LAS EDADES DEL VIENTO


 SALÓN DE LECTURA  

José Antonio Santano 



   Las Edades del Viento

AUTOR: FRANCISCO MORALES LOMAS

      
Francisco Morales Lomas
Francisco Morales Lomas
Las edades del viento
    ¿El viento tiene edad? ¿Podemos hablar del viento exponiéndolo a las vicisitudes de un tiempo dado, una época, un acontecimiento histórico específico? Quizá desde un punto de vista meramente material no, pero como metáfora es de una extraordinaria agudeza. El viento va y viene, libre, no tiene dueño. “El viento sopla donde quiere, aunque oyes su murmullo, no sabes de donde viene ni adónde va…”, dice el Evangelio según San Juan (3:8), y el poeta chileno Gonzalo Rojas afirma que “Uno escribe en el viento: ¿para qué las palabras?”. Cada interpretación es una verdad, al igual que la pretendida edad del viento. El viento puede ser interpretado, significado o experimentado de multitud de formas. Y esto viene a colación por una apasionante novela, de título “Las edades del viento”, primera de una tetralogía del narrador, ensayista, poeta, dramaturgo, profesor de la Universidad de Málaga Francisco Morales Lomas (Campillo de Arenas, Jaén, 1957). El anuncio de ser esta la primera novela de una serie de cuatro, del periodo de entreguerras en Europa, confirma que el poder de creación de este autor no tiene parangón en las letras españolas actuales. Su dedicación plena a la literatura no hace sino acrecentar un legado que no dejará indiferentes a quien se acerque a él. Confieso que esta primera entrega de la tetralogía anunciada es, por muchas razones, un monumental homenaje a lo mejor de la poesía del siglo pasado, en concreto al poeta Antonio Machado, pero también una inmensa obra que rastrea el pensamiento y las ideas de un tiempo histórico fascinante, el que va de los últimos meses de la II República española y el golpe de estado del General Franco hasta principios de la II Guerra Mundial, donde el amor es el acicate, la fuerza interior que mueve el mundo, siempre contenido en la idea de un humanismo abarcador y solidario.

 En las “Las edades del viento” hallamos elementos suficientes como para considerarla de una extraordinaria excelencia narrativa. Morales Lomas ha sabido reunir todos los ingredientes para construir una sólida obra, desde la trama, los personajes, los diálogos, el género epistolar, la ambientación, el espacio y el tiempo, la precisión de orfebre en el discurso narrativo, la forma y el fondo, donde una vez más el pensamiento humanístico del poeta Antonio Machado adquiere un valor relevante que el autor hace también suyo. Es una novela coral, que inicia su andadura en Colliure pasando por París, Madrid, Valencia, Barcelona, entre otras ciudades y que cuyo hilo argumental es quizá el hallazgo más interesante por imaginativo y arriesgado, pero que viene a demostrar, por eso mismo, la capacidad creadora de Morales Lomas, nos referimos al hecho de insertar en la escenografía a un tercer amor Rose (después de Leonor y Pilar de Valderrama), una actriz francesa que viene a representar a Madrid una obra de Anatole France. Dos investigadores de la figura de Antonio Machado, Virgilio Aguilar, español y Vicent Bergére, francés, la amante, la hija y la nieta de Machado, Rose y Luci Savarroi y Rose Strindberg respectivamente, además de otros personajes secundarios conforman una historia que, ahonda en una época dramática, plena de oscuridad donde la intolerancia y el terror del fascismo, asola no solo España sino Europa. Morales Lomas en su afán por encontrar la perfección, que no es sino la belleza, ha escrito una magnífica novela, de un intenso ritmo narrativo, situando al lector como un actor más que no puede inhibirse de cuanto acontece, para entrar en el imaginario del autor y hacerlo suyo. 

El conocimiento de Morales Lomas de la Literatura española añade un valor a la historia, la complementa con sus investigaciones, acrecentando así el interés por la lectura de esta obra centrada en el más grande de los poetas españoles, don Antonio Machado, el poeta que hay que soñar como se dice en la novela. Tiempo es de reconocer en Morales Lomas al creador que es, al hombre de un nuevo Renacimiento literario andaluz, y por ende, español, y al pensador y humanista que lo habita.   

 
Las edades del viento
FRANCISCO MORALES LOMAS


Título: Las edades del viento
Autor: Francisco Morales Lomas
Editorial: Dauro (2020) 


