LA URUGUAYA. PEDRO MAIRAL.

José Antonio Santano, comenta La Uruguaya en Diario de Almería

SALÓN DE LECTURA____________ José Antonio Santano


LA URUGUAYA
Para quienes creemos que la lectura forma parte de la vida, que es como el aire que respiramos, cualquier momento es bueno para asirse a un libro, detener nuestra mirada sobre sus páginas y dejarnos llevar por el vuelo de la palabra. Cada una de ellas en su individualidad y sumadas en su conjunto procuran siempre un viaje a lugares insospechados sobrecogiéndonos por su magia que nos adentra en otras vidas y experiencias múltiples, enseñándonos así que la literatura puede ser un refugio para la soledad o un inmenso oasis de esperanza. La propuesta para esta ocasión no es otra que una novela corta, pero sustancial y sustanciosa en la medida que su escritura puede responder a las expectativas de un amplio número de lectores. 
 PEDRO MAIRAL (BUENOS AIRES, 1970)
PEDRO MAIRAL (BUENOS AIRES, 1970)

Su título, “La uruguaya”, su autor, Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) y el sello editorial , publicada por el sello editorial “Libros del asteroide”. En ella se combinan todos los ingredientes necesarios para conformar una interesante historia, urdida sobre la base de una crisis conyugal, la que padece su protagonista, Lucas Pereyra, un escritor argentino que vive una difícil situación económica y familiar. Su país, Argentina, vive también un mal momento financiero debido a las restricciones bancarias, de tal manera que el hecho de viajar a Montevideo (Uruguay) para cobrar unos anticipos editoriales y la visita a una joven amiga de tiempo atrás será el detonante de esta aventura que durará un día solo pero que deparará en el protagonista y el lector la sorprendente huella de una nueva y desafortunada realidad, la de un vencido más, un fracasado, un inadaptado más. Este es un viaje de ida y vuelta al interior de uno mismo, en este caso de Lucas Pereyra, ese escritor que vive la incomprensión familiar y la culpa como algo cotidiano y cuyo anhelo no es otro que respirar otro aire y en otra ciudad diferente, ajeno a la dominación de la esposa: «Me tranquilizaba sentir que había una parte de mi cerebro que no compartía con vos. Necesitaba mi cono de sombra, mi traba en la puerte, mi intimidad, aunque solo fuera para estar en silencio. Siempre me aterra esa cosa siamesa de las parejas: opinan lo mismo, comen lo mismo, se emborrachan a la par, como si compartieran el torrente sanguíneo.». Este es el relato de una soledad anunciada y vivida: «Solos y juntos…, estábamos al lado pero inalcanzables, como en dos planos distintos de la realidad». La narración discurre sustentada por la lúcida prosa de Pedro Mairal, en la que hallamos la fuerza de un lenguaje que no escapa del uso de modismos o expresiones propias de su país, Argentina, como de una variedad de recursos lingüísticos tal que hace que la tensión discursiva se mantenga a lo largo de toda la lectura, procurando en el lector un único deseo: leer una página tras otra, sin tregua alguna, hasta su conclusión. En esta historia, que pudiera parecer simple y que no da juego para mucho, Mairal nos descubre su verdadero ingenio narrativo, de tal manera que, desde la apariencia de una fuerte masculinidad se nos presenta un ser frágil, al que se puede engañar con poco, para regresar al fin al mismo lugar de la partida con las manos vacías y humillado, en sentido sexual y personal. El hombre que quiso ser Lucas, supuestamente enamorado, entregado al amor de la uruguaya Guerra, no es sino una falsa ilusión, un camino aciago que lo devolverá a una cruel realidad, a la pérdida de casi todo, incluso de su dignidad. Seduce en este relato la tensión discursiva de Mairal, la capacidad para describir todas y cada una de las situaciones que se producen en el corto espacio de un día y cómo resuelve la narración de forma sorpresiva. La uruguaya es una novela en la que no falta el dinero, el sexo, el humor, la soledad, la infidelidad, la ironía, el engaño, la literatura y hasta el fútbol. Novela dirigida, por tanto, a un público amplio y heterogéneo, atractiva desde el punto y hora que centra su trama en un hecho actual con el cual muchos lectores pueden verse identificados. Una sociedad en crisis es reflejo de las continuadas crisis en las relaciones humanas, y dentro de estas, las familiares ocupan un lugar predominante. El sexo ocupa también un lugar significativo, hasta el punto que el protagonista se ciega en su búsqueda. Todo estaba planeado para el encuentro con la joven Guerra, pero también todo estaba tasado para el fracaso y el engaño. Con todo, “La uruguaya” es una novela escrita con maestría, en la que su autor ha sabido, a pesar de su brevedad, conjugar todos los elementos necesarios para hilar un discurso narrativo que seduce al lector desde el primer momento, reflejo de lo que es la vida y sus contradicciones, en consecuencia, de la fragilidad del ser humano ante sí y el mundo que le rodea. Todo puede suceder en la ficción, incluso superar el grado de conocimiento de la realidad circundante. Así lo ha creído Pedro Mairal al escribir esta sugerente, atractiva y breve novela, tal es “La uruguaya”.
LA URUGUAYA


Título: La uruguaya
Autor: Pedro Mairal
Editorial: Libros del asteroide (2018)

CATEDRAL DE LA NOCHE.

