UN FRAGMENTO DE ETERNIDAD

En este camino nos encontramos con la voz del poeta Gregorio Muelas (Sagunto, Valencia, 1977), con su existencialismo vivaz, definidor de su poética, enriquecido por el lenguaje y el ritmo melódico, musical de la palabra trascendida.
El hombre y el poeta frente a frente, en la soledad del silencio que grita el desconsuelo del mundo, del desvalimiento en un tiempo oscuro e incierto. El tiempo como discurso poético capaz de ser haz de esperanza, amor y entrega, de mostrar la luz al final del camino, tal vez leve, pero precisa, rotunda. Nada se opone ni obstaculiza al poeta en su objetivo, en su desvelo por mostrarnos la gran diversidad de paisajes, esenciales todos y que el poeta rescata de la memoria hasta insertarlos en su ser como propios. La escritura como salvación y la naturaleza como tránsito hacia la luz que resplandece en comunión perfecta con los sentidos y los sentires. La primavera como símbolo de un tiempo nuevo cargado de sueños y horizontes, de libertad plena: «Gritemos libertad / para que el día de mañana / el silencio no sea. / Para que en el más crudo invierno / pueda brotar / una primavera perpetua». Pone punto y final a este libro la coda, con el poema “Nada”, que el poeta dedica a otro poeta, Antonio Praena, y con el que nos recuerda esos otros versos de José Hierro, cuando dice: “Qué más da que la nada fuera nada / si más nada será, después de todo, / después de tanto todo para nada”. “Un fragmento de eternidad”, de Gregorio Muelas, nos sitúa en el camino hacia la verdadera luz de la poesía.
Título: Un fragmento de eternidad
Autores: Gregorio Muelas Bermúdez
Editorial: Germanía (Valencia, 2014)