ROJO COMO LA CABEZA DE UN FÓSFORO

SALÓN DE LECTURA José Antonio Santano

ROJO COMO LA CABEZA DE UN FÓSFORO
AUTOR: CARMELO CHILLIDA



Carmelo Chillida
ROJO COMO LA CABEZA DE UN FÓSFORO

CARMELO CHILLIDA
Hay siempre en el rumor de la vida otros muchos rumores, como afluentes de ríos que acompañan su propio rumor hasta que la corriente los derrama en otro rumor mayor, más mar. La Naturaleza nos proporciona siempre una razón para la existencia, nos advierte de los errores y nos conmina a seguir un camino cierto, es el rumor de la poesía que nos llega con la luz del alba o el perfume de una rosa. El hombre, en cambio, parece estar dispuesto a negarle la existencia. El hombre por y para sí, Narciso. Surge así la podredumbre del poder, la insolidaridad, la tiranía de las acciones, y en contra, el poder de la palabra, esa que se hace pájaro o río, aire o resplandor. Es su luz por encima de todas las cosas, la que orienta al poeta y lo abisma en el silencio de la noche, y lo regresa a la vida, al tiempo de esta vida. Algo de todo esto podemos hallar en el último poemario (que tenga yo noticia) de Carmelo Chillida (Caracas, 1964), titulado “Rojo como la cabeza de un fósforo”, publicado por Kalathos ediciones.  Conocí al poeta venezolano en la edición de los XIX Encuentros de Poetas Iberoamericanos, celebrados en Salamanca. Podríamos decir que “Rojo como la cabeza de un fósforo” nada tiene que ver con la poesía que escribía por aquellos días. Este libro está escrito desde la rabia y la impotencia, el miedo y el exilio, que solo hace aumentar la desesperanza y el desconsuelo de vivir a muchos kilómetros de distancia de las esencias de su tierra Madre, de su país, Venezuela. Es, así, una denuncia que expresa el dolor de todas las pérdidas, pero que no renuncia a la esperanza, es, en definitiva un canto a la libertad. Nos encontramos ante un texto político-poético centrado en la figura de un César, “El César”, y así leemos: «El César, como buen César, / quiere para él todos los poderes», en referencia clara al presidente  Maduro. Escrito desde esa perspectiva de ciudadano ultrajado, el poeta, con un lenguaje directo y espontáneo construye un discurso contra el poder omnímodo, contra el que no cabe la disidencia, pero sí la palabra que ahora es la esencia misma de la libertad. Por ello, Chillida nos presenta este libro que, si no viene a conquistar el Parnaso, sí a remover las conciencias de quienes aún desconocen su experiencia vital. El poeta se desnuda así y escribe desde la libertad para seguir siendo libre al escribir: 

«Los versos contra las dictaduras
 / suelen durar más / 
que las mismas dictaduras». 

Para el hombre que habita al poeta, y viceversa,  la palabra es el único instrumento de paz, el único que puede transformar la realidad en una otra más solidaria y justa. “Rojo como la cabeza de un fósforo” muestra la otra cara de la moneda y es el testimonio de una huida hacia adelante, de la desesperación y la incertidumbre de no saber qué deparará el futuro. Vivir es la consigna para la resistencia y la palabra para el poeta esa luz que alumbra el camino de ese por venir. El presente es un túnel oscuro y sin salida y el César es su dueño nos advierte el poeta, nada puede con el César, todo en él es rojo y verde oliva, pero el hombre y  el poeta se rebela contra el César en sus versos, se libera de la opresión con las palabras que se agolpan y luego salen transformadas, trascendidas: 

«Nos lo quitaron todo. 
/ Solamente nos quedan las palabras. 
/ Y nuestra última palabra es resistir».

 Un canto que quiere ser luz en el horizonte, una voz dispuesta a resistir desde el exilio, y un poeta, Carmelo Chillida. 

CARMELO CHILLIDA
CARMELO CHILLIDA


Título: Rojo como la cabeza de un fósforo     
Autor: Carmelo Chillida
Editorial: Kalathos (2018)


ACERCA DE LOS DÍAS

SALÓN DE LECTURA
José Antonio Santano


Acerca de los días
FERNANDO DE VILLENA

        De nada serviría la materia si no se acompañara de alma. Las cosas, los objetos, los seres vivos nada son sin alma. Y aunque dudemos de su existencia, en todo vive, si de vivir se trata y no de muerte, el alma, esa imprescindible espiritualidad que nos hace más humanos. En esa búsqueda de la espiritualidad, del alma si se prefiere, es fundamental mirarse hacia adentro, viajar a las entrañas del propio ser y allá en su silencio, calmos y dispuestos a conocerse dejar de respirar por un segundo, así casi al encuentro con la muerte, para vivir ese segundo solo de luz y paz. Pudiera parecer locura cuanto digo, pero en verdad que es la mejor de las dichas, el momento del resplandor más sincero y saberse de uno mismo, adentro en el propio laberinto de la vida, reconociéndose en la celebración del espíritu, de lo innombrable e indecible, al fin y al cabo de una mística deslumbradora, en la que el ‘ser’ y ‘estar’ se hallan levitando en el espacio y confraternizados. La poesía, entonces, es un volcán en erupción continua, una inmensa lámina de mar convertida en tsunami incontrolable. Este sentido de insuperable grandeza en lo material y espiritual podría definir la poesía de uno de los poetas españoles más prolíficos, un clásico, con una voz tan portentosa como singular, y lo hace en esta ocasión con seis libros en uno, dos publicados con anterioridad y 4 nuevos. El poeta en cuestión no es otro que Fernando de Villena (Granada, 1956) y el libro “Acerca de los días”. Contiene un trayecto poético que va del año 2014 al 2020. Seis libros en total: “Morir por mi demanda” y “Estampas de Vejecia” (ya editados) y los inéditos “Noticias que me duelen”, el más prosaico pero también esencialmente humano y solidario, del que destacamos versos como: 

«Y helos aquí a los refugiados 
/ con su costal de sueños, 
/ sin comprender que toda su tragedia 
/ nació en cualquier despacho 
/ donde los grandes de este mundo 
/ (no más de veinticuatro) /
 deciden repartir acá o allá 
/ dolor, miseria y muerte».

