativismo estético posmoderno que subyace en la expresión “todo vale”, pero sobre todo incide en la labor de los críticos literarios al decir que esa labor consiste en: «analizar no sólo los libros, objeto principal de la labor crítica, sino también su envoltorio sociocultural, los contextos y paratextos que los rodean y con los que vienen presentados,, etiquetados, distribuidos, explicados en la prensa, reseñados y situados en los anaqueles de las librerías». Respecto al mercado, Mora reflexiona y plantea algunas cuestiones como: “El mercado aspira a cubrirlo todo, a pautarlo todo, a desarrollar una costra de sentido por encima de todas las cosas”, también que “el mercado editorial invade el terreno que le está dejando franco la falta de crítica”, o, “el mercado también consolida su papel prescriptor del modo de escribir las ficciones”, y añade que “el mercado como crítico literario aparece también cuando los autores comerciales instrumentan sus propios medios para deslegitimizar o desplazar a la crítica. Un ejemplo de ello es la web Zenda…”, o la suplantación cuando “el mercado funciona como crítico literario a través de las empresas de reseñas”, para concluir como resultado final que “se aspira a que la crítica sea mercantilizada, para que pueda funcionar como igualadora, en vez de como discriminadora, que debe ser la verdadera función del crítico. 

Otro de los aspectos clave de este ensayo es la parte referente a esa “Huida de la imaginación” que a bien ha tenido Mora en llamar al continuo debate de realismo y ficción, autoficción, con el añadido del “copio y (p)ego”. La lectura de este capítulo central sorprende por rigor y coherencia, por su documentación y nítidos argumentos que acompañan al desarrollo de los temas que plantea, que viene a subrayar de forma extraordinaria el fuerte compromiso intelectual de Mora. El descubrimiento en cada página de hechos y verdades viene a demostrar la capacidad analítica y el sentido crítico de Vicente Luis Mora. Para este viaje toma ejemplos de la narrativa actual española, para decirnos que, en algunos casos sonados de “novelas” (¡?), “El peso de lo real hunde la obra”. En cuanto al hecho ficcional, nos advierte Mora de que, “cuando el gradiente de ficcionalidad se desplaza hacia el polo de la menor fabulación, el resultado es un producto artístico de menor intensidad”, como también nos advierte del peligro en que puede caer el autor de una novela cuando existen en ella excesivos elementos autobiográficos; por ello dice que: “Dedicar páginas y páginas a las andanzas propias como escritor no sólo es onanista, risible y patético, sino que es un insulto a la inteligencia de los lectores”. 

Otro de los capítulos que se prestan todavía al debate es la necesidad de distinguir entre literatura y periodismo, por cuanto una y otro contienen elementos importantes de diferenciación, por existir una desmedida invasión de los hechos reales en lo literario. Este es un aspecto importante en nuestros días por entender que entre una y otro no existe un deslinde claro. Así Mora escribe: «…ningún curso, ninguna formación, incluso continuada durante toda la vida, permitirá a un periodista escribir una buena novela o un buen libro de poemas. Para ello tendría que ser escritor. Porque de nada sirve engañarse al respecto: la imaginación compleja y en talento para vertebrarla en un discurso literario ambicioso no se aprenden; se tienen o no se tienen». Cierra Mora este ensayo con una referencia enriquecedora sobre el elitismo y un apéndice en el que se analiza y enfrenta desde un sentido crítico un poema de Valente y Cernuda, de temática similar. Me quedo con este aserto con el que, tal vez, podría servir de magnífico colofón: «…el verdadero conocimiento (incluso el autoconocimiento) y la adquisición de la verdadera sabiduría sólo tienen lugar cuando uno atraviesa el espejo y llega al otro lado, trascendiendo lo real y la imagen propia». 

En definitiva, y como nos tiene acostumbrados Vicente Luis Mora, una vez más, afronta desde el análisis riguroso y la selecta argumentación los problemas actuales de la literatura con esa visión abierta y rompedora, capaz de gestar un discurso coherente, y sincero llamando a las cosas por su nombre, y no dejándose contagiar o influenciar por las modas o la ortodoxia hegemónica del sistema o panorama actual de la literatura. Así, este libro de ensayo “La huida de la imaginación”, cobra especial sentido en los tiempos que corren, por lo que considero imprescindible su lectura. El escritor, poeta, crítico, narrador y ensayista Vicente Luis Mora, en esta ocasión, lo aseguro tampoco defraudará al lector.