CATEDRAL DE LA NOCHE

SALÓN DE LECTURA ____________________ José Antonio Santano

CATEDRAL DE LA NOCHE

Reconforta siempre volver a la poesía, sumergirse en su esencia y dejarse llevar por su rumor, volar libre hasta el más escondido lugar de este planeta. Nada más placentero que la poesía para hacer de la vida el más grande monumento. Rimbaud llegó a decir que «practicar la alquimia de la palabra y considerar la escritura poética es en sí misma un medio para transformar al ser humano, pues ¿cómo puede el poeta vivir su poesía si no reinventa la vida?». 
La poesía como germen de toda transformación del pensamiento humano, de la vida. No se puede disgregar una cosa de la otra. La clave de todo está, si se me permite, en el silencio, su presencia y observación hacen de él el elemento más importante para la creación. El silencio es el origen de todo y quien se alía a él comprenderá mejor la existencia en sí misma. Mucho sabe de ese silencio, de los silencios que se catapultan a diario algunos poetas que, desde su particular visión del mundo, han hecho del silencio su mejor aliado para llevar la palabra poética allende los mares. Un caso concreto de esta seducción que genera el silencio en la poesía es sin duda alguna el poeta Ángel Guinda (Zaragoza, 1949) y prueba de ello, su poemario titulado “Catedral de la noche”. La noche es el todo y la nada, razón de ser, universo, símbolo de la vida y la muerte. “Catedral de la noche” es un texto que desde sus primeras páginas deja al lector en un estado de trance casi, como si la palabra ejerciera de poción mágica capaz de trascender y trascendernos de forma tan sutil como contundente. “Nací de la entrañas de la muerte” escribe el poeta al inicio de este viaje que ahonda en la condición humana con plena consciencia y sabiduría.
CATEDRAL DE LA NOCHE

 Es tiempo para la madurez del verbo y lo sabe bien Guinda, tiempo para modelar el barro de la palabra, unir experiencia y conocimiento para ser lo que se quiere ser: poeta y hombre, y viceversa. El poema “Del natural” podría resumir perfectamente la concepción del mundo que posee el poeta Ángel Guinda; desde el primer verso que hemos señalado, pasando por estos «Morir joven es duro, / pero más duro es envejecer: / consumirse inseguro, / solo, torpe, molesto, comprender / que en adelante aún será peor» y concluyendo con los que siguen: «Recuerdo que el olvido / me espera unos pasos más allá. / Antes de ser secuestrado me habré ido. / ¡Vendrá la Noche y no me encontrará», representan fielmente una manera de entender la poesía, de entender la vida, tan singular como esencialmente humana. La Noche es para el poeta oscuridad plena, silencio y luz, pérdida, olvido, pero sobre todo despedida, que en tono elegíaco nos muestra como salvación última. Preocupa al poeta el mundo que le rodea, porque él es parte intrínseca de ese mundo, es mundo por decirlo de otra manera, y la compenetración es tal que se abisma en su profunda oscuridad para alcanzar la luz, para afirmarse y afirmar que «Venimos a este mundo / para no quedarnos en nada ni nadie, / ni siquiera en nosotros. (…) Uno dentro del otro hemos estado / por un instante en la eternidad. ¡La eternidad, ahora, dónde está!» La palabra que nace para salvarnos, tal vez, del olvido y el miedo, del desencanto y la soledad, ¿tal vez de la muerte misma? Ángel Guinda nos muestra la intensa inmensidad de la Noche y quiere compartir con el lector ese estado de catarsis, en el cual el silencio resurge inexorablemente. “Catedral de la noche” es un solo poema -aunque contenga algo más de medio centenar de ellos-, una profunda elegía que ilumina el firmamento de la poesía y nos hace ser tan visionarios como lo es el propio poeta. Pero además, Guinda nos sorprende con la forma también, con el uso del “yo plural” como podríamos definirlo, cuya representación parece hablarnos de la excepcionalidad del yo individual-colectivo: «Yo miramos balcones… Yo nos llevo sin mí..., o, Yo nos vamos muy lejos», en un mestizaje que nos habla de un poeta que no se conforma, que resiste y que desea la transformación del mundo a través de la palabra.
 El poeta vive en continuo trance, en una espiritualidad plena que nos recuerda la más grande tradición mística, su voz es la voz del tiempo en el poema “Monasterio”: «Aquí se descalabra, inexorable, el tiempo», del dolor en “La trama de vivir”: «Vivir es esa trampa que demuele / el cuerpo, y hasta el alma, trecho a trecho. / La antorcha de cristal dentro de un pecho / que el huracán arrasa. Vivir duele. (…) ¡Quien no ha sufrido no ha estado en este mundo!», de la pobreza en el poema “La indigente”:«Su casa de cartones / trastrabilla en el rellano de una estrella. / Sólo el aire la abraza.[...] (Me recuerda al poeta: / todo lo tiene no teniendo nada / que no sea quimera.)», de la vejez: «Ceniza en las manos de un viejo / es lo que dejan los años al arder», o de la propia muerte, cuando se pregunta: «¿Moriré horizontal, verticalmente? / ¿Delirando, consciente, inconsciente? ¿He de morir despacio, de repente?». Así es la verdadera poesía, de manera que, si hay un verso que resume de forma categórica la grandeza de “Catedral de la noche” y del poeta Ángel Guinda , y concluyo, no puede ser otro que este: «Ya no hablo otra lengua que no sea el silencio.».
ÁNGEL GUINDA