 Con “La luna en la enramada”, el segundo de los inéditos, el poeta trata de la memoria y muestra de nuevo su dominio del verso clásico, fundamentalmente del soneto, y así escribe: 

«Incierto es el paisaje que me cerca;
 / amarga, la lección de tantos años; / 
tristísima, la luz que ya me alcanza, // 
mas no siento el temor a parca terca /
 ni me dejo vencer por desengaños 
/ ni he perdido la fe ni la esperanza».

 El tercer inédito, “Libro de las peregrinaciones” viene a descubrirnos otros paisajes en los que el poeta en su ir y venir a lugares y vidas nos muestra, una vez más, su extraordinario magisterio, como en este canto a Costa Rica y sus Canales de Tortuguero: 

«No es este el Gran Canal de Venecia, 
/ sino el Gran Canal de Dios, 
/ y avanzas bajo las infinitas verdes bóvedas 
/ de la más hermosa de las catedrales /
 como por una miniatura de un libro de horas. //
 Y si tal te parece el río de la Suerte, /

 ¿cómo ha de ser el mar en el que desemboque? “Búcaro de cenizas” es el cuarto libro inédito que Fernando de Villena ha querido incluir en este “Acerca de los días”, que al cuidado editorial de Carena viene a confirmar la esencialidad poética de Fernando de Villena y la apuesta constante de este pequeño e independiente sello en pro de la poesía española contemporánea. En esta última propuesta el poeta hace balance de la vida, su vida, simbolizando todo ese trayecto vital en versos como estos del poema que da título al libro:

«En suma, que he vivido, mas ya no miro atrás 
/ y si al futuro pido la suerte de los míos, 
/ por lo que a mí respecta puedo afirmar con bríos /
 que una vida es bastante; de aquí no quiero más».

 Esta es parte de la grandiosa obra de un poeta esencial como lo es Fernando de Villena.




Título: Acerca de los días       
Autor: Fernando de Villena
Editorial: Carena (2020)

INTERMEZZO LÍRICO

INTERMEZZO LÍRICO
SALÓN DE LECTURA 
José Antonio Santano


Intermezzo Lírico
Heinrich Heine , tradución de  Jesús Munarriz

INTERMEZZO LÍRICO

Es conveniente y sano que de vez en cuando miremos hacia atrás y ahondemos en la cosas que nos han sucedido y conocer de las razones y de emoción que el recuerdo nos lega, que la memoria incisiva nos muestra de nuestra historia personal. Lo mismo podría decir si nos detuviéramos en la historia de la literatura, de la poesía en concreto. En cómo fue y ha evolucionado a través del tiempo. Las corrientes o tendencias poéticas que han sido baluarte y todavía hoy mantienen ese pálpito, ese latido necesario que nos hace aprender, porque la tradición no está reñida con la evolución, ya lo creo que no. Quien eso piense creo que yerra, y lo digo sin acritud alguna. Es el caso de ese ciclón literario que vino en llamarse Romanticismo, y que si nos acercamos a él, a cualesquiera de los autores que lo secundaron hallaremos tesoros de incalculable valor literario. Celebramos en este particular “Salón de Lectura” el regreso de uno de esos clásicos ya libros pertenecientes al movimiento romántico, y más concretamente, al alemán, con la figura de Heinrich Heine y su obra universal “Intermezzo lírico”, en versión de Jesús Munárriz (Hiperión) y edición bilingüe. Nos dice Munárriz en “nota del traductor” que “Intermezzo lírico” viene a ser “la culminación del romanticismo alemán y el final de esa corriente”, que se trata de una obra de juventud pero al mismo tiempo que es su mejor obra. Por otra parte, añade Munárriz que esta versión “pretende mantener el difícil equilibrio entre fondo y forma, decir lo mismo que se dice en alemán, ni más ni menos, pero con un ritmo y una música que recuerden en cuanto puedan los del original” y, ciertamente, se agradece esta consideración del traductor. 

HEINRICH HEINE

Por ser una obra de juventud Heine cumple en su construcción con todos los requisitos que el propio movimiento romántico aduce y todos conocen: subjetividad, libertad de pensamiento, significación de las emociones, fantasía e imaginario, etc. El amor se presencia de forma rotunda en este libro, de tal manera que los estados melancólicos se muestran en todo su esplendor. La voz poética de Heine es pura música, que acompañada por los dones de la naturaleza producen en el lector una sensación de serena plenitud: «Quiero sumergir mi alma / en el cáliz de algún lirio; / exhalará el lirio tímido / una canción a mi amada. // Canción que estremezca y tiemble / como el beso que su boca / me dio una vez en la hora / más dulce y maravillosa». Llama la atención que ya desde el prólogo observamos cómo la influencia del romanticismo alemán, y concretamente Heine, tuvo en la poesía española, fundamentalmente en Gustavo Adolfo Bécquer, como se comprueba en el verso 8 de dicho prólogo de “Intermezzo”: “De la casa en el más oscuro ángulo”, y este archiconocido de Bécquer: “Del salón en el ángulo oscuro”. 