VICENTE LUIS MORA
VICENTE LUIS MORA





Título: La huida de la imaginación
Autor: Vicente Luis Mora
Editorial: Pre-textos (2019)

EL VALLE DE MURPHY

SALÓN DE LECTURA
JOSÉ ANTONIO SANTANO
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El valle de Murphy

AUTOR: PACO HUELVA




En este tiempo extraño que vivimos, o por mejor decir, sobrevivimos todo intento de compartir es bienvenido. Si antes de esta crisis sanitaria alguien nos hubiera dicho que íbamos a estar confinados en nuestras casas sin más, lo habríamos negado con rotundidad. Pero la realidad, y esta es una de esas ocasiones, supera en mucho la ficción. Realidad y ficción, hoy por hoy se nivelan, se acercan hasta confundirse. Esa tarea que estaba encomendada fundamentalmente a los escritores, a los narradores o fabuladores, a los poetas, parece haber sido transgredida y usurpada por un maldito y destructor virus. No obstante, y a pesar de las circunstancias actuales comprobamos, por fortuna, que el poder de la escritura se mantiene vivo en nuestros narradores al gozar, todavía, de una buena dosis de imaginación, de muy buena salud creadora, al fin y al cabo. Es el caso del onubense Paco Huelva (Almonte, 1956), del que comentamos en esta ocasión su última entrega de relatos contenidos en el libro “El valle de Murphy”. Sin en su anterior libro “Los otros que me habitan”, Huelva rastreó y recogió las enseñanzas que le brindó el mundo rural, contadas con magistral oficio, en esta ocasión nos invita a conocer esa su extraordinaria manera de contar pero con narraciones y protagonistas pertenecientes a ese turbio, misterioso y también vital universo de la ciudad, de lo urbano. En “El valle de Murphy” se dan cita ventiún relatos o cuentos, ilustrados con dibujos del gran artista Víctor Pulido, que también ilustrara su anterior libro, rebautizando así su lealtad a la escritura de Huelva. A los habitantes de una ciudad les acucian problemas de diferente índole y calado que a aquellos que viven en los pueblos, más cercanos al campo, a la Naturaleza. En este sentido habría que significar que, las claves sobre las que sustentará el escritor sus narraciones serán diferentes, porque va a percibir, vivir y sentir un espacio, un lugar, un territorio que, incluso psicológicamente, incidirá real y ficcionalmente de forma disímil tanto en su forma como en su fondo. 
La mirada del escritor, pues, se inserta en un mundo más complejo si cabe, por su pretenciosidad, por sus continuadas trampas y engaños, por su egocentrismo, por su incomprensible y exacerbado mercantilismo, por su falsa apariencia, y, cómo no, por su devastadora e insolidaria existencia. La ciudad, así, Huelva la convierte en el lugar más adecuado para construir su personal modo de fabular, y todo, sin perder la creciente tensión discursiva de los relatos. Si cuando se adentró en el difícil por asombroso y sorpresivo mundo rural, ahora bucea con verdadero oficio y honda reflexión en los rasgos psicológicos de los personajes que nos presenta, también de esas situaciones incomprensivas unas veces e inverosímiles otras. Es la pasión por la vida lo que mueve a Huelva a crear estas historias tan ricas en imágenes y coherencia narrativa, haciendo que el lector se abisme y se contagie de su buen hacer literario. Paco Huelva no pierde ocasión alguna para mostrarnos un mundo, también submundo, que late en cada una de las narraciones, sean éstas más extensas (“El tecolote mexicano”, “Aventura”, “Caminos paralelos”) o menos, como cuando se trata del microrrelato (“Esperanza”). Igualmente, en un caso u otro, maneja con maestría los hilos que conducen a un rigor narrativo poco frecuente en nuestros días. Para quien quiera aseverar cuanto digo no tiene más que acercarse a este volumen de relatos: Valle de Murphy. Conoce bien Huelva los territorios del alma, también los físicos de lo rural y lo urbano. Tomo prestado unas líneas de su relato “Invasión”, que bien podrían servirnos por su rabiosa actualidad: «La naturaleza, según los biólogos y los genetistas, ha dado un salto conservador para preservar el planeta Tierra de la idiotez de la humanidad. La única solución que encontró, según manifiestan los expertos, es eliminar al ser humano. Ese bicho dañino que llevaba camino de destrozarlo todo, y que ya, afortunadamente, no conseguirá su objetivo». ¿Ficción o realidad?