Título: Catedral de la noche
Autor: Ángel Guinda
Editorial: Olifante (Tarazona, 2015)


EL NOMBRE SECRETO DEL AGUA. FAUSTINO LOBATO


Reseña del libro: 

“El nombre secreto del  agua” de Faustino Lobato.

POR MARÍA ÁNGELES LONARDI





El autor utiliza una frase de Heráclito, que aparece al inicio del libro: “Todo fluye, todo cambia, nada permanece” para darle nombre a cada apartado y así, el libro se divide de la siguiente manera:

Todo fluye, apartado I, Todo cambia, apartado II, Nada permanece, apartado III
e intenta explicar con poemas todo lo que nos dice Heráclito.

Como el nombre del agua es secreto, el autor está despertando nuestra curiosidad, desde la primera página y la pregunta es inminente: ¿Cuál es ese nombre? O también ¿Quién es? ¿Quién soy? Ante el interrogante, soy agua. Y ¿qué le ocurre al agua? Con estos poemas el autor intenta descifrar el enigma y descubrir el misterio.

EL NOMBRE SECRETO DEL AGUA

FAUSTINO LOBATO DELGADO


Y coloca también al inicio del libro, muy acertadamente, una frase de Michel Houellebecq: “Estoy en tu presencia/como ante otro mundo/no obstante llego al fondo de ti/me detengo, escucho los segundos/ y hay allí otro mundo” pretendiendo hacernos saber que hay alguien más, que siempre, hay alguien más. “No obstante” – dice- , “me detengo y escucho” como a la vera de un rio…porque el agua es verdad, el agua es vida, el agua es cambio, el agua es movimiento.

Comienza diciendo: “Todo fluye”. La primera parte es un canto al movimiento.
Utiliza el simbolismo y la metáfora pero sin exagerar y en una comparativa muy bien cuidada va destejiendo una madeja, en el afán de darnos pautas de cómo reconocer el agua y cómo hallar el parecido con cada uno de nosotros. Podemos decir que personifica al agua y lo compara con uno mismo; e identifica a otros elementos también, como la tierra, el fuego o el aire, nombrando así, los cuatro elementos esenciales de la vida.
El autor nos habla de un hombre que se reconoce en medio de la fragilidad, vulnerable y condenado a repetir “sensaciones queridas y pocas veces alcanzadas”.
Es decir, el agua da nombre, da sentido a su existencia y en el agua cree encontrar su razón de ser. Y en el sentir escapar el agua entre los dedos nos describe la magia que fluye mansamente como las horas de nuestro día a día. Nos habla de un sereno discurrir en la monotonía de los días.

Reconoce al agua como un elemento principio de la vida que configura y conforma la existencia de los seres, de cada uno de nosotros y de esta manera universaliza el contenido del libro.

Todo fluye en medio de la confusión y se vuelve lucha contra corriente e impetuosa a la vez, como en la vida misma; estableciendo así un hermoso paralelismo.

Esas luchas contra las corrientes internas, los impulsos, los deseos irrefrenables nos llevan a veces a mantener un desgaste de energía que nos anula y no nos permite relacionarnos adecuadamente, por no estar en paz con nosotros mismos, con nuestro interior. Si no hay paz interior, no podemos proyectarnos y corremos el riesgo de ensimismarnos, de caer en el ostracismo.

Sin embargo, este hombre va ligero de equipaje, libre de prejuicios y se deja llevar. Obedece al verbo sin oponer resistencia intentando llegar al paraíso.
Descubre también la distancia que existe entre el mensaje y la palabra en los labios, esa palabra no dicha que se queda en la boca y se pregunta ¿Cómo romper con todo? ¿Cómo dejarse abrazar hasta la última coma del cuerpo. Porque el cuerpo es palabra.