Es evidente que “Intermezzo lírico” y en general el romanticismo alemán, tuvo una gran influencia en el resto de Europa, por ese despertar de las emociones y nueva forma de expresarlas que supuso dicho movimiento. Heine y su “Intermezzo lírico” se configura como un texto singular y necesario para comprender la poesía romántica de la época, que aún en la actualidad asumen, con alguna diferencia, muchos poetas. Bienvenido sea esta rigurosa traducción de Jesús Munárriz, que sirve de recordatorio de la esplendorosa lírica de un romántico como lo fuera Heine. Sin lugar a dudas, y como así se condira por su traductor “Itermezzo lírico” es “la quintaesencia de la poesía de Hein y la mejor introducción a su lírica.

Jesús Munarriz

Título: Intermezzo lírico
Autor: Heinrich Heine 
(Traducción Jesús Munarriz)
Editorial: Hiperión (2019)

LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO


SALÓN DE LECTURA 

José Antonio Santano



La destrucción del cielo


Manuel jurado lópez



       
MANUEL JURADO LÓPEZ
MANUEL JURADO LÓPEZ
 
En este tiempo de oscuridades e incertidumbres, de un miedo que ha sido inoculado lenta pero seguro y que amenaza con quedarse, la humanidad entera se siente desorientada. Cuando la sociedad invierte más en el objeto que en el sujeto es normal que aflore un estado de ánimo desgarradoramente amargo y que el horizonte posible no se atisbe por mucho que miremos. El ser humano necesita señales, pero aún así, es tan incomprensiblemente reincidente en la obcecación que no se percata de la necesidad inminente de cambiar desechando lo inservible y adoptando en su forma de vida lo verdaderamente importante. A veces un libro nos puede trasladar a situaciones futuras, jamás imaginadas. La pandemia a causa de la COVID-19 y las situaciones vividas a causa de la misma eran impensables, inimaginables hace tan solo unos meses. Sin embargo, ha sucedido, y hemos adoptado hábitos desechados con anterioridad pero que nos han servido para sobrevivir en tan atroz situación. Las artes todas han sido el oasis en el que hemos podido calmar nuestra sed y soledad. Entre esas artes se halla la poesía, que ha sido un imprescindible salvavidas para muchos compatriotas. Si además ese libro de poesía elegido es premonitorio o es capaz de trascender la realidad y provocar ese temblor que nos hace más sentirnos más vivos que nunca, más humanos, el objetivo está cumplido. El poeta andaluz Manuel Jurado López (Sevilla, 1942) es un ejemplo de esa poesía diferente y singular, capaz de descubrirnos nuevos universos, tal vez más tristes y dolorosos de lo deseado, pero necesarios para entender el mundo en que vivimos, y al que posiblemente, de no remediarlo, estamos destinados. “La destrucción del cielo” es ese libro que no deja indiferente al lector, que ahonda en la condición humana a través de una voz personal e inconfundible. En este sentido “La destrucción del cielo” ha sido doblemente galardonado, primero con el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, 2019, y unos meses más tarde con el Premio Andalucía de la Crítica en su vigesimosexta edición. Sin duda que ambos premios catapultan esta obra de Jurado López, pero sobre todo la principal motivación reside en la propia obra, su estructura, recursos literarios y su concepción de una poesía diferente, capaz de emocionar y crear mundos propios. En ese territorio de la oscuridad, de lo negro, del luto continuo por causa de la estulticia del hombre cabe situar este poemario. En esa estética del negror abunda la luz de sus versos que anidan y se hacen materia viva en el paso del tiempo, en la fugacidad que siempre es la vida: 

«El negro es la base, no el blanco, no la camisa 
 tendida y que ha vuelto a mojar la lluvia en la madrugada.
 El negro es la esencia de la vida, el sótano, el claustro, 
 la placenta, o el luto, el lunar, la ceguera, la poderosa rabia
 de los ojos de los perros. 
 Los besos también se han vuelto negros bajo los árboles».