PACO HUELVA
Título: El valle de Murphy
Autor: Paco Huelva
Editorial: Niebla (2019)

UN HOMBRE BAJO EL AGUA


SALÓN DE LECTURA

JOSÉ ANTONIO SANTANO
 SALÓN DE LECTURA
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UN HOMBRE BAJO EL AGUA
AUTOR: JUAN MANUEL GIL






UN HOMBRE BAJO EL AGUA
UN HOMBRE BAJO EL AGUA

JUAN MANUEL GIL


En la vida, como en la literatura se ha de estar dispuesto siempre al debate. Afrontar ideas antagónicas o diferentes enriquece a todos. El conocimiento se adquiere precisamente por el discurso de los contrarios, de esa necesaria confrontación (nunca beligerante) de las ideas, donde las armas de los contendientes ha de ser la palabra o la escritura, según se disponga. Desde un punto de vista netamente literario agradezco que se produzca por ser de gran ayuda para conformar una idea propia. La última novela de Juan Manuel Gil (Almería, 1979), “Un hombre bajo el agua”, muy oportuna, por cierto, al contener dicha narración aspectos relacionados con el debate realidad-ficción-autoficción, con independencia de que su autor haya construido una narración muy sugerente, no solo en la temática sino también de la estructura y el acierto de la realidad trascendida. Esta es la historia de un recuerdo que producirá en el escritor una convulsión, una nueva forma de transmitir al lector una manera diferente de entender el hecho literario: «Todo es normal en mi vida. Solo quienes han escuchado en su interior el crujido de dos engranajes que encajan por ver primera saben de qué hablo». “Un hombre bajo el agua”, desde su primera página nos advierte de la grandeza narrativa de Gil, con independencia de que más avanzada su lectura algunos pasajes autobiográficos propicien el debate al que antes nos hemos referido.
El elemento primordial que toma Juan Manuel Gil para desarrollar su discurso narrativo es una balsa de agua (acierto total), pues desde ese preciso instante el autor nos sitúa en un lugar desconocido para muchos, que nos sitúa en todo lo que subyace en torno al invernadero almeriense: «Él estaba en cuclillas sobre uno de los muros de la balsa de piedra y corría el verano de 1993. Yo atravesaba un bancal del Paraje de la Costumbre cuando lo vi de espaldas, con el cuello tenso y estirado, mirando fijamente el agua estancada». Así comienza esta novela y habría que ver una de las muchas balsas que existen en el campo de Níjar o el Poniente para hacerse una exacta idea de lo que cuenta Gil en esta historia y de todas las circunstancias que rodean la agricultura del plástico almeriense. Pero sobre todo tendríamos que destacar de esta narración su pulso, la tensión narrativa que nace desde el preciso instante de ese encuentro del protagonista-autor con el Tusmadres en la balsa. Es a partir de ese preciso instante cuando comienza la construcción de esta monumental historia, combinada con el deseo de ser escritor del propio narrador y que irá desgranando a lo largo de las páginas de esta asombrosa novela. Una balsa, un verso, una muerte y el secreto de esa muerte son los hilos que maneja Gil para demostrar un oficio que comienza a dar sus frutos: ser un buen novelista.

Tanto en la narración pura y dura, por su ambientación, como en los diálogos Juan Manuel Gil nos permite comprobar su buen hacer, con esa pizca de ironía unas veces y de humor otras, sin perder de vista otros recursos en los que el miedo (el propio que todas las madres inoculan a sus hijos), la mentira (continuada de unos y otros) y la belleza, por qué no, se entrecruzan en la memoria para contarnos una historia que quedará ensamblada y trascendida de la realidad, constituyendo así una otra realidad que ya es ficción, sin más. El amor y sus desajustes, el poder de la memoria y el deseo de saber que sucedió en aquel verano del 93 y unos personajes (Tusmadres, Pensacola, T., Eduardo Huergo, Carmela, Pascual…) que nos llevan de una confesión a otra, de un ser y estar a otro distinto, donde el tiempo y el espacio proporcionan los elementos básicos y determinantes para situar a su autor, el almeriense Juan Manuel Gil, en un lugar notorio de las letras españolas. 

JUAN MANUEL GIL
JUAN MANUEL GIL
Título: Un hombre bajo el agua
Autor: Juan Manuel Gil
Editorial: Expediciones Polares (2019)

ZÉJELES DE ALBORADA




SALÓN DE LECTURA
Por José Antonio Santano



Zéjeles de Alborada
AUTOR: PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ

Recibe uno con alborozo cada libro que llega a su morada, que no es otra que la biblioteca personal. Libros los hay para todos los gustos, pero tratándose de poesía y si esta, además, viene avalada por la experiencia vivificadora y la emoción latente de su expresión más sublime y bella, que bebe de la más grande tradición andalusí como es el zéjel en su forma más popular de un estribillo de dos versos, a los que siguen otros tres con distinta rima y un cuarto que muda, para finalizar con el estribillo, la satisfacción es mayor. 
Dicho lo cual conviene decir que su autora, la poeta residente en Algeciras, Paloma Fernández Gomá, ha conseguido crear un texto, “Zéjeles de alborada”, que nos transporta a ese tiempo de Al-Andalus, en el cual la poesía formaba parte de la cultura, de la vida. Fernández Gomá es una poeta de la luz y la memoria, y gusta de adentrarse en las formas tradicionales de igual forma que experimenta otras nuevas, propias del tiempo que le ha tocado vivir. 