Todo fluye. Y en ese movimiento, él busca el equilibrio entre las curvas del verso y se siente creador. Y es el silencio. Y busca refugio en el silencio soportando “la melancolía de las horas”. Está en movimiento, en constante búsqueda…

En la segunda parte, nos habla de cambio y cuando cambia el paisaje y el agua, todo cambia. Y cambia el ser humano como el agua que “transita entre las manos”.

Pero, en medio de tanto cambio, algo nos conecta, algo nos mantiene…La memoria del ser es fundamental, nos mantiene con los pies en la tierra, nos define. Al mismo tiempo nos descubre el caprichoso destino pecador que cargamos como una cruz y que resiste al mismísimo infierno.
Todo cambia, todo es expresión. Habla del “lenguaje de los gestos” para expresarnos.

Aquí aparecen dos elementos: tierra y el fuego. Tierra que conforma el cambio en los contornos de la existencia y Fuego que nos habita. Pugna vital en constante cambio.

Nos habla de: el camino, el barro, la huella, la debilidad, la bruma…El hombre hacedor de su destino, artífice que pretende ponerle nombre a todo y que, ante la encrucijada, no quiere romper la armonía, no quiere equivocarse, ni olvidar otras miradas que lo invaden y de las que también se siente responsable. Porque este ser, no está solo.

Los impulsos lo llevan a dar el primer paso, a dar un beso, un abrazo que lo protege de sus dudas. En medio de este cambio, siente “la angustia de las pérdidas y la alegría de todos los encuentros”. Porque la carne es frágil, es débil.

La incertidumbre del cambio es inherente al ser, sin embargo, este ser descubre el amor y se sorprende. Y en el encuentro de la carne, reconoce el capricho y no puede ignorar la angustia de la soledad que lo determina.
Busca, no tiene palabras para describir lo que siente, la pasión lo abraza, y pretende tontamente, frenar el vértigo de la corriente…

Con “el ímpetu del aire, en torbellino”, más allá de los temores, se lanza libre. Huye de la soledad y entonces descubre que nada permanece y en la tercera parte nos habla de lo efímero. Quiere escuchar el agua, pretende encontrar las respuestas entre los rumores de un manantial. Y aunque vuelva la nostalgia del pasado, en este presente que le toca vivir descubre que nada es permanente y se “resiste a sucumbir bajo la historia de estos días de fluir como el agua”. Todo es cambio, todo es movimiento.

Desea estar a solas para encontrarse a sí mismo. Los temores lo acechan. La soledad le “cuenta historias reales sin héroes ni princesas, de abrazos que no fueron”, de fracasos, de silencios, mientras él reconoce “ese afán de otro universo que juega a ser cielo”. Pero, en ese silencio, la angustia toma partido.

El ser busca certezas y no las encuentra. Ese es nuestro sino. Teme y sigue “mudo ante la fragilidad del misterio que lo circunda”. El resiste en su interior aferrado a un “impulso que busca en el espejo del agua versos prohibidos”. Versos que nos muestran a un hombre frágil, vulnerable, contrariado e inseguro, que conoce sus miedos, que no les teme, pero que, también sabe que todo es efímero, que todo es cambio, es fluir como el río, como el agua.

Un libro que nos muestra un ser humano, muy humano, como cualquiera, que a pesar de saber de esa fragilidad y la falta de certezas, con el verbo apenas como única arma, con la palabra, conserva el anhelo de darle nombre al agua, nombre a esa atracción que se hace irrenunciable. Aunque sabe que es secreto, aunque sabe que no será fácil, no puede renunciar a buscar esas respuestas, no puede dejar de intentar darle nombre a la nada o al todo, no puede renunciar a su esencia, a pesar de la corriente de las horas.

Este libro nos enseña a mirarnos y a descubrirnos en nuestro propio reflejo en el agua.


EL NOMBRE SECRETO DEL AGUA



FAUSTINO LOBATO



Nº DE PÁGINAS: 82 PÁGS.

ENCUADERNACIÓN: TAPA BLANDA

EDITORIAL: VITRUVIO

LENGUA: CASTELLANO

ISBN: 9788494532672

COLECCIÓN BAÑOS DEL CARMEN, Nº 574, AÑO 2016.


Escritor nacido en Almendralejo (1952), aunque gran parte de su vida transcurre en Badajoz donde mantiene una estrecha relación con el mundo gitano. Hombre de mundo, sobre el que ha dejado su amplia travesía de tránsitos y geografías. En su estancia en Belgica toma contacto con poetas y autores de la narrativa franco-belga. Hombre comprometido. Actualmente es profesor docente de Filosofía.