 El abecedario, sus 28 letras (incluida la ch) constituyen los 56 poemas que nos ofrece el poeta, con ellos recorre un tiempo y un “cielo” inalcanzable por la incapacidad del hombre para conservarlo, de ahí que ese amargor doloroso de la pérdida, de su destrucción total. Sabe bien el poeta cuál es su casa, y por ello, la cita inicial de Karl Kraus viene a confirmarlo: “Soy solo uno de los epígonos que vive en la vieja casa del lenguaje”. Y es la lengua, la de todos, diversa y diferenciadas a la vez la que nos abriga al calor de la vida. La memoria de lo acontecido, del pasado entre guerras y sangre, acaso sea como un resplandor de todos los silencios, y entre ellos, el poeta en su voz: “Siempre queda la amarga caligrafía de unos versos”.  
                                    
LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO
MANUEL JURADO LÓPEZ
 
Título: La destrucción del cielo        
Autor: Manuel Jurado López
Editorial: Diputación del Huelva (2019) 

LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO


SALÓN DE LECTURA 

José Antonio Santano

La destrucción del cielo


Manuel jurado lópez




       
MANUEL JURADO LÓPEZ
MANUEL JURADO LÓPEZ
 
En este tiempo de oscuridades e incertidumbres, de un miedo que ha sido inoculado lenta pero seguro y que amenaza con quedarse, la humanidad entera se siente desorientada. Cuando la sociedad invierte más en el objeto que en el sujeto es normal que aflore un estado de ánimo desgarradoramente amargo y que el horizonte posible no se atisbe por mucho que miremos. El ser humano necesita señales, pero aún así, es tan incomprensiblemente reincidente en la obcecación que no se percata de la necesidad inminente de cambiar desechando lo inservible y adoptando en su forma de vida lo verdaderamente importante. A veces un libro nos puede trasladar a situaciones futuras, jamás imaginadas. La pandemia a causa de la COVID-19 y las situaciones vividas a causa de la misma eran impensables, inimaginables hace tan solo unos meses. Sin embargo, ha sucedido, y hemos adoptado hábitos desechados con anterioridad pero que nos han servido para sobrevivir en tan atroz situación. Las artes todas han sido el oasis en el que hemos podido calmar nuestra sed y soledad. Entre esas artes se halla la poesía, que ha sido un imprescindible salvavidas para muchos compatriotas. Si además ese libro de poesía elegido es premonitorio o es capaz de trascender la realidad y provocar ese temblor que nos hace más sentirnos más vivos que nunca, más humanos, el objetivo está cumplido. El poeta andaluz Manuel Jurado López (Sevilla, 1942) es un ejemplo de esa poesía diferente y singular, capaz de descubrirnos nuevos universos, tal vez más tristes y dolorosos de lo deseado, pero necesarios para entender el mundo en que vivimos, y al que posiblemente, de no remediarlo, estamos destinados. “La destrucción del cielo” es ese libro que no deja indiferente al lector, que ahonda en la condición humana a través de una voz personal e inconfundible. En este sentido “La destrucción del cielo” ha sido doblemente galardonado, primero con el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, 2019, y unos meses más tarde con el Premio Andalucía de la Crítica en su vigesimosexta edición. Sin duda que ambos premios catapultan esta obra de Jurado López, pero sobre todo la principal motivación reside en la propia obra, su estructura, recursos literarios y su concepción de una poesía diferente, capaz de emocionar y crear mundos propios. En ese territorio de la oscuridad, de lo negro, del luto continuo por causa de la estulticia del hombre cabe situar este poemario. En esa estética del negror abunda la luz de sus versos que anidan y se hacen materia viva en el paso del tiempo, en la fugacidad que siempre es la vida: 

«El negro es la base, no el blanco, no la camisa 
 tendida y que ha vuelto a mojar la lluvia en la madrugada.
 El negro es la esencia de la vida, el sótano, el claustro, 
 la placenta, o el luto, el lunar, la ceguera, la poderosa rabia
 de los ojos de los perros. 
 Los besos también se han vuelto negros bajo los árboles».

 El abecedario, sus 28 letras (incluida la ch) constituyen los 56 poemas que nos ofrece el poeta, con ellos recorre un tiempo y un “cielo” inalcanzable por la incapacidad del hombre para conservarlo, de ahí que ese amargor doloroso de la pérdida, de su destrucción total. Sabe bien el poeta cuál es su casa, y por ello, la cita inicial de Karl Kraus viene a confirmarlo: “Soy solo uno de los epígonos que vive en la vieja casa del lenguaje”. Y es la lengua, la de todos, diversa y diferenciadas a la vez la que nos abriga al calor de la vida. La memoria de lo acontecido, del pasado entre guerras y sangre, acaso sea como un resplandor de todos los silencios, y entre ellos, el poeta en su voz: “Siempre queda la amarga caligrafía de unos versos”.  
                                    
LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO
MANUEL JURADO LÓPEZ
 
Título: La destrucción del cielo        
Autor: Manuel Jurado López
Editorial:Diputación del Huelva (2019) 