Los zéjeles que nos presenta en este libro son un total de diecisiete, rigurosos en su forma y en su fondo, donde el tema central es el ruiseñor, construyendo así un discurso en el cual la Naturaleza y lo vivido forman un corpus sólido y existencial, interiorizado y hondo a su vez. 


PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ
RESEÑA EN EL PERIÓDICO IDEAL, CRÓNICA LITERARIA  POR JOSÉ ANTONIO SANTANO



Es esa mirada atenta y reflexiva, esa luz que no cesa, como así lo fue en su anterior entrega poética, al titular su obra “Iris”, que su autora templa, y que recorre las esencias de la vida, los detalles de la cotidianidad, siempre desde la palabra y el hálito de los silencios que la contienen:

«El destello que se filtra en la mirada
y el hueco de la luz en el iris
siempre permanecen
en una vigilia continua
de múltiples connotaciones
que jamás se ausentan…».

Paloma Fernández, en su camino hacia la otra luz, nos convoca ahora a vivir un tiempo pasado, un tiempo que sabe a miel, como así saben estos “Zéjeles´de alborada”. Traspasar la frontera y refugiarnos en la palabra precisa, en la belleza del verso rimado:

«Trinos de melancolía
con esperanza tardía.
En abril ecos lejanos
de los surcos arcanos
cubren lugares montanos,
sutilmente amanecía.
Trinos de melancolía
con esperanza tardía».

La palabra en una música que nos llega de Al-andalus y que aún resiste y vuela hasta el cielo de esta patria madrastra, y que Fernández Gomá preserva y restituye del olvido:
«Hoja de almendro vacía
del ruiseñor que huía.
Alborada del Estrecho,
furtiva voz de helecho,
tú habitas en mi pecho,
raíz de Andalucía.
Hoja de almendro vacía
del ruiseñor que huía».
Así son estos zéjeles, traducidos también al árabe por Chakib Chairi en este libro, y así también la palabra de su prologuista, el hispanista y profesor de la Universidad de Nador, Aziz Amahjour, cuando escribe: «El libro en su totalidad es un festín de sonido, de melodía y canto. Fruto, sin duda, de un riguroso cuidado -pero que no parece nada forzado- de la estructura del zéjel y de su metro». Con este libro, no cabe duda que nuestra poeta recupera no solo la tradición popular del zéjel, sino que rescata para las nuevas generaciones, una forma de expresividad que incita al amor a la Naturaleza y a su más grande creación: el hombre en su sentido más amplio.



Título: Zéjeles de alborada
Autor: Paloma Fernández Gomá
Editorial: Imagenta (Tarifa, 2019)






Reading Samurai Song from Robert Pinsky |[#PliyoVlogs #SpokenWord #Pliyo...

Poema "Samurai Song" de Robert Pinsky recitado y compartido para todos nosotros por #pliyopoetry, Juan José Guerrero, que nos dice: "El 21 de marzo es el día de la poesía, así que quería compartir un poema con ustedes, y enviar un enorme agradecimiento a todo el personal médico de ahí fuera.
Mantente positivo, amigos!
Todo el amor.




POESÍA VALENCIANA



SALÓN DE LECTURA
 por  José Antonio Santano



Resulta muy estimulante comprobar que la maquinaria editorial en nuestro país no solo se mantiene, sino que se refuerza con la aparición de nuevas editoriales dispuestas a favorecer la cultura del libro, que como bien sabemos quieren aniquilar a toda costa algunos desaprensivos. Esta fortaleza que asumen algunas editoriales merece el reconocimiento claro de lectores y críticos. En este sentido es objeto de nuestro interés la editorial OléLibros, y más concretamente su colección “Vuelta de tuerca”, con una nómina de autores muy significativa ya, y la salida al mercado hasta ahora de las antologías poéticas “El sueño de la funambulista”, de Ricardo Bellveser; “Un yo sin mí”, Jaime Siles; “Leer después de quemar”, de Rafael Soler; “Prenda de abrigo”, de Francisca Aguirre y “La mirada de la esfinge”, de José María Álvarez, todos ellos nacidos en la comunidad valenciana, a excepción del último citado, que nace en Cartagena (Murcia). Además, OléLibros atiende igualmente otras colecciones de narrativa, de artistas plásticos, divulgación, Ites, Mujeres sin límites, entre otras. Lo que viene a confirmar el buen estado de salud de esta empresa con más de 30 años de existencia en el mundo de la edición. No obstante, es a partir de 2012 cuando se constituyen en dos sellos editoriales, Olé Libros y Loto Azul, comienzo de una nueva e ilusionante etapa, en la que se atenderá fundamentalmente a la literatura valenciana. De la colección “Vuelta de tuerca”, como se ha dicho, han visto la luz cinco poemarios, antologías todos. De cada una nos ocupamos a continuación. 