Colabora como columnista en el periódico digital Extremaduraaldia.com. Participa en los foros de poesía Libertad 8 y Poesía pura.


Ha obtenido el Diploma de honor en el V Concurso Internacional de Arte "Amico Rom" en Lanciano (Italia), el Primer Premio de Poesía Villa de Montijo (2000), el Primer Premio en el Concurso de Poesía de Primavera de la Real Sociedad Económica de Amigos del País (2002), Premio del II Concurso de Cartas de Amor de San Vicente de Alcántara.




MARÍA ÁNGELES LONARDI

Por: María Ángeles Lonardi

Nació en Larroque, Provincia de Entre Ríos, Argentina. Es Poeta, Escritora y Profesora.

Desde 2002 está radicada en Almería España y participa activamente en las letras.

Posee numerosos Premios literarios en Argentina,en España y premios Internacionales.

Libros de poemas publicados “Amores” (1997) “Entre calamidades y milagros” (2005).El jardín azul (2014) dentro de “Cuatro poetas” IEA y “Poemas para leer a deshoras” (2017).
Integra varias Antologías a ambos lados del Atlántico. Es Jurado de Concursos literarios.

Es miembro del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses, miembro del Centro Andaluz de las Letras e integrante del Circuito “Ronda andaluza”.

Es Miembro del Movimiento “Humanismo solidario” e integrante del colectivo “Poetas del Sur”.   

Su trayectoria, en su blog personal: 



Para volver al sur.

SALÓN DE LECTURA ____________________ José Antonio Santano




PARA VOLVER AL SUR
Volver a los orígenes es algo que en muchas ocasiones anhelamos como si en ello nos fuera la vida. Ese instante en el que la mirada se distancia del presente y nos revela un universo anterior incluso a nuestros propios sueños es de tal intensidad que solo la palabra puede salvarnos. En la memoria queda almacenado lo vivido y sentido, y así lo vemos en veloces fotogramas que nos pasan delante de los ojos sin poder evitarlo. Es la conciencia de lo que fuimos que aparece y desaparece como por arte de magia. Siempre la infancia que se muestra vivaz con el paso del tiempo, para devolver lo que fue su luz, su realidad más secreta. Desde esa realidad está pensado este poemario, “Para volver al Sur”, de José María Muñoz Quirós (Ávila, 1957). Es este un libro en el cual el poeta bucea en el pasado, ese tiempo iluminado de la infancia, muestrario de los primeros descubrimientos, del juego y los afectos, que luego desde la soledad de un tiempo futuro renacerá vibrante en la memoria. Todo lo que pudiera parecer olvido toma aquí realidad, prefigura un estado de remembranza que nos conduce a esa edad de oro donde lo absoluto y la nada se confunde hasta plasmar un presente donde la palabra es el vehículo principal de la comunicación poética. Dedica el poeta este libro a su madre, mujer sureña del pueblo gaditano de Medina Sidonia («En Medina Sidonia un pájaro me dicta / con su voz tu presencia. / He volado hasta la cumbre azul de cielo. / Me escribe la mañana un nacer en las rosas. / Miro a la lejanía por si volvieras. Nadie / me dice una palabra sobre ti. Todo calla»), y en ella se conjuga la fuerza de esa luz que todo lo invade. Es la mirada al sur la que seduce y provoca la vuelta al territorio de la memoria, así ya desde el primero de los poemas, “Retorno”: «Vuelvo al Sur. El mar me deja / la derrota fugaz de un pez de olvido. / Ahora retorno hasta la orilla / inmóvil donde crece / la memoria de un tiempo ya lejano. […] Volver al Sur: sembrar sobre ese espacio / lo que ha sido fecundo en tus ausencias, / el modo de mirar, la voz que dice / todos sus ecos. Volver hasta el origen». La nostalgia marca la andadura para volver a los orígenes que el poeta ha fijado para siempre en su mente. La palabra como salvoconducto de lo habitado: la casa, la playa, las barcas, las salinas y todos los silencios, como los de Alberti en el Puerto de Santa María, los de Arcos de la Frontera, Cádiz, Zahara de los Atunes y el mar de fondo, creciéndose en una nube grandiosa de luces crepusculares en el último estío; todo está en la voz materna que no deja de escuchar el poeta, todo abarca su precisa presencia, la luz de su mirada que no deja sino un creciente rumor de olas y de abrazos, de besos encendidos. Vuelve Muñoz Quirós a la esencia del discurso poético, al tiempo en el que el sueño era lo absoluto, la única razón de la existencia, y lo hace con el lenguaje de la vida, con ese que en cada madrugada despierta diamantino y sereno. Alto es el vuelo del poeta “Para volver al Sur”, desde Ávila su refugio, desde la luz que acompaña la voz imperecedera de lo misterioso y secreto, guardado en la alacena del tiempo. Todo ese mundo sureño del que nos habla Muñoz Quirós sabe a ausencias, a la dolorosa ausencia de la madre, principio y fin de la existencia. Frente al mar, en las gaviotas, en todos los territorios y las horas está el eco de su voz, insistentemente melodiosa: «La realidad me obliga en cada instante / a vivir sometido. Estoy errante / junto a los días que se van perdiendo / por la senda del vuelo que me acerca / donde tú estás en mí». Volver al Sur es lo que importa al poeta ahora, en este momento de su andadura, reconocer y reconocerse en el pasado, también en el presente que arremete con su luz de mediodía y esclarece los sueños, porque en toda aventura el sueño late. En ese ir y venir de la realidad al sueño, y viceversa, el poeta descubre y ve con otros ojos lo que antes se ocultaba en la piedra o el agua. Volver, entonces, es una urgencia que se abisma en las profundas y procelosas olas de la vida, porque al origen se ha de volver siempre, siempre a su inquebrantable luz: «Estoy quieto y el cosmos se mueve en mi rutina. Vaga, / se aleja, duerme. Estoy en la invisible parodia / del olvido. Y esto es volver: / acercarse a la distancia, tocar la indefinible pasión de lo lejano, / amarrarse a las hojas de los árboles mudos. Esto / es traspasar los cimientos donde enmudece el tiempo, / por donde se construyen las leyes del camino». Muñoz Quirós realiza un ejercicio de memoria imprescindible para velar por la verdad poética –su verdad- que sustenta este tiempo de recuerdos y nostalgias, de un tiempo que fue y que el poeta quiere que siga siendo esa luz inagotable que brota de la palabra para hacernos más humanos y más libres: «La memoria me acerca entre sus huellas / un enigma de luz que ilumina mis ojos. / He callado en las dulces páginas del retorno / nacido como un tiempo que me enciende los labios». “Para volver al Sur”, un libro necesario, por el cual Muñoz Quirós mereció el Premio de Poesía Rafael Morales en su XLII edición.
Título: Para volver al sur
Autor: José Mª Muñoz Quirós
Editorial: (Ayto.Talavera de la Reina, col.Melibea, 2017)