INTERMEZZO LÍRICO

INTERMEZZO LÍRICO
SALÓN DE LECTURA 
José Antonio Santano


Intermezzo Lírico
Heinrich Heine , tradución de  Jesús Munarriz

INTERMEZZO LÍRICO

Es conveniente y sano que de vez en cuando miremos hacia atrás y ahondemos en la cosas que nos han sucedido y conocer de las razones y de emoción que el recuerdo nos lega, que la memoria incisiva nos muestra de nuestra historia personal. Lo mismo podría decir si nos detuviéramos en la historia de la literatura, de la poesía en concreto. En cómo fue y ha evolucionado a través del tiempo. Las corrientes o tendencias poéticas que han sido baluarte y todavía hoy mantienen ese pálpito, ese latido necesario que nos hace aprender, porque la tradición no está reñida con la evolución, ya lo creo que no. Quien eso piense creo que yerra, y lo digo sin acritud alguna. Es el caso de ese ciclón literario que vino en llamarse Romanticismo, y que si nos acercamos a él, a cualesquiera de los autores que lo secundaron hallaremos tesoros de incalculable valor literario. Celebramos en este particular “Salón de Lectura” el regreso de uno de esos clásicos ya libros pertenecientes al movimiento romántico, y más concretamente, al alemán, con la figura de Heinrich Heine y su obra universal “Intermezzo lírico”, en versión de Jesús Munárriz (Hiperión) y edición bilingüe. Nos dice Munárriz en “nota del traductor” que “Intermezzo lírico” viene a ser “la culminación del romanticismo alemán y el final de esa corriente”, que se trata de una obra de juventud pero al mismo tiempo que es su mejor obra. Por otra parte, añade Munárriz que esta versión “pretende mantener el difícil equilibrio entre fondo y forma, decir lo mismo que se dice en alemán, ni más ni menos, pero con un ritmo y una música que recuerden en cuanto puedan los del original” y, ciertamente, se agradece esta consideración del traductor. 

HEINRICH HEINE

Por ser una obra de juventud Heine cumple en su construcción con todos los requisitos que el propio movimiento romántico aduce y todos conocen: subjetividad, libertad de pensamiento, significación de las emociones, fantasía e imaginario, etc. El amor se presencia de forma rotunda en este libro, de tal manera que los estados melancólicos se muestran en todo su esplendor. La voz poética de Heine es pura música, que acompañada por los dones de la naturaleza producen en el lector una sensación de serena plenitud: «Quiero sumergir mi alma / en el cáliz de algún lirio; / exhalará el lirio tímido / una canción a mi amada. // Canción que estremezca y tiemble / como el beso que su boca / me dio una vez en la hora / más dulce y maravillosa». Llama la atención que ya desde el prólogo observamos cómo la influencia del romanticismo alemán, y concretamente Heine, tuvo en la poesía española, fundamentalmente en Gustavo Adolfo Bécquer, como se comprueba en el verso 8 de dicho prólogo de “Intermezzo”: “De la casa en el más oscuro ángulo”, y este archiconocido de Bécquer: “Del salón en el ángulo oscuro”. 

Es evidente que “Intermezzo lírico” y en general el romanticismo alemán, tuvo una gran influencia en el resto de Europa, por ese despertar de las emociones y nueva forma de expresarlas que supuso dicho movimiento. Heine y su “Intermezzo lírico” se configura como un texto singular y necesario para comprender la poesía romántica de la época, que aún en la actualidad asumen, con alguna diferencia, muchos poetas. Bienvenido sea esta rigurosa traducción de Jesús Munárriz, que sirve de recordatorio de la esplendorosa lírica de un romántico como lo fuera Heine. Sin lugar a dudas, y como así se condira por su traductor “Itermezzo lírico” es “la quintaesencia de la poesía de Hein y la mejor introducción a su lírica.

Jesús Munarriz

Título:Intermezzo lírico
Autor: Heinrich Heine 
(Traducción Jesús Munarriz)
Editorial:Hiperión (2019)

IDAHO Y EL JARDÍN DE EZRA POUND

SALÓN DE LECTURA

José Antonio Santano


Idaho y el jardín de Ezra Pound

Boris Rozas


La poesía puede ser tan variada y diferente como pueden serlo los lectores que se acercan a ella, cada uno de ellos, según su formación o experiencia vivencial puede interpretarla o recrearla hasta conseguir un nuevo universo particular. La poesía española actual parece parapetada en cierta homogeneidad avalada por un determinado grupo o corriente de opinión que hace de ella un reino de taifas poco frecuentado por vates ajenos al grupo. Esa política cultural de lo mediático y centralizado, entiendo, ha de ser reconvertida, reconducida si se quiere por el bien de todos. Sé que el panorama poético español está muy viciado y que necesita, así lo pienso, aire fresco y voces nuevas capaz de aunar voluntades y que pueda así aflorar un espacio donde la esencialidad y singularidad poética tenga cabida por encima de otras valoraciones. Descubrir esas voces no es fácil por esa centralización a la que me he referido anteriormente, pero hay que intentarlo. Es preciso moverse, abrir los ojos y la mente a nuevas formas de expresión poética, desde el conocimiento y la emoción de lo aprehendido. Es cierto que la experiencia, por otro lado, común a todos los poetas -sin experiencia no hay vida-, pero lo más urgente es hallar esas voces diferentes que, desde el respeto a la tradición literaria española y a las variadas corrientes o formas estéticas, puedan sumar hasta alcanzar un estado sólido y coherente, que beba de la hondura del pensamiento y de la emoción capaz de trascender la realidad. 