La primera de ellas la firma el poeta Ricardo Bellveser, una de las voces más interesantes de su generación y del panorama póetico español actual. Voz diferencial, sólida, que bebe de la más culta tradición poética universal. El propio autor, que prologa su antología, alude al hecho de que «Hacer una selección propia de la propia obra, es una de las tareas tan ingratas como insatisfactorias de cuantas me he visto obligado a realizar. El núm. 1 de esta colección corresponde, precisamente, a Ricardo Bellveser, de título “El sueño de la funambulista”, un texto antológico cuya selección ha corrido, como ya hemos dicho, a cargo del propio autor, con la clara intención de acercar al lector a su poesía. Corresponden los poemas a diferentes libros publicados desde 1977 (“La estrategia”) hasta 2016, “Primavera de la noche”. El poema “La casa de los padres”, perteneciente al libro “Las cenizas del nido", con el que obtiene el premio Gil de Biedma, viene a confirmar su buen oficio y a destacar su singular voz dentro del panorama actual de la poesía española: «La casa de los padres, ahora lo sé, / se transforma en una tibia crisálida, / espesa red de recuerdos aturdidos / que tejen las madres con hilos de seda / mientras nos tienen atrapado el corazón. / Allí pasé de gusano a mariposa, / y emprendí el vuelo si es que andar es volar». Cierra cada antología un poema en contraportada, que en el caso de Bellveser se titula “Nada”, que nos recuerda otros versos de Jose Hierro, y dice así: «La nada, nada es y todo es nada. / Emerge íntegra desde el principio. /En ella, la presencia de un guijarro / engendra la montaña y la desborda. / Una gota fecunda un manantial, / una roca un acantilado hace. / Una sola hoja preludia un bosque. / Plenitudes de nada. Todo en nada». El número 2 de la colección corresponde al poeta y profesor de la Universidad de Valencia, Jaime Siles. 

Como en el caso anterior la selección de poemas la ha efectuado el autor, señalando así la dificultad que conlleva hacerlo. Sin embargo, nos anuncia que ha querido que los poemas seleccionados mantengan un mismo corpus, de manera que se ha decantado por el hecho de “la identidad”. Comienza la antología con un poema perteneciente a su libro “Génesis de la luz” (1969) y concluye con poemas incluidos en su libro “Horas extra” (2011). Y, ciertamente, el tema principal o el hilo conductor de todos los poemas de esta antología es la cuestión identitaria, el Lenguaje. Esa preocupación por conocer el origen del “yo” en correspondencia con el “tú”, con la otredad. De ahí, tal vez, que haya titulado su antología “Un yo sin mí”, en esa pretensión de hallar todo conocimiento identitario. 

Nada descubro si digo que el poeta Jaime Siles derrocha luz en cada verso, que el silencioso temblor de su palabra retumba en un eco de voces inextinguibles y su poética el fulgor incandescente del lenguaje: «No está el poema / en las oscuridades del lenguaje / sino en las de la vida. / No está en las perfecciones de su cuerpo / sino en las hemorragias de su herida. // No está el poema, no, en el lenguaje / sino en el alfabeto de la vida». Ese arraigo de su voz a la tierra, a lo que vive y sueña es, la palabra como eternidad, igual que un beso ascendente al cielo de la luz y los silencios. El poema que aparece en la contraportada se titula “Tinctus colore noctis”. En él la aliteración es un canto, la agridulce música de la palabra: «Tinta la noche extinta, / tíntame, / nocturnidad azul, / de húmedas notas. // Cuanto tiene materia en la memoria / de un cuerpo extinto, / tinta, tíntame». El núm.3 de la colección corresponde al poeta y narrador Rafael Soler, también valenciano, con la antología “Leer después de quemar”. Como poeta ha reunido en los últimos años una valiosa obra, diferenciada de la ortodoxia oficial y donde la ironía y la contundencia del verso son claves de su poética. Los poemas seleccionados por Lucía Comba pertenecen a cinco de sus libros publicados entre 1980, “Los sitios interiores” y 2016, “No eres nadie hasta que te disparan”. Con el libro “Ácido almíbar” obtuvo el Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2015. Del poema “Ha llegado la hora de nombrarte”, contenido en el libro “Las cartas que debía”, estos versos como botón de muestra: «…dame los brazos / que tanto necesito para otros // devuelve por favor / la entera mitad de mis afectos / que siempre se enfriaron en tu boca // y si lo estimas oportuno / por tu descanso eterno y por el mío / dame el perdón que no te pido». 