CAFFÈ LETTERARIO MANGIAPAROLE.


María Ángeles Lonardi, recién regresada de Roma, nos cuenta las emociones tan intensas que ha vivido en la antigua capital de imperio romano. Esta poeta y escritora Entrerriana y Argentina, afincada desde hace muchos años en Almería, es nieta de italianos nacidos en Verona, de la región del Véneto, al norte de Italia, y recientemente, ha visto su sueño hecho realidad al ser invitada como Huésped excepcional, como poetisa argentina a participar en una Lectura poética en Mangiaparole, y presentación de su libro “Poemas para leer a deshoras”, de Letra Impar, 2017.

CAFFÈ LETTERARIO. MANGIAPAROLE
Mariángeles comentó hace un par de meses a unos amigos en Roma, que viajaría a primeros de septiembre a la ciudad eterna y fue así que, aprovechando su viaje, la invitaron para compartir una Lectura poética como poetisa argentina invitada de excepción, tal y como dice en el cartel que prepararon un mes antes y con el que invitaban al público a asistir al evento.

María Ángeles Lonardi

La lectura fue en Mangiaparole, un café literario muy conocido en el mundillo de las letras del país vecino, donde se hacen lecturas poéticas y presentaciones, etc. y se puede tomar un buen vino y comer algo frugal mientras se disfruta del arte y la buena compañía. A dicha lectura, bajo el lema “por la paz, la sostenibilidad y la justicia” concurrieron invitados treinta poetas y una traductora muy simpática, Antonietta Tiberia que tradujo acertadamente los poemas y palabras de la autora.

café Literario Mangiaparole


La lectura fue alternando poemas de Lonardi y de los presentes, en italiano y español y no fue una lectura simplemente, sino más bien, una presentación de su libro “Poemas para leer a deshoras”, acompañada y arropada por lecturas de poemas. 




Después de una magnífica presentación a cargo de Cinzia Marulli, organizadora del acto que compartió la mesa con la autora, Mariángeles se atrevió a hablar unas palabras en italiano, muy emocionada, como agradecimiento por esta invitación que para ella es muy especial. 

café Literario Mangiaparole



café Literario Mangiaparole
Y por las fotos podemos ver que estuvo muy bien acompañada y que fue una presentación exitosa. ¡Enhorabuena!






café Literario Mangiaparole
Nuestra poeta quiere agradecer muy especialmente a los organizadores y coordinadores del evento Marco Limiti y Cinzia Marulli en colaboración con la Asociación Academia Creativa territorial de Tiziana Colusso y la organización internacional No- profit 100 mil poetas por el cambio. (tal y como aparece en el cartel del evento). 