En esta búsqueda hallamos al poeta argentino residente en Valladolid Boris Rozas, que hasta el momento ha publicado 14 poemarios, entre otros, “Ragtine (2012), “Invertebrados” (2014), “Las mujeres que paseaban perros imaginarios” (2017) y “Anny Hall ya no vive aquí” (2018). El último y objeto de atención “Idaho y el jardín de Ezra Pound”. En su poesía encontramos una clara influencia anglosajona tanto musical (Dixie Chicks, Bowie, Dylan…), como literaria (Robert Frost, Derek Walcott, Pound…), principalmente de la poeta Emily Dickinson. Realmente el poemario en sí mismo no es sino un viaje que recorre la experiencia vital del poeta y que no deja duda alguna sobre aquello que interesa desde el punto de vista de la cultura, pero también de la interiorización de todas y cada una de las circunstancias que alientan su continua capacidad de asombro y curiosidad. Su trayectoria poética nos indica, como ya hemos señalado anteriormente. Los textos de los autores que han marcado de alguna manera su propia diferencia o singularidad entrañan un valor añadido a su voz, de manera que esa intertextualidad produce un continuo diálogo interno que viene a atemperar y equilibrar lo aprehendido a lo largo de los años: «Naciendo el mismo día que murió Robert Frost / no puedo sino oscilar en la vida / del mismo modo que los abedules / responden a tu llamada, / viejos columpiadores / somos / regresando a nuestra / tempestad diaria».  El poeta indaga, bucea en su interior y luego contemplar o compara, desde la honda meditación qué sucede y experimenta con la palabra hasta conseguir una voz personal, un estilo propio y diferencial. Creo que todo lo dicho podría resumirse, como botón de muestra, en estos versos del poeta que vienen a ser como esa luz que vislumbra el poeta Boris Rozas: «De los poetas que he leído / me quedo con el que me parta el espíritu / en dos mitades de silencio, / el que alivie mi tragedia /cogida con alfileres de altura / sin pensar en la suma / de ayeres que se fueron».









Título: Idaho y el jardín de Ezra Pound          
Autor: Boris Rozas
Editorial: Eolas (2019)  

LUMBRE Y CENIZA. YOLANDA IZARD


SALÓN DE LECTURA
José Antonio Santano


Lumbre y Ceniza
Yolanda Izard

Cuántas veces el hombre camina a la deriva, sin saber que en un instante todo puede cambiar, que una palabra cualquiera, un gesto, una mirada pueden eclosionar de tal manera que la vida, esa que nos mostraba su cara más ruinosa y dramática, nos refugia en su seno y nos procura un nuevo sentido, una nueva forma de contemplar lo que sucede delante de nuestras propias narices y antes se ocultaba con rigurosa severidad. La rutina nos desborda con tanta crueldad a veces que somos incapaces enfrentarnos a ella, de sacudirnos de un golpe su pesada carga, dejándonos llevar por la azarosa fortuna. Pasa que en contadas ocasiones se tiene la certeza de haber hallado el camino hacia alguna parte, por estar antes perdido y en ninguna. Pocas veces sucede, pero cuando se produce el hecho que nos alumbra y nos convierte en seres distintos, merece la pena recordarlo. En la vida, como en la poesía, la búsqueda por hallar esa luz redentora que nos sublima elevándonos a no se sabe qué planeta, es imperecedera. Cada poeta es uno y diferente, la experiencia siempre marca el camino, pero la voz siempre ha de ser propia, sin ambages de ningún tipo, una y singular, capaz de emocionar y contagiar al lector, de evocar y trascender la evocación misma, de hacernos temblar con el silencio de la palabra desnuda y libre. Así es como la poesía entra en connivencia con la vida, y viceversa, y una vez al compás de su música toda luz y verbo. Algo de todo esto acontece cuando uno se acerca al último poemario de Yolanda Izard (Béjar, Salamanca, 1959), titulado “Lumbre y ceniza”, galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Miguel Hernández-Comunidad Valenciana” 2019, también finalista del Premio de la Crítica de Castilla-León 2020. Yolanda Izard nos propone adentrarnos en su íntimo universo, en la palaba que dibuja desde la experiencia vital y cotidiana otros mundos, donde la honda reflexión va construyendo un edificio singular por su lenguaje y trascendencia de lo elegíaco, de la memoria que rastrea lo vivido y sentido. Nos depara Izard una aventura a la raíz del ser en consonancia estrecha con lo aprendido y la emoción que rige el corazón. Consigue la poeta contagiarnos de su depurada sensibilidad en un tiempo tan ajeno a la belleza del alma, en ella tan segura y fortalecida. La simbología, el uso de la metáfora, dentro de la más honesta tradición poética española, hacen que “Lumbre y ceniza” contenga verdaderas perlas poéticas. Esa fuerza interna que empodera los versos, surge como un ciclón lingüístico, metapoético unas veces: «La poesía debe ser otra cosa. / Debe anidar en parajes destartalados / donde apenas habita la sombra del lirio 7 Y despeñarse entre las arrugas del hombre / cinceladas con la tristeza. / Debe decir palabras que no hayan sido dichas / pues proceden de la imaginación de los ángeles / y de la inspiración del loco, / y alertar sobre el estado del corazón, / de su tendencia a recomponerse y naufragar / en cualquier sitio entre el mundo y las almas», y otras, como una intensa luz que ilumina el camino. No es casual que nuestra poeta persiga a la palabra y la interiorice hasta ser otra y diferente, silenciosa y sonora a un tiempo, a ese inoculado en las venas y que surge para reconciliarnos con nosotros mismos. Así adopta ese tono elegíaco en su recuerdo del padre: «Puso su mano sobre hombro. / Abajo, más allá de la nieve, / sombras inquietantes envolvían mi casa, / pero alrededor de mi padre / solo había destellos/ del color del ámbar silencioso». Es la voz de Yolanda Izard en toda su esencialidad y autenticidad, destacada y singular: «De la oscuridad vengo yo, una mujer oscura y silenciosa / que siente la respiración del viento / y oye el llanto de los álamos».