Para la contraportada de esta antología de Rafael Soler se ha seleccionado el poema “Cuando tu única certeza es el insomnio”, en el cual el poeta reflexiona sobre el tiempo y la vida: «Sé fugaz / y coge entre tus manos cuanto estalla / para efímero buscar / de la primera noche el último rescoldo / dejando para otros la fortaleza insigne / la rotunda vejez interminable / el hábito de amar a las renuncias // y en plenitud porfía / luciendo con orgullo cada herida pues siempre vivir te costará la vida». “Prenda de abrigo” es el número 4 de la colección y es autoría de la poeta alicantina recientemente fallecida Francisca Aguirre. Su trayectoria poética está avalada por los premios Nacional de Poesía 2011 y el Nacional de las Letras 2018, año este en el que se publica su obra completa bajo el título de “Ensayo General”, ed. Calambur. El libro está prologado por su hija, también poeta, Guadalupe Grande, y en él hallará el lector las claves de la poesía de Paca Aguirre, como se la conoce popularmente. Nos dice su hija en el citado prólogo respecto a la poesía de su madre: «Una prenda de abrigo, todo en la vida de Francisca Aguirre tiene que ver con el deseo de que la palabra sea el abrigo contra la intemperie: el habla de la memoria, la palabra hecha de amor, la palabra concebida como amistad, la palabra hecha música, la palabra como recordatorio de un sueño». 
De los 11 libros antologados, que van de “Ítaca” (1972) a “Una larga dolencia” (2018), seleccionamos estos versos pertenecientes al poema “Desanimada, qué palabra triste”, del libro “La herida absurda” (2006), que vienen, de alguna manera, a resumir toda una vida hecha luz en la soledad de la palabra y el rumor de la memoria: «Definitivamente amo / el escándalo deslumbrante de la vida. / Muy pocos paraísos comparables / al asombro que nos regala la existencia: / torpe, desesperada, incomprensible, / audaz, consoladora, inabarcable: / “vida y dulzura, esperanza nuestra». Así son los versos de Francisca Aguirre, desgarradores, luminosos, abarcadores, merecedores de ser leídos en la soledad de estancia o a orillas de la mar que siempre quiso. El poeta siempre vuelve a la infancia, a ese claustro de luz y de inocencia; en contraportada del libro podemos leer este poema: «Se sostiene la infancia en nuestra historia / igual que se sostienen las estrellas / porque dentro del firmamento de una vida / algo brilló una vez con inocencia. (…) Igual que los vilanos y el rocío, / hermosos e intocables, se sostiene la infancia». 

La quinta y última antología corresponde al poeta murciano José María Álvarez (Cartagena, 1942), que formara parte de aquella corriente alentada por Castellet y denominada Novísimos. Con una larga trayectoria, la presente antología está prologada por la también poeta Noelia Illán, estudiosa de la obra de Álvarez -su maestro-, por la que siente verdadera admiración, y escribe: «En definitiva, he querido aquí conformar un libro de deseo a base de los versos de José María Álvarez que más me han emocionado a lo largo de los años». Amor y sexo, o el deseo que lo resume, en su más amplio sentido se da cita en esta selección de intensa y extensa obra de Álvarez. Versos que para alumbrar el camino del hombre sobre la tierra o allá en la altura del firmamento, versos para sentir los silencios del amor absoluto y en todas sus variantes. 


Como síntesis nos vale estos versos del poema “Meditación amorosa”: «Huele este cuerpo, acaricia estos cabellos, / mira estos ojos. Mas no pretendas / tenerlos. Aun en la vasta noche del placer, / cuando más tuyos los creas, / estarán tan lejos como la patria de tus padres. / Sólo tu placer es tuyo. / Nunca traspasarás el velo». Para concluir, como en los casos anteriores, reproducimos el poema de contraportada, que lleva por título “Nocturno XII”, y dice así: «En la mujer como en los gatos, / Una extraña diosa muerta anida. / Y la acariciarás en cuántos cuerpos, / Y alguna vez incluso habrás de demorarte / En la luz de unos ojos. / La desearás cuando ya nada desees, /Y si la fortuna llena tus manos / la buscarás para entregársela. / Ante ella caracoleará tu caballo / Y brillará tu espada. / Y ella, muda y ciega, sonreirá. / Y ha de bastarte ese milagro». Cinco antologías, cinco poetas y una editorial, OléLibros, que apuesta decididamente por la poesía. Ojalá que esta iniciativa sea por muchos años y que la poesía valenciana siga acrecentando, por su demostrada calidad, el número de poetas que conformen la colección “Vuelta de tuerca”, de la editorial OléLibros.




VERSOS CONTRA VIRUS. JOSÉ ANTONIO SANTANO

POEMAS LEÍDOS POR     JOSÉ ANTONIO SANTANO



Siguiendo las sugerencias del profesor de la Universidad de Almería y amigo Manuel López    y ante la grave crisis surgida por causa del coronavirus, como filólogo, inicio esta serie titulada "Versos contra virus", que iré publicando diariamente y hasta que concluya este necesario confinamiento.