 Y a la gente del café Literario Mangiaparole que son estupendos. Gracias a todos siempre.


CUIDADO CON LO QUE DESEAS


Dime si no has deseado,
más de una vez,
que el mundo fuera pequeño,
que sus bordes encajaran
en un diminuto pañuelo.
Dime si no has pensado
que así estarías más cerca
para poder abrazarnos
y reírnos de las distancias
que nos dejan en tierra de nadie,
como a Ulises soñando
con el regreso a Ítaca.
Dime si te pasa como a mí,
que viene a buscarme la nostalgia
cada vez que cierro los ojos
o que huelo a tierra mojada,
a magnolias, a hierba fresca
recién cortada, a mandarinas,
a río, a sudestada…
Cada vez que las nubes
se hacen alfombra mágica
y me llevan lejos
donde el horizonte se curva.
Allí donde el cono sur
nombra la distancia
y se agiganta…
Dime si no te pasa como a mí
cuando estrujas un pañuelo…

Del libro “Poemas para leer a deshoras”
(Letra Impar Ediciones) 2017




STAI ATTENTO A QUELLO CHE VUOI

Dimmi se non hai voluto,
più di una volta
che il mondo era piccolo,
che i suoi bordi si adattano
in un minuscolo fazzoletto.
Dimmi se non hai pensato
in questo modo saresti più vicino
essere in grado di abbracciarci
e ridi alle distanze
che ci lascia nella terra di nessuno,
come Ulisse che sogna
con il ritorno a Itaca.
Dimmi se succede a te come me,
chi viene a cercare la nostalgia
ogni volta chiudo gli occhi
o che io odori di terra bagnata,
alle magnolie, all'erba fresca
appena tagliato, ai mandarini,
al fiume, alla sudestada ...
Ogni volta che le nuvole
si fanno un tappeto magico
e mi portano via
dove l'orizzonte si curva.
Dove il cono meridionale
nominare la distanza
e cresce ...
Dimmi se non succede a te come me
quando stringo un fazzoletto ...




LA VENTANA

Mirar por la ventana cuando nadie te ve,
cuando te haces invisible.
Abrir las ventanas y dejar que el sol entre,
que lo bañe todo, que lo pinte,
que lo inunde de luz
y que la sombra
empiece a girar desconcertada.
Saltar desde afuera hacia adentro
y resbalar por una mirada indiscreta,
pendiente abajo hasta la baldosa.
Estamparte en el suelo
y desperdigar los huesos
como fragmentos de gota salada.
Cuando la lágrima cae
te sientes más sola que la una.
Dentro, en la guarida,
detrás de la ventana, tiemblas,
antes del colapso definitivo.

Cuando nadie te ve, el horizonte
deja de ser lejanía y viene.

Del libro Poemas para leer a deshoras, Letra Impar 2017

Traducido por MalenaFiorotto Presidenta Asoc de descendientes del Veneto

Guardare per la finestra quando nessuno ti vede,
quando ti fai invisibile
Aprire le finestre e lasciare che il sole possa entrare,
che lo bagne tutto, che lo dipinte,
che lo piene di luce
e che la ombra
inizia a girare sconcertata.
Saltare da fuora verso indentro
e ascivolare per uno sguardo indiscreto,
pendente basso fino alla piastrella.
Stampare nel sul pavimento
e spargere le ossa
come frammenti di goccia salata.
Quando la lacrima cade
ti senti più sola che l’ una.
Dentro, nella tana,
dietro la finestra, tremi,
davanti alla decadenza definitiva.

Quando nessuno ti vede, l'orizzonte

lascia di essere lontano e viene.





María Ángeles Lonardi nos comenta ilusionada que mientras estaba en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, esperando para embarcar de regreso a Almería, le informaron por correo electrónico que ha sido finalista, 4º premio, en el Concurso “Versos descubiertos” convocado por Circulo Rojo, de un total de dos mil participantes en esta convocatoria de carácter internacional. Próximamente se editará una Antología conjunta.
Otra alegría que merece ser compartida.



METÁSTASIS.