Título: Lumbre y ceniza
Autor: Yolanda Izard Anaya
Editorial: Devenir (2019)

ENTRE TRENES. MAR SANCHO

SALÓN DE LECTURA

 José Antonio Santano

Entre Trenes
MAR SANCHO

SALÓN DE LECTURA

La poesía siempre es un viaje al misterio, a lo desconocido, a lugares soñados o vividos, y no importa el medio de transporte que se elija. Al fin siempre se encuentra un objeto, un lugar, una casa o una razón que nos hace más vulnerables, también más sabios. Ahondar en verdadero objeto de un viaje, antes y después de realizarlo, produce una sensación de plenitud indescriptible. El viaje, la verdadera función del viaje es el conocimiento de la realidad que se otea al horizonte, pero también nos descubre la capacidad del hombre para sentir en su interior todo aquello que los ojos no ven. Cuando el poeta viaje material o imaginariamente, en cualquiera de los casos, un temblor desconocido lo apresa e inmoviliza. 

Destella en su interior una fuerza desconocida capaz de sobrevolar el firmamento y habitarlo plenamente. Esa fuerza se vislumbra en el poemario “Entre trenes”, de Mar Sancho (Valladolid, 1972). 

Publicaciones anteriores de Sancho son, entre otras, “Inventario de invierno”, “Variaciones sobre un viaje viejo”, “Oblivion” o “Lisbond Visited”. 


Prevalece en la poeta el viaje como elemento aglutinador de su poesía, la fuerza del recuerdo o la memoria para crear una nueva realidad a partir de lo vivido en esos continuos viajes, en esta ocasión, bajo la nostalgia que todo viaje en tren provoca. Viajar en tren siempre ha sido algo melancólico, como perteneciente a otro espacio y tiempo. Es esa o tal vez pudiera ser esa la razón de Mar Sancho con este poemario “Entre trenes”, que nos llevará con toda seguridad a lugares desconocidos, pero también a descubrirnos el alma misma de la poeta. Sancho nos convoca a seguir algunos de sus itinerarios vitales, a compartir con ella, todos los misterios, también las sombras, los silencios y sus luces. Estructura en cinco partes, Sancho nos propone visitar el corredor del Amtrak Cascades, en los estados de Whashington y Oregón, la ruta del Transiberiano, el Himalaya, la región andina del Salta-Socompa o el estado de Alaska. Es en la figura del abuelo (“el primer tren partió de la boca metálica de mi abuelo”) donde despierta ese paisaje de tren antiguo entre la niebla vaporosa de  la locomotora, y a partir de ese momento la vida inicia un nuevo ciclo, cuando la soledad acucia en los andenes a la espera de tomar otro tren hacia no se sabe dónde. América del Norte, Europa, Asia o América del Sur, qué importa el lugar mientras el sueño exista. Las vías de un tren como las venas que alimentan la vida, así Mar Sancho detiene su mirada en las ciudades y en los viajeros que la acompañan hacia un lugar del universo, ese que construye en cada uno de sus poemas, dotándolos de luz y de belleza. Nada ni nadie podrá resistirse a la fuerza de la imaginación. 


Y ahí están los arrebatos del sueño, la encendida lágrima de la pérdida: 

«El revisor se acerca de puntillas ofreciendo té humoso y porfía / 

que quiso ser bailarín de ballet con los ojos hervidos de / lágrimas». 


Versos que se alargan como las vías del tren que surge entre la nieve, las montañas o los ríos, orillado al mar de los silencios. En cada rostro Sancho se contempla, como si se tratara de un espejo que repele el trazo de unos ojos o el color de los cabellos. El poema está en cada ser, en cada objeto, en cada uno de los vagones de ese tren que parte una vez y otra y que no puede dejar que se le escape. Con este poemario Mar Sancho ha sabido ahondar en el alma humana y trascenderla desde la fulgente luz de la palabra, esa que alcanza el corazón: 


«Esta mañana de cobre es moribundamente mía, 

cabe cóncava en mis manos de vasija resquebrajada,

huele a silencio de gallos y a empanadas de humita, 

viaja en el mismo vagón que mi desterrado cuerpo». 


ENTRE TRENES

Título: Entre trenes   

Autora: Mar Sancho

Editorial: Eolas (2019)