Entrada día  18/03/2020 (1)
Versos contra virus en fase de confinamiento.




Día 19/03/2020(2)
Versos contra virus
En fase de confinamiento.





Día 20/03/2020 (3)

Versos contra virus
La voz ausente




DÍA 20/03/2020 (4)

Versos contra virus
Con mi gratitud a todos los que en estos críticos días nos ayudan a seguir viviendo. Salud.






DÍA 21/03/2020 (5)

Versos contra virus
Lectura de mi segundo poema en la celebración del Día Mundial de la Poesía. En esta ocasión sirve de homenaje al poeta Premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, de mi libro "Marparaíso".





DÍA 22/03/2020 (6)

Versos contra virus
Día Mundial de la Poesía, y Primavera.




DÍA  22/03/2020 (7)
Versos contra virus. 
Del libro "Tierra madre" (Ed. Alhulia, 2019)





DÍA 22/03/2020 (8)
Versos contra virus
Del libro "Lunas de Oriente" (Ed. Dauro, 2018) Traducción al árabe de Meimouna Hached Khabou.




DÍA 23/03/2020 (9)
Versos contra virus
Poema "Sur" del libro inédito "El corazón del viento". A mi amigo y poeta Alfonso Berlanga





Día 24/03/2020 (10)
Versos contra virus
Del libro "Caleidoscopio", el poema en prosa "La habitación secreta", homenaje al fotógrafo Manuel Falces, In Memoriam.






Día 24/03/2020 (11)

Versos contra virus

Del libro " Los silencios de La Cava", (Ed. Alhulia, 2015), el poema "Después de los silencios".


EL VIOLINISTA IMPOSIBLE




SALÓN DE LECTURA 

      
EL VIOLINISTA IMPOSIBLE

FRANCISCO LÓPEZ BARRIOS


FRANCISCO LÓPEZ BARRIOS


Título: El violinista imposible
Autor:Francisco López Barrios
Editorial:Dauro (Granada, 2019)