JOSÉ ANTONIO SANTANO

SALÓN DE LECTURA ___________________ José Antonio Santano

Los libros se amontonan sobre la mesa por días. A veces desearía reseñar cada uno de esos libros con tan solo la mirada, pero eso, como es lógico, no es posible. El libro necesita un cuidado especial, hay que sentir su piel acartonada sobre las manos, leer atentamente cada una de sus páginas, de sus versos y abstraerse en su mundo de signos y palabras, en su lenguaje hasta casi desfallecer. Solo la pasión por la lectura es la clave para luego analizar todos y cada uno de los aspectos que contienen ese objeto extraordinario que es el libro. En él todo es importante: prólogo, epílogo, encuadernación, portada y contraportada, color, tipo de letra, etc, etc. Entre esos libros de culto, o al menos así me lo parece, habría que considerar “Metástasis I”, del poeta Luis Tamarit (Puçol, Valencia, 1961). 
METÁSTASIS
Ya desde las primeras páginas del libro, su prologuista, la también poeta argentina Mercedes Roffé nos advierte de la posible reserva que su título pueda producir en el lector. La palabra en sí misma es un llamamiento al acabamiento, lo terminal, el miedo que deriva de su pronunciamiento, a la agria realidad que vaticina: la muerte. Sin embargo, esta “Metástasis I”, propuesta poética de Tamarit, es mucho más que todo eso, porque se adentra en el proceso de culminación de la obra literaria, basada en un lenguaje preciso, de filigrana, tal que uno parece ascender a un territorio cielo tan apasionadamente desconocido y misterioso que no dejará de crecer aun después de su lectura pausada, incluso discontinua, capaz de producir un ensimismamiento del pensamiento, de la idea poética que dejará una huella imborrable. 
Es la poesía de Tamarit un oasis entre tanta vacua versificación y tanto pseudopoeta que campa por doquier. La palabra como remanso de profunda reflexión, como si el poeta ejerciera de imán del tiempo y el espacio necesarios para construir un discurso tan novedoso como inteligente, un corpus único que trasciende la propia existencia del poeta. Tamarit teje una verdad indiscutible, su verdad: el poema en sí mismo. Abre las puertas de la razón y el conocimiento, se abisma en el alma de las cosas hasta atrapar la esencial palabra, el verbo que defina su poética incorruptible. Motivo de su expresión poética es la observación del mundo que le rodea, de las palabras que nacen y crecen y se precipitan a no se sabe dónde; es todo su bagaje puesto a disposición de la comunicación y consumación del lenguaje para crear otras formas de expresión, otro universo capaz de alterar, de alterarnos, propiciando una nueva concepción de la vida a partir de la palabra, las palabras. “Metástasis I” es la primera entrega de un proyecto que contendrá diez volúmenes (“Metástasis II”, en breve verá la luz); cada libro contiene 100 poemas y el primero del libro siguiente y todos formando un único ser. La estructura poemática es muy parecida en estas 101 composiciones, de tal manera que dos de los cinco versos que constituyen el poema se repiten en su enunciado inicial pero concluyen con resultado reflexivo desigual. Sirva como ejemplo este poema que aúna soledad y silencio, la luz y las sombras de lo humano: «A pesar de todos los pesares cavar y seguir / cavando una tumba sin manos // Escuchar el sonido de la ebriedad retumbando dentro // Escuchar el sonido del silencio soledad adentro // Permanecer andando permanecer humano ». Luis Tamarit halla el verdadero camino de su yo poético y lo sitúa atemporal sobre la esencialidad del lenguaje, trabaja su interconexión con otros universos hasta conseguir que la luz de la palabra escrita refulja diamantina y libre. Es como si el poeta se dejara llevar por la corriente de un caudaloso río, aun a sabiendas que el peligro acecha en su trayecto hasta desembocar en las azules aguas marinas. “Metástasis I” es un libro complejo, donde el pensamiento puebla cada uno de los versos que lo componen, y en su propia independencia lo aforístico también.
 La razón no es otra que la transfiguración de lo cotidiano hasta convertirlo en parte indisoluble de la creación propia del poema, el poema en sí mismo como única raíz, el origen del ser todo: «El verdadero poema camina por la muerte sin volver la vista / atrás sin tregua ni descanso // Tarde o temprano convierte todo acontecer en un ahora // Entre el carbón y la ceniza permanece cantando // Entre el carbón y la ceniza pertenece andando». Observése cómo provoca la ruptura del verso, como si en su orfandad creciera otro ser distinto. «En esa composición estrófica… cobra una significación extrema el intervalo, es decir, lo que no vemos, lo que no se ha escrito…”, escribe en el epílogo Alejandro Céspedes. Es lo que yo llamo “los silencios” tan extraordinariamente necesarios en todo poeta que se precie, porque en ellos toma fuerza la esencialidad del discurso, en lo que no se dice, sino que se silencia, sea con rupturas, espacios u otros signos de puntuación. La palabra en su esencia más pura vive y muere en el poema, y el silencio se hace música: «Cada dolor disperso en el devenir es lo único que de verdad / nos pertenece // Lo visible llama a lo invisible la luz a la oscuridad / Lo audible a lo no audible el silencio a la música // Tal vez no puedas aceptar la visión sin la muerte». Así es la poesía de Luis Tamarit: silencio al límite.
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LUIS TAMARIT.



Título: Metástasis I
Autor: Luis Tamarit
Editorial: Olifante (Tarazona, 2017)