JOSÉ ANTONIO SANTANO

JOSÉ ANTONIO SANTANO
 EL VIOLINISTA IMPOSIBLE

Poco antes del abismo todo se transforma y lo desconocido hace acto de presencia. Recordamos entonces el devenir de las cosas sencillas. Desciende el cuerpo a los infiernos que es como regresar a la vida, al origen de la voz y la palabra, dones supremos. Caminar sobre el agua, recorrer las paredes bocabajo, flotar en el aire hasta sumergirnos en el inmenso firmamento o el ajardinado solar de las estrellas. Sólo hay que dejarse llevar por su música interior. Remover las entrañas mismas, buscarse en el vuelo del águila o la corriente de un río, en la copa de un árbol o en el silencio absoluto de un desierto sin nombre. Todo esto y más puede sentir el lector que se adentre en el último libro del granadino Francisco López Barrios, “El violinista imposible”. Con anterioridad ya disfrutamos de la lectura de “Yo soy todos los besos que nunca pude darte”, Premio Andalucía de la Crítica 2016 o de “Amado pulpo”, una narración tan original como transgresora. En López Barrios es de suma importancia su capacidad creadora, el poder de fabulación con el que nos sorprende siempre, tan diferente de un libro a otro, tan sugestivo y al mismo tiempo complejo en la estructuración y desarrollo de los relatos, como así sucede en este magnífico libro. No es casual que López Barrios tome del desván de la memoria aquellos momentos o instantes que marcaron un tiempo y que a la hora de transformarlos en narración vivan de ese inmenso poder del buen escritor: la fabulación, que no es otra cosa que esa capacidad para trascender la realidad y crear otra distinta. Francisco López Barrios trabaja desde el silencio y la soledad, sin encorsetamiento alguno, libre y consciente de que la única manera de vivir pasa por vivir en otras vidas, asumiendo el riesgo que ello conlleva. Cuatro son los relatos contenidos en este libro: “Rashid”, “El violinista imposible”, que da título al libro; “Papaloco” y “Plano corto de moros y cristianos. Memoria, pasión y muerte del morisco Aben Farax”. En el primer relato, el juego sucesivo de imágenes aporta originalidad y oficio en un claro discurso narrativo que crece y crece, elevándose en su descenso, en esa contradicción o anverso y reverso de una misma moneda, como la vida y la muerte, una frente a la otra. Así, López Barrios, en el primer párrafo, nos presenta la realidad premonitoria, la semilla de lo que será luego el fruto, y escribe: «Pocos segundos antes de estrellarse contra el suelo, Martín se sintió como un fardo pesado y ligero. Una sensación extraña, contradictoria. Y oyó mientras volaba, sabiendo que caía irremisiblemente y que muy pronto sería un amasijo de fluidos derramados y vísceras esparcidas, tinta sobre papel de periódico, crujir de huesos quebrados y asombro de transeúntes; oyó, o creyó oír, como en un sueño, el repique de campanas del cercano convento de las Clarisas». ¿Por qué las campanas como recurso, su sonido anunciador de vida o muerte? Esa tensión desde el inicio con la que nos sorprende López Barrios es razón suficiente, la clave de su magisterio narrativo, y que para mí culmina no cuando finaliza el relato sino cuando se inicia: «Martín solo derramó una lágrima en su postrer viaje, y la vio partir hacia el cielo mientras él se desplomaba sobre la tierra». ¿No es sublime? López Barrios ha sabido contener todo lo que una lágrima, una sola lágrima puede ser, principio y fin a la vez: ver cómo la lágrima asciende mientras el cuerpo se precipita, todo un acierto narrativo, una imagen que difícil será que olvide el lector. Pura sugerencia, transparencia y rigor narrativo en quien es un cuentista de raza. En el segundo relato se advierte la necesidad de arbitrar un modelo de narración que intercambie futuro y pasado, presente y futuro, en una especie de alquimia narrativa muy interesante y dinámica. El protagonista de este relato, Israel Cendón, marca el ritmo y la armonía, desde su inicio con la Alhambra al frente: «Porque a Israel Cendón la Alhambra le pareció desde siempre una feminidad densa e intensa por la sensualidad que le sugería el aspaviento de sus torres y cipreses y el aire de zambra de sus ventanas y alféizares» -nos dice el narrador-, hasta el final, que convierte en descubrimiento. La pasión de Israel por la literatura contendrá los espacios y tiempos por los que transcurre el relato, y todo desarrollándose en un ir, hacia el futuro (cuando construye su propio relato, el de una sociedad futura donde los rebeldes y ancianos no tienen cabida, y enfrentada a los revolucionarios literarios a través de sus enormes pompas de jabón de contenido poético), y un venir, hacia el presente del pasado. De ahí que Israel nos muestre a personajes como Alfredo Lombardo, “visionario de barbas luengas y delgadez extrema”, inventor del holograma, estudiante y rico terrateniente de Jáen en la realidad; o como Don Ramón Aparicio, “hombre de paz y coleccionista de tinteros de época, y que obsequiará a Israel con “un tintero de tinta Montblanc, acompañado de una pluma Meisterstück 149 de la misma marca”. Es verano y hace mucha calor, exactamente son las 14:30 horas del día 18 de julio de 1936, y el único lugar donde poder aliviarse de ese calor es el carmen, “paraíso en el que el frescor y la umbría serenaban el espíritu y refrescaban la piel, las venas y el corazón”. Allí en el carmen conoció el niño Israel a “Manuel de Falla, Rusiñol o Ángel Barrios, el joven músico formado en París con Debussy…”. Allí la música como el más grande tesoro, luego el Real Conservatorio de Madrid, concierto de violín con Albeniz en el Escorial, hasta su total consagración como músico. Estamos en Granada, es verano y el calor es sofocante. Israel necesita tocar el violín, quiere que sea aquel himno que descubriera en París, compuesto por Pedro Degeuter y escrito por el poeta Eugenio Pottier. Aquel día de extremado calor Granada enlutaría. Un disparo enfrentaría a un violín con un fusil hasta silenciar la última nota de La Internacional y también la vida de Israel Cendón. Son las 14:30 horas del día 18 de julio de 1936. Con este relato que da título al libro “El violinista imposible”, López Barrios ha sabido componer una verdadera sinfonía y ha devuelto al violinista olvidado, a su carmen, al paraíso, al alma de Granada, y lo ha hecho con el rigor de su escritura y su palabra iluminada. El tercer relato “Papaloco” es una propuesta narrativa distinta, donde el humor y la ironía cabalgan por sus páginas con el oficio del ingenioso narrador que es López Barrios. El Vaticano, la Sierra de Granada, El Grove e Israel, un asno y otros personajes configuran una historia de mafias y espías, de traiciones, y donde el azar es la última pieza que encaja al final de la partida. En el cuarto y último relato nos sitúa en la última batalla acaecida en las Alpujarras entre moros y cristianos. Para este relato, que titula “Plano corto de moros y cristianos. Memoria, pasión y muerte del morisco Aben Farax”, el autor ha necesitado de la documentación necesaria de ese hecho histórico, para luego fabular sobre él y conseguir una narración verosímil, coherente, donde el lenguaje juega un papel de gran significación. Conoce bien López Barrios del hecho social de la convivencia entre culturas y esta consideración se aprecia en el desarrollo del relato. Con todo, López Barrios ha creado la ambientación necesaria en cada uno de los relatos, demostrando así su solvencia y destacada posición en el panorama de la narrativa andaluza y española